Esto me da mala espina (Pegasus)

Había acabo de comer hacia quizás una o dos horas. Las clases conseguían cansarla haciendo que quedara totalmente ida, sentía que la cabeza le iba explotar ante tantos hechizos, pócimas y demás utensilios que tenían que aprender y que al fin y al cabo no les encontraba lógica alguna. Alzó su mano algo cansada ya para apretar la muñeca entra los dedos, se le había abierto tantas veces que estaba acostumbrada ya a ese dolor punzante que lograba, en muchas ocasiones, hacerla llorar. Sus ojos claros se habían tornado brillantes a causa de la pequeña capa de agua que los cubría. ”Idiota, no llores ahora” se dijo a misma para luego dar un golpe en la cabeza con la mano mala.

-Au…- se quejó en un leve murmullo deseando que nadie la hubiera escuchado pero, para poder percatarse de que esto así era, optó por girar sobre sus talones quedando de espaldas al frondoso mar. Siempre había temido estar sola en aquel lugar y ahora, por una extraña razón que ni ella lograba entender se encontraba allí, sola, con la mano derecha rodeando la izquierda y la mirada perdida en la profundidad del bosque al que años atrás le habían prohibido terminantemente la entrada. Había algo que la incitaba a entrar, la oscuridad que siempre le había parecido tenebrosa se había convertido en curiosidad por saber que habrías tras los muros infranqueables que creaban los árboles con sus preciadas armaduras de madera.

Movió con rapidez la cabeza haciendo que el pelo ligeramente amoldado se moviera con total libertad azotando la suave piel de su rostro, quería quitarse esa descabellada idea de la cabeza y sabía que le costaría demasiado. Algo le decía que fuera, que se acercara más a aquel lugar. Sin pensarlo ni meditarlo, sin ni siquiera dar órdenes, sus pies comenzaron a moverse solos, al compás de un ritmo que su propio organismo marcaba a causa de su alocado corazón que latía desbocado. Casi sin esperarlo, de repente, se encontraba de nuevo frente a aquel frondoso lugar. Soltó por fin la mano y apoyó la que consideraba buena en la gruesa corteza de algún árbol milenario. Casi extasiada, se quedó ahí, observando la plenitud de lo que todos denominaban el bosque prohibido.

El bosque resultaba tenebroso, me preguntaba que impulso infantil me habia llevado a hacerlo, solo recordaba que me habia levantado con unos extraños deseos de arriesgar mi vida.

Habia dado varias vueltas y varios animales extraños me habian atacado, por suerte habia podido usar mis habilidades y mi magia para escapar de ellos, corriendo me perdi hasta que de un segundo a otro tenia frente a mi a una joven humana.

-Buenas.- salude a la joven, mi aspecto no era el mejor y mi ropa parecia a punto de desaparecer.

-Tu tambien estabas con animo de recorrer el bosque?.- pregunte despues.

Se había perdido en la profundidad del bosque que, sin duda alguna, había conseguido sumirla a ella. ¿Cuántas cosas escondía aquel lugar?, ¿Qué tipo de animales habría allí?
Cegada por la curiosidad, uno de sus pies se adelantó al otro, su mano seguía inmóvil en aquel tronco que por extraño que pareciese le daba cierta seguridad. ”No te muevas, no te adentres” le dijo su subconsciente intentándola obligar a desaparecer de aquel lugar y dejarlo en un segundo plano como si nada hubiera pasado. Ladeó la cabeza con curiosidad, haciendo que todo el cabello cayera ahora del lado en que había hecho esa acción y así poder disfrutar de un poco más de libertad. Miles de sonidos extraños llenaron sus oídos haciendo que se le erizara la piel y el vello de la nuca, sentía miedo pero aún así inspiró para seguir adelante. Cada vez más la oscuridad sumía el ambiente, la luz parecía artificial filtrada por el ramaje de aquel lugar y ella creía morir ahí mismo. Se paró un instante a admirar aquel lugar, pese a lo tenebroso que por fuera podía semblar, parecía bellos visto a estas alturas. De repente una voz potente, profunda y sobre todo masculina la atacó obligándole a dar un paso atrás y haciendo que por consecuente cayera al suelo de culo. Miró al hombre, más bien lo repasó con la mirada atemorizada mientras su corazón comenzaba a acelerarse.

-Yo…, yo…- comenzó a tartamudear atemorizada. Las ropas desgarbadas de aquel individuo le habían venido de nuevas. Tragó saliva algo asustado y negó con la cabeza. -No sé bien por qué estoy aquí.- confesó posando su mirada en la del individuo.

Mire a la joven con una sonrisa, ella habia caido al suelo al asustarse por mi voz, extendi mi mano hacia ella para ayudarla a levantarse.

-Parece que no soy el unico que hace cosas por impulso.- dije mirandola y revelando mi rostro en ese momento.- Pero, a menos que tengas algunas habilidades de supervivencia, podrias estar en serios problemas y te adentraras mas.

Mire a mi alrededor, ya habia recibido demasiados ataques ahi dentro y no deseaba mas.

-Tienes nombre?.- pregunte despues.

Intentó tranquilizarse, parecía que poco a poco el corazón volvía a su ritmo normal. Casi por pura inercia su mano derecha se posó en el pecho mientras que la izquierda se alargaba para más tarde tomar la mano del chico que la invitaba a levantarse. Y, cuando parecía que todo había acabado, el chico se rebeló dejando ver su rostro. Se sonrojó ante las palabras aplastantes del susodicho y atrajo la vista al suelo.

-Ya, bueno…- dijo casi en un susurro. Le vio mirar casi preocupado hacia atrás e instintivamente hizo lo mismo.

-Soy Juliette.- lo miró casi aliviada. -¿tú?- añadió sonriendo de lado mientras se levantaba.

Off: siento esta mierda de post mi inspiración es penosa T_T

Off: A todos nos pasa xD, tampoco esperes geniales posteos de mi parte.

-Pegasus Olfrang es mi nombre.- dije mientras terminaba de ayudar a la joven a levantarse.- Y al parecer atravezar bosques llenos de criaturas peligrosas es mi oficio.

Miraba a la joven a los ojos con una sonrisa, quizas este viaje terminara siendo mas interesante de lo que habia calculado.

-Imagino que pertenes al colegio.. a que casa?.- pregunte por curiosidad.

Escuchó su nombre e intentó evitar que una cara rara se dibujara en su rostro pues aún nunca había escuchado tal nombre. Rió con una ligera carcajada, tapándose la boca como de costumbre, al escuchar la parte de su oficio, definitivamente ese chico que a simple vista y que hace unos instantes le parecía aterrador ahora era tan sólo otro más. En ocasiones la Ravenclaw era demasiado confiada. Frunció el entrecejo y los labios a la vez.

-Ése es un oficio complicado.- bromeó mientras pasaba sus manos al trasero para quitarse el polvo que había quedado de su caída al suelo. Sonrió de lado.

Su pregunta le vino de nuevo, aún concentrada con quitar los retales de la caída y con el cuerpo ligeramente volteado para poder divisar mejor su objetivo respondió.

-Ranvenclaw.- contestó casi forzadamente y se giró para observar al joven. -¿tú?- dijo ladeando levemente la cabeza.

Miraba a la joven con tranquilidad, no parecia una persona peligrosa pero tampoco parecia que me fuera a ser util para el futuro.

-Slytherin.- respondi sin preocuparme, sabia porque habia sido elegido por esa casa, seguramente una razon diferente a la que cualquier otro podria pensar. Una ambicion quizas imposible.

-Me han dicho que hay cosas bastante hermosas alli dentro.- dije mirando hacia la profundidad del bosque.- Por desgracia parece que no soy bueno encontrandolas...

Deje un tiempo de silencio.

-O quizas ya lo hice.- dije finalmente guiñandole un ojo a la joven, en parte para ver su reaccion y en parte por un simple impulso, casi humano.

Ella lo miraba, más bien lo inspeccionaba pues no se acababa de fiar de aquel hombre que había salido de la nada y que ahora le hablaba con una naturalidad que le hacía dudar. Suspiró al escuchar el nombre de la casa de la cual procedía aquel individuo, Pegasus. Odiaba a los Slytherin con toda su alma y a la única que había perdonado eso por ahora era a Arianne y no pretendía hacerlo con nadie más.

Curvó una media sonrisa al escucharlo y ladeó ligeramente el cuerpo observando la profundidad del bosque. Un escalofrió recorrió su cuerpo desde la punta de la nariz hasta los pies obligándola a hacer un ruido extraño. Se cruzó de brazos poniéndolas sobre el pecho y ladeando el cuerpo. Si pretendía engatusarla con palabras o frases hechas ingeniosas tenía un gran problema.

-También dicen que está prohibido.- dijo mirándolo y alzando una ceja. -El bosque, digo.- añadió sonriendo de lado para que finalmente toda esa chulería quedara de lado cuando una risa aguda salió de su boca.

Esa joven resultaba algo extraña, habia visto el golpe y hecho un ruido un tanto extraño, ¿miedo quizas?

Escuche sus palabras y sonrei ligeramente, me agradaba como hablaba, si su reaccion hubiera sido otra existia la posibilidad de que yo perdiera el interes en ella.

-Claro, pero eso no quita el hecho de que ya estamos aqui.- le respondi.- Parece que hay algo en lo prohibido que nos llama la atencion.

Miraba a la joven fijamente, y mis ojos, a pesar de la oscuridad, estaban relucientes, como si tuvieran su brillo propio.

-Quizas, podriamos recorrer el bosque, creo ya reconocer las zonas donde hay mayor peligro.- dije.