En la noche (Cassandra)

Después de haberme apuntado en la lista que encontré en la sala común, después de la cena, esperé a que todos se durmieran o se vayan a sus dormitorios, me vestí, cogí mi varita y salí para los jardines a esperar a Cassandra.

Me senté en la hierba y jugué un ratito con mi varita mientras la esperaba.

Estaba sentado en el suelo, arrancando la hierba y jugando con mi varita cuando escuché pasos. Volteé la cabeza y ví una chica de pelo rojizo. No tenía como ser una Weasley ya que los rasgos eran completamente diferentes. Supuse que debió ser Cassandra. Podía utilizar la legeremancia, pero no quiería hacer uso de mis poderes.

-¡Hola! La saludé. Noté que estaba avergonzada. -Tú debes ser Cassandra ¿verdad? Le pregunté. Dije mientras me levantaba.

off: ntp

Le sonreí. -Bueno, pues aún no lo soy, pero me estoy preparando. Le dije, mientras jugaba con la hierba, sentado al suelo, en la hierba. -Pero si quieres, podemos aprender juntos. Me gustaría ayudarte. Sonreí.

-Primero tienes que pensar en un animal que te gusta y amas. Así me enseñó mi padrino Sirius. ¡Todo se puede! Y más, cuando tienes amigos que te apoyen. Le sonreí. -Y a mí me gustaría ser tu amiga y apoyarte siempre. Cláro, si tú aceptas.

off: claro

Sonreí al notar su entusiasmo. Me preguntó en qué animal me transformo yo y si es importante pensar en ese animal.

-Bueno, pues yo me transformo como mi papá... en ciervo. Le sonreí. -Pero para eso es importante pensar en el momento más felíz de tu vida y lanzar el hechizo transformador!

Cogí mi varita y me alejé de ella un poco. -¡Cervus transformus! Me lanzé el hechizo mostrándome con la varita y me transformé en un lindo ciervo delante de ella. Por supuesto, podía hablar también.

Después de unos segundos, me mostré con la varita y: -¡Finite Incantatem! Nuevamente era el Harry Potter de antes. -¿Te gustó? Le pregunté. -Por supuesto que cuando estés más avanzada no es necesario decir en voz alta el hechizo, sino que directamente podrás decirle en tu mente y te transformas. Pero es obligatorio pensar en el momento más felíz de tu vida! Le dije, mientras me senté en la hierba, jugando con la varita.