En busca de cotilleos (libre)

Entré en el Caldero Chorreante, al final los ruegos de mi familia habían calado en mí y había ido a pasar unos días con ellos, ¡Dios, que frío hacía en esa casa!, pensé mientras me quitaba la bufanda. El expreso a Hogwarts salía dentro de unas horas que no me apetecía pasar en el andén, y el Caldero Chorreante era un buen lugar dónde estar.

Iba a pedir mesa cuando reconocí un pelo rubio y no pude resistir la tentación de lanzar una pequeña carcajada. Era la mismísima Rita Skeeter. Había visto su revista por el colegio y a veces la leía un poco para echarme unas risas, aunque los pobres alumnos que salían en ella me daban un poco de pena. Me senté en su mesa en el centro del salón quitándome los guantes.

-¡Pero si es la mismísima Rita Skeeter!, estoy que no quepo en mí de la emoción- dije con un tono irónico, tras lo cual le pedí una cerveza de mantequilla a Tom.

Sonreí un tanto cínicamente y ladeé la cabeza sin darme cuenta, era un tic que tenía desde siempre y lo hacía cuando algo llamaba mi antención. La verdad es que no tenía muy pensado que iba a hacer cuando saliese de Hogwarts, eso era muy molesto, porque mi familia quería que entrase en el ministerio de Magia y todo eso, a ver si un día de estos me convertía en Ministro de magia; y yo no tenía ningún argumento en contra de ello, ya que no sabía qué iba a hacer.

-Pues no lo he pensado, lo único que he pensado es que me gustan las criaturas mágicas y las transformaciones y que quiero trabajar en algo que me guste. Así que supongo que trabajaré en algo relacionado con alguna de esas ramas. Lamento mi descortesía, soy Ewann- me presenté.

La pluma de Skeeter empezó a deslizarse por sí misma en el pergamino y yo enarqué las cejas desconfiado, a saber que escribiría. Todavía no le había contado nada, y por eso me extrañaba.

-No me entrometo demasiado en las vidas de los demás, prefiero preocuparme de la mía, que me parece más interesante- como no creía que se fuera a dar por vencida, decidí cambiar de rumbo la conversación- ¿pero sabes qué?, ahora que lo dices, no estaría mal ser reportero, ¿me permites que haga una práctica contigo?- le pregunté sonriendo con mi sonrisa más convincente. Y ya de paso me enteraba de todos sus oscuros secretos y los desperdigaba por el colegio, estaría bien darle de su propia medicina, pensé, pero no creía que fuese a caer en la trampa.

Reí ante su proposición, de todos modos no pensaba aceptarla, por ahora. El dinero de mi familia llegaba para pagarme mi último año de Hogwarts y eso era todo lo que necesitaba. Si alguna vez tenía problemas económicos, ya estaría lejos de Hogwarts y por lo tanto no le podría servir de ayuda.

-Cotilleos, pensemos...- dije, quería mantener la conversación animada- veamos- ¡maldición!, no se me ocurría ninguno en aquel momento- está bien hagamos un trato. Si tú descubres mi mayor secreto, yo trabajaré para tí, ¿hecho?- no sé porqué había dicho semejante estupidez. Estaba seguro que no lo iba a conseguir, pues no lo sabía nadie más que mi familia más cercana, pero quería llamar su atención. ¿Por qué querría yo llamar su atención?, yo mismo me respondí, me aburría. Hay veces que me paso de listo la verdad.

-Eso sí, si descubres mi secreto, se queda entre los dos- le dije.

No dudaba que era interesante, pero yo seguía maldiciendo mi bocaza por haber sugerido el trato. Y aunque lo negase, seguiría interesada en mi pequeño secretito y no se iba a dar por vencida, volví a maldecir para mis adentros mientras mantenía mi sonrisa de póker.

-Pues ya puedes intentarlo, pero no creo que lo consigas- miré mi reloj, todavía quedaba una hora para que saliese el tren hacia Hogwarts, y yo no tardaba ni media hora en llegar hasta él desde aquí, y no iba a quedarme media hora sentado en un vagón como un idiota, así que lo mejor sería que me quedase un poco más.