Una pequeña presa [Marie]

El bosque parecía tranquilo, bastante como para que algún ruido, rompiera ese maravilloso silencio que lo rodeaba, sin embargo, mi sed era más fuerte que toda aquella tranquilidad.

Caminé unos minutos hasta encontrar una pequeña presa, lo suficientemente grande como para saciarme, durante unos segundos la aceché, para después tomar desprevenido al pobre conejito, que hoy serviría de mi alimento. Lo lamento, pensé disculpandome con el animalito, por lo que le iba a hacer.

Lo agarre con firmeza, para después clavar mis colmillos en su cuello, topandome con esa vena, que llevaba un río, de dulce sangre, la cual pasaba de forma suave por mi garganta, impregnando, mi lengua, con su delicioso sabor, no tanto como la sangre humana, pero era mejor que matar a algun humano inocente, aunque este pequeño, también lo era. Poco a poco, disminuyo el flujo de sangre, detiendose por fin ese pequeño y rápido latir del corazón del conejo, indicandome que le arranqué la vida a aquel ser indefenso.

Me separé de su cuello, retrayendo los colmillos, para después enterrar al conejo, ya que después de haber brindado aquel liquido vital para mi, era lo único que podía hacer por el, y no dejarlo a la intemperie del bosque. Termine de enterralo y limpie las comisuras de mis labios, por si quedaba algun rastro de aquel acto que acaba de llevar. Me puse de pie y camine sin rumbo alguno.

Decidí dar un paseo por el bosque esa noche, pero a parte de pasear, necesitaba alimentarme, lo hacía más que nada para evitar accidentes y caer en "la tentación" de atacar a algún humano en el colegio, a pesar de que nunca lo había hecho, era mejor prevenir que lamentar.

Caminé sin rumbo fijo, buscando a algún animalito que me sirviera de alimento esta noche, odiaba tener que arrebatarles la vida, pero era la única forma de sobrevivir que tenía. Seguí en silencio hasta que divisé una silueta femenina, era extraño ver a alguien por el bosque a esa hora, era más peligroso que extraño. Llegué con cuidado a su lado, para no asustarla, ya que no era mi intención. - Bonita noche... ¿Verdad? - Le pregunté mientras sonreía levemente.

Continuaba andando en silencio, hasta que unos ligeros pasos y la voz de una chica rompio aquel silencio, me gire lentamente, para verla. - Hermosisima, diría yo - digo sonriendo, pues no parecia que pudiera hacerme daño y ni yo a ella, pues ya había saciado mi apetito.

- Agradable lugar para un paseo nocturno, ¿no crees? - le prengunté, levantando la mirada sobre las copas de los árboles, dejandome ver un poco el cielo nocturno, adornado con algunas estrellas.

Reaccionó bien y sonreí más por su respuesta. - Realmente hermosa. - Dije refiriendome a la noche, ya que en realidad estaba así. Miro el cielo y bajo nuevamente mi vista para escuchar su pregunta y asiento.

- Si, es que este lugar es perfecto, mágico. - Le dije sonriendo, luego estiré mi mano. - Soy Marie Hoffman, mucho gusto. - Le sonreí.

Asentí, cuando ella reafirmo mi respuesta. Baje la mirada, ante sus palabras. - Exacto, es único y con muchos secretos - sonreí. Estira su mano y la estremo con cuidado. - Mucho gusto, yo soy Allie Blake - me presenté sonriendole.

- ¿Qué haces por este lugar? - pregunté curiosa, ya que no era común, encontrarme por este lugar a algún estudiante.

Estrecha mi mano cuidadosamente y yo también, ya que no quería espantarla por lo gélida de mi piel. - Un placer señorita Blake. - Le sonreí, luego solté su mano.

Ante su pregunta sonrío, no podía decirle que estaba buscando "alimentos" ya que lo más seguro es que se espantaría. - Bueno, creo que es una noche ideal para dar un paseo... y necesitaba salir por... unos asuntos... ¿Tu que haces por aquí? - Le pregunté mientras miraba a mi alrededor.

Su piel estaba fría, al igual qu la mía, pero me suponía que era porque la noche era algo fresca. - Por favor llamame Allie - le sonreí soltando también su mano.

Sonreí por su resuesta. - Si, la noche se presta para salir a pasear - comenté, pero no podía decirle "ah casi nada... solo viene por un poco de sangre" seguro que si le decia eso, saldría corriendo o intentaría atacarme, pero la primera opción era la más probable. - Bueno, solo vine a observar a los animales sentir un poco de tranquilidad, en el colegio hay mucho movimiento - dije al fin.

Sonrío complacida. - Muy bien Allie, y tu llamame Marie, o Jenny... el que gustes. - Le pedí.

Asiento cuando dice que la noche estaba para pasear. Su piel era igual de fría, pero no creía que fuera una vampireza, era muy joven, bueno, yo también lo era pero quizás solo era mi imaginación. - Demasiado movimiento, no me desagrada pero... prefiero la tranquilidad de la noche... ¿Seguimos caminando? - Le pregunté

- De acuerdo... solo que ambos se oyen muy bien y es dificil decidir - sonreí divertida.

- A mi tampoco, pero la tranquilidad siempre es una buena forma de relajrse y pensar en cosas que adentro no puedes - más bien a lo que me refería era que no se podía cazare en aquel lugar - Claro, vamos - dije comenzando a caminar, nuevamente por el bosque.

- Bueno, el que decidas por mí está bien. - Le dice de forma sincera, ya que Allie me inspiraba confianza.

- Te entiendo, además me es muy difícil contro... digo, estar con muchas personas... - Arreglé de inmediato, si bien no me costaba controlarme, a veces la tentación era algo... fuerte. Asiento y comenzamos a caminar, luego de unos pasos la vuelvo a mirar. - Y dime Allie... ¿Tienes hermanos? -

- Gracias - sonreí sincera, pues algo en esta chica, hacia que confiara en ella.

Me quedé un poco sorprendida por su respuesta, pues para mi era muy dificil controlar ese instinto de lanzarme al cuello de los estudiantes. - Si como que a veces las personas te dificultan un poco la vida - dije como si fuera una chica antisocial. Caminamos en silencio durante unos minutos - No, no tengo, soy hija unica y ¿tu? -

- De nada. -

Escucho su respuesta mientras la miro y asiento nuevamente. - Sobre todo si su aroma es llamativo. - Comenté esperando que no se asustara, aunque algo en el aroma de ella era distinto, no podía asegurar que era vampira, ya que no había tratado con otra de mi raza nunca. - Yo igual soy hija única, digamos que a mi padre no le gustaría tener otra hija como yo... - Me alcé de hombros algo divertida.

Eso si no lo esperaba, pues a ella también le afectaba el aroma. - Si, eso es lo malo de convivir con humanos - dije ya que sospechaba que tal vez era igual a mí. - ¿Otra como tu? - pregunté curiosa.

- Demasiado malo pero... lo he logrado sin ningún problema grande hasta ahora... ¿Y tú? ¿Te ha costado mucho?- Le pregunté ya más tranquila, ya que estaba segura de que era vampireza. Sonreí ante su pregunta. - Si, otra como yo, rebelde, extrovertida... aunque admito que por eso me ocurrió esto... - Le dije refiriendome a lo de ser vampira.

Confirmada mi sospecha. - Si, me ha costado mucho y sigue costandome no intentar atacar a alguien, la tentación es mucha, pero creo que lo sobrellevo - sonreí un poco ya que aun no podía controlarlo del todo. Sonreí. - Bueno, pero seguro que aun así eres una buena chica... además tampoco lo pediste - dije refiriendome a ser vampira.

Le sonrío ante su respuesta. - Estoy segura que ya no te está costando demasiado, solo se necesita práctica, y también estoy segura de que seguirás controlandote como hasta ahora. - Le dije convencida, ya que parecía ser una chica decidida y que lograba lo que se proponía. Sonreí cuando dijo que era buena chica. - Si, creo que sí... no, nunca en mi vida se me había pasado por la mente pero... ya no me quejo. - Me alcé un poco de hombros. - ¿Desde hace cuanto que eres vampira? -

- La práctica es una de las cosas más importantes, para lograr los objetivos... bueno eso espero no quiero temrinar desayunandome o cenando a un compañero - sonreí un poco - Menos mal, que ya lo aceptas, a mi aun me cuesta algo de trabajo, puesto que por esta condición, me aleje de muchas personas... para no hacerles daño - dije suspirando. - Desde hace unos meses, durante las vacaciones y ¿tu? -