De camino al lago [Cedric Blair]

Como ya era rutina para Cedric, se encontraba de camino hacia su lago preferido, aquel lugar donde podía pensar con claridad y paz, mucha paz, no solía concurrir gente a ese tipo de lugares. Luego de dar de comer al Abraxan y al Hipogrifo que él tenía a cargo gracias a que la profesora de Cuidado de Criaturas Mágicas lo había nombrado su mano derecha, ya estaba listo para tener tiempo para él.

Al llegar, podía ver como sus zapatos se llevaban consigo algo de nieve y, donde no había, se mojaban por culpa del rocío. Él llevaba puesto unos ligeros guantes verdes de su casa que hacían juego con su abultada bufanda.

Pero como era se sospechar, una vez más, el lago estaba ocupado por al parecer una señorita que estaba allí sentada.

— Cielos, me han ganado el puesto otra vez — dice mientras seguía caminando hacia ella, con las manos en sus bolsillos, para que la chica se percatara de su presencia.

Aquel lago me relajaba demasiado, era como si todos los pensamientos que llevaba conmigo los cogiera y los tirara en aquel fascinante lago de Hogwarts, de vez en cuando podía notar la brisa fría que recorría el lugar, provocando asimismo un suave ondeo en el lago.
Estaba tan sumergida en mi relax cuando oí unos pasos que se acercaba, me giré y pude ver a un chico de Slytherin ~Es que esté lugar es ideal para relajarse ~ añadí sonriendo levemente y mirando al chico, era de suponer que aquel mágico lago fuera tan solicitado ~ Yo...em... ya me iba ~ añadí sin saber bien que decir, tampoco quería molestar su estancia aunque por otra banda prefería quedarme.

- Si, es muy relajante, pero lo que más amo de aquí es la paz que conserva -

Cedric se sintió algo culpable al ver como la chica amenazaba con irse, ella había llegado primero así que si alguien se debía ir era él. Tomó de su hombro mirándola a los ojos, para que se quedase y apenas le sonrió.

- No, no, lo decía en broma, tu estabas aquí así que por mí no te tendrías que ir. Si yo te molesto me voy eh, busco algún otro lugar, vamos no debe ser el único. Además vengo seguido -

El chico levantó una ceja y apenas sonrió por su comentario. Se llevo una manos hasta su nuca para rascarse levemente, enredando así sus dedos en su cabello. A paso de tortuga se fué acercando para sentarse a su lado, colocó ambas manos en el suelo, sosteniéndolo hacia atrás para que no se caiga mientras su cabeza se movía un tanto intranquila, había tanto para ver y si rango de visión era tan escaso.

-Raro que me inviten antes de conocer el nombre de quien lo hizo- le sonrió y volteó su cara para mirarla a los ojos - Tú nombre, ¿Linda?- ya, era demasiado caradura para hablar con las mujeres, se notaba.