Buscando lo que no se debe.. [Privado Suzuna]

Llegué junto a la pequeña de Suzuna al bosque prohibido como habíamos acordado. Ella estaba como gato, así que no fue tan notorio que dos jóvenes se dirigiesen hacia ese lugar. Era como siempre lo había pensado. Un lugar lúgubre; pues era mi primera vez allí; lleno de telarañas en ciertos sitios, la luz apenas llegaba a causa de la cantidad de árboles que parecían verdaderos monstruos. Estaba asombrada. Bajé a la gatita que tenía en brazos, y me quedé mirando el lugar.

- Wow.. es mejor de lo que imaginaba..

Comenté fascinada, sonriente y luego saqué mi varita, para tenerla a mano en caso de cualquier cosa.

Miré a Suzuna, quizás estaba inquieta y debido a ello hacía eso. Sonreí llevándome ambas manos a la cintura, como quejándome.

- No me digas que quieres que te cargue.. -

No esperé que hiciera nada que me indicara un sí o un no, y la tomé en brazos nuevamente con la varita aún en la mano. Luego la acomodé para que ésta no le molestase. Di un vistazo rápido y comencé a caminar un poco más allá, a lo más profundo del bosque. Me sentía emocionada, debido a que me encantaba tener acción, y más aún cuando el peligro estaba presente. Demasiado osada.

Iba caminando y tropecé con una raíz bastante gruesa de un árbol que no logré captar, y por suerte alcancé a mantenerme de pie, sino, caída encima de la gatita. Me disculpé con ella, y seguí avanzando. Llegamos a un punto en que de pronto, unos pasos, más bien un gran estruendo llamó mi atención. Caminé hacia donde venía el estrépito, y me escondí tras un árbol para observar.

- ¿Centauros? -

Estaba maravillada. Eran criaturas fascinantes, además de que siempre tuve esa admiración por ellos, debido a que su cuerpo era mitad animal, y mitad hombre, como yo, mitad japonesa, mitad inglesa o mitad muggle, mitad bruja.

Estaba tan concentrada viendo a los famosos centauros que me había olvidado que eran seres bastante problemáticos, además de que no les gustaba tener contacto con humanos, mucho menos magos. Suzuna me trajo a la realidad, luego de escuchar su maullido y sentir su cálida lengua sobre mi mano.

- ¿Qué? -

Pregunté a la chica. Como gato no me iba a responder, pero si estaba haciendo aquello de seguro estaba preocupada por algo.

Miré nuevamente al lugar donde los semi-humanos se encontraban. Suzuna maullaba, y como yo no hablaba idioma de nekos no tuve más remedio que intentar descifrar lo que decía, haciendo algo. Di unos lentos y silenciosos pasos hacia adelante, levemente agachada para no llamar la atención. La gata en brazos, y mi mano sujetando la varita. La túnica en esos momentos era un estorbo.

- ¿Voy bien? -

Pregunté a la felina, que de alguna forma me informaba si estaba haciendo lo correcto o no. Quizás más adelante encontremos a los thestrals.

Spoiler:

Mantuve mi posición algo inclinada para ocultarme más rápido en caso de peligro, avanzando a través del bosque. Suzuna maulló, y deduje que estaba diciendo que iba bien, tal como le había preguntado. Finalmente ella se bajó de mis brazos, y luego de ir tras un árbol volvió a ser la rubia de siempre. Comenzó a llamarme con la mano, y yo, que estaba sonriendo bobamente denuevo por ver la genialidad de los animagos, me acerqué.

- Cómo me gustaría ser animaga también .. -

Comencé llegando hasta su lado, apoyando mi mano en su hombro derecho. Eché un vistazo. Los centauros ya casi no podían verse.

¿Ayudarme a intentarlo? Eso realmente sería fantástico, ya me imaginaba yo transformándome en lobo o zorro.. dos animales que me encantaban.

- Claro que sí, estudiaré y seré animaga.. -

"Aunque sea ilegalmente" .. pensé tras decir aquello. En eso noto a Suzuna sonrojarse un poco, y cuando mencionó que ya no era un gato comencé a reírme con ella. Apuntó un camino y comenzamos a ir en aquella dirección. Aparté de mi trayecto unas ramas de árboles pequeños que se metían encima, procurando soltarlas después de que la rubia animaga pasara, para no lastimarla si le daba con la rama.

- ¿Oyes eso? Suena como a agua.. -

Escuchaba agua fluír, pero no sabía si había un lago, río, cascada o algo así cerca, pues desconocía completamente el bosque prohibido.

Seguí junto a Suzuna, el sonido del agua parecía llamar nuestra atención, atraernos. Al llegar al barranco, me asomé para poder ver bien aquella hermosa cascada. De hecho, estaba tan concentrada en verla que no me percaté de los animales.

- ¿Demiguise? - Pregunté al aire buscando con la mirada a las criaturas que la Hufflepuff había mencionado. No sabía que gracias a sus pelos podían hacerce capas de invisibilidad, y al escuchar el orden incorrecto en que ella había dicho su uso, me reí, mientras seguía observando la cascada.

Comencé a descender, afirmándome de unas piedras que habían, esperando que Suzuna me imitara. Tenía ganas de ver a los thestrals, y quizás por ese camino los encontraría.

Vi cómo una especie de mono cayó sobre la rubia, y cómo éste se llevó la corbata de ella. Seguí con la mirada al animal ladrón, y de pronto el gatito blanco volvió a aparecer. El demiguise fue perseguido por Suzuna. Posteriormente volvió a mi lado. Yo me encontraba afirmada de una ramita, y finalicé el descenso posando firmemente mis pies sobre el suelo. Sentí un movimiento, pero la felina llamó mi atención. La cargué en brazos y comencé a caminar buscando a quien había hecho el ruído.

Pasos más allá estaba un thestral, un caballo alado de no muy bella figura. Lo miré con asombro, pues era la primera vez que veía uno en persona. - Qué criatura más.. bonita.. - Amaba a los animales, sobre todo a los mágicos, por lo que aunque fuese despreciable a la vista, para mí era tan bello como un cachorro de perro. ¿Por qué podía verlo? Fácil. Había visto morir a mi hermana y a mi madre.

Mantuve mi atención en el thestral. Comencé a mirarle con cautela, recordándo que éstos eran los que tiraban del carruaje que nos llevaba desde el tren hasta Hogwarts. ¿Cómo no los había visto antes? De distraída supongo. Suzuna maulló y la miré, pero no pude entenderle. Sólo sonreí y me giré para ver al otro caballo alado que había aparecido.

- ¿De qué se alimentaban estos animales? - Pregunté a la felina, sabiendo que en su estado no podría contestarme, pero la curiosidad me mataba.

Era una buena pregunta, pero no tenía ni idea, miré a mi compañera y volví a maullar en respuesta. Comencé a olfatear el aire de nuevo, lamí una de mis patitas, no sabía si eran peligrosos, pero la curiosidad también me mataba, de modo que moví mi hocico hacia delante varias veces mientras maullaba.