Nada que hacer

Hay días de esos aburridos y en los que no tenías nada que hacer...y eso me pasaba a mi. No había clase y la sala común de Gryffindor estaba muuuuy aburrida, así que decidí salir a dar una vuelta; se estaba volviendo una costumbre mía lo de pasear por Howgarts.

Salí de la sala común como un cohete, se estaba llenando de niños de primer año que no hacía más que gritar y hacer de todo como si estuvieran en una fiesta. Me di cuenta de que no había ningún mayor, eran muy listos escapando de los de primer año...

Di un par de vueltas por el castillo hasta llegar al lago, donde me detuve en la orilla y comencé a tirar piedras, jugando con ellas. Me aburrí a los pocos minutos y, con un suspiro profundo, me derrumbé apoyándome en el tronco de un árbol y cayendo al suelo lentamente.

Me sobresalté cuando escuché la voz de una chica. Giré la cabeza y la vi allí, a mi lado, muy cerca...No me había dado cuenta de que estaba allí.

-Sí - respondí a su pregunta y miré al cielo -. Hace un buen día.

-Normal que no me hayas visto nunca, suelo pasar desapercibido - comenté y luego la miré con una pequeña sonrisa -. Encantado, Alex, yo soy Ethan.

Me reí casi de forma irónica.

-No me preocupo demasiado por cómo soy - dije y cogí una piedra de tamaño medio y la tiré al lago -. Pero bueno, sí que me he dado cuenta...

-Estoy en Gryffindor... - le contesté mientras me estiraba y acomodaba mejor en el suelo - Y estoy en sexto curso. ¿Y tú? - pregunté.

Sonreí también.

- Creo que me estoy acostumbrando a tratar con gente de Slytherin...

- A Grace - respondí ante su pregunta -. Va a tu mismo curso.

Retrocedí como si estuviera asustado de ella y solté una carcajada.

- Me di cuenta de eso hace mucho tiempo - dije entre risas.

Puse los ojos en blanco.

- No voy a discutir eso - dije.

Alcé una ceja, mirándola con gracia y luego reí acabando en una sonrisa.

- Bueno, ¿sueles venir aquí? - pregunté para cambiar de tema.

- No salgo mucho por aquí - dije y la miré -. En realidad, escapo de los alumnos de primer año...son realmente escandalosos y me dan dolores de cabeza.

- Bueno - suspiré -, están todos revolucionados.

Me levanté del suelo, ya me estaba raspando la espalda con la corteza del árbol, y di unos cuantos pasos hacia el agua del lago. Me quedé observando el lago como si esperara encontrar algo.

- Estaría bien que apareciera y se comiera a alguien - comenté como quien no quiere la cosa y luego mostré una sonrisa burlona -. Soy un sádico, no puedo evitarlo.