Un trago a la luz de las estrellas {Elianne}

Elianne asintió lentamente y se preguntó qué estaría recordando el chico. Solo de recordar esa noche sintió un calorcillo en el vientre, había sido una noche memorable, pero de poder repetirla ¿lo haría? Elianne no estaba muy segura porque sabía, era plenamente consciente, que Edmond no era como una serpiente, Edmond tenía sentimientos. Y estaba segura de que si no tenía mucho cuidado podría acabar encarprichada del chico.

-¿Toda la vida? ¿O en Hogwarts? Porque de ser sólo esto último serían ocho, contando contigo, por supuesto.- Elianne no quería parecerle la puta del pueblo a Edmondo. Había estado con quién había querido y porque así lo había deseado. -¿Te intereso? ¿O fui un dulce polvo de una noche?- Las palabras salieron de Elianne antes de que pudiera evitarlas. La chica se sonrojó fuertemente y se alejó del chico, aparentando ir a buscar más vodka.

Edmond se quedó mirándole con tranquilidad y sin alterar su rostro al escuchar su respuesta, claramente Elianne ya tenía experiencia, y eso no era para nada algo malo, para el chico, una mujer era libre de estar con quien quisiera, y eso no le hacía ni menos ni más mujer de lo que ya era, puesto que un simple polvo no iba a cambiar la concepcion que dicha mujer tenga del mundo o de la vida, por ende, seguiría siendo la misma. Pero quizá con un poco más de experiencia, Elliane se veía tan hermosa como siempre, sin embargo, algo en ella le hacía entender a Ed que algo le estorbaba a ella, cosa que quedó clara al escuchar su siguiente pregunta... Edmond no tenía intenciones de asincerarse en aquello, mas la insípida poción le obligó a decir la verdad.

- Fuiste un dulce polvo, pero el que estés aquí y ahora, significa que no eres algo de una sola noche- Contestó casi contra su voluntad, a la mayoría de los hombres les enorgullecía contar que habían tenido sexo con una desconocida y que lo habían disfrutado, que quizá no la volverían a ver y que nisiquiera recuerdan su nombre, pero con Edmond era un tanto diferente, pues para el, si la cosa no tenía un tanto de sentimiento, no era tan placentero. - El "me gustas" de aquella noche, fue real, o era solamente para avivar la llama del momento?- Preguntó mirándole, pues en aquel momento habia parecido un mensaje real... preciso.. indicado, Edmond seguía con su intento de metaforizar sus preguntas para que no fueran iguales a las de su entrevistadora. - Para serte sincero te había extrañado...- Agregó por efecto de la poción, Elianne había calado hondo en Edmond, pero el trataba de aparentar fuerza.

Elianne se mordió los labios hasta hacerser daño intentando evitar dar una respuesta que le pudiera causar problemas a medio plazo. Pero las pociones, y más las fabricadas por ella, tenían un efecto irremediable. -Me gustabas... Me gustas.-Dijo, atropelladamente. Elianne no se había dado cuenta de los errores que podría cometer al beber veritaserum. Gracias a Merlín que Edmond no le había preguntado por la guerra o algo de lo que no pudiera hablar. Elianne escuchó lo que añadió el chico a su pregunta y se sintió algo mejor. Al menos no era la única imbécil, pillada por la luz de luna.-¿De verdad?-. Preguntó, a sabiendas de que el chico, evidentemente le estaba diciendo la verdad. Observó a Edmond, le gustaba realmente. Dios, estaba metida en un buen lío. -¿Te gusto, aunque sea sólo un poco?- Cuestionó, mirando su vaso medio lleno para luego vaciarlo de golpe.

Los colores se fueron al rostro de Edmond.. de sobresalto, su rostro de concentración y esa media sonrisa se transformó en una faz de felicidad y los ojos le brillaban demasiado, el chico podía sentir cada vez que en sus ojos pasaba ese maldito efecto de escuchar o hacer cosas que le gustan y que sus ojos comenzaran a brillar, se quedó mirando a Elianne y se puso más pensativo todavía... nunca pensó que a la chica realmente le gustara... es decir, ella era hermosa y podía tener a quien ella quisiera, y Edmond quizá se sentía muy poca cosa como para acompañar a tan hermosa mujer. - Claro, recuerda que no puedo mentir- Contestó mientras buscaba el vaso para escapar de las palabras de la chica y para escapar de todo lo que ella generaba en él... escuchó su pregunta, y de golpe tragó todo el vodka del vaso y se sirvió otro, lo tomó también y se sintió levemente mareado, quizá era la sensación que necesitaba en el momento.

- Me gustas, y más que un poco - Contestó acercándose aún un tanto mareado por el efecto de los dos vasos seguidos, mirándole con una sonrisa y con serias intenciones de besarle. - estás lo suficientemente mareada por el alcohol como para dejarme besarte?- Preguntó sin titubearlo, acercándose más y más, inavsivamente.

Elianne bebió de sus palabras como hubiese bebido de whisky de fuego: tratando de no atragantarse. Se sintió pequeñita al verle vaciar dos vasos de golpe, pero aún más cuando se acercó, con claras intenciones de besarla. -Sí-. Murmuró contra los labios de Edmond, sintiendo su aliento caliente en su rostro. Levantó la mano derecha y le acarició con suavidad la mejilla para luego besarle.

Edmond no paró con el simple hecho de posar sus labios con los de ella, se internó en su boca de la misma forma pasional que lo había hecho aquella vez, en aquel momento apasionado, en aquella torre... era una sensación tan maravillosa como la primera vez, probar esos labios hermosos y dulces y fantásticos, Si el aire fuera eterno, Edmond sería feliz, sin embargo, era algo imposible, el aire se acabó tras unos segundos y ambos debieron separarse, el chico quedó mirándole con hambre, como si quisiera más, pero negó con el rostro y se llevó otro vaso más el cual secó al instante.

- Te toca preguntar...

Agregó reponiéndose.

Elianne disfrutó del beso como aquella maravillosa noche en la torre de astronomía, sintio un ligero calorcillo en el vientre y acarició con suavidad el cabello de Edmond. Si Elianne fuera propensa a hacerse fan de algo se haría fan del pelo de Edmond. Fueron segundos de gloria total hasta que ambos necesitaron respirar. Edmond le recordó que le tocaba hacer la pregunta a ella. Elianne lo tuvo claro.-¿Quieres besarme de nuevo?-. Susurró recuperando la distancia perdida.

Edmond se quedó mirando a Elianne, con cara de "no me tortures así"... él sabía que había puntos en los cuales no te podías detener más, había momentos en los cuales ya la vuelta atrás era imposible, bueno, el alcohol, el paisaje, los recuerdos, ella... todos esos eran los ingredientes para lograr que Edmond perdiera el control y quizá se comportara como un caballero no debe comportarse, el chico escuchó la pregunta de Elianne, y el veritaserum quemaba en su interior obligandole a contestar a la casi propuesta que su compañera le había inquirido, sin decir nada asintió, tomó la botella a la cual le quedaba alcohol suficiente como para dos vasos más, Edmond se sirvió el suyo y lo fulminó de dos sorbos, se acercó a Elianne denuevo, y acariciando el hombro de ella, siguio una caricia hasta su mano, entrelazando sus dedos con los de ella, acariciando el rostro de ella con la otra, acercándose y dejando sus labios rozando con los de Elianne... allí inquirió: -Quieres que pase?-El roce era insoportable, los recuerdos lo hacían todo más doloroso de resistir, solamente el recordar el sabor de su cuerpo... Edmond ya no soportaba más... ya estaba por sucumbir.

-No.-. Dijo Elianne suavemente, antes de poder controlar lo que decía.-Esta noche quiero que seamos como... No lo sé, pero quiero hablar contigo y que me beses con suavidad, que me acaricies... Y si se da luego, que se dé. Pero ahora mismo, no me apetece-. Definitivamente mezclar alcohol con veritaserum era una buena idea para sacar información, pero no en ése caso particular.-¿Y a tí, te apetece?-. Preguntó, con fingida inocencia mientras cogía la botella y se servía un vaso de vodka.

- En realidad estaba abusando del doble sentido de la pregunta... si me decias que no, te diría que solo me refería a los besos.. y si me hubieras dicho que si.. habría perdido el control.. bah, para serte sincero ya lo perdí - Dijo riendo para luego recostarse en el muelle y abrazar a Elianne para que se recostara con la cabecita sobre su pecho, era una imagen linda, como la de aquella noche, era cierto, ella estaba en lo cierto, la noche estaba comenzando, podían conversar todo lo que quisieran, además... era más interesante conocer su mente que conocer su cuerpo, osea, ambas eran interesantes, sin embargo, era una conjunción fantástica, y estaba seguro que conociendo su mente, cuando fuera a probar su cuerpo nuevamente, sería muy diferente y mil veces más placentero.

- Algo por el estilo- Contestó a su pregunta para luego inquirir - Qué pensaste luego de... esa noche? - Iba directamente al clavo, si acaso ella había quitado de su mente todo sobre el luego de estar TAN juntos.

Elianne bajó la cabeza, escondiéndose en el pecho de Edmond, sentía la cara caliente, probablemente estaba roja. Y eso no le gustaba lo más mínimo. Tampoco le gustaba abrirse tanto de golpe. Pero la poción la había obligado a decir esas palabras que tanto le disgustaban.-Pensé que realmente me habías gustado. Pensé que ojalá te volviera a ver... Pensé que era estúpida por pensar esto último. Vamos que pensé muchas cosas y algunas de ella sin sentido.-. Dijo Elianne lo más objetivamente que pudo sin levantar la cabeza para encararlo. No le apetecía ver su probable sonrisa de suficiencia, a decir verdad. -¿Por qué te transferiste a Hogwarts?-Cuestionó.

La respuesta de Elianne le sorprendió, al igual que las reacciones de la misma, Edmond estaba en una mezcla entre alegre y sorprendido, no sabía qué hacer realmente, solamente acarició el cabello de la muchacha cuando ella escondió su rostro en su pecho, y luego se quedó mirándola, tiernamente y sin sonreír ampliamente, solo como en una faz neutra pero con ojos apasionados y dulces, que daban a entender muchas cosas, una de esas, era quizá nostalgia, pues el le había mandado notitas con algunos chicos que dijeron ser sus compañeros, ningún Slytherin haría eso por cualquier Ravenclaw, pero ahi estaba la clave, Edmond no era CUALQUIER Ravenclaw. - Pero ahora nos hemos vuelto a ver, estamos acá... juntos, y... tu también me gustaste mucho - Contestó con total sinceridad, sin necesidad de tener el efecto de la pocion de su cuerpo habría dicho lo mismo, todo era dulce y agradable hasta escuchar la pregunta de Elianne, el rostro se le endureció y la mirada del chico se fue hacia el cielo, clavándose en las estrellas, la poción le obligaba a hablar, y Edmond mordió sus labios para no hacerlo, endureció de tal forma la cara que parecía otra persona, sin mirarle, respondió con una pregunta - Recuerdas una noticia que salió sobre una muerte en Durmstrang, hace dos años?-

Elianne levanto ligeramente la cabeza justo a tiempo para observar el cambio drástico de Edmond, su mandíbula se había tensado y había apretado ligeramente, casi imperceptiblemente, más fuerte a Elianne. Como si tratara de ocultar algo. A Elianne le daba igual, no le interesaba saber qué torturaba de forma tan horrible a Edmond a menos que él se lo quisiera contar. Ella no era tan puta. Cogió con suavidad la cara del chico y la acercó a la suye. -No. No lo recuerdo, pero si tan horrible es prefiero que no me lo cuentes. A menos que realmente desees compartir esto conmigo.- Dijo, antes de besarlo con cariño. No quería arruinar sus avances y menos con algo que se podía evitar fácilmente.

- Tarde o temprano la poción me obligará a decirlo- Contestó el muchacho ante la respuesta de Elianne... ella era dulce.. demasiado dulce... sus acciones iban en contra de lo que ella intentaba mostrar, no era una chica ruda e insensible, Elianne era todo lo contrario, era preocupada, era buena amiga.. era especial, Edmond no dudó en alargar ese beso con dolor, pues era un muy amargo recuerdo el que llevaba consigo en cuanto a Durmstrang se trataba... haber sido acusado de un homicidio, haber sido tachado de mortífago, de loco, de mil cosas diferentes y haber sido expulsado, haber tenido que esperar dos años para poder entrar en una escuela de magia y así poder terminar sus estudios... era una historia... bastante dolorosa para él, pues nadie comprendía lo que había sucedido y cómo había ocurrido, el muchacho se abrazó fuerte a Elianne, como sin ganas de dejarle ir, como si no quisiera soltarla, como si no quisiera estar solo, Edmond estaba siendo débil, frágil... inestable, se sentía desprotegido si no estaba con ella... - Elianne.. Elianne...- Susurraba mientras le daba cortos besitos en los labios y en la cara, mientras la estrechaba en sus brazos, él era feliz estando con ella, tan feliz que ni ella lo comprendería de seguro, mas no podía ser debil por más tiempo, debía devolver ese recuerdo y ese dolor al cajón donde estaban escondidos, por más que la poción obligara a decir cosas, él, ahí debía detenerse, al menos por ahora. - Por qué eres tan linda?- Preguntó mirándole a los ojos, sonriendo, sabiendo que quizá ella no tenía la respuesta a su pregunta... el sí.

Elianne se dejó estrechar entre los brazos del chico con cierta pasividad, quería que el chico recuperase su luz propia. Esa que a ella le llamaba tantísimo la atención. Elianne abrazó a Edmond por el cuello y lo acercó más a ella, quería que se sintiera a salvo. El pasado simplemente eran un montón de recuerdos sin ningún valor. Edmond empezó a besarle con suavidad el rostro, como si le estuviera agradeciendo algo. Elianne sintió un ligero martilleo demás en el corazón, que achacó al alcohol, era la única explicación que le venía a la mente, a decir verdad.

La chica frunció el ceño al escuchar la pregunta de Edmond.-No lo sé, ¿genética, quizá?-. Preguntó con ironía. No entendía a qué venía, no estaban hablando de belleza física. Elianne se sintió ligeramente ofentida por el cambio de tema tan abrupto, ella creía estar conociendo un poco más a Edmond pero al parecer estaba lejos de ello. El chico había hecho la única pregunta capaz de cargarse el momento. Elianne se separó del chico y se sentó a su lado, no le apetecía estar tan cerca hasta nuevo aviso. Así al menos podría evitar ese molesto cosquilleo en el estomago que había sentido cuando el chico se había abierto.

- Si, seguramente es la genética - Contestó sonriendo, recuperando lentamente, en sus brazos, la tranquilidad, la calma, la alegría de estar allí, con una excelente compañía, pasando un buen rato, no dejaría que una conjunción de mentiras en torno a él que le habían hecho acreedor de mala fama le jugaran mal ahora y le hicieran caer.. las palabras nunca le iban a hacer caer, ironía, ternura, pasión... Elianne... tantas palabras le definían, pero no por separado, sino que como una galaxia, de infinitas estrellas, cada punto era una cosa buena, o una cosa mala... todo depende de qué forma fuera vista... Elianne... Elianne... El nombre de la chica retumbaba en la mente del chico, le miraba sonriendo, entusiasmado, hasta que ella se despegó de sus brazos, y se sentó a su lado, Edmond se sorprendió y ladeó su rostro, para luego creer comprender, y sonreír, miró la botella ya vacía, y tras hacerle un guiño a Elianne, apareció otra botella nueva. - Gracias a Merlín que nunca revisan bien las maletas - Agregó divertido mientras destapaba el segundo vodka y se servía un vaso casi colmado, para comenzar a beber de este, dando tres sorbos y dejándolo menos que medio - Quieres más?- Preguntó ofreciéndole con la botella.

Elianne se rió de forma burlona. Era un tío más, no se enteraba de cuando cometía un error tan envidente. Bueno, ella también cometía errores y era evidente que él había sido uno de pocos. Se encogió de hombros mentalmente, simplemente se había dejado llevar por su apariencia de chico normal con historia triste. Esas cosas nunca le pasaban a ella, si no a la gente a la que tanto despreciaba.

El chico creyó haber resuelro el enigma de su malestar. Elianne sintió como se formaba en su boca una mueca burlona. -No, gracias.- Respondió, con cortesía. Elianne observó al chico de nuevo. -¿Qué me hizo creer que valías algo más de lo común?- Cuestionó, pensando en voz alta.