Una sombra surgió de una de las puertas laterales de la Entrada, acercándose a la persona que acababa de entrar.
Cuando las luces de la recepción le iluminaron, se descubrió a un atractivo chico de pelo negro y oscura piel, pero impresionantes ojos azules, ataviado con una delicada túnica blanca que le hacía resaltar aún más.
- Buenas tardes, bella dama, ahora mismo le traigo su llave - saludé a la joven mujer con galantería, antes de desaparecer por otra puerta casi tan rápido como había llegado.
Pasados unos minutos, regresé con una cajita, que le tendí con elegancia a ella.
- Ahí está la llave de su cámara - le dije, sonriéndole tentadoramente - ¿Desea guardar dinero ahora? o.... ¿Desea que haga cualquier otra cosa por usted?