Mirando las estrellas. [Edmond] [+18]

Elianne estaba tumbada en la torre de astronomía observando las estrellas, a decir verdad le encantaba observar las estrellas aunque no tenía la menor idea sobre constelaciones y lunas. Se relajaba pensando en todas las personas que habían visto esas estrellas y lo que habían vivido, si eran mujeres valientes que intentaban conseguir el sufragio o el mago Merlín descubriendo un nuevo hechizo... Fuera quien fuera le encantaba imaginar que todos eran parte de algo.

Tenía suerte de que estuviera libre ese día, por lo que había oído se habían cancelado las clases o algo así... Entonces escuchó como unos pasos se iban acercando a ella.

Era un día perfecto para recostarse a mirar las estrellas... imaginarles distantes y perfectas no era tan fantástico como mirarles desde un punto fijo en el universo... Edmond recordaba los verdes campos de Irlanda donde solía recostarse a mirarlas... disfrutarlas y adorarlas... las estrellas eran tan misteriosas... y tan fantásticas, que se merecían toda la atención y mucho más por parte del chico, no se había dado cuenta de que en la torre había alguien más... Estará bien vivir mirando hacia el cielo? o pasaría lo mismo que en aquella conocidísima historia creada para desacreditar a los filósofos, en la cual, el sujeto que pasó mirando al cielo, no se fijó que en la tierra había un pozo y cayó a este?... bueno, quién sabe... qué mas daba... en realidad nada más tenía importancia... en una noche estrellada como esta... con una luna como esta iluminando al cielo... era imposible fijarse en algo más.

Una vez estuvo lo suficientemente cerca se quedó atónito, pues a la luz de la luna brillaba como un ángel, de piel clara y tersa y de cabellos del sol una dama, Edmond le sonrió caballerosamente, para luego inquirir algo interesado ante su presencia.

- Que hermosas se ven esta noche, no crees?

El joven se quedó un rato mirando a la muchacha de imponente y hermosa presencia para luego volver su mirada a la Luna... la reina de la noche.... quien con sus rayos de plata bañaba todo el mundo en penumbras

-

Elianne miró de reojo al chico que le había hablado. Ciertamente la luz de luna conseguía que se viese misterioso e interesante.

-Sí, son hermosas.- Respondió ella, pensativa. -Aunque yo nunca soy capaz de recordar las constelaciones, tengo una memoria horrible.- Comentó ella, sin desviar la mirada de las estrellas que, aquella noche, estaban aún más preciosas que de costumbre.

Edmond rió ante su comentario y le miró de reojo nuevamente, mirando las estrellas al lado de ella, se quedó pensativo un instante para luego volver a mirarle y allí decir un tanto dudoso y al mismo tiempo seguro

- Aunque prefiero la luna... mírala... hoy está enoorme

Dijo apuntando a la luna llena que sobre el cielo se cernía, reinando por sobre todo y por sobre todos, la estella del brillo del cabello de la rubia muchacha era bastante agradable a la vista... en especial gracias a la luz que le hacía resaltar y verse mucho mejor aún.

Elianne hizo caso al chico y observó la luna, estaba preciosa: plateada y enorme, parecía que se iba a caer de un momento a otro. Elianne volvió a mirar al chico de reojo, realmente era guapo, se levantó y se sentó a su lado. Luego se fijo en lo pequeña que se veía, definitivamente medir 1,58 no era bueno para ella, siempre era la más bajita y... Divagaba. Negó con la cabeza.

-Tienes razón, está preciosa... Me encanta venir de vez en cuando y olvidarme del mundo mirando las estrellas- Comentó la chica.

- Yo suelo hacer lo mismo... no hay mejor manera de olvidarse de los problemas y de la maldita rutina

Agregó mirándole con una sonrisa amistosa y bastante galante al mismo tiempo, la muchacha era bajita... se notaba, pues sentada le llevaba solamente hasta el hombro, Edmond miró su cabello y luego volvió su mirada a la hermosa e imponente Luna.. quien guiaba el destino de las aguas

- Y tu cabello también.. se ve bastante lindo al brillo de la luna

Que poco cortes era... nisiquiera la conocía... y ya le había confesado algo que a pesar de haber notado desde que le había visto, era de cierta forma "reservado" para gente con la que tenías más confianza... Ah! a quién le importaba eso... Edmond era demasiado espontáneo y la muchacha debía saberlo.

- Por cierto... mi nombre es Edmond Dantés

Agregó mirando la luna aún y sonriendo, para volver a buscar la mirada de la chica y ofrecerle una media sonrisa mientras le miraba hacia abajo

-Gracias... A mi me gusta tu rostro bajo la luz de luna, no sé si serás muy guapo o no pero sí sé que me gusta tu cara- Respondió Elianne, complacida por el alago. Desvió el rosto al cielo, todas las estrellas parecían sonreírle, era de las pocas noches sin nubes del otoño y a Elianne le encantaba.

-Yo soy Elianne Noir. Un placer conocer a otro amante de la noche- respondió Elianne mientras le ofrecia su mano.

- El placer definitivamente es mío... Elianne Noir

Contestó pronunciando su apellido con un perfecto francés que era casi natural, que parecía combinarle perfectamente, Edmond besó el dorso de su mano mientras decía aquello y luego se quedaba mirándole, abandonando el tacto de esa mano para no invadir el territorio de su acompañante...

- No sé si será una especie de cumplido, pero gracias por aquello... supongo que si destaca, es por algo bueno

Agregó ante lo que ella le había dicho, Edmond no se despegó de esos ojos... nopodía... Elianne era el tipo de chica soñada... de altura enternecedora... de ojos profundos, de rostro angelical... de facciones hermosas... Edmond se sonrió y volvió su mirada a la Luna que aún permanecía impasible... implacable... El chico se acercó un poco más a la muchacha.

- Eres hermosa, estás segura de no ser la luna, que ha tomado forma humana por esta noche?

Inquirió curioso y sobrepasando lo romántico, alcanzando un tono levemente erótico.

-Nunca me habían dicho que me parezco a la luna, gracias-. contestó, dando gracias a Merlín que la luz fuese tan tenue que no se notase lo roja que estaba... Sentía un poco de vergüenza ajena de que ella, una Slytherin, se sonrojase ante un cumplido tan... tonto. Pero probablemente era porque el chico era realmente guapo y, si Elianne no se equivocaba, estaba muy bien de cuerpo.

-Creeme, viniendo de mí es un gran cumplido- Dijo ella, fingiendo arrogancia. -Por otra parte, ahora que me fijo más, tienes unos ojos preciosos, no de un color único... Pero sí de esos que siempre se recuerdad- Comentó Elianne, ligeramente enganchada a su mirada.

- Quizá te facilite a recordarlos si los miras más de cerca

Agregó acercando su rostro al suyo, Edmond no solo era amante de la noche... disfrutaba de intentar extender esa ocupación a todos los ámbitos que le fueran permitidos, y bueno, Elianne era una verdadera belleza... bastó solamente verle de espalda cuando había llegado a la torre de astronomía, para que a Edmond se le encendiera esa llamita interna... la chica estaba muuuy bien... era todoa una belleza.

- Definitivamente eres como la luna.. tu piel pareciera que brillara... que diera ese mismo calor... que hipnotizara

Siguió con su discurso aún más cerca de su rostro, con calidez en su mirada, con cautela ante cada centimetro de cercanía, pues la más minima seña de rechazo, desistiría, para luego reintentarlo, comenzando desde cero.

- Está bien así de cerca?... oh.. lo siento... nisiquiera pregunté si acaso quisieras recordarlos

El muchacho sonrió de costado y alzó una ceja algo insinuativo y se quedó a esos escasos centímetros de ella

Elianne escuchó con una sonrisa lo que dijo el chico, definitivamente era un galán. Rió por lo bajo antes de contestarle.

-En ningún momento dije que me interesara olvidarlo.-Le susurró, no hacía falta hablar en alto, el lugar estaba desierto y no se escuchaba nada a parte de las respiraciones de los chicos. -Por otra parte... Me encanta verlos así de cerca. Pensé que eran más claros, pero son oscuros, parece que devoran luz.-

Edmond no lograba despegarse de los luceros de la Slytherin, quien sabía como jugar sus cartas con precisión, El cabello de la muchacha le llamaba, por lo cual Ed llevó una mano a este, y la traspasó rápidamente a la mejilla de ella, en una caricia suave, leve y tentadora

- Eso me parece excelente... pero si devoran la luz.. deberías tener cuidado que se comieran la tuya

Agregó quedando más cerca aún.. la distancia entre ellos era un mero trámite, era sumamente ventajosa la diferencia de alturas al momento de estar cerca, Edmond le sonrió ampliamente y esperó respuesta

-¿Cuál luz? Querido, yo soy el lado oscuro. Así que cuidadito conmigo- Bromeó ella, notando como el chico se acercaba cada vez más. -No te acerques tanto que te puedes quemar.- Dijo ella rozandole el rostro mientras le cogía un mechón que se le había escapado. -Agachate un poco más.- Le murmuró.

- Quemarme?... uff menos mal que lo dices... pues justo necesitaba un poco de calor

Agregó mientras escuchaba sus instrucciones atento y sonreía, para arrodillarse frente a ella y gateando mientras invadía con sus brazos sus costados, apegar su rostro más al de ella al mismo tiempo que estaba casi encima suyo, atrapando su cuerpo bajo el de él, Edmond le sonreía y se mordía el labio con sicalipsis... hacía mucho que le había perdido el miedo al fuego, pues no podía arder.

- Yo que tu escaparía ahora... antes de que fuera demasiado tarde

Le advertió claramente... la luna era enorme... y las estrellas estaban perfectamente alineadas... había algunas bestias que no necesitaban cambiar su aspecto físico a la luz de la luna para dejar salir su lado salvaje.

Elianne observó como el chico se acercaba aún más, le llegó un aroma delicioso, definitivamente encajaba con lo que conocía de Edmond. -Me encanta tu olor.- Le dijo, enterrando la cabeza en el cuello del chico.

-¿Escapar? No sería propio de mí, más bien me parece que me arriesgaré, nunca me arrepiento. Es una perdida de tiempo.- Murmuró rozando con sus labios, queriendo y sin querer, su cuello. - Es más, creo que aquí el que debería tener miedo eres tú.-.

- Umm no creo tener razones para tenerte miedo... aunque si quieres.. puedes esforzarte en eseñármelas

Contestó mientras sentía como olía su cuello y Edmond se acercaba al de ella a hacer lo msimo, su aroma era dulce y delicioso.. extasiante y fuerte también... como que invadía cada poro del cuerpo del muchacho, bueno no importaba en realidad que lo hiciera.. pues lo luciría con orgullo. El chico bajó una de sus manos para acariciar uno de los muslos de ella por sobre la falda mientras le da lamiditas en el cuello, mezcladas con besos y mordidas, acariciando todo lo que se llama cuello, con sus dientes, para luego de un rato subir a su oído y morder su lóbulo, tironearlo y jadear en su oido

- Eres tan apasionada como me imaginé... me encantas

Tras agregar esto, tomó el rostro de la muchacha para acercarlo a su rostro y plantarle un beso en los labios, cargado de pasión y deseo.

Elianne no había esperado que el chico fuera tan lanzado. ¡Y vaya que lo era! Mmm... Pero como le gustaba. Le devolvió el beso con pasión, premeditada lentitud y una sonrisa. -Chico, eres un lanzado... Parece mentira. A este paso vas a hacerme parecer un ángel- Le dijo para luego morderle el labio inferior y continuar el beso. El chicp, ¿cuántos años tendría?, era un experto en la materia y le hacía a Elianne recordar cuando era una niña que se creía que sabía besar. Si su primer beso se lo hubiese dado Edmond su vida, la amorosa al menos, hubiese sido muy distinta.

- A mi edad hay muchas cosas que debes dar por hecho... y una de esas, es que nunca hay que dejar escapar a una mujer preciosa como tu

Dijo entre el beso, para luego sentirse atrapado por los dientes de la muchacha en su labio inferior, Edmond no tardó en volver a ella y en probar esos labios cálidos una vez más... pero con un deje diferente... esta vez Edmond invadió la boca de la muchacha con su lengua aventurera... esperando encontrarse con la de Elianne y danzar con ella durante un largo rato... probar sus labios era una experiencia inigualable... Edmond amaba la luna... y amaba a esta diosa de la luna... ella se lo había negado, pero el estaba seguro de que ella era una aparición mística que quizá no volveria a ver, por lo cual no debía escatimar en esfuerzos para estar con ella.

- Parecer ángel está bien... siempre y cuando lo seas en un 30%... el resto... lo dejo a tu imaginación

Agregó mientras seguía acariciando el muslo de la chica y subia por el costado de esta hasta llegar a su rostro, el cual tomó y acarició mientras le besaba apasionadamente una vez más... el tacto del cuerpo de Elianne era fantástico... tantas curvas en una mujer de tan baja estatura... lo había notado desde el primer momento en que la vio, sin embargo sus manos necesitaban comprobarlo

- Si tienes miedo, siempre puedes correr

Concluyó mirandole espectante

-¿A tu edad? ¿Y cuántos años se supone que tienes? ¿60?-. Preguntó Elianne, sonriente, entre beso y beso. El chico le separo los labios y ella, llevando la iniciativa, le cogió por la nuca y le acercó todo lo humanamente posible, mientras le despeinaba con pequeños toques.

-No creo que llegue al 10%, la verdad. De hecho, seguramente tú seas más angelical y virginal que yo.- Respondió ella, besandolo mientras practicamente lo tiraba al suelo. -¿Lo ves?-. Le murmuró mientras le mordía el lóbulo, con meditada tranquilidad, y luego le lamía todo el cuello.

- ¿Correr? ¿Ahora? Ni soñarlo. Yo nunca me arrepiento, ¿y tú?- Le dijo, mirandole directamente a los ojos.

- 19 ... muy bien vividos... y de ángel... tengo menos del 1%

Agregó mientras volvía a recorrer el cuerpo de Elianne con sus manos, ahora volviendo a sus muslos con una de sus manos y inmiscuyéndose bajo de la falda, sintiendo el tacto de la deliciosa, clara y suave piel de la muchacha, la cual, parecía arder en respuesta a sus caricias, Edmond no despegó en momento alguno sus labios de los de ella, bueno, en realidad no podía, pues ella no lo soltaba en momento alguno, el chico sabía que esta sería una larga noche, sacó su varita y trabó la puerta de entrada a la torre de astronomía para luego seguir con su trabajo... darle placer a su acompañante... bajó con un camino de besos por el cuello de ella y allí se regodeó otro instante, mientras se deshacia de la corbata de Slyhterin que le era estorbosa para sus intenciones

- Yo solo me conformo con haberte advertido...y no... cuando un hombre hace las cosas... las hace bien

Agregó tomando el muslo de la chica que estaba acariciando bajo la falda para levantarlo y envolver su pelvis con este, logrando entrar en contacto directo con su pelvis... disfrutando del calor de su cuerpo, ahora más cerca.. y comenzando a "despertar" en sitios insospechados y recónditos de su cuerpo, Edmond se había desecho de la corbata de la chica y abrió los primeros dos botones de su blusa para hacer un camino de lamidas por allí, escalando por su cuello hasta lamer sobre los labios de Elianne, de los cuales se apoderó mientras acariciaba el rostro y el muslo de la chica

-¿19? Eres un chico mayor...- Le dijo ella riendo, al oído, para luego morderle por todo el cuello... Hasta que se encontró con la corbata. -No me gusta tu corbata, creo que te vas a quedar sin ella.- Murmuró ella, frunciendo el ceño, mientras se la quitaba. Acarició, por encima de la camisa, los musculos del pecho y abdomen, no se había confundido, el chico realmente estaba bueno. Arañó, con suavidad, sus brazos mientras los acariciaba.

Elianne vio como el chico paraba un momento para cerrar la puerta. Y no pensó demasiado lo que estaba sucediendo. Abrió los ojos un momento para evaluar la situación mientras besaba al chico. Mmm... Le gustaba. Le estaba gustando mucho. Sin lugar a dudas había sido buena idea ir a la torre ese día. La chica volvió a cerrar los ojos para concentrarse en las sensaciones producidas por el chico. Edmond levantó su pierna, enroscandola a su cadera para sentir más fricción. Pronto desaparecieron los primeros botones de su camisa y el chico empezó a subir, tentativamente, la mano por su pierna. El chico Elianne sonrió y le acarició con suma suavidad los hombros y empezó a desdender hasta llegar al cinturón.

El momento se volvía a cada segundo más candente y placentero, Edmond ya no aguantaría tanto estímulo más, pues la chica sí que sabía hacer su trabajo, a pesar de la edad que aparentaba, el chico no podía quedarse atrás, por lo cual transformó el roce anterior de sus pelvis, en una serie de movimientos lentos, provocativos y sensuales, manejándose con la pasión característica de un amante, mientras hacía esto, las manos de Elianne iban al cinturón de él, cosa que le agradó en demasía, Edmond no tardó en terminar de desabrochar la blusa de la chica, para luego abrirla y mirar impresionado el tesoro que se escondía tras esa prenda, Edmond besó los labios de su acompañante con pasión y desenfreno, para bajar por su cuello, sus hombros, y depositar un beso en cada uno de los pechos de Elianne, los cuales estaban ocultos tras un sujetador bastante sexy.

- Te gustan mayores?

Agregó mientras seguía besándole y volvía a sus labios, sin dejar ir su rostro en momento alguno, mordiendo el labio inferior de Elianne y capturándolo, luego llendo por su cuello hasta su oído y comenzar a jadear pegado a su oído, buscando provocarle más a y más.. a medida que el roce y las caricias le hacían aumentar aún más su volumen.

- A mi no me gusta tu blusa... y puede que tampoco tu sujetador

Dijo con tono arrogante y sensual al mismo tiempo, para bajar a los tirantes de este y comenzar a moverlos con sus dientes, para que se deslizaran por los hombros de la muchacha hacia abajo

-Me gustan... Experimentados.- Le respondió ella, entre beso y beso, mientras el chico le abría la camisa. Elianne observó una mirada de codicia cuando vio sus pechos, cubiertos por un sujetador de encaje. -Si no te gustan... Algo tendrás que hacer, ¿no?-.Elianne le besó con lujuria mientras notaba que Edmond ralentizaba los choques, convirtiendolos en movimientos que la hacían querer más.

Desabrochó con suma velocidad la camisa del chico y, incluso con la luz de luna, vio los músculos trabajados lo suficiente para ser perfectos. Cuando abrió el cinturón sonó un glorioso click, sonrió satisfecha mientras desabrochaba el pantalón, interrumpiendo, por un momento, los movimientos de Edmond.

Al instante de escuchar sus comentarios, Edmond se emocionó aún más... el sentir las manos de la chica desabrochando su cinturón eran la señal de que pasaría... pasaría.. con esa mujer tan hermosa y allí en la torre de astronomía... pasaría... una y otra vez pasaría... no sabía si acaso podría volver a tenerla después de esta noche, por lo cual se esmeraría por hacerle sentir en el cielo... por estimular a ese glorioso y claro cuerpo hasta hacerlo llegar al límite.. al éxtasis... ver ese cabello y ese rostro le hacían arder en deseo... Edmond no podía controlar demasiado sus impulsos.. y pues una vez Elianne se acercó a su bragueta y el debió detener sus movimientos, llevó su mano como un acto reflejo a la entrepierna de la muchacha... para comenzar a estimularla por sobre la ropa interior... utilizando sus dedos en tentativas de entrar.. en un frote placeroso e inclemente con los jadeos y gemidos que ella pudiese soltar.

- Me agrada que te gusten así... eso significa que no tendrás quejas en ver el amanecer conmigo, aquí... -Mientras mi mano desabrochaba su brasier y se deshacía de él- desnudos... - besé sus labios mientras comenzaba a acariciar uno de sus pechos - sudados... - continué invadiendo su boca en intervalos, llenando su boca con su lengua y jugando con la suya- bañados solo por los rastros de la luna... que nos permitió encontrarnos aquí y esta noche cariño... te prometo que esto no lo olvidarás nunca

Una vez dijo eso se entrometió en la prenda interior de Elianne para estimular piel a piel, mientras bajaba en besos por su cuello hasta llegar a sus pechos, donde se cobijó, besó, lamió y hasta mordió... disfrutando del tacto y del sabor de su cuerpo. Elianne era su diosa la luna, Edmond debía rendirle pleitesías y dar todo de sí para hacerle sentir a gusto y más.

Elianne estaba excitada, pero de verdad, y cuando Edmond habló sintió que rozaba el cielo. Nunca había escuchado algo que la pusiera tan... a mil por hora, más bien por minuto. El chico, empezó a estimularla y Elianne estaba rozando el cielo con cada toque, pero no podía ser que el chico, quien le estaba haciendo suspirar de placer, no recibiese nada a cambio. Sin apartar a Edmond, movió la mano izquierda, con suma discresión y la coló entre su pantalón y los calzoncillos. Empezó a acariciar con toda la tranquilidad que su mente le permitía. -Me parece un buen plan, sobretodo ver el amanecer contigo.-. Le susurró al oído, notando como el chico la miraba con hambre. Bien, porque ella también tenía. Y mucha. Muchísima.