Recordando viejos tiempos [Beatrice Robins]

El campo de Quidditch, tantos recuerdos - pensaba Cedric mientras caminaba por todo su perímetro, viendo los aros a lo alto.

Cada lugar exacto de esa superficie tenía un especial y lindo recuerdo para él. Desde que su padre había muerto, nunca más había montado una escoba, extrañaba sentir como el viento jugaba entre su cabello, como el aire chocaba con fuerza su rostro; en fin, extrañaba la adrenalina que le proporcionaba ser el Guardián principal de Gryffindor.

Dió un pequeño vistazo a su cinturón, donde estaba alojada su varita. Si tan sólo volara una vez más - se dijo a sí mismo.

Una vez más no me hará daño - se había decidido después de pensarlo por algunos segundos. Sacó su varita y al apuntarla al cielo para ejecutar un 'Accio' se dió cuenta de que no estaba sólo. Por su traje era una Serpiente, a simple vista le pareció conocida, ya que no hacía mucho que había abandonado el Quidditch y era probable que se la hubiese cruzado en algún partido. No puedo tener tanta mala suerte, ¿Entrenarán las serpientes ahora? - se quejaba Cedric dentro de su cabeza.

No tenía muchas ganas de armar un revuelto, ya había tenido varios encontronasos con gente de esa casa en estos días. Evitó a la chica y decidió continuar. Con su varita en mano y su brazo estirado, conjuró -Accio Ninbus 2000.- quedó allí parado, mirando hacia Hogwarts, esperando a su vieja y empolvada escoba, ansioso de poder sentirla bajo suyo después de tanto tiempo.

A lo lejos pudo divisar su vieja escoba, tantos recuerdos, tantos momentos. Cada vez estaba más cerca de volver a volar, cada metro que hacía su escoba era un cuarto de segundo menos de espera. Ya estaba a su alcance, era prácticamente suya; pero no. La chica, subida a su escoba, había interceptado la suya al volar, la tenía en manos.

- No, no sabía.- dijo en tono desprecivo, como si la respuesta la hubiera dicho por instinto más que por su uso de razón.

- Dame mi escoba, serpiente.- lo único que le preocupaba era su vieja compañera de aventuras.

Cedric atrapa su escoba con una de sus manos, sin cambiar su expresión en el rostro; ese comentario seguramente era para buscar problemas.

- Ah, cierto, perdón me había olvidado... - dice cruzándose de brazos, haciendo que el mango de su escoba se apoye en él, para asi mantenerla parada - ..., las serpientes suelen borrar derrotas o humillaciones de su cabeza para no herir su orgullo.- comenta el chico con media sonrisa de lado, recordando el campeonato de Quidditch que habían ganado hace un año atrás, cuando él todavía jugaba - Guardián de Gryffindor, ¿Recuerdas?.-

Últimamente se le daba por seguirle el juego a las venenosas, lo encontraba raramente divertido.

Levantó una ceja mirándola fijamente mientras escuchaba el comentario de la budgler, inclinando la cabeza hacia uno de sus hombros apenas.

- No sé si estabas al tanto, pero los Guardianes tienen que poner hasta su cuerpo para impedir que algo entre en el aro.- dice negando levemente con la cabeza, ya que gracias a mí ese tir no había entrado - Y yo lo hice, no encuentro motivo para que intentes atacarme por ese lado.- le explica mientras se sienta encima de su escoba, empezando a levitar - Te conviene esforzarte un poco más en tus insultos, serpiente.-

La voz iba disminuyendo conforme Cedric y su escoba se perdían por los aires.

Se cruzó con la escoba de la chica, que no le avanzaba pasar. Se mordió el labio por completo negando vagamente son su cabeza, se había olvidado las actitudes de críos que tenían los de Slytherin.

No le gustaba hablar sobre su relación con el Quidditch, no quería comentarle porque lo había abandonado a una desconocida.

- Tuve que abandonarlo.. por causas mayores.- dice mientras agacha y pega todo su cuerpo contra la escoba y pasa por debajo de la serpiente, a toda velocidad, casi raspando el suelo con mis pies.

- Cuestiones personales.- comenta a la pasada.

El montar una escoba de nuevo era, sencillamente, único.

Cedric siguió elevandose por los aires, inclinando su cuerpo para tomar curvas con su escoba, cada tanto miraba a la serpiente que también estaba volando.

- Yo no veo a ninguno de tu equipo, ¿Vos sí? - agregó mientras le guiñaba un ojo, volvió a mirar hacia el frente y aceleró su vuelo.

Volaba alrededor de los puestos de observadores, donde sus compañeros alguna vez lo alentaban.

El chico la miraba de reojo y cada tanto hacía rodear sus ojos como un gesto de desprecio, como si en verdad le temiera a un par de viboritas.

— Ya, me estoy muriendo de miedo, ¡Tus amigos me asustan!— comenta mientras daba vueltas con su escoba — Por favor, no me conoces — aclara en un tono de desprecio, mirándola, se creía lo suficientemente bueno como para salirse de ese tipo de problemas, ya se lo había demostrado a varios Slytherin.

Mira a su alrededor y puede ver los espectadores que mencionaba su acompañante, sonríe de lado y se dirige hacia uno de los aros centrales del campo de juego.

— Vamos, lanza tu mejor tiro, si es que tienes alguno —