Ya esto de recordar el pasado se me hizo costumbre [Robin Sunset Waltz]

Sí, ahí estaba Cedric otra vez, en su primera y única escoba Nimbus 2000, la que guardaba tantos eternos recuerdos que serían díficiles de quitarle al chico. En aquel campo de Quidditch, donde tantas veces salió victorioso, donde una única e inolvidable vez había levantado esa tan para algunos inalcanzable copa, ahora estaba sólo recordando, recorriendo el campo desde el cielo, dejándose llevar por la corriente de aire, deteniéndose en cada lugar específico del campo, donde le esperaba un recuerdo más por rememorar.

¿Cuánto hacía que no volaba? Si seguía así perdería práctica y agilidad, no podría seguir en el equipo. Pensando así me puse las pilas. Subí a la habitación de las chicas y abrí mi baúl, tomé mi Moscarda y salí a los jardines. El lugar estaba bastante vacío por lo que me pareció buena idea subir en la escoba antes de llegar al campo de quidditch, que era el lugar al que me dirigía desde un principio. Monté en mi Moscarda y di un pisotón en el suelo para elevarme en él y puse rumbo a mi destino.

Una vez allí vi a un chico también en escoba, parecía pensativo y llevaba la túnica de Slytherin. No recordaba haberlo visto por el colegio, pero había tantos alumnos -y cada vez más- que era complicado conocerlos a todos. No le dije nada, me limité a volar y dejarlo tranquilo.

Uno de los lugares que le traía más recuerdos y melancólicas anécdotas, obviamente, eran los aros, donde a él le tocó defender con todo su cuerpo y espiritú cada quaffle que se le atravesará, llevando así a su equipo hacia la victoria. Una sonrisa llena de sentimiento dejó mostrar el ahora Slytherin al recordar esos momentos. Sonrisa que levemente se fué apagando cuando se percató que no estaba sólo. El traje de color amarillo delataba a la Hufflepuff que interrumpía ese momento pero, quizá, de algo le podría servir. Se acercó a ella con un vuelo lento para luego dirigirle un par de palabras.

-Una carrera hasta el lago de las afueras de Hogwarts, ¿aceptas el reto, tejoncito?- desafió, atrevido, mirándola.

El chico se acercaba a mí lentamente, detuve mi vuelo para permitirle el acercamiento sin dificultad. Aunque quizá me iba a mandar a paseo por haberlo interrumpido en sus pensamientos a pesar de que no lo hubiese hecho intencionadamente. Mientras lo esperaba me recoloqué bien las gafas con una mano mientras que con la otra me seguía sujetando a la escoba, desde allí arriba, aunque mirase hacia abajo no tenía vértigo. Era extraño cómo podía tener miedo a las alturas pero no miedo a volar sobre una escoba.

Finalmente, el chico de Slytherin llegó y me retó a hacer una carrera hasta el lago. Medité la idea durante un momento, pensando en si nos castigarían por ello, si los profesores estarían descontentos con nosotros por hacer eso. Suponía que no mientras no armásemos revuelo y, por el aire, no podíamos dañar a nadie. Tras esto, sonreí y asentí con la cabeza. Rápidamente giré sobre mí misma y puse rumbo hacia el destino de la carrera.

Le pareció raro no escuchar ni un 'acepto' de la chica, pero bueno, se limitó a sostener de su escoba fuerte y emprender viaje, a toda velocidad, a la par de la chica. Rompía el destino del viento son su andar, chocaba esas fuertes ventiscas con su cuerpo, su mentón estaba practicamente apoyado en la escoba, para así tomar una mayor aerodinámica y poder sacar una buena ventaja de eso. Superó a la chica por poco y delante suyo vió el puente. Giró con fuerza sobre su mismo eje pasando entre las colmunas que sostenían aquel camino, sonriendo por la adrenalina que el volar le seguía provocando.

El chico de Slytherin había conseguido adelantarme y eso me hizo sentir mal, pero me dije a mí misma que me animara, que eso era como un reto más, tenía que ser más rápida, desarrollar alguna especie de técnica que fuese mía y de nadie más. Ahora no tenía tiempo para eso porque debía concentrarme en pasarlo, pero lo haría en la sala común cuando acabase la carrera y me despidiera del chico. Por el momento me centré en lo que tenía entre manos. Sujeta a la escoba, inclinada hacia delante para coger impulso me erguí y alcé el vuelo, cogí más altura, aquello podía haberme matado de vértigo en otras circunstancias, pero estaba sobre mi Moscarda, en la que me sentía segura. Volé desde ahí y después, bajé en picado como si quisiera darle un golpe, pero justo cuando iba a chocar con él, usé mi giro y lo adelanté. Me estaba divirtiendo mucho con aquel juego, nadie había echado una carrera de escobas conmigo nunca.

En verdad Cedric no se esperaba aquel movimiento de la chica, por lo que calló en su trampa sin remedio. Cuándo se giró y vió como la joven se le abalanzaba en picada, el ex-león inclinó la punta de su escoba hacia abajo, para descender, lo que hizo que perdiera demasiado el equilibrio a tal punto de tambalear. La tejoncilla había ganado puntos en aquella competición, segundos valiosos, pero Cedric aprovechó el hecho de haberse inclinado por bajar. Simuló la táctica de su contrincante pero con una corrección. Bajó en picada más abajo de donde estaba, llegando a tocar con las puntas de sus pies la hierba de aquel valle, sabiendo que estando más cerca de la tierra obtendría una ventaja para alcanzarla, por el hecho de la fuerza de gravedad. Al cabo de unos segundos, estaban prácticamente empatados, sólo que ella muy alto y él muy bajo, ambos cerca de la meta.