Jugando con el águila [Adam Anderson]

Si no fuera porque tenía mucho que hacer, no hubiese dejado que la chica de Hufflepuff se marchara, pero las cartas que tenía que enviar son mucho más importantes que entretenerse con una tejona... o eso es lo que se ha estado repitiendo. Estaba decidida a recibir una respuesta de su abuelo materno, no se conformaría hasta recibir un: "Déjate de molestar". Arianne aguanta la respiración al entrar a la lechucería, no le gustan esos animales por eso siempre utiliza las aves que son propiedad de la escuela, evitándose también el que la identifiquen por alguna lechuza.

Al dejar ir a la primera, observa atentamente la otra carta, dirigida a su padre, preguntándole por todos aquellos chicos que ha conocido últimamente. Sabía que se demoraría en contestarle pero es mejor eso a tener que mezclarse con los sangre sucias. Ve como la segunda lechuza se pierde y da media vuelta para salir de ahí, pero la presencia de un chico la sorprende ligeramente. Lo observa atentamente y sonríe al reconocerlo, lo había visto en varias ocasiones con la Hufflepuff de Ariel y había cruzado algunas palabras con él. Adam, si mal no recuerda.

—Buenas tardes —dice ella con tono tranquilo y suave—, si vas a utilizar las lechuzas, te recomiendo las del lado derecho, dicen que son las mejores.

Crear conversación no se le da, normalmente son ellos los que se acercan a ella. Se encoge de hombros ante ese pensamiento, por lo menos ya tenía la atención del chico.

Arianne no puede evitar arquear una ceja ante las primeras palabras del chico, aunque una sonrísa apareció en su aristocrático rostro cuando Adam continuó hablando."Así que soy el tormento de Ariel y Seth" piensa ella, divertida por eso. Al parecer lo que quería lo estaba logrando antes de lo que pensaba, ojalá que no termine pronto, molestar a esos chicos se está convirtiendo en uno de sus pasatiempos favorito.

—Estoy muuy bien, gracias por preguntar —dice ella sonriéndole al chico con algo de coquetería—. ¿Eres Adam Anderson, no? —comienza a preguntar ella, dando unos pasos hacia el chico, sin darle mayor importancia al hecho de que él haya cerrado la puerta.

Lo observa por unos segundos, escrutándolo, para luego volver a posar su mirada en los ojos del Ravenclaw.

—Espero que te hayan contado cosas buenas de mí —sisea, aún caminando lentamente hacia el chico—. Ariel y Seth son personas realmente encantadoras —finaliza con una sonrisa maliciosa en su rostro.