Caminando...solo[Robin]

Era fin de semana y podía salir de Hogwarts. Mis papás siempre me daban permiso para hacerlo y por eso en la escuela no me lo impedían. Tal vez era porque no había contado todo lo que había pasado cuando salía de Hogwarts, porque siempre me ocurría algo desagradable y digno de recordar en mis sueños convertidos en pesadillas por culpa de ello. Pero aquel día había decidido ir a un lugar por el que los magos difícilmente pasearían o, al menos, los mortífagos: La zona muggle de Londres.

Cogí un balón de fútbol -adoraba ese deporte- que tenía por casa y, tras darle un beso a mis papás, salí corriendo con dirección al parque. Una vez allí observé a la gente que había en el espacio abierto, pocas personas. Después empecé a patear el balón contra una valla, iba descalza pero no me dolían los pies por golpear el balón. En un momento se me descontroló el balón, chocó contra un árbol y salió volando hacia atrás. Me agaché para que no me diera y me giré para ver la trayectoria del objeto esférico. Golpeó en la cara a un chico que leía en un banco y cayó al suelo. Me llevé una mano a la boca con los ojos muy abiertos y corrí hacia el lugar.

- ¡Lo siento mucho!-exclamé y me mordí el labio inferior, realmente disgustada por lo que había sucedido. Tomé el balón e hice una reverencia al chico.- Ha sido sin querer...

El chico se frotó la cara y me llamó mocosa, claramente de forma despectiva. Se había enfadado, y bastante... Pero si había sido sin querer, ¿Cómo me decía todo aquello? Me daba la sensación de que aquel chico era un poco tonto. Los padres no iban enseñando por ahí a no hacer cosas sin querer. ¿Y me decía que debía estar en un correccional o una perrera? Humm...

Espabila.-dijo mi conciencia. Asentí a ésta y fruncí el ceño. Pateé el balón para que cayese cerca del árbol contra el que había rebotado antes de que golpease al chico maleducado en la cara.

- Me parece que la mala educación la tienes tú. Tú eres el que se comporta como si necesitase buenos modales.-le dije con calma.

Mi cara se convirtió en una mueca de extrañeza, no comprendía por qué me trataba tan mal. Es decir, un pelotazo en la cara me habría hecho daño a mí también, por supuesto, pero no me habría enfadado, y mucho menos después de que se hubiesen disculpado por ello. Ni siquiera debía haber sido muy fuerte el balonazo, yo no tenía tanta fuerza como para hacerle mucho daño. Me froté un brazo, algo azorada, ya volvíamos a las andadas... Me mordí el labio inferior y desvié la mirada al suelo.

- No puedo... Nunca he mirado a los ojos a la gente cuando me habla, es una costumbre, no puedo evitarlo...-respiré de forma algo nerviosa.- Podrías ser menos desagradable conmigo, sólo te he golpeado por accidente, no lo he hecho a propósito.-lo miré de nuevo.- ¿No puedo hacer nada para que me perdones?-pregunté finalmente, me sentía fatal...

Él llevó a cabo una acción para relajarse, tal vez había entendido que se había enfadado innecesariamente. Pareció ser que sí se había calmado, cuando volvió a hablar parecía más simpático y amigable. Asentí con la cabeza enérgicamente cuando me preguntó si había entendido lo que había dicho. Después choqué mis dedos índice el uno con el otro, un poco cohibida.

- De verdad que lo lamento mucho...-murmuré, yo no quería interrumpirlo en su lectura, seguía siendo algo duro conmigo al usar sus palabras, pero ya no me hacía tanto daño con ellas porque estaba acostumbrada a ellas. Suspiré profundamente y lo miré con gesto serio.- Me iré a jugar a algún sitio en el que no moleste y así podrás seguir leyendo.-ofrecí y fui a coger mi balón.