Valerie había tenido un día bastante ajetreado en Hogwarts, casi no había tenido un tiempo libre. Estaba algo estresada, pero aún así no dejaría que el día terminara mal. Entró en la Sala Común y como ya era bastante tarde prácticamente no había lugares en dónde poder descansar, pues la Sala estaba completamente llena.
Ignorando a todos los compañeros de Slytherin que estaban allí caminó hasta encontrar un sillón que tenía un lugar libre. Había una chica rubia sentada en ella, desconocida para Valerie. Sin embargo tenía los ojos cerrados, pensó que estaba dormida y no la molestaría, así que se sentó a su lado. La Sala Común era reconfortante en estos días de invierno, a pesar de que se ubicaba en las mazmorras (que se cree uno de los lugares más fríos del castillo).
Para su sorpresa, la chica rubia abrió los ojos y miró a Valerie.
—Creí que estabas dormida, hola.— saludó con un tono normal y gesto serio, no estaba de muy buen humor, pero no solía tratar mal a los de su casa, excepto a los que la maltrataban a ella. Tampoco iba a disculparse por "interrumpir" a la chica, ¿o sí? No, definitivamente no.