Buscando una lechuza

Necesitaba inmediatamente una lechuza, la que tenía pertenecía a mi madre y ya estaba vieja y enferma, hasta que de repente falleció, mi madre se puso muy triste por eso.
Cuando entré había una señora, por su apariencia parecia muy antipática, atendiendo a un chico. Así que esperé mi turno, estaba buscando una lechuza blanca con unos tonos morrones y naranjas (lechuza nº3) que había visto afuera y me había encantado. Es más cuando le ví la cara ya se me había ocurrido el nombre: Hoobie. Ya no esperaba para poderla acariciar.

- Buenos días- salude cordialmente al chico apuesto que me atendía- Sí, esa es la que quiero- le dije contestando a su pregunta- Tiene algún nombre en especial?- esperaba que me dijera que no, pero si ya tenía un nombre no me molestaba para nada.

- Claro -. Dije una vez que la escuché pareciendome obvio.- En realidad sí, Hoobie -. Dije con una sonrisa. - Cuánto es ? - Le pregunté cordialmente.

Hice una sonrisa ante su comentario demostrando gratitud, saqué los ciento treinta galeones de mi bolsita fiusha y los deposité en el mostrador.

- Ciento treinta galeones, aquí tiene.