¡¡Yo quiero contar, yo quiero contar!!
Yo, como Angelina, hago una actividad religiosa (Acción Católica, A.C.). La situación es que, a fin de año, siempre nos vamos de campamento, como cierre, por Reyes Magos (6/01). En los campamentos van las dos divisiones: Aspirantes (de 7 a 12) y Jóvenes (de 13 a 18)
Era mi primer campamento. Yo tenía diez dulces añitos.
No solo me vino la regla por primera vez (y me puse a llorar como una idiota, mientras las chicas más grandes, las de 18, me decían que no era nada, que era normal, etc.), sino que, entre otras cosas, entró una araña a la carpa (que no cerraba bien porque la habíamos armado mal) que yo compartía con mi mejor amiga de ese momento (le tenía una FOBIA increíble a las arañas u.u).
Sitúense en mi lugar: estaba en una carpa, en un camping, con mi mejor amiga, vestida con un pijama similar al que describió Mei (short muy pequeño, camiseta demasiado grande), jugando al truco (un juego de cartas), cuando siento algo en mi brazo. Al principio, pensé que era el saco de dormir y no le di importancia, pero, por una misteriosa razón, se me dio por mirar para el otro lado y vi mi saco en la otra punta de la carpa, mientras que mi amiga estaba sentada en el suyo. Miré a mi bracito, y sobre él estaba una araña negra y bastante grande. Pegué un chillido de la gran puta, despertando a todos los militantes (compañeros de la A.C.) y a los dirigentes (los que nos dirigían. Serían tipo "profesores"). Salí corriendo de la carpa, gritando y llorando. Afuera no llovía: diluviaba.
Y como no hay dos sin tres... En ese campamento me enteré que los Reyes Magos, como Papá Noel (Santa) no existían (sí, bien grande y bien tonta).
Era noche de reyes y nos habían hecho dejar las zapatillas afuera de la carpa, así pasaban los reyes y nos dejaban algún regalo. La cosa es que esa noche no pude dormir (porque fue lo de la araña y quedé muy asustada) y al oír pasos pensé "son los Reyes" y me asomé por el agujero de la carpa mal cerrada para que no me vieran pero verlos yo a ellos. Eran los dirigentes, claro. Pero casi me largo a llorar -.-
La vergüenza que pasé en ese campamento...
Lo más triste es que quedé apodada como La Chillona y La Aracnofóbica (hace tres años que superé la fobia -.-)