Tentempié entre comidas (Ayame Nightray)

Un día agitado en el embarcadero despertó mi hambre. Aún no era hora de comer, así que no me quedaba más remedio que pasar a hablar con los elfos domésticos. Avancé rápidamente hasta llegar a la cocina, y al pasar estaban los pequeños trabajadores allí, además de una rubia. No presté atención a su rostro, ya que me fui directo a una elfa que estaba acomodando unos pasteles de calabaza en una bandejita.

- Mm.. eso se ve bien.. ¿me das uno? - Le pregunté intentando lograr que me diera uno.. aunque si lo hacía la bandejita quedaría con un lugar vacío. Finalmente lo obtuve, y pasé a avanzar hasta el otro lado de la cocina. Allí recién pude ver la cara de la chica. - ¡Meredith! ¿Qué haces aquí? - La interrogué aunque la respuesta fuese obvia. Masqué el pastelillo.

Me apoyé en una especie de encimera, mascando mi preciado pastel de calabaza con toda la energía del mundo. Su respuesta me hizo reír, y cuando vi que los elfos le traían un batido de cerezas a ella, también quise uno. Los elfos fueron a por el mío esta vez, dándome tiempo para conversar con la chica. - Aquí me tienes.. buscando qué comer tras un día agotador.. - Respondí alzando el pastel, como si fuese un vaso y estuviésemos brindando.

- ¿Sabe bien? - Pregunté viendo como mascaba el muffin con cierta desconfianza. El elfo que me dio el pastel me trajo el batido, y le agradecí con una sonrisa. Bebí un poco, disfrutando su delicioso sabor.

Seguí bebiendo, no porque estuviese sedienta, sino porque sabía realmente bien. Miré a la rubia Ravenclaw, y sonreí al ver que tenía bigotes del batido. Le señalé con la mano en mi boca, para hacerle saber que tenía sucio ella alí, sin decir palabra. Respondió que el muffin sabía bien, y era de suponerse si su aspecto también lo era. Masqué nuevamente mi pastel, escuchando a Meredith.

- Lo mísmo.. de siempre.. ya sabes, juegos, molestar gente, meterme en problemas y practicar encantamientos y hechizos.. - Respondí con la boca llena de comida. Una falta de educación para muchos, pero lo era más no contestar a una pregunta.

La Ravenclaw se limpió la boca, y sonreí victoriosa, debido a que había captado mi mensaje. Tragué lo que tenía en la boca, viéndola beber y la imité, tomando de mi batido. - Deberías hacer algo para divertirte.. no sé.. ir a nadar al lado aunque sea algo simple.. - Dije mirando el techo de la cocina. - O quizás ir de paseo al bosque prohibido.. o algo así.. - La miré para ver que cara ponía con mis propuestas. Masqué denuevo el pastel de calabaza.. me gustaba lo dulce.

- Quizás algún día de estos.. me robe algunas escobas y vamos a jugar Quidditch - Dije otra vez con la boca llena. Recién se me ocurrió esa idea, y me parecía realmente brillante. Podría mejor dar una vuelta alrededor del colegio.

Terminé de una mascada el pastel de calabaza, limpiándome el resto de migas de mi boca con la manga de mi uniforme. A la rubia de ojos claros le agradaba mi idea de ir a volar, y si bien yo no era muy buena jugando al Quidditch, sabía por lo menos montar la escoba. Y así quiero unirme al equipo de Gryffindor.. Pensé un momento.

- Si no vas a jugar Quidditch en un juego oficial, es sólo para divertirse, así que no hay problema con si eres mala o no.. - Dije modestamente, para tomar otro sorbo del batido de frutas. - Además, dices eso como si yo fuese la mejor jugadora del mundo, y no es así mi querida Meredith.. - Comenté sonriéndole, alejándome del mueble de cocina, pues una elfa pasaba limpiando por allí con un trapo.

Finalmente sacudí mis manos, volviéndome a apoyar en la mesita, luego de que la pequeña elfa limpiara aquel sitio. - Como quieras, será un partido no oficial de Gryffindor contra Ravenclaw.. - Comenté riéndome con ella. Hacía mucho tiempo que no tenía un "encuentro", pues solía jugarlo con papá, pero ahora con su trabajo de auror estaba muy ocupado debido a el tema ese de que Quien-tú-sabes regresó.

- Ni me recuerdes esas clases de vuelo.. tuve la mala suerte de caer de mi escoba.. encima de un compañero. Por suerte el lastimado fue él .. - Dije volviendo al pasado con una sonrisa culpable. El pobre chico terminó en el Hospital, y yo apenas con un rasguño. Lástima. Moví el vaso con el batido para revolverlo, pero lo hice tan rápido que cayó parte de él al suelo. Los elfos me miraron feo. - Yo limpio, yo limpio..- Dije con ambas manos en alto, como si la policía muggle me hubiese atrapado.

Sonreí.

-Entonces, tenemos un partido pendiente -sentencié, con una sonrisa mayor.

Reí con su historia de las clases de vuelo.

-Las mías no fueron mejores -recordé, amargamente-. Me elevaba en la escoba, y luego no podía bajar -bufé con el recuerdo.

Al caer su batido, dejé el mío, que sorprendentemente tenía algo de contenido aún (son eternos, prácticamente) y tomé un trapo.

-Deja, lo limpio yo -comenté, agachándome.

Como ya había mencionado antes, sin querer mi batido cayó al suelo manchando lo que anteriormente brillaba, puesto que los elfos se habían encargado de dejar todo impecable. Iba a limpiarlo, pero Meredith se ofreció a hacerlo. Qué chica tan amable.. y como yo no soy muy "linda" como se dice, ni tampoco muy buena, dejé que lo hiciera.

- Thank you~ - Dije sonriente mirando como ella se encargaba del problema. Tal vez soy una aprovechada, pero qué se le iba a hacer, mi personalidad no puede cambiar de un minuto a otro. - Te has ganado un premio por esta acción tan noble.. - Comenté utilizando un tono bromista, sonriendo a la vez que me agachaba para verla de cerca.

Fregué la mancha del piso, mientras sonreía.

-De nada -le respondí a Ayame. Me agradaba limpiar. No es que me gustara hacerlo siempre, más aún cuando mis padres me obligaban, pero cada tanto, me gustaba ayudar un poco a los Elfos a mantener la limpieza-. ¿Acción noble, limpiar un poco el piso? -pregunté, levantando la cabeza para mirarla. Ayame se agachó.

Estaba junto a Meredith, viéndola como limpiaba amablemente el desastre que yo había provocado. Cuando me preguntó lo del acto noble, subí la mirada -puesto que veía la mancha- y le sonreí como si no hubiese oído lo que dijo, pero le respondía de todos modos con ese gesto.

- Y dime.. ¿cómo lo pasas en tu sala común? - Me interesaba saber como eran las demás casas, ya que de seguro el ambiente era distinto al que comúnmente se aprecia en la sala común de los leones.

Sonreí al ver que ella lo hacía. No había respondido, pero tampoco era necesario.

―La Sala Común es... Tranquila ―creo que esa era la palabra―. Cada uno vive su vida, sin preocuparse mucho por el resto, pero si alguien necesita algo, o pasa algo, todos nos preocupamos ―expliqué―. Pero como eso rara vez pasa, usualmente puedes vernos a la mayoría leyendo, o hablando ―finalicé, con una sonrisa.

―¿Y la de los leones? ―seguramente, ni parecida a la nuestra. Siempre había querido saber cómo eran las otras Salas: su ambiente, su decoración...