Lo escribí para un concurso, hace mucho mucho mucho tiempo... Como tres o cuatro años, para ser exactas. Y no le tengo mucho cariño, pero es el único que tengo de la segunda generación escrito (no me gusta mucho para escribir, me dan muchas limitaciones e.e)
Prosigo a dejarlos leer. Luego de decir que, obviamente, nada de esto es mío^^ solo la conestoria del finalLocura de Verano
Hace calor… Mucho calor… Una temperatura inhumanamente alta, en pleno Julio del 1996.
Una chica de cabello rubio muy claro, ojos azules, tez clara
y pijama mira desde la ventana de una casa que, desde lejos, parece una torre de ajedrez. Tiene escrito en el rostro
"Aburrida".
Su nombre es Luna Lovegood, y asiste al colegio Hogwarts, de
Magia y Hechicería. Su padre Xenophilius Lovegood es el editor de la revista “El Quisquilloso”. Su mejor amiga, Ginny Weasley, vive a unos pocos metros de su casa, pero, no sabe porqué, ni siquiera tiene noticias de ella.
Luna POV
Estoy aburrida… Muy aburrida… No sé qué hacer… Me aburro…
Papá está buscando los Snockack de Asta Arrugada,
pero yo ya me cansé… Ya, hasta creo que ni existen (¡Qué pesimista que me pone el verano!).
Mis amigos están lejos, y no tengo la oportunidad ni de hablar con ellos. Hoy, creo que es el cumpleaños de Harry… Mejor, le envío una lechuza, por si acaso. Tomo un pergamino y una
pluma, y escribo:
¡Hola Harry! ¡¡Felices dieciséis!! ¿Qué cuentas? ¿Te están tratando bien tus tíos? Yo aquí ando, muy
aburrida, para variar… Papá está buscando los Snockack, y hasta hace un rato,
lo ayudaba, pero me cansé…
Bueno, ¡espero que me respondas!
Luna
–¡PAPÁ! –Grito, hacia el jardín–. ¿Puedo usar tu lechuza
para enviar una carta a un amigo?
–Por supuesto, Lunita –me responde, a la vez que continúa tarareando un vals, mientras busca a las criaturas.
Busco su lechuza, la acaricio, le ato mi carta a la pata, la
mimo otra vez, y le digo que le debe dar la carta a Harry. Al instante, sale volando por la ventana.
Bostezo… No sé qué hacer… Subo por las escaleras, hacia mi
cuarto y busco entre mis libros, algo corto para matar el tiempo… Decido leer los cómics
“Las aventuras de Martin Miggs, el muggle loco”Cuando voy por la segunda revista, la lechuza de papá, me
picotea el dedo, haciendo que la maldiga en voz baja. Era una carta de Harry, que decía:
¡Hola Luna! Muchas gracias…
Mis tíos casi me matan cuando recibí tu lechuza, asique imagina como me tratan, es más, me odian, por hacer magia, pero dentro de poco no los veré más, y eso me consuela.
Yo también estoy bastante aburrido (en realidad, muy aburrido), pero ya estoy armando el baúl para ir a Hogwarts… Aunque apenas estemos en Julio.
¿Estás en tu casa? Porque dentro de un par de días, iré a la Madriguera, que está cerca de tu hogar, ¿o me equivoco? Y podríamos juntarnos Ron, Herms, Ginny, tú y yo, algún día, ¿te parece?
Mi primo me está molestando, así que mejor te dejo… Espero que nos veamos pronto…
Harry.
Leo la carta dos veces… La idea de Harry me parece buena,
pero eso no me quita el aburrimiento, aquí, y ahora… Le enviaré una carta a Ginny.
Hola Ginny, ¿Cómo estás? Yo, muy aburrida… El verano me pone pesimista…
Querida pelirroja, dime algo, cuéntame algo, porque en cualquier momento me ahorcaré, sólo por hacer algo.
Un besote
Luna
Ya está: ato la carta a la pata de Wiggly, la lechuza, y le
digo que se la tiene que llevar a Ginny. Luego, tomo un viejo y gastado cuaderno: el diario de mi madre. Leeré un rato, para matar tiempo. Leo dos fechas y Wiggly ya volvió… Qué rápido escribe Ginny… Abro la carta, que dice:
Lunita querida:
Yo también estoy muy aburrida, aunque resulte difícil de creer, con tanta gente
entrando y saliendo de mi casa, pero, por ese motivo, paso gran parte del día
encerrada en mi cuarto. Mamá se queja: dice que, de cada 20 palabras que digo,
21 son “estoy aburrida”, o si no, “aburrimiento”, o algo así. Dentro de un par
de días vendrán Harry y Hermione a pasar el verano en casa, y así, al menos,
podremos jugar al Quiddich.
¿Pediste novedades? ¡Fleur, la novia de Bill, está viviendo en casa! Merlín, esta veela
chiflada me tiene podrida… “Ginny ¿dónde están los "cubiegtos"?”. ¡¡¡La odio!!! ¡¡Que Khan Yin (Diosa de la Misericordia) se apiade de mí, y que Némesis (Diosa de la Venganza) le haga pagar a Fleur!!
Lu… Tengo una idea ¿Quieres venir a casa? Así mi madre no me molestaría, Fleur
tampoco y ¡nos podríamos volver hongos juntas! ¿Qué te parece? Y si vienes, ven directamente, sin previo aviso, ¿vale?
Besos
Ginny.
Me agrada la mente de esta chica… Además, tiene razón.
–¡¡PAPÁ!! –Grito–. ¡¡¡Ginny Weasley me invitó
a la casa!!! ¿¿Puedo ir??
–Sí, cariño, ve –dice mi padre, dándome muy poca
importancia.
Me cambio de ropa (¡No iré a la casa de mi mejor amiga en
camisón!) y salgo. Camino un par de metros y llego al hogar de los Weasley, la Madriguera. Toco una especie de botón, que cuando lo oprimes, normalmente hace ¡¡RIIING!!, aunque otros tiran una musiquita rara, que creo que se llaman
“tinfres”.
De pronto, aparece la señora Weasley, la madre de Ginny.
–Hola señora Weasley. Soy Luna Lovegood, y soy amiga de su
hija –me presento–. ¿Está Ginny?
–Hola, Luna. Gin ha hablado bastante de ti. Pasa. Mi hija
está en su cuarto, en el tercer piso.
–Con permiso –le digo, y comienzo a subir las escaleras. En
el tercer piso, busco la habitación de mi amiga. Hay una puerta de madera oscura con un cartel que dice "Pelirroja aburrida: no fastidiar", así que supongo que es el cuarto de Ginny. Golpeo la puerta.
–Fleur, ¿cuántas veces tengo que repetirte que eres mayor de
edad? ¡Convoca a los cubiertos con un
“Accio” –chilla la voz de Ginny desde adentro. Decido jugarle una broma.
–
Gacias, peligoja –le digo, afrancesando mi inglés–… Oye,
pog ciegto, tu amiga Luna está
detgás de tu
puegta… ¿
Pogqué
mejog no le
abgues?
–¿Lu? –dice, mientras abre la puerta.
–No, ¡¡el chupa cabras!! –exclamo, con mucho sarcasmo,
recuperando mi acento.
–¡¡Amiga, pasa!! –me invita. Entro a su cuarto, y ella
cierra la puerta a mis espaldas–. Siéntate donde puedas –dice, mientras tira todo lo que hay en su cama a una caja.
–Gracias.
A la media hora de hablar, ya estamos aburridas otra vez. De
pronto, salta una chispa de imaginación.
–¡Hey! ¿Y si escribimos una historia? –digo, emocionada.
–¡¡¡Sí!!! –chilla Ginny.
Luego de tres horas de escribir, borrar y tachonar, nos
quedó una “Conestoria”… Una historia de conejos, que Gin juró que le contaría a sus sobrinos e hijos y me hizo jurar lo mismo. Bueno, resumiendo, el cuento quedó más o menos así:
“Erase una vez, en Coneuropa, una coneniña llamada Connie. Connie iba a la conescuela nocturna, pero no sabía el peligro que corría una coneniña de su edad en la conescuela nocturna, porque tenía un conepañero muy peleón y rudo, que le daba conepiñas a todas las coneniñas de la edad de Connie.
Un día, Connie se encontró con ese conepañero, y éste le dio
tal conepiña, que la dejó coneinternada en el conehospital por siempre jamás.”
Nunca pensé que me divertiría tanto en el verano.