Paseaba, tranquilo, por las calles de Hogsmeade. Mi propósito allí era pasarme a comprarle algunas chuches a Sally y acercarme al colegio a dárselas y a verla un rato, me conocían así que me dejarían entrar. Además, así podriamos hablar de nuestros próximos planes contra Alphred y Ariel cuando volviésemos a casa. Dicho y hecho entré en Honeydunkes e hice la mejor selección de chucherías posible (me estaba costando no comérmelas), pagué y me las guardé en el bolsillo.
Salí de la tienda, dejando la huella de mis pisadas en la fría nieve. Caminaba distraído, sin mirar a nadie en particular y con la vista fija en la nueve que cubría ligeramente mis botas. De repente, sentí contacto con un pequeño cuerpo y el sonido de algo dar contra la nieve. Levanté la mirada para apresurarme a pronunciar una disculpa, había hecho a alguien tirar lo que llevaba al suelo-¡Ah, Lo siento, iba en mi parra, no me he dado cuenta!-dije, gesticulando con las manos. La persona que tenía delante de mi levantó también la vista para dejarme reconocer un rostro familiar...-¡Evelyn! ¡No esperaba verte aquí!-me acerqué a ella para tenderle la mano amistosamente. Era una chica de la misma casa que mi hermana, muy simpática. Y bastante guapa, para que nos vamos a mentir. Sonreí estupidamente ante mis pensamientos "Alphonse ¿qué haces? Que tiene la edad de Sally, por favor, podrías ser su padre...bueno, tanto como su padre no, pero le sacas muchos años....". Sacudí la cabeza para dejar de escuchar a mi conciencia (que rara vez salía) y volver a la realidad antes de que empezase a parecer un psicópata.-Ai, perdoname. No pretendía tirarte nada a la nieve, joder que torpe...-dije, agachándome para ayudarla a recoger.