Cumpleaños feliz (?) (Privado)

¡Al fin había llegado el día! ¡Era Navidad! Estaba muy contenta, siempre me había gustado mucho ese día, podía estar con mamá y papá desde que me despertaba hasta que me volvía a dormir. ¡Y era muy divertido! Por la mañana, abríamos los regalos, y por el mediodía preparábamos todo para la cena. Aquel día no fue distinto, tenía por Navidad aquel libro que tanto deseaba. A mamá le había comprado un vestido muy bonito y a papá, una pipa de fumar. Él no fumaba, pero le gustaba tener una pipa siempre en la mano o en la boca, por costumbre. Aquel día, tal vez, era más especial que los de otros años. Era el primer día de Navidad en el que celebraríamos mi cumpleaños también.

Mamá preparaba el pavo y el resto de comida, yo la ayudaba. Mientras, papá colocaba una mesa demasiado grande en el salón, con un mantel por encima, los platos... Cuando mamá no requirió más mi ayuda, comencé a hacer un gran pastel de tres chocolates, y digo grande porque mamá compró una gran cantidad de ingredientes, no podía desaprovecharlos.

- Mami, ¿Por qué hay tanta comida?

- Porque hoy es un día muy especial.-sonrió ella.

Los tres cantábamos villancicos. Luego comenzamos a colocar la comida en la mesa y yo guardé el pastel en la nevera. Fue entonces cuando sonó el timbre, ¿Quién tocaba en la puerta aquel día? ¿No serían mortífagos...? Hice una mueca y fui a buscar mi varita, caminé hasta la puerta con la varita escondida pero sin soltarla y abrí.

Toque la puerta de la casa de Robin, estaba ilusionado, era navidad y sus padres le habian preparado una fiesta sorpresa donde todos sus amigos pudieramos compartir ese dia tan especial...

Robin abrio la puesta con la varita en la mano... "Felicidades..." dije sonriente..."abres la puerta siempre varita en mano?" pregunte sonriente...

Saque de mi espalda un regalo de navidad y se lo ofreci..."Espero que te guste... Creo que has sido buena y te han traido un presente de mi parte por navidad" dije mientras me acercaba a sus mejillas y la besaba...

Me aleje y sonrei... "me invitas a pasar?"

Regalo:

Spoiler:

Me habia llegado la invitacion hacia unos cuantos dias y estaba emocionada de poder asistir a la fiesta de Robin, ademas de que pasaria las navidades con alguien y no sola en mi habitacion ya que volver a casa no era una opcion ni mucho menos algo que pudiera hacer. En fin llegue a la casa con solo una bolsa en donde llevaba algunos regalos, me comenze a acercar a la puerta y pude ver dos siluetas que al principio no reconoci, pero al irme acercando me di cuenta de que era Robin y un chico que no conocia, pero al parecer ella si que lo conocia, pero lo que se me hizo curioso fue que ella llevaba su varita en la mano -Cielos...Robin, por que llevas la varita, si no nos querias aqui solo nos lo hubieras dicho - le dije tratando de hacer una broma

Apenas hacia pocas horas que nos habiamos conocido y sus padres me habian enviado una invitacion para su cumpleaños, la verdad estaba emocionado ante la perspectiva de tener una amiga en Hogwarts que me diera tanta confianza y que ademas me ayudaria a conseguir muchos mas amigos. Envie una lechuza a mi madre para que me enviara un regalo para Robin y no habia tardado en llegarme por lo que consegui estar en su puerta a una hora bastante buena pero no me atrevi a entrar hasta que no viera a mas gente. Cuando ya hubieron entrado dos personas me acerque a la puerta y llame algo timido la primera y algo mas fuerte la segunda vez para que se me oyera.

- ¿Que tal Robin?-dije cuando ella me abrio la puerta sonriente. [color=red]Feliz cumpleaños. Espero no haber llegado demasiado temprano/color]-dije sacando el regalo escondido bajo la parte trasera de mi capa.

- Hola, mi nombre es Phil Collins, ¿Y vosotros?-pregunté dirigiendome a los dos chicos que habia en la habitacion.

Había anochecido. Era la hora de ir a casa de los Waltz para la fiesta de navidad al igual que la fiesta de cumpleaños de Robin, que se juntaban el mismo día. Yo iba con una camisa blanca y un chaqué de color negro, con unos vaqueros un tanto desgastados, pero no por el tiempo que llevaban en mi posesión, si no porque aquella moda, me pareció gustarme, y se compraban ya en ese estado. Me di cuenta de que la puerta estaba entre-abierta, por lo que empujando un poco, conseguí abrirla hasta ver 6 individuos, los padres de Robin, era de suponer, la misma Robin, Mei y dos personas mas a las que no conocía. Cuando me miraron entrar por la puerta, asentí con mi cabeza en señal de saludo. No obstante me acerqué a Robin con una pequeña sonrisa en mis labios - Felicidades - La dije en un susurro, sacando de mi espalda una caja envuelta en papel de regalo. Después me quedé parado con las manos en los bolsillos, mirando todo el decorado de aquella casa, que era bastante bonito. Cuando abrio el regalo, la dije - Mira dentro - Mientras tanto, una sonrisa imborrable caracterizaba mi rostro.

Dentro de aquel caldero, había unos pergaminos y dos plumas.

Spoiler:

"Una carta llegó para tí, Sally y para el bobo de Gael", eso fue lo que dijo mi dragoncete cuando apenas llevabamos unos días en la cabaña de Thatcher; desayunabamos, preparandonos para practicar quidditch. Me levanté de la mesa atropezones (la pijama me quedaba grande... gracias a Alphonse, y es mejor no preguntarse por que...) aun somnolienta y le arrebaté la carta del hocico a Mushu, me acerqué a Gael y la abrimos entr los dos, peleandonos para leerla, por que eran de los padres de Robin. Una chica de amarrilo (huff). Por fin, después de correr por toda la casa, escapando de Gael. Me trepé a los hombros de Ariel y comencé a leer.

"Hemos invitado a todos los amigos de Robin, a su fiesta sorpresa de cumpleaños. Será la noche de navidad, esperamos darle una noche especial a nuestra hija. Ojalá asistan todos.

atte: Señor y señora Waltz."

Me emocioné tanto que casi haía caer a Ariel de su asiento. Tuvo él que aventarme lejos, haciendime aterrizar en el sofá para que lo dejara respirar. Alphonse, fue a verme, no por que estuviese preocupado por mi, sino por chismoso. Leyó la carta a duras penas y frunció en ceño. No le pareció la idea. Finalmente aceptaron y nos llevaron a mi y a Gael a buscar un regalo especial a Robin.

Le di la carta a Gael para que la leyera mientras convencía a mis hermnos de darme el permiso, pero ellos estaban muy disgustados. Deseaban que estuuviese con ellos esa navidad.

Yo quería darle algo que caracterizara mi persona, que supiera que yo era la que estaba detrás del obsequio, por lo que fue aun más dificil conseguirlo.

Después de tanto, llegamos a la casa de Robin, mis hermanos se despidieron, mirandonos un poco resentidos (sapesar de prometer estar en casa temprano), me dolió un poco dejarlos, pero teníamos que presentarnos a la fiesta. Jalé a Gael hasta la puerta,haciendo demasiado alboroto al entrar. Reconocí a muchos amigos, pero esperé a saludarlos después, primero era Ro. Una vez viendola, me abalancé hasta ella, casi haciendola caer.

-¡¡MUY FELIZ CUMPLEAÑOS RO!! -me aparté para verle y le entregué el regalo, emocionada e impaciente para que lo viera.

El regalo era un brazalete que más parecía un pequeño dragón alargado, hecho de plata, que se movñía por si sólo. "No hay cosa mejor que eso", dije para mi misma. Una vez felicitandola, me volví a saludar a los que conocía.

-¡¡Hola, Mei!!... ¡¡Kyle, hola!!, ¿Qué tal Sau?... Creo que a ustedes no los conosco, Soy Elizabeth, encantada de conocerlos...

Estabamos en la nada tranquila casa de Thatcher, desayunando, de mi parte lo más despacio que podía pues después íbamos a practicar Quidditch y gracias al gran golpe provocado por uno de los hermanos de Elizabeth ese deporte había caído de mi gracia, pero si esto lo sabían sus hermanos me estarían molestando con eso de por vida, así que era más inteligente guardarse ese pequeño secreto. Estaba muy tranquilo cuando la molesta lagartija dijo que había llegado una carta para ambos y como es obvio nos peleamos por ver quién era el primero que leía la carta y bueno Elizabeth me ganó gracias a que su hermano Ariel, la ayudo a subirse en sus hombros y ya no pude alcanzar más que a jalarla de los pies para intentar bajarla pero era demasiado tarde ella ya lo había leído y de la emoción casi hacía caer a su hermano que la lanzó hacía un sillón y yo corrí hacia ella y todavía con lo desorientada que estaba le quité la carta de las manos y le dí un ligero empujoncito para que callera al piso.

Era una carta de los padres de Robin, a los cuales no conocía, pero a esa pequeña sí que la conocía y ahora era muy buena chica, iba a cumplir los 15 años y claro que tenía que asistir a su fiesta, aunque los hermanos de Elizabeth no estaban conformes con eso pues querían que pasara la navidad con ellos, pero claro que después de que ambos ocupáramos nuestras cara de Gato con Botas y un hechizo confundus sobre ellos de alguna forma conseguimos el permiso aunque seguramente querían decir que no en vez de que si, pero ya no podían retractarse.

Cuando llegamos junto con los hermanos de Elizabeth enfrente de la casa de Robin, yo llevaba en la mano derecha una caja color azul metálico que contenía una pulsera con pequeñas piedritas de zafiro, me había costado un poco de dinero pero había valido la pena, pues dentro de las piedritas se podía distinguir la figura de un águila volando y moviendo las alas, en la mano izquierda tenía mi varita, con la que apuntaba a la caja semi-abierta, para poder ver la pulsera, estaba hechizando la pulsera con algunos hechizos protectores básicos que sirvieran como un pequeño escudo de un primer ataque para que ayudaran un poco a Robin y también, un hechizo comunicador que funcionaba como un espejo doble, yo tenía otra pulsera como la de Robin y con el encantamiento una de las piedras reflejaba lo que su semejante, este hechizo me había costado mucho aprenderlo y era muy complicado y me había concentrado tanto en hacerlo que no había notado que los hermanos de Elizabeth se habían marchado y esta se había adelantado un poco para después volver y llevarme hasta la entrada.

Cuando crucé el umbral guardé mi varita en mi pantalón mientras Elizabeth abrazaba a Robin y cerraba bien la caja, ya que Robin porfín se libró de Elizabeth fue mi turno de acercarme.

¡Felicidades Robin! – le dije con gran entusiasmo mientras le daba un gran abrazo y la levantaba un poco del suelo, cuando la solté, estiré mi mano y le mostré la cajita – toma un pequeño regalo para la señorita Robin.

Cuando hubo agarrado su regalo me fije en quién más estaba en la sala, podía distinguir a Mei, y a Kyle, no conocía a los tres chicos que nos acompañaban.

Hola Kyle – le dije acercándome a el y dándole la mano, pera después dirigirme hacía Mei y darle un fuerte abrazo – hola Mei – después de esto me giré para ver a los otros tres chicos y simplemente dije – hola yo soy Gael

Spoiler:

Recibí la invitación de los padres de Robin para pasar el día de navidad y celebrar el cumpleaños de Robin. Sonreí agradecida, me apetecía mucho ir, pasármelo bien.

Llegué a la casa cuando ya era prácticamente de noche, me había tenido que entretener mucho pidiendo permisos: primero en Hogwarts, para que me autorizasen a salir del castillo. Aquellas navidades las pasaba en el colegio y no con mi familia, ya que debido a los incidentes de hace poco tiempo el ambiente seguía algo caldeado y sinceramente...necesitaba libertad. Luego, autorización de mis padres, los cuales accedieron gustosamente, ya que querían que pasase un buen tiempo. Llevaba unos vaqueros ceñidos que me habían regalado por navidad, un jersey verde y muy calentito, para combatir el frío, bufanda y guantes no podían faltar...y mi capa negra, la cual no llevaba ningún distintivo del colegio para no llamar la atención. Me gustaba llevar capas, quedaban muy elegantes y eran muy bonitas. Además me encantaba como ondeaban.

En mi mano derecha llevaba una caja envuelta, regalo para Robin, por Navidad y evidentemente también por su cumpleaños. Era una bufanda, de los colores de su casa, pero en vez de llevar las habituales rayas horizontales, estan eran verticales. Además en la otra mano, llevaba una pequeña bolsa con chuches de Honeydunkes.

Llamé suavemente a la puerta, escuchando un pequeño jaleillo dentro de la casa.-¡Hola, Robin!-saludé con una gran sonrisa en la cara cuando abrió-¡Feliz navidad y Feliz cumpleaños! Toma, es para ti...espero que te guste, ya sabes que soy horrible regalando cosas-dije, tendiéndole mis regalos y luego rascandome la nuca con algo de verguenza. Observé a las personas que había dentro, de las cuales solo conocía a Gael.-¡Hola Gael! Me alegro de verte.-le sonreí-Y hola a los demás. Soy Mirajane, encantada-me presenté.

No conocía mucho a Robin, solo había hablado una vez con ella sobre los grindylows, pero me había llegado una invitación de sus padres para que fuese a su fiesta de cumpleaños. Me cayó muy bien, aunque no sabía que regalarle, le tuve que pedir ayuda a mi madre para comprarle un regalo, ella solía acertar aun sin conocer a la persona en cuestión. Le compré al final una pulsera, de plata con dijes, se podían poner más o cambiarlos al gusto de uno.

Cuando llegué frente a la casa de Robin, me alegré un montón, me había perdido y creía que no conseguiría llegar nunca, eso me pasaba por no hacer caso a mi padre. Suspiré, aliviada.

En una pequeña caja negra con un lazo plateado estaba metida la pulsera, esperaba que le gustase, uno de los dijes era un grindylow muy mono, sabía que le gustaban y por eso cogí uno.

Llamé a la puerta y Robin abrió.

- ¡Felicidades Robin!- dije con una gran sonrisa, saqué mi regalo-. Espero que te guste- sonreí tímidamente mientras se lo daba.

Miré quién había dentro, solo conocía a Kyle, Gael. A Mei la conocí en Las Tres Escobas- ¡Hola Gael, Kyle y Mei! A los demás no os conozco, soy Lilieth, encantada.

Hace unos cuantos días recibí una invitación muy curiosa, la cual pertenecía a los señores Waltz, osea los padres de una de las personas que más me importan en este mundo, mi gran amiga Robin. La cual no me perdería la oportunidad de pasar un día de navidad con ella y su família.

Por la mañana, me tomé la libertad de pasar por el callejón Diagón y comprar un regalo navideño para Robin, el cual estaba segura que le encantaría, ya que una vez, pasando por el callejón, se quedó en el escaparate de Madame Malkin's, mirándo un vestido, el cual le encantaba, así que lo compré, y volví a casa para cambiarme, antes de ir hacia la residencia Waltz.

Una vez con un simple vestido de tirantes, de seda blanca, y una cinta roja con un lazo en la cintura, y un recogido, también simple con unos tirabuzones que me caen por los lados, me pongo el perfume y me dispuse a salir con los regalos, me despedí de mis padres y les dije que volviera un poco tarde, como una vez más en la vida, me dijeron que antes de salir, me abrigara, que salía con poca ropa, y hacía mucho frío, yo asentí, pero como no tenía frío, por mi condición vampiresca, olvidé toda la ropa de abrigo antes de salir.

Una vez llegué a la puerta de la residencia Waltz, me planté allí llamé a la puerta, y me dí cuenta de que estaba entre abierta así que me asomé y una carita sonriente iba hacia la puerta, así que no pude resistirme y entré y abracé con mucha fuerza a Robin, la besé la frente y me separé un poco de ella:

Toma.. ¡Feliz navidad!, espero que te guste.-Dije sonriendo.

Después me volví hacia la demás gente y saludé desde lejos a todos:

-¡Hola!-dije saludando con la mano, a algunos hasta los guiñaba, porque los conocía más que a otros.

Regalo:

Spoiler:

Recibi una invitacion muy bonita de los padre de Robin , me parecio un poco extraño por que apenas la conocia, sin embargo me habia agradado mucho su forma de ser .

El dia del cumpleaños la verdad me senti agotada,ni siquiera sabia porque si no habia hecho nada , en fin habia llegado la hora del cumpleaños y me disponia a ir pero me faltaba lo mas importante ,El regalo.

Me desespere en ese instante ,no sabiua que hacer, pense y pense que podria hacer,y me acorde de una tecnica que hacian unos amigos muggles , tarjetas, hice una muy linda y de "algun lugar misterioso" , (que no eran mis bolsillos ) saque una pulsera que habia coprado hace algunos meses.

Cuando llege a la casa de robin,pense que habia llegado tarde, puerta estaba abierta , trate de escabullirme para que no se dieran cuenta,pero no funciono, vi a robin y hable para evitar comentar mi situacion

-Feliz cumpleaños Robin ,espero que lo pases bien, Mira te traje un regalo-

le pase el regalo y luego dde eso me puse a saludar al resto de los que estaban como si nada hubiera pasado.

Me sorprendí al ver quién era, y eso se notó en mis ojos, que se habían abierto de par en par al encontrarme con Daniel Black. ¿Qué hacía él allí aquel día? ¡No importaba, estaba feliz por ello! Pero tal vez a papá y mamá les incomodaba... Yo no pude evitar sonreír y luego miré, sorprendida y como si no lo hubiese hecho a propósito, mi varita.

- Desde que corren estos tiempos sí...-contesté y vi cómo sacaba algo de su espalda. Lo tomé con cuidado y me quedé mirándolo, embobada. La sorpresa vino cuando me besó, mis ojos se abrieron de par en par y me puse un poco colorada.- Oh, claro, pasa...-susurré y me hice a un lado. Miré hacia el interior. Papá tenía una cara de pocos amigos, fruncía un poco el ceño. Le había molestado el beso, seguro. Escuché entonces una voz proveniente de la calle y me giré hacia ella, ¡Era Mei! Volví a mirar mi varita y me mordí el labio inferior.- Es peligroso no estar protegido en estos momentos, y no es normal tener visita en Navidad, no sé qué hacéis aquí.-me expliqué aún impresionada.- Pasa.-cuando entró ella cerré la puerta y miré a Daniel, luego miré su regalo y lo abrí lentamente. Un guardapelo... Era muy bello, lo abrí. Oh, tenía un espejito dentro. Había una notita, la abrí para leerla y cuando terminé, sonreí conmovida. Levanté la vista para mirar a Daniel y me acerqué para abrazarlo con fuerza.- Gracias... Es un regalo muy bonito...-susurré.

Me separé de él para abrazar a Mei con mucho cariño, la estimaba mucho. Cuando fui a pedirle a Daniel que me ayudase a ponerme el colgante, alguien tocó en la puerta dos veces. Dejé en la mesita donde estaba mi regalo de Navidad que había llegado por la mañana el colgante de Daniel con mucho cuidado dentro de la caja y fui a abrir, aún tenía mi sonrisa. Era Phil, sacó algo de su capa y yo lo cogí para después darle un abrazo cariñoso.

- Hola, Phil...-murmuré. Luego me separé de él y tiré de su brazo con suavidad para que entrara. Volví a cerrar la puerta y me giré hacia los presentes, aún con el regalo en la mano.- No entiendo qué hacéis aquí.-comenté y, acto seguido, entendí qué pasaba. Miré a mis papás y les sonreí, luego dejé un momento el regalo de Phil en la mesa y corrí hacia ellos para abrazarlos.- Muchas gracias...-cuando me separé de ellos oí la puerta y me giré hacia ella.- ¿Cuántos más vendrán?-pregunté a papá y mamá.

- Unos cuántos...-dijo mamá con una sonrisa, abrazada a papá. Por la puerta entró Sauron, ¿Cómo la había dejado sin cerrar? Era un desastre... Pero al menos era alguien que no nos pondría en peligro. Le sonreí, feliz de que estuviese allí él también y tomé el enorme regalo que traía con él. ¡Un caldero! Me dijo que mirara dentro y eso hice.

- ¡Pero qué plumas tan bonitas! Muchas gracias, me hacía falta todo esto.-le dije y lo abracé para después poner el regalo sobre la mesa, con los demás. La puerta volvió a abrirse y por ella entró Kyle ¡Cuánto hacía que no lo veía! Más o menos desde poco antes de caer en depresión... Corrió hacia mí para abrazarme y yo lo recogí entre mis brazos, reí un poco cuando me besó en la mejilla y me puse seria después, con expresión de sorpresa cuando me habló de algo que tenía para mí. Sacó una caja y la abrió, dejándome ver un collar con una piedra negra que pasó a ser amarilla cuando Kyle lo cogió. Abrí la boca, asombrada. Mi hermanito me colocó el collar alrededor del cuello y me explicó que había pertenecido a su hermana.- Pero no puedo aceptarlo...-empecé, pero no me hizo caso. Es más, se dirigió a los otros, haciendo una reverencia y luego cogiéndome y subiéndome sobre sus hombros. Yo abrí los ojos como platos y me agarré a él con fuerza, qué miedo me daba que me cogiera así. Papá lo miró con el ceño fruncido, yo sabía por qué, cuando él me había cogido de aquella manera siendo más pequeña lo volvía loco para que me bajara. No quería que se sintiera mal, yo simplemente me sentía segura porque Kyle era un vampiro. Pero papá sonrió luego y se acercó a nosotros.

- Así que tú eres Kyle Owen, Robin nos ha hablado mucho de ti, muchacho...-dijo. Papá sabía que Kyle era un vampiro, por eso no estaba seguro de si llamarlo “muchacho” sería lo más adecuado, la verdad es que yo tampoco sabía qué edad tenía Kyle, era extraño pensar que tal podría tener la edad de mis abuelos o ser incluso más viejo. No tardé mucho en bajar al suelo de nuevo, sólo para que Elizabeth de Lune, una chica adorable, entrara en trombón por la puerta y se me abalanzara, casi tirándome al suelo de no ser porque Kyle estaba detrás.

- Gracias...-murmuré un poco confundida mientras tomaba lo que ella me tendía. No había necesidad de que me trajeran regalos... Ahora tenía un montón de cosas, muchas joyas... Me sentía mal. Elizabeth se giró para saludar a los presentes. Mis padres le dieron dos besos cada uno y se presentaron. Después apareció Gael con una cajita en la mano. Me felicitó y me abrazó haciendo que mis pies dejaran de tocar el suelo durante un momento.- Demasiados regalos...-dije haciendo un mohín al ver que me tendía la cajita.- Muchas gracias.-le sonreí. Luego abrí el regalo y me quedé asombrada, más cuando vi algo extraño en los zafiros de aquella preciosa pulsera. Me la acerqué, recolocándome las gafas, y fruncí el ceño, escrudiñando el objeto. Algo se movía en su interior... ¡Un águila en cada gema! ¡Volaba!- ¡Oh, pero qué bonito, Gael!-exclamé y me lancé a su espalda para abrazarlo, parecía un koala por cómo había quedado. Luego me bajé, justo para escuchar unos toques en la puerta e ir a abrirla inmediatamente. Era Mirajane, aquella chica de Slytherin tan simpática.

- ¡Jane!-exclamé a modo de saludo abrazándola. Reí un poco ante su comentario cuando me entregó más regalos...- Al menos has traído algo, aunque no era necesario.-dije y abrí el regalo más grande después de relamerme con las chucherías, qué bien, tenía muchas para compartirlos con todos los demás.- ¡Qué bonita! Muchas gracias, Mirajane.-dije emocionada y me coloqué la bufanda.- Me gusta mucho.

Mirajane hizo lo mismo que los demás, presentarse a los desconocidos y saludar a los conocidos. Mientras yo fui a abrir la puerta de nuevo, para encontrarme con Lilieth. ¡Oh, ella también! ¡La chica que compartía conmigo el gusto por los grindylows! Me tendió una pequeña cajita antes de que pudiese saludarla o abrazarla, o las dos cosas.

- ¡Lili!-exclamé cogiendo la cajita mientras pensaba que sería otra joya. Se habían gastado todos demasiado dinero, yo ya me habría conformado con su presencia, me había sorprendido ver a tanta gente allí el día de Navidad. Abrí la bonita caja y me encontré con otra pulserita, la observé bien y mi boca formó una “O”. Empecé a mover las manos y todo mi cuerpo con emoción.- ¡Es un grindylow, es un grindylow!-exclamé muy emocionada, casi que parecía que me faltaba el aire. Y entonces me abalancé sobre ella para darle un abrazo muy fuerte.- ¡Me encanta!-cuando me separé de ella dejé la cajita en la mesa con los demás regalos y escuché de nuevo que tocaban en la puerta, ¿Cuánta gente quedaba? Miré a mis papás y ellos sonrieron.

- Nos alegra mucho que ahora tengas tantos amigos, cariño.-dijo mamá. Papá asintió y continuó lo que ella acababa de decir.

- Por eso los hemos invitado, a tantos como tengas.

Les sonreí y fui hacia la puerta, pero antes de llegar, una chica bonita la atravesó. Yo corrí hacia ella gritando su nombre con alegría, me ponía muy contenta que ella estuviese allí también. Nos abrazamos y me dio un beso en la frente, estuve a punto de morir asfixiada, aún no me explicaba cómo podía tener tanta fuerza. También me dio un regalo. Lo abrí mientras ella saludaba a los demás, como habían hecho todos. Abrí el regalo, ¡Era un vestido precioso!

- ¡Oh!-exclamé. Corrí hacia mamá y le susurré algo al oído.- Mami, ¿Puedo ponérmelo ahora?-ella aceptó no muy convencida, pero dentro de casa no hacía un frío tan exagerado, estaba descalza y mis pies estaban calientes. Cuando me disponía a subir a mi cuarto para cambiarme, alguien se asomó por la puerta abierta, una chica, Lisange. Le sonreí y fui a darle un abrazo.- Muchas gracias, no tenías que haberte molestado, con tu presencia ya estoy a gusto. Es muy bonita.-dije, y eso iba en general, para todos. Coloqué la pulsera con los demás regalos y me fui hasta las escaleras.- Feliz Navidad a todos. Ya vengo, ¿Sí?-les sonreí y corrí escaleras arriba. Mientras yo me cambiaba, mamá cerró la puerta convencida de que nadie más iba a venir. Papá empezó a sacar sillas para todos. Yo, con mi nuevo vestido y aún descalza, bajé de nuevo al primer piso y los contemplé a todos de forma cariñosa con las manos enganchadas a la espalda. Era algo muy importante para mí que todos ellos hubiesen venido a mi fiesta en un día en el que se suponía que debían estar resguardados en sus casas, celebrando su propia fiesta con su propia familia.