Aquella noche, me había escapado de manera simple de Hogwarts, no era muy dificil, iba caminando por las calles de Hogsmade, sin abrigo, a pesar del intenso frío que pali8decía mi piel, mis huellas iban quedandose marcadas sobre la nieve y quedé a unos cincuenta metros de la casa de los gritos, viendo que por una ventana había iluminación, al parecer de fuego, entonces volví a avanzar, pero convirtiendo mi cuerpo en humo.
El humo se movió entre el viento, entrando por la ventana, y formandose mi silueta de nuevo, entre un pequeño torbellino, adopté una postura respetuosa, quedando muy cerca de la puerta, guardé silencio por algunos segundos.
-Ya he llegado, creo que podemos comenzar, Profesor.-Dije respetuosamente.