A por una varita

Estaba, como siempre, ordenando un montón de cajas en el almacén cuando oí la campanilla que anunciaba la llegada de un nuevo cliente. Dejé todo como estaba y entré a la parte principal de la tienda, encontrándome con una chica joven.

- ¡Hola! - la saludé simpáticamente, sonriendo - ¿En qué puedo ayudarte?

Me recompuse un poco la camisa que usaba para trabajar, pues se me había arrugado un poco.

A pesar de su tono seco no borré la sonrisa de mi cara. Tampoco aparté la vista aunque me estuviera mirando directamente a los ojos.

- Por supuesto - respondí - Justo esta mañana he terminado de fabricar dos de ese modelo.

Abrí uno de los cajones del mostrador y saqué un par de estuches, quitando la tapa para mostrar su interior. Señalé la primera de las varitas.

- Esta de aquí mide 30 centímetros y está hecha en madera de nogal y núcleo de corazón de dragón - le expliqué. Luego señalé la segunda.

- Y esta mide 29 centímetros en madera de tejo y núcleo de pluma de fénix.

- Pruébalas y dime qué tal - la animé amablemente.

Sonreí al ver su prueba; había acertado eligiendo la varita.

- ¡Genial! - dije alegremente.

Fui entonces a mirar los precios. A pesar de todo el tiempo que llevaba trabajando allí aún no me los aprendía, y no acababa de entender por qué.

- A ver... ese modelo cuesta 85 galeones - le informé luego de verlo.

Cogí sus galeones y los guardé.

- ¡Hasta pronto! - me despedí aunque ella no lo hubiera hecho.

Encogiéndome de hombros me dispuse a seguir con lo que había dejado a medio.


[Te resto el dinero y pongo la varita en tú baúl ^^]