Buscando distracción

Había salido a tomar el fresco aire de la mañana. La última semana había estado bastante difícil y atareada, ya era momento de tomar un descanso, y el suave airecillo que entraba por las ventanas del castillo me invitó a salir a dar una vuelta.

Era un día precioso, el sol de la mañana era suave y cálido y hacía lucir al Bosque Prohibido como un tranquilo bosquecillo de cuento de hadas.

Caminé sin rumbo fijo, deteniéndome de tanto en tanto a contemplar la belleza de las flores.

me encontraba en el bosque prohibido domando un Abraxan el cual habia encontrado volando al parecer estaba perdido sali del bosque junto al caballo alado, en ese momento me encontre con Lara al parecer estaba entretenida con los jardines, me acerque a ella montando al Abraxan - hola Lara como estas? - sonrei amable despues de todo mis alumnos me caian muy bien - qu ehaces aqui sola? - pregunt eun poco intrigado

Me había detenido, observando a lo lejos al sauce boxeador, que mostraba una apariencia tranquila, hasta que pasó cerca un pequeño pájaro. Justo entonces escuché que algo o alguien se acercaba a mí, y luego una voz que me saludaba.

Di media vuelta, encontrándome cara a cara con un caballo alado gigante. En un principio me asusté, pero luego recordé que una voz humana me había hablado, por lo que miré sobre el caballo.

- Buenos días, profesor. - saludé con una sonrisa, una vez que me recuperé del susto. - Estoy bien, ¿y usted? - dije de manera respetuosa.

- Paseando. - respondí a su pregunta. - El día está muy lindo como para desperdiciarlo adentro del castillo.

estoy bien un poco cansado - dije mientras me bajaba del caballo - asi qeu estas fuera por el dia mm que bien - acaricie al caballo con suavidad y cuidado - te gustaria ir a tomar un cafe asi podemos platicar mas agusto que te parece? - pregunte con una sonrisa

Me sorprendí ante la propuesta del profesor, pero como no tenía nada mejor que hacer, pues acepté.

- Seguro. - le dije con una sonrisa. - Pero... ¿qué hará con su caballo? - pregunté, insegura.

Preferí esperar a que él me dijera a dónde iríamos, en lugar de preguntarle yo.

sonrei abiertamente - mi caballo se puede quedar aqui el sabe cuidarse - dije sonriendo - ademas unicamnete vamos a sentarno por aqui asi te aprenderas un conjuro para aparecer cafe de la nada - sonrei - o te gustaria ir a algun lado?

- No, eso suena genial. - respondí. Me gustaba la idea de conjurar café, aunque no aparecía de la nada, ya tenía que existir, porque no se podía hacer aparecer comida de la nada, la ley mágica lo prohibía.

- ¿Cómo es ese hechizo? - pregunté curiosa.

muy bien entonce sentemonos - me sente en una banca despues me hubique en la cafetera de mi despacho sabiendo bien la hubicacion dije - ¡Accio! - en ese momento 2 tazas de cafe aparecieron sobre la banca - espero te guste esta un poco cargado - dije con una sonrisa

El profesor se sentó en una banca, y yo me acerqué y tomé asiento a su lado, mientras lo observaba con atención.

- ¡Ah! ¡El Accio! - exclamé en voz baja, cuando vi que aparecían dos tazas de café. ¿Por qué no lo había supuesto?

- Muchas gracias. - le agradecí, mientras aceptaba la taza que me ofrecía. - Está bien, me gusta el café cargado. - respondí, tomando un sorbo con cuidado, por si estaba caliente, pero se hallaba a la temperatura perfecta para mi paladar.

- Y dígame, profesor, ¿ese caballo es suyo? - pregunté curiosa, refiriéndome al Abraxan.