Mirando el lago (Lilieth)

Despues del almuerzo, no tengo ganas de irme a la biblioteca a repasar la materia para la clase de mas tarde y prefiero irme a tomar un poco de aire. El regreso de Mei me ha perturbado del todo. Estoy consiente de que es un amor imposible, asi que no me queda mas de otra que resignarme de que no puede ser para mí.

Llego al lago, caminando lentamente, apenas moviendo los pasos y me siento en la hierba. Me quedo viendo la pureza del agua y uno que otro pajarito volando. A vece quisiera ser pájaro para tener la libertad de volar adonde me plazca. El tiempo tambien al parecer estaba en mi contra ya que estaba concuerdo con mis sentimientos. Me agarro las rodillas y dejo la cabeza en mis brazos mirando el agua y pensando.

Iba caminando tranquilamente, dejando que mis pasos me llevaran sin rumbo fijo. No me apetecía hacer nada, no andaba de muy buen humor para hacer algo.
Paré en seco y observé a mi alrededor, todo estaba en calma, el agua del lago... lo que daría por darme un baño, pero no llevaba bañador y el tiempo no acompañaba. Seguí caminando, perdida en mis pensamientos... el otro día había sido un poco extraño, nunca me pasaba el tipo de cosas que me pasaron ayer.

No vi al chico que estaba mirando el agua, así que seguí caminando tranquilamente y me senté a la orilla. Cogí una ramita de árbol que había por el suelo y con ella fui creando ondas en el agua, meditando.

Me eché un poco hacia atrás, la voz que me había saludado me había sobresaltado un poco. Dejé de observar las ondas que hacía en el agua con la ramita y miré a quien me había dicho hola. Era un chico, debía de tener unos cuantos años más que yo, dos tres, por ahí. Si llevaba aquí en el lago antes de que yo viniera no me había dado cuenta, creía que estaba completamente a solas.

- Hola. - le devolví la sonrisa. Me levanté de donde estaba y me acerqué a él.

- Soy Lilieth. ¿Y tú? - pregunté sentándome a su lado como un indio.

No me moví para nada, a cambio giré la cabeza para verla mejor. Lilieth... bonito nombre... Bueno, supongo que tendré que seguir mi vida normal y dejar de pensar que el lugar estaba maldito.

-¡Mucho gusto, Lilieth! ¡Bonito nombre! Le sonrei tiernamente. Miré sus lindos ojos que me atraían. -Igual que la dueña... Añadí. Me gustaba complimentar a la mujer.

-Soy Federico... pero dime Fede. Le sonrei. -O como tú quieras decirme! Aquella chica me gustaba y no había mas que decir. Quiería conocerla mas... me interesa.

- Gracias - sonreí.

- Creo que Fede esta bien, te llamaré así. - lo miré con una sonrisa un poco cómica.

- ¿Llevas mucho rato aquí? Es que a lo mejor estabas antes que yo y no te he visto - si lo estaba, debía dejar de andar siempre metida en mi mundo y prestar más atención al mundo real. Tenía todavía la ramita en la mano, así que empecé a hacer dibujos invisibles en el suelo.

- ¡Oh! - no me había dado cuenta de que me había sonrojado un poco, me ruboricé un poco más tras lo que dijo... Sonreí tímidamente.

- Lil, Lily... cualquiera de los dos. Como tu quieras. - me encogí de hombros. Todavía seguía un poco ruborizada.

- Jaja, ya... es que últimamente mis pasos se han vuelto silenciosos. Cada vez soy más rápida y silenciosa. - sonreí - Mi madre me dice que parece que me estoy preparando para ser silenciosa y letal, ya que me paso parte del tiempo haciendo... cosas... Un día, en verano, me puse a escalar árboles practicando el tiro con arco... mis padres se quedaron... Mi hermano dice que si no fuera por mi torpeza lo más seguro es que estaba entrenándome para ser una asesina. - me reí al recordar aquello.

- Bueno... cuenta algo tú - dije mirándolo con una sonrisilla en mi rostro.