Buscando mi uniforme

Entré con aire distraído al local. Había ido con el sólo interés de comprar un nuevo uniforme, puesto que el anterior me quedaba corto, pero quedé alucinada observando una bonita túnica de color naranja claro.
Volví a la realidad, y me acerqué hasta el mostrador, donde había una chica atendiendo a la clientela.

- ¡Hola! - saludé alegremente cuando se desocupó. - Ando buscando una túnica nueva para el colegio. - le informé, siempre con una sonrisa.

Hace unos momentos había llegado de hacer unas cosas afuera. Ese día traía puestas unas botas marrones claras de caña larga con taco de siete centímetros y medio, tenía un jean pitillo color azul claro con una remera blanca lisa y una camperita de hilo abierta color marrón que combinaba perfectamente con las botas y mi cartera.
Una muchacha me saludo alegremente.
- Buenos días. - la salude cordialmente - Dime que talle eres y a que colegio asistes. - le dije con una sonrisa.

- Voy a Hogwarts, a Hufflepuff, para ser precisa. Mi talle... - pensé, haciendo una mueca bastante cómica. - No lo recuerdo, pero tú eres la experta, ¿qué te parece?

Luego de formular mi pregunta, me observé con ojo crítico, tratando de adivinar antes que ella cuál sería mi talla.

- Tu debes de ser talle 32, un medium - Le dije ni bien la miré aunque era una aproximación -. Sígueme que te lo doy. - dije con una sonrisa y haciendo un ademán con la mano señalando los percheros a mi derecha.

Busqué su uniforme pero no lo encontré, luego me acordé, estaban en la trastienda y todabía no los había puesto en sus respectivos lugares.

- Discúlpame, tendré que ir a la trastienda a buscarte uno, enseguida vuelvo -. Le dije curvando mi boca hacia la derecha en una mueca de preocupación, se me había olvidado totalmente.

Como había dicho en unos minutos estaba llegando hacia donde ella estaba con una bolsita sobre mis manos que contenía su uniforme.

- Discúlpame, esto no suele pasar. - le repetí con una sonrisa de disculpa - En ese pasillo a la izquierda están los probadores. - le informé. - Cuando te lo pruebes infórmame como te quedó, haber si te tengo que hacer algún retoque -. le dije con una sonrisa amigable.

Me llevó hasta los percheros, pero no encontró allí los uniformes, luego pareció recordar súbitamente.
Me pidió disculpas y se dirigió a la trastienda, regresando con un paquetito en las manos poco tiempo después.
Me indicó la ubicación de los probadores, y allí me dirigí.
Ingresé en uno vacío y me coloqué la túnica. Me quedaba bastante bien, ni muy apretada, ni muy holgada. Aunque me quedaba un tanto larga de mangas.
Hice una seña con la mano a la chica que me había atendido, quien se acercó al instante.

- Me queda bien, sólo un poquito largo de mangas. - le informé, sonriendo. La imagen que me devolvía el espejo me hacía ver de brazos muy largos, y me causaba risa.

Cuando me llamó fui hasta ella y me había dado cuenta de que no me había presentado.

- Me llamo Catherine, voy a Ravenclaw - le dije con una sonrisa al acordarme de que ella era de Hufflepuff - . Tendré que acortárte las mangas, déjame ir por los elementos de costura.

Fui detrás del mostrador y agarré los elementos necesarios para cocer y también agarré un escabel.

- Bien, párate aquí - le dije señalando el escabel - . La túnica te queda bien de largo, y... la pollera te parece muy corta ? No te aprieta en la cintura ?

Fui hacia donde estaba la etiqueta de la pollera era un talle menos del que ella tenía, y pensé que le podía quedar incomoda.

Mientras le estaba haciendo el dobladillo a las mangas.

- Soy Lara, y no hace falta que te diga mi casa, porque ya lo dice mi uniforme, ¿no? - contesté a su presentación con una sonrisa.

Me hizo parar sobre un escabel, y comenzó a trabajar. Me asombré de lo bien que se le daba esto de la costura.

- ¿La pollera? - ahora que lo mencionaba, sí, me parecía que estaba un poco justa, pero en un principio no lo había notado. - Es tal vez un poquito apretada, y de largo no me parece mal. - contesté, observándome. Estaba apenas unos cinco centímetros por encima de la rodilla, no era ninguna exageración.

Le sonreí al decirme su nombre.

- Dejame ir por una pollera de tu talle, se ve que se equivocaron al ordenar los uniformes -. le dije con una sonrisa de disculpa, ya era la segunta vez que tenía inconvenientes y no me gustaba para nada, me gusta hacer las cosas bien.

Una vez que había terminado una manga de la tunica fui a la trastienda, donde había una escalera que iba al deposito, agarré la pollera de su talle y volví hacia donde estaba ella.

- Aquí tienes, esta sí es de tu talle, pruébatela y cualquier cosa dime. Ah, y cuidado con la manga izquierda.

La manga izquierda era la que tenía los alfileres puesto que no la había terminado. Cuando saliera se le terminaría.

Parecía que se habían equivocado al ordenar los uniformes, así que, cuando hubo terminado con una manga, se adentró en la tienda y al poco rato regresó con otra pollera.
Me pidió que me la probara, y eso fue lo que hice.

- ¡Ay! - exclamé por lo bajo, al pincharme con uno de los alfileres. Se me había olvidado que la manga izquierda aún no estaba terminada.

Una vez que terminé de colocármela, me di cuenta de la gran diferencia que había entre ésta y la anterior.

- Esta está muchísimo mejor. - le anuncié al salir del probador. - Comparadas, la otra parecía un corset. - dije a modo bromista. Me molestaba un poco el arañazo del brazo, pero decidí que sería mejor no dar a conocer ese detallito.

Me reí ante el comentario del corset.

- Esa te queda perfectamente, ahora necesito que te quedes parada en el escabel derecha así no te quedan las mangas torcidas -. le dije amablemente y con una sonrisa al final.

Hice mi trabajo y le quedaron perfectamente iguales las mangas, sonreí para mi, me gustaba cuando las cosas me salian bien. Cuando le acomodé la túnica en una de las mangas me había quedado un alfiler así que tuve que levantarla para poder sacarlo antes de que se pinchara. En ese instante vi que tenía un arañaso.

- Pero si te dije que no te pincharas -. le dije en modo bromista al darme cuenta - Será mejor que te de una curita, te está empezando a sangrar.

No podía permitir que se fuera así, y si se le infectaba ?

Terminó magistralmente con ambas mangas, habían quedado perfectamente simétricas cuando notó que se había olvidado de un alfiler.
Cuando levantó la tela notó el pequeño rasguño que me había hecho, y me regañó de broma.
Seguidamente me alcanzó una curita, con la que tapé rápidamente la diminuta herida, de la cual brotaba una mínima gotita de sangre.

- Muchas gracias. - dije con una sonrisa. - Has hecho un excelente trabajo. - la elogié, refiriéndome al uniforme. - Me gusta bastante más que el anterior. - eso era cierto, aunque en parte se debía a que el primero se había ganado una horrible mancha de váyase a saber qué en mi primer año, que no había podido sacar con nada. Esperaba que este no corriera la misma suerte.

- Muchas gracias - le dije con una sonrisa al ver que me elogiaba mi trabajo. - Bien, ahora me iré así puedes cambiarte tranquila, estaré en el mostrador.

Fui hacia el mostrador a preparar la bolsita donde venía el uniforme y la bolsa más grande para que se lo pueda llevar.

Le sonreí y di media vuelta, de nuevo hacia los probadores, dispuesta a ponerme la ropa con la que había llegado.
Luego de luchar con el cierre de una de mis botas, salí y me acerqué al mostrador, donde me esperaba Catherine.

- ¡Uf! - me quejé en broma. - ¡Estas botas sí que son tercas! - luego, observé la bolsa preparada que debía contener mi nuevo uniforme.

- Muchísimas gracias, de verdad. - le dije, sonriendo afablemente. - ¿Cuánto te debo?

Me reí ante su comentario acerca de las botas.

- Por favor, no es nada - dije con una sonrisa -. Son sesenta galeones.

Su risa se me hizo contagiosa, por lo que la acompañé durante unos segundos. Luego rebusqué en mis bolsillos hasta hallar el diminuto monedero mágico que llevaba encima.

- ¡Ah! ¡Aquí está! - exclamé triunfal cuando logré cazarlo entre mis dedos. Lo abrí y quité de su interior el dinero requerido.

- Aquí tienes. - dije, a la vez que dejaba el puñado de monedas sobre el mostrador. Eso era algo incómodo.

- ¿Sabes? - hablé sin pensar. - A veces creo que vendría bien implementar en el mundo mágico billetes, como los de los muggles. - tomé uno de los grandes galeones de oro de la pila, y la hice girar entre mis dedos. - Así no tendríamos que cargar con tantas monedas, ¿me entiendes? Un billete de 50 galeones y uno de 10, ¡y listo! - agregué en tono triunfal. - Sería mucho más práctico.

Agarré el dinero que habia depositado en el mostrador y puse su bolsa sobre éste. La escuché atentamente cuando me dijo lo de los billetes e hice una sonrisa.

- Estoy totalmente de acuerdo con tu idea, yo lo he pensado también y sería mucho más facil, pero no sé porque no lo implementan - le dije riendome, yo lo había pensado muchas veces ya que toda mi infancia viví en el Londres muggle y era verdad era mucho mas facil que las monedas y no pesaban casi nada ya que era solo papel impreso.

[[Off: Pondré el uniforme en tu baúl y Sombra o la Directora te descontarán los sesenta galeones en cuando puedan.]]

Recién cuando me respondió caí en la cuenta de que había hablado en voz alta, por lo que quedé un poco desorientada. Pero enseguida me recompuse, y sonreí al saber que estaba de acuerdo.

- No lo sé. - reflexioné. - Quizás porque nadie lo ha propuesto en el Ministerio, o porque los duendes de Gringotts no quieren cambiar, o tal vez porque a los sangre pura que odian a los muggles y a todo lo que tenga que ver con ellos no quieren tener un sistema de pago similar. - sugerí.


[Off: Eh... no sé cómo poner la imagen, así que sólo escribí "uniforme completo de Hufflepuff" ¿no hay problema con eso, no? xD]

Escuché atentamente a su comentario y luego argumenté.

- A veces pienso que algunos sangre pura son muy orgullosos, no se trata de tener un sistema de pago familiar sino tener más comodidad a la hora de pagar; puede ser que no lo hayan propuesto, es verdad. - le dije con una sonrisa a lo último.

[[Off: No, por supuesto que no hay problema ]]

- Entonces, tal vez lo que podría hacer es decirle a mi padre que lo sugiera... - propuse. - Por ahí, le hacen caso y ya no cargaríamos con tantas monedas. - sonreí ante la posibilidad, aunque era improbable que mi padre tuviera influencia suficiente como para hacer que alguien tomara enserio esa idea. Pero, soñar no cuesta nada.

- Bueno, Catherine, me encantó charlar contigo. - le dije con una sonrisa. - Pero creo que ya es hora de que me vaya. ¡Nos veremos en Hogwarts! - me despedí, y luego comencé a caminar hacia la puerta.

Reí cuando me dijo que quería cambiar las reglas del mundo mágico, a esa chica sí que nada la para, volví a reir para mis adentros.

- A mi también me gustó charlar contigo. Nos vemos en Hogwarts entónces, Lara. - me despedí con una sonrisa amistosa.

Luego volví a mi trabajo pensando en nuestra conversación, sí que me había agradado esa chica.