En el campo de Quidditch (Elianne Nott)

Elianne no sabía como había acabado yendo al campo de quidditch, había estado caminando por ahí, perdida en sus pensamientos y, de repente estaba allí.

Y no era la única, por lo visto. Había un chico alto, bueno, a ella la mayor parte de los chicos se lo parecían, parado en medio del campo... Probablemente estaría reflexionando sobre algo que le había pasado porque nadie podía tener esa cara y estar pensando en un parido de quiddicht.

Elianne se planteó si interrupir su momento o no, no quería ser la típica tía que jode momentos.

Elianne sonrió y le dijo: -Soy Elianne, espero no haber interrumpido nada.- Se disculpó mirando al suelo.

Luego levantó la cabeza y le preguntó: -No es por parecer cotilla pero, ¿qué haces aquí?-

Realmente estaba desierto, casi era de noche y la verdad era que Elianne veía difícil que alguien se les fuera a unir. -¿Te apetece sentarte? No en una de las tribunas pero, sí fuera del campo-Cuestionó Elianne sonriente.

Elianne lo llevó hasta uno de los lados del campo y se sentó apoyada en la pared de la tribuna de Slytherin.

-No tengo autoridad moral para decir qué es raro y que no- Rió la chica, ignorando deliberadamente la segunda parte de la respuesta del chico: no quería escuchar como algo malo le había arruinado la vida. El chico probablemente odiaba que le preguntasen, ella lo odiaría.

-El quiddicht no es mi deporte favorito... Me gustan más los deportes muggles a decir verdad.-Comentó ella, observando como el campo estaba practicamente a oscuras.

-A riesgo de sonar típica: el fútbol. Pero me gusta más practicarlo que verlo, la verdad. Y eso que soy súper bajita y siempre me tratan de meter goles... Pero nunca pueden- Elianne le devolvió la sonrisa y se acomodó contra la pared. Era bueno hablar con alguien que tuviera una idea de lo que significaba tarjeta roja.

- ¿Y a ti? ¿Te gusta algún deporte muggle? Yo te veo más de baloncesto, pero siempre podrías practicar algo así como ballet.- Bromeó la chica.

-¡No lo ibas a practicar! ¿Cuánto mides? ¿Dos metros?- Bromeó ella. - Algunos tenemos que conformarnos con ser poco más de metro y medio. -Fingió quejarse ella mientras hacía un mohín de disgusto.

-Bueno, ahora que somos coleguillas, dime, ¿en qué curso vas? Porque no me suenas de nada... Aunque, claro, hay que tener en cuenta que, de repente, hay un montón de gente con la que llevo estudiando toda la vida pero no los recuerdo.- Rió, melodiosa. El chico le estaba cayendo muy bien, a decir verdad.

-Bueno, en eso tienes razón. La verdad es que me gusta ser así de bajita. Así soy una caja de sorpresas-. Dijo sonriéndole al chico.

-¿Sí?-. Preguntó, sorprendida. -Pues yo lo siento muchísimo pero tú a mí no me suenas de nada.- Se disculpó. Normalmente los chicos altos y guapos le sonaban. -Y también voy en sexto. Joder, tengo una memoria que da asco-. Se quejó, sonando disgustada.

-No me molestaría nada que tú me acosases, a decir verdad.- Dijo, coqueta, el chico era realmente guapo y a Elianne le gustaban así. Y alto, era realmente alto.

-Sí, fue muy bueno conocerte. Debo perderme en mis pensamientos más a menudo si cada vez que lo hago conozco a alguien como tú-.Bromeó, esperando que el chico se riese con ella.

-Te esperaré, en ese caso.- Dijo, guiñandole un ojo exageradamente. Por supuesto que le encantaría tener admiradores como él, guapos y que supieran algo de otro deporte que no fuera el quiddicht.

Elianne dio un saltito cuando la rana le tocó el hombro. -La última vez que estuve en contacto con chocolate tenía veritaserum... Así que mejor no me arriesgo, no quiero que sepas todos mis secretos.- Le dijo sonriente.-Lo del veritaserum es cierto, ¿eh?-

Elianne se estudió las cutículas con determinada atención.-En ningún momento he dicho que me lo dieran a mí...-. Comentó ella.-Por otra parte, me alegro de que no quieras conocer todos mis secretos. Algunoso son muy patéticos, como aquel día en el que... ¡Huy!.- Bromeó.

-En eso tienes razón, creo que muchos moriríamos felices mientras nuestra última cena fuera a base de chocolate-. Bromeó Elianne, definitibamente el chico le caía bien. Aunque no lo diría en voz alta hasta estar completamente segura. -No creo que eso pase, después de todo, si fueras un buen acosador conocerías mis más profundos secretos.- Dijo, sonriendole coqueta a Michael.