¿Sangre Limpia? Por supuesto. [Beatrice Robins]

Tema: ¿Sangre Limpia? Por supuesto. [Beatrice Robins] Vie Dic 10, 2010 10:10 am

Arianne entra al Gran Comedor y observa todo con su característico aire de superioridad. Tantas risas por parte de los que no se merecen estar entre los magos, tanta alegría a pesar de todo lo que ocurre en el mundo real, la asquea. Su mirada, fría como ella misma, se posa en un grupo específicos de Hufflepuff reconocidos por su sucio linaje. Traidores.

Se encamina hacia su mesa, llena de serpientes como ella, repleta de personas que piensan igual. Y sonríe, sonríe arrogantemente al saber que no es sólo ella la que piensa de esa forma. Sabe que a pesar de lo tolerantes que llegan a ser en la sociedad mágica en general, aún hay personas que siguen los ideales de la sangre como debe ser.

Y Slytherin no es la excepción. Sabe perfectamente que hay Slytherin's que mucho hablan y poco actuan con respecto al tema. Sabe que llegado el momento, ellos serán los primeros en darles vuelta la espalda y se unirán al lado vencedor. Otros traidores.

La rubia chica se sienta en la mesa de su casa y se sirve un poco de comida. No necesita ver más, no necesita de conversación, al menos que alguien se acerque con un tema de su interés. Alguien que de verdad la conozca.

"Malditos sangre sucia, detestables mestizos, dichosos traidores" esos eran los bonitos pensamientos que pasaban por mi cabeza mientras me dirigía por las mazmorras hasta el Gran Comedor. No entendía como un imbécil de Gryffindor, para mas inri hijo de muggles se atrevía a llevarme la contraria a mí, ¡a mí! Una sangre limpia y encima prefecta de la escuela ¿pero que quería que le matase?

Caminaba a paso ligero y de mala leche, como se podía percibir por cada uno de mis poros, y entré en el Gran Comedor con la cabeza bien alta y con una bonita cara inocente. Sonreí al jefe de mi casa al pasar y me dirigí hacia la mesa de mi casa, la única casa honorable de este estúpido pero precioso colegio. Tan adorado y tan odiado a la vez...

Distinguí entre las personas de mi mesa una cabellera rubia que atribuí a mi amiga Jada. Enseguida me acerqué a ella con una mueca de disgusto en el rostro y tras contarle toda mi historia sobre el sangre sucia me fijé más en ella para darme cuenta de que no era mi amiga, si no otra chica con un pelo igual de bonito y tan guapa como mi amiga.

-Disculpa, te he equivocado con otra persona - dije sonriéndola en disculpa, después de todo el rollo que le había soltado, lo mínimo era esto, y además era de mi casa, así que...

Mientras Arianne comía, una chica se sienta frente a ella y comienza a contarle su odisea con un sangres sucia. No necesitó de más para levantar la cabeza y mirarla fijamente. Era obvio que la chica no se había dado cuenta que ella no es su amiga, pero el tema llamó la atención de Arianne.

"¿Un sangre sucia que no conoce su lugar?", se dice internamente, "¿Debería sorprenderme?"

Es en eso cuando escucha las disculpas de su compañera y ella sólo levanta una ceja.

—No te preocupes —dice, moviendo la mano restándole importancia—, y tu reacción no es para menos. Esos sangre sucias ya no se quedan donde deben estar: agradeciendo a los dioses en los que crean el hecho de que los traidores los acepten como sus iguales.

Pues con tanta tolerancia ya se creen iguales a los verdaderos magos, iguales a los que en realidad merecen estar en el colegio desarrolando su poder. Arianne la mira y le sonríe de medio lado.

—Espero que eso acabe pronto.

Tras pedirla disculpas ella habló para restarle importancia al hecho que acababa de suceder. Realmente agradecía haberme equivocado con un igual, pues aún dentro de Slytherin existen los traidores, como ese chico que siempre se rodeaba de leoncitos...

-Esto totalmente de acuerdo, deberían agradecer a los malnacidos de nuestro mundo que les acepten pues ni siquiera deberían conocer nuestra existencia más allá de que somos seres superiores a ellos - dije con tono cargado de desprecio.

Mirando la comida que había en la mesa me serví algo de pastel de verduras y algunas alitas de pollo y me eché algo de zumo de calabaza en una copa. Dispuesta a empezar a comer escuché a la chica. -Yo también lo espero, y espero poder ayudar en su final - comenté mirándola.

Bajé la vista a mi plato y empecé a comer refinada y educada, no como hacían otros que no conocían el protocolo o la educación.

Arianne tranquilamente se lleva el tenerdor a la boca, mientras se alegra de que la otra chica pensara como ella. Ya se habría levantado si así no hubiese sido. No tiene ni el humor y mucho menos la paciencia para explicarle a alguien su punto de vista, sin terminar hechizándolo. Luego de seguir con el protocolo que su padre le enseñó, prosigió a hablar.

—Seria un honor para cualquiera de nosotros poder ayudar —le dice malévolamante, aunque una parte de ella pensó en que sería aún mejor sin tener la Marca Tenebrosa en su antebrazo—, así comprenden, si es que su cerebro muggle lo acepta, que ellos deberían estar con los suyos. Lejos de nuestra existencia.

Siempre le ha encantado la comida del colegio, los elfos de verdad que hacen maravillas. Exquisiteses.

—Eso sí, tal como dice mi padre, mientras tanto hay que mantener las apariencias. Claro, para él es fácil, no se tiene que topar cada día con tanta escoria.

Comenta al recordar lo que su progenitor siempre le dice. Manten cerca a tus enemigos.

Después de todos mis años en el colegio y habiendo conocido a muchas personas por fin podía añadir otra persona a mi lista que compartía mis ideologías, y que esa lista era bastante breve, Jada, Charlotte y ahora esta chica de la que no sabía el nombre.

Continué comiendo tranquilamente y cuando ella habló y cuando fue oportuno contesté - Deseo ansiosa que llegue ese día, créeme a ver si se dan cuenta de una vez tanto ellos como los mestizos o los traidores a la sangre como esos Weasley - dije en un tono ligero como si estuviésemos discutiendo qué ponernos mañana. - Lo de las apariencias es cierto, pero cuando te sacan de tus casillas es realmente complicado mantenerlas - acordé con ella.

Degustando la comida hecha por los elfos y comiendo lo justo y necesario para mantener la figura decidí continuar con la conversación tan improvisada - Soy Beatrice Robins - me presenté extendiéndole la mano. Si estaba metida en el mundo tenebroso sabría que mis padres eran fieles e importante seguidores del Señor Tenebroso.

Miraba su comida cuando la chica se presentó e inmediatamente reconoció su apellido.

—¿Robins, eh? —dice ella tomando la mano extendida de su compañera— Mi padre me ha hablado del tuyo —comenta mientras volvía a tomar su comedor—. Yo soy Arianne Sinclair, hija de Demian Sinclair.

Demian es un miembro activo de los seguidores del Señor Tenebroso , aunque Arianne no sepa más allá del tema, sabe que es importante. ¿Por algo tiene a tanta gente a su alrededor, no? Si fuera un simple seguidor no estaría tan seguro de si mismo y no llevaría tantos años por una causa a la que no ve una recompenza, más allá de la limpieza del mundo mágico.

Sonreí una vez la chica reconoció mi apellido, definitivamente ella estaba también dentro y me sentí feliz por ese hecho. A continuación se presentó y ensanché la sonrisa.

-Conozco a tu padre, le he visto alguna vez con el mío, pero hace bastante tiempo ya - conté orgullosa de la alianza que había. al parecer, entre nuestras familias.

Recogí mis cubiertos y volví a centrarme en la comida de mi plato, comiendo gustosa todo aquello que me servía, pues estaba realmente rico. Después de un ratito en silencio decidí volver a hablar.

-¿A qué curso vas? - pregunté con interés. Quizá la hubiese visto en las clases de sexto año, pero no lo recordaba, mejor que ella me sacase de dudas.

Hablar con Robins era cómodo. Se comentaba lo que debía, justo en el momento preciso. Y el hecho de que sus padres se conozcan ya da una tranquilidad especial. Pues sí, Arianne sabía que conversar con ella es lo correcto porque no tiene que morderse la lengua, propensa a morir envenenada, para que el otro piense que es una fanática por la sangre. Porque no es fanatismo es simplemente la verdad.

—Voy en sexto —responde Arianne a la pregunta realizada por la chica luego de unos minutos de silencio—, ¿y tu? no recuerdo haberte visto —agrega de inmediato. Y no pudo evitar escuchar la voz de su padre decirle: Linda me sorprende que tengas amigos pasas mirándote al espejo.

Y sonríe divertida, porque el tono de broma de su padre no escucha cada día.

Comía tranquila sin preocupaciones, cuando tenía que hablar hablaba y cuando no, tampoco se producía un silencio incómodo. Esta agusto hablando con Arianne cuando era preciso y sino simplemente la tenía delante. Detecté algunas miradas de respeto hacia nosotras y sonreí cómoda con eso ¿acaso éramos las más odiadas y/o temidas del colegio?

-Sexto igualmente, pero tú a mi tampoco me suenas - contesté una vez hubo hablado ella.

Continué sumida en mi comida dejando mi mente en blanco y finalmente pasé a los postres, cogiendo una porción de tarta de chocolate; me encantaba el chocolate, lo malo era luego evitar que me engordase pues estaba obsesionada con mi figura y con la perfección física y psíquica, y desde mi punto de vista solo podía ser alcanzada por los Slytherins, por lo que yo quería conseguirla.

-¿Sabes? Creo que la gente teme una alianza Sinclair-Robins - comenté divertida

Arianne mira a su alrededor y se percató de muchas miradas en ellas. La costumbre no la dejó sorprenderse tal vez como debería, pero sabe que no sería bueno, para el resto, que ellas se conocieran.

Claro, ambas Slytherin, sangres pura y con los ideales de la sangre por sobre todo. No debe ser bueno juntar a dos personas tan parecidas en un lugar que todo se sabe. Y Arianne sonríe, divertida por ese hecho, malévola al percatarse que por fin se encontraba con alguien que pensara como ella, sólo porque así fue criada.

—Son unos cobardes —contesta, al posar la vista en su compañera—, ¿qué tanto daño podríamos hacer nosotras? —agrega irónica, ensanchando su sonrisa, verdaderamente divertida por la idea de que les teman—. Pues deberían, por su bienestar deberían.

Recorrí el Gran Comedor con la mirada y me encantó la sensación, todo el mundo estaba pendiente de nuestros movimientos y casi leyéndonos los labios.

Es cierto que era peligroso para el resto una alianza entre nosotras, parecía ser que además de nuestros ideales compartíamos personalidad y una bonita y preciosa mente retorcida. Podíamos hacer mucho mal si nos lo proponíamos, así que era normal que la gente estuviese rezando a los dioses en los que creyesen que nuestra relación no pasase de esto.

-No merecen estar aquí muchos de ellos, así que ¡que teman! - contesté con una pequeña sonrisa llena de crueldad mientras miraba a mi compañera y reí con su pregunta irónica, tal vez con algo de bebida en mi copa hubiese brindado por ese hecho pero me limité a sonreír de nuevo, feliz de haber encontrado alguien tan parecido a mi.

—Ya llegará el día en que no les dejarán entrar —comenta, llena de una ilusión maniaca—. Ya llegará el día en que se les pueda colocar en su lugar, sin que nos critiquen o en su defecto, nos envien a Azkaban

Arianne no tenía intención de controlar su lengua, por mucho que su padre le haya pedido pasar desapercibida, pero ¿cómo no hablar si hay alguien que piensa igual? Sería como quitarle el agua a alguien que haya estado en el desierto po días. Y es exactamente así como ella se sentía o algo parecido.

Sonríe y mira a Robins.

—Y cuando ese día llegue, yo estaré ahí para recordarlo... cada día. ¿Divertido, no?

No me caracterizaba precisamente por mantener la boca cerrada si no que todo el mundo sabía qué opinaba yo y cómo se creían que era y aun los mismos profesores lo sabían y aún así me habían dado el rango de prefecta de Slytherin, por lo que me habían dado autoridad sobre los alumnos, así que como deducción había sacado que mis ideas no eran tan mal vistas en el colegio como había pensando con antelación.

Era genial hablar con Arianne pues aunque de normal podía decir lo que pensaba sin ningún tipo de problemas era mejor comentar los planes malignos con alguien.

-Estoy deseando que llegue ese día, estoy dispuesta a pisotear a quien sea necesario con tal de ver como se hunden los sangre sucia, los muggles, los mestizos y los traidores a la sangre, no merecen el rango de mago - comenté esbozando una de mis crueles sonrisas y cuando ella volvió a hablar sonreí totalmente de acuerdo con ella - Creeme, estaremos ahí para recordarles el daño que hicieron a la comunidad mágica y para restregarles toda nuestra pureza.

—¿Restregar nuestra pureza? Eso lo hago cada día y eso que no todos saben de mi fascinación por la pureza de la sangre —comenta ella, rodando los ojos como si no entendiera que puedan llegar a ser tan estúpidos. Es lógica su situación, pero como siempre existen ilusos que creen que ella puede ser diferente—. Pero ese día se diferenciará en que nuestros ideales volverán a ser aceptados y toda esa tolerancia idiota que exite haya desaparecido junto con los traidores.

Porque sí, para Arianne los culpables de la degradación de la sociedad mágica se basa, principalmente, en los Traidores a la sangre. Si tan sólo ellos no hubiesen comenzado con esas aberrantes ideas, ahora ellas no estarían rodeadas de tanta... gente, si es que se les puede llamar así.

La chica ve que los postres aparecen y empieza a buscar algo que no sea tan... dulce. Algo bastante dificil.

—¿Y cómo es que has visto a mi padre, yo sólo he escuchado del tuyo y eso que sé bastante del tema? —le pregunta a los minutos, cuando ya se había rendido en conseguir un postre decente para ella.

-Ya sé que siempre estamos restregando la pureza a todo el mundo, desprendemos pureza por cada poro de nuestra piel, la gente se da cuenta de ello - contesté como si fuese obvió a lo que ella había dicho - Eso es a lo que me refería, a que nosotros ese día volveremos a ser bien vistos por nuestra sangre, no como ahora que nos tienen por apestados cuando en realidad los apestados son ellos...

Me puse a recordar todos los problemas que había tenido durante mi vida por mis ideales y fruncí levemente el ceño al acordarme de cuantos castigos me había librado por mi cara bonita pero que en cualquier otro alumno hubiese supuesto una visita a la aula de castigados.

Me terminé mi porción de tarta de chocolate y me crucé de brazos para no seguir tentándome comiendo, y miré otra vez a mi alrededor.

-Mi casa ha servido de sitio de reuniones durante bastante tiempo, conozco a bastante gente de nuestro bando, pero también he de decirte que hace años que no veo a nadie, ni siquiera a mis padres - conté en tono de cierta indiferencia aunque totalmente fingido.

Arianne observa a la chica seriamente. Su casa había sido utilizada para las reuniones, por lo que logró entender muchas cosas que su padre había comentado con respecto a los Robins. Pero había algo que no encajaba en todo aquello, ¿ya no ve a sus padres?

Aún así la chica no sabía si preguntar o no, porque a ella no le gustaría que se metan en detalles de su vida, sin embargo, su curiosidad pudo más, existía una mínima posibilidad de entender el repentino distanciamiento de su padre al mundo en general.

—¿Cómo es eso de tu padres? —pregunta, mirando atentamente a la chica—. Si es que se puede saber, Beatrice, tampoco es necesario que respondas.

El objetivo de Arianne en ese momento de su vida es saber qué es lo que ocurría con su progenitor y obviamente, enterarse de qué es lo que le esconde. Tal vez ella está imaginando cosas, tal vez lo que ocurre no tiene que ver con su madre y simplemente, los mortífagos tienen problemas en su interior.

Notaba como Arianne tenía su mirada fija en mi pero yo no iba a apartar la mía de ella y me mantuve con mis pupilas fijas en las suyas con tranquilidad. Mi compañera de casa debía estar pensando algo realmente importante o cavilando en sus propios pensamientos, haciendo conjeturas o a saber qué pasaba por su retorcida mente, aunque en realidad ni lo temía ni me preocupaba en exceso.

Por fin decidió hablar y una mueca se dibujó en mi cara involuntariamente - Andan por ahí, haciendo misiones supongo, escondidos en algún lugar - comenté encogiéndome de hombros mientras bajaba el volumen - en realidad no lo sé, nunca dicen exactamente donde están ni que hacen, solo mandan cartas y muchas veces cifradas - conté sin demasiado entusiasmo y entonces caí en una pregunta cuya respuesta me interesaba - ¿Tú ves a tu padre con regularidad?

No pude evitar el tono de interés en mi pregunta y supuse que ella lo notaba, pero tampoco me importaba, Arianne y yo nos parecíamos en muchas cosas y no nos íbamos a traicionar tan fácilmente, parecía que una bonita y sólida alianza se había forjado gracias a nuestros ideales.

"Buena pregunta", se dice la chica al escuchar ésta de su acompañante. No pudo evitar pensar en el tono interesado de la chica, casi tanto como el interés que ella sintió al saber que Robins no veía desde hace un tiempo a sus padres. Pensamiento que la llevó nuevamente al hecho de que esté callada. Su padre. Sí, lo ve bastante, si lo comparamos con su compañera, pero siempre tiene algo que hacer, siempre termina recompensándole sus salidas con algún regalo caro.

—Pues sale bastante —responde Arianne finalmente—, demasíado para la opinión que tenía hace unos años, pero ahora ya no me es tan relevante.

Y no mentía. En un comienzo no le agradaba la idea de ser la única humana en la casa cuando él tenía que ir a una misión; ya con el tiempo, se emocionaba porque recibiría un regalo. Ahora, sólo pide que llegue con vida, que si algo le llegase a pasar a su progenitor, sólo se alejaría por completo de encontrar a su madre.

—Lo ha hecho desde siempre —agrega a los segundos, luego de meditar un poco—, pero a pesar de eso, sí, lo veo bastante. Bueno, ahora que estoy en Hogwarts, sólo lo veo para cuando él quiere visitarme en Hogsmade, asi que me imagino que es mucho más libre en ésta época que en el verano, que es cuando supuestamente se siente culpable por dejarme "tanto tiempo sola".

Punto que no le cree, más bien, Arianne piensa que no la deja tanto sola para mantenerla vigilada.

Esperé con cierta impaciencia la respuesta de Arianne sobre la asiduidad con la que veía a su padre y cuando por fin contestó fruncí el cejo levemente contrariada. Su nueva aliada, compañera y tal vez amiga, parecía que veía a su padre con frecuencia aunque se quejaba de que salía demasiado, bueno, no pude evitar pensar que ella al menos le veía y sabía como estaba. Yo, por mi parte, no podía dejar de pensar que tal vez la próxima vez que viese a mis padres no me reconocerían por todo el tiempo que había pasado desde que no les veía.

-Yo vivo sola, en la casa familiar que tenemos en el centro de Londres. Teníamos otra, pero esa la utilizan como ya te he dicho, y no me dejaban estar ahí, sin embargo a la que sí que veo es a mi abuela, paso algunas semanas del verano con ella - conté como si de una amiga de toda la vida se tratase, pues quería creer que ella me entendería al menos en parte - Ella sí que está en contacto más continuo con ellos y me da noticias de vez en cuando.

Tras hablar guardé silencio pensando en cómo de parecidas éramos y en qué situaciones tan similiares estábamos viviendo, y a la vez todo era muy diferente entre las dos.

Entendía lo que Beatrice le decía, a pesar de no tener a sus padres a su lado, puede mantener un contacto indirecto con ellos a través de su abuela. Lo que la lleva a pensar, ¿ella con quién mantendría contacto si algo le ocurre a su padre o si éste toma la misma decisión que los de su compañera? Nadie, estaría sola.

—Pues por lo menos sabes algo de ellos, estando yo en tu situación no tendría idea de lo que ocurre con él porque mis abuelos paternos fallecieron hace años —le cuenta, observando a su alrededor.

Y es ahí cuando se percata que otros alumnos trataban de escuchar su conversación. Rueda los ojos, como tratando de comprenderlos. Vuelve a posar su mirada en Robins y le muestra con un leve movimiento de cabeza a los curiosos. Sonríe.

—Necesitan buscarse una vida —exclama la chica en un tono de voz lo relativamente alto para que la escucharan con claridad—. Sé que las nuestras son mucho más interesantes de lo que ustedes puedan llegar a esperar pero en serio —los mira con su fría mirada—, no se metan en donde no los llaman.

Dicho eso, se voltea hacia Beatrice y le sonrpie como si nada hubiese ocurrido.

—¿Estábamos?

Miré distraída a Arianne mientras ella cavilaba sobre algo que yo había dicho o quizá sobre algo desconocido para mi, o a saber qué pasaba por su retorcida mente, pero como digo, no le puse demasiado interés ya que a mi no me gustaba que se metiesen en mis asuntos si yo no daba pie para ello.

-Seguramente encontrarías alguien que te pudiese pasar información - comenté para que no pensase que estaba sola - incluso yo podría ser el enlace si eso pasase, no estás sola Arianne y lo sabes - comenté con cierto tono amistoso, la chica me caía bien pues compartíamos muchos pensamientos, aunque aún no podía considerarla amiga.

Vi el gesto de mi interlocutora y con una gélida mirada miré a los curiosos y puse cara de póker. Eran Slytherins y lo peor de eso era que al ser de mi propia casa no podría quitarles puntos como hubiese hecho si hubiesen pertenecido a cualquiera de las otras tres, por lo que siseé por lo bajo y volví a mirar a Arianne sin comentar nada, solo pensando en qué podía hacerles como castigo para que dejasen de cotillear.

-Estábamos en que estoy harta de mirones, ¿quieres que vayamos a dar una vuelta? O tal vez un lugar aislado de curiosos, no sé... - propuse encogiéndome de hombros.

Arianne ríe por el cometario de Beatrice. Sí, ella también está bastante saturada de los traidores que tenían como compañeros, por lo que sólo hizo un leve movimiento de mano, que le mostraba a la chica que la acompañaba que escuchaba sugerencias.

—Cualquier lugar es mucho más cómodo que el Gran Comedor —dice ella, observando todo el lugar, repleto de estudiantes, murmurando, riendo.

Luego de su escaner, vuelve a posar su mirada en su compañera y sonríe ligeramente.

—Un paseo estaría bien, que al lugar que lleguemos habrán curiosos tratando de saber qué es lo que ocurre. —Y eso es verdad, Arianne puede estar muy acostumbrada a que la miren, pero el hecho de que traten de escuchar lo que habla la molesta de sobremanera—. Como si fuera muy extraño que dos estudiantes de la misma casa estén conversando.

Sonreí de buen grado cuando Arianne aceptó mi invitación de salir del comedor. Me levanté sin más preámbulos y cogiendo un pastelito de chocolate emprendí el camino junto a mi compañera hacia la salida del Gran Comedor.

-Supongo que tienes razón en cuanto a los curiosos, pero es más fácil hechizarlos y torturarlos fuera de la mirada de los profesores desde su mesa - comenté esbozando una pequeña sonrisa cruel y moviendo ligeramente la cabeza en dirección a la mesa del personal docente.

-Supongo que no es que sea extraño, temerán una alianza, ya te digo... - comenté encogiéndome de hombros mientras caminaba con gracia por el pasillo entre las largas mesas y notaba las miradas de los demás estudiantes sobre nosotros, como si jamás hubiesen visto a dos Slytherins juntas...

Arianne se levanta, siguiendo a Beatrice, para poder alejarse de las curiosas miradas. A la chica no es que le sea eso un verdadero problema, siempre y cuando vean su belleza, pero si se trata de ella misma, de ser quien es y pertenecer a la familia y casa que pertenece, prefiere pasar desapercibida. Simple, ser de bajo perfil con respecto a sus ideales.

Al escuchar las palabras de su compañera, la chica ríe malévolamente. Temen una alianza, por supuesto que es eso. Dos familias poderosas, con patriarcas vinculados al lado oscuro y con dos herederas sin saber lo que es un límite, debe atemorizar a cualquiera.

—Para cualquiera de ellos una alianza entre nosotras puede ser beneficiosa —comenta llegando a las grandes puertas del Gran Comedor, mientras con su mirada altiva observa a los que las ven pasar—, podrían unirse a nosotros o mejor aún, convertirse en nuestro conejillo de indias.

Una idea bastante atractiva para la rubia chica de Slytherin, jugar con los impuros siempre le ha llamado la atención y estando en las situaciones que están, practicar un poco para lo que se le viene no es mala idea.

—¿Y entonces, Beatrice, tu qué piensas de una jovial alianza de Robins-Sinclair?

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