Perdido~ (Libre)

Era mi primer día en Hogwarst y estaba muy nervioso, encima, el viaje en el Expreso había sido agotador y cansado. Iba atabiado como un pantalón negro y una sudadera de color verde. Cuando porfín consegui llegar al castillo pensé por un momento en lo grande que era aquello, y lo torpe que era yo, seguro que tendría que pedirle ayuda a alguien, pero esos pensamientos fueron eclipsados por la gran cantidad de gente que había en los alrrededores. Aquello era un verdadero agobio. Yo iba con mi mapa en la mano, pero como no entendía nada de lo que ponía en ese papel, solté un sonoro grito que debió ser escuchado desde la torre más alta de la escuela -Pero de que demonios me sirve un mapa si no le entiendo- dije, y acto seguido me puse a caminar por una estrecho camino de piedra que al parecer dirigía a las puertas del castillo, mientras todo esa gente me miraba como si fuera un bicho raro. Yo pensaba si ese sería el camino correcto o me volvería a esquivocar, como estaba acostumbrado a hacer.

Durante el largo paseo por aquel caminillo me dió tiempo a pensar sobre aquellas cosas que había dejado atrás. ¿Qué sería de mi madre durante mi ausencia? Nosotros nos veíamos obligados a darnos cariño mutuamentes, se podía decir que eramos nuestra única familia. Pero esas historias que me había contado sobre su estancia en Hogwarst me encantaban, cómo sería ese momento de euforia en el que el sombrero seleccionador pronunciaba tu casa, tus primeras clases como alumno, las nuevas amistades que irías a hacer dentro de la escuela. Esas cosas me apasionaban y me daban fuerzas para continuar y convertirme en un gran mago como lo había sido mi padre y como él quieriera que llegara yo a ser.

Había pensado en todas las cosas que podía pensar y todavía no había llegado al final de ese camino, parecía inacabable, por un momento pense que había vuelto a equivocarme como de costumbre, pero el ver gente por esos lugares me tranquilizó. De repente y sin quererlo note que había chocado con alguien. Pero yo no podía haber evitado ese choque, basicamente porque mi cabeza estaba en otro lugar. Como estaba muy despistado tarde en girarme, era una chica, una chica muy guapa y con su enfadada voz me preguntó; si no me fijaba por donde iba, y con amabilididad la respondí -Perdoname, soy nuevo y estoy un poco despistado. Por cierto, me llamo Sebástian, pero me puedes llamar Seb, y seguro que una chica tan guapa como tu también tiene un nombre. Un silencio ensordecedor se produjo en la escena y yo, me quede fijamente mirando a sus preciosos ojos en busca de una respuesta.