Aquel día estaba totalmente hambrienta, y no sabía porque tanto. Después de mis clases de por la mañana, dejé mis cosas en mi sala común y me dirigí al Gran Comedor.
Estaba repleto de gente, cosa que me gustaba bastante. Miré alrededor, buscando a alguien conocido, pero lo cierto era que los unicos conocidos que veía estaban en mesas de otras casas.
Me dirigí cabizbaja hacia mi mesa y me senté en el primer sitio que vi, tomé mi tenedor y me eché un poco de pollo sobre el plato, seguidamente comencé a comer, con algo de vergüenza porque me viesen hacerlo.