Encuentro con mis recuerdos (Meredith)

―No literalmente ―me apresuré a añadir, ante la pregunta de mi prima―, pero le había dado mi palabra que dejaría que recordaras todo tú sola ―comenté.

La verdad, la promesa ya no me importaba tanto. Más aún, me parecía tonta. ¿Quién le negaría su pasado a alguien? No lo entendía, por eso, la había roto.

- Entiendo - dije sacandome falsos fantasmas de la cabeza - Me alegro de que me lo hayas dicho - dije abrazandola teniendo la impresion de que habia un cabo suelto - y me alegra haberte recordado

―Me alegra a mí también ―sonreí, abrazándola. La había extrañado tanto...

―¿Sabes? Subí a enviarle una carta a mi tío porque mi padre está muriendo ―le conté―, pero ni se me cruzó por la cabeza que nos reencontraríamos.

Estaba muy contenta, aunque la alegría de tener a mi prima la opacaba que papá estuviera cada vez más cerca del arpa que de la guitarra, como decía mamá.

- ¿Muriendo? - pregunte medio extrañada... tal vez porque no recordaba eso - ¿Y que le pusiste en la carta?, solo le informabas o le pedias ayuda - pregunte algo confusa por el descubirmiento de que mi tio estba muriendo y yo ni enterada

―En realidad, hace un año casi le descubrieron un tumor benigno en un pulmón ―le expliqué―. Merlín sabrá qué lo causó, pero, bueno... Ahora, el tumorcito en cuestión ―dije, con un poco de enfado―, no se podía conformar con ser bueno, se tenía que volver maligno ―hablaba como si el tumor fuera un ser pensante y decidiera cambiar solo, pero es que el enojo me superaba―. Y le pedía ayuda al tío para que lo visitara, y me avisara cualquier cosa que le pasara.

Ok, hacía una hora, Leila no sabía que tenía un tío, y ahora era consciente que estaba muriendo. Me sentía mal por eso, pero tampoco podía mentirle.

- Osea... que venga aqui? a Londres? - vale, no estaba asustada, estaba aterrorizada con la idea. Ayer creia que no tenia padre y hoy descubro que si que lo tengo y es posible que venga a la ciudad a visitar a mi tio con un tumor en el pulmon. Wau. suficientes emociones para una vida.

―Tranquila ―le dije, con una sonrisita, ante el espantado rostro de mi prima―. Mi padre está viviendo en Estados Unidos ―le expliqué―, lo más lejos posible de todo este lío mágico ―añadí.

―¿Muchas emociones para un ratito? ―pregunté―. ¿Quieres que vayamos a las Cocinas?

-Si a las dos cosas - le dije volviendo a respirar. Me habia traumado un poco al pensar que lo tendria tan cerca... creo que estaba aliviada - Muero de hambre asi que espero que los elfos esten de buenas y nos den algo - sonrei un poco tratando de quitar la tension que mi cuerpo habia sentido hace nada.

Sonreí levemente.

―Si tienes un colapso nervioso un día de estos, primita, me daré por responsable ―comenté, riendo. Ahora, todo era más fácil. No debía pensar dos veces lo que diría antes de decirlo.

Comencé a bajar los escalones nevados de la lechucería con cuidado para no caer y luego me dirigí a las Cocinas. Volteé a ver si mi prima me seguía.

- Las dos seremos responsables, tu por provocar el colapso y yo por nerviosa - dije siguiendole la broma.
La segui hasta las cocinas.



FIN DEL ROL