Esperando.. [Libre/Suzuna]

Me encontraba apoyada en la muralla, sujetando entre mis manos unas hojas de papel, y guardaba en mi bolsillo una pluma y un frasco de tinta que me había conseguido para responder a la carta que esperaba. Mi padre había prometido escribirme en ésta semana, así que cada día pasaba por la lechucería esperando que me llegara correo. Estaba preocupada por él, pues en estos tiempos ser auror es algo demasiado peligroso, y sólo quería saber que se encontraba bien. Esperé éste día también y nada.

- Sólo 10 minutos más espero, sino me voy.. -

Susurré para mí, mirando mis zapatos, soltando un suspiro. De vez en cuando miraba por una ventana, esperando que alguna lechuza viniese.

Aún esperando, mirando hacia fuera, no me di cuenta de que alguien había llegado hasta la lechucería, hasta donde estaba yo. Sólo cuando me habló reaccioné, y me voltié para verla. Era Suzuna. Se sentó junto a mí, y pensé en qué responderle.

- En realidad no... Espero una carta. Si me llega respondo enseguida, pero nada.. -

Le respondí sentándome junto a ella, dejando de lado las hojas. Sonreí animándome un poco al ver a mi amiga Hufflepuff, y también pregunté.

- De seguro tú sí vienes a enviar carta. El día está muy bueno como para que las lechuzas viajen llevando correo, ¿no? -

Apoyé mis manos en mis rodillas, procurándome antes de acomodar la falda de mi uniforme. Era cierto aquello del día. Estaba además todo cubierto de nieve, pues estábamos en invierno, y el cielo estaba libre de nubes, y sólo habían pocos rayos de sol. Un hermoso paisaje a mi parecer.

Como era de esperarse de todos los que allí iban, ella enviaría carta. Me quité algunos mechones de cabellos que me molestaban en el rostro y la miré. A sus padres, ¿eh?.

- A mi padre. No tengo a nadie más por aquí a quien escribirle, pues la mayoría de mi familia está allá en Japón. No creo que una lechuza resista tanto vuelo.. -

Dije ésto riéndome un poco. Ya me imaginaba al ave cruzando hasta allá, todo el continente Europeo para llegar a Asia. Y por otro lado, no tenía mucha confianza con mis parientes, pues no los veía desde que era pequeña, antes de que mi madre falleciese.

- Ahh tengo ganas de tomarme una cerveza de mantequilla~ - Dije estirándome como si recién despertara, abriendo los brazos procurando no golpear a la Hufflepuff.

Asentí a su comentario de sus tíos y primos y demás familiares. Ya me los imaginaba intercambiándose cartas para ver lo que ella les escribía a cada uno.

-Quizás lo hagan, quizás no. De todos modos creo que sería mejor que no lo hicieran. No creo que quieras que tus tíos lean cosas que le comentas a tus padres a quien les tienes más confianza..-

Respondí. Cuando mencionó lo de la taza de chocolate, se me desapareció la imagen de la cerveza de mantequilla de la cabeza. Una taza caliente de aquel delicioso chocolate sería magnífico en aquel momento, pues el frío era bastante.

-Deberíamos tomar uno. Cuando vayamos a Hogsmeade yo te invito uno.. -

Dije sonriente, esperando con ansias la próxima visita al lugar.

Me encontraba mirándome los zapatos, escuchando la respuesta de la rubia. Si invitaba chocolate caliente debía juntar dinero, y no gastarlo en la tienda de dulces. Me quedé pensando en galeones hasta que ella comenzó a hablar nuevamente, y la miré atenta.

- ¡¿Qué si me gusta alguien?! -

Exclamé asombrada por la pregunta, pero obviamente mi respuesta fue en broma, pues a pesar de parecer real, a los segundos me tranquilicé y le sonreí.

- .. Esa sería la respuesta si hubiese alguien.. pero lamentablemente no.. nadie me ha llamado la atención hasta ahora.. -

Comencé a reírme, esperando que ella copiara mi reaccción. No despegué mi vista de ella, y con mirada picara le pregunté yo esta vez.

- No me digas que a tí sí.. y me preguntabas para pedir ayuda o algo así, ¿eh? Dime, ¿quién es el afortunado?.. -

El tono de mi voz bajo un poquito, como si fuese un secreto, aunque no había de qué preocuparse ya que la lechucería estaba vacía en ese momento, salvo por Suzuna y yo.

Al igual que yo, ella comenzó a reír. Posteriormente comenzó a hablar sobre lo bonito que sería que llegara un príncipe montado en un caballo blanco. Puse cara pensativa a la vez que ella decía aquello, imaginándome como sería, mas el rostro del que era mi príncipe no era claro, más bien se veía borroso.

- Sou matteru no.. -

Susurré para mí en japonés. Aquello significaba "te estaré esperando", y lo dije sin querer casi, como si le hablase al hombre montado en el caballo en mi pensamiento.

- Los cuentos de hadas son geniales, pero se escapan mucho de la realidad lamentablemente.. a mi me hubiese gustado ser pirata.. Así como el capitán Garfio.. -

Le comenté mientras ella acariciaba mi cabello, y yo me llevaba una mano a un ojo, imitando un parche pirata, debido a que me encantaba representar los personajes que nombraba.

- Tú serías Wendy o Campanita.. por tu color de cabello, digo.. -

Sonreí y me giré para mirarla, aún con la mano en mi ojo.

Obviamente sabía que significaba aquel nombre, pues gracias a mi mestizaje sabía hablar inglés y japonés. Cuando mencionó lo de Mulán, bajé mi mano del ojo y asentí interesada en el tema. Sonreí más aún al escuchar lo de Valiente y leal, algo que caracterizaba a los Gryffindors.

- Me gusta esa historia, yo también haría lo que hizo ella si mi padre no pudiese. Aunque él es un gran auror, así que no requiere de mi ayuda por ahora.. -

Mencioné viendo otra vez por la ventana. Había olvidado que esperaba carta de él.

- Y ya que hablamos de nombres.. ¿Quién te puso Suzuna? Digo, eres bien rubia y de ojitos claros.. -

Se me hacía curioso su nombre siendo ella de tal apariencia, pues generalmente a las chicas y chicos así le colocaban nombres en inglés, o a lo más franceses. Por mi parte, Ayame lo había elegido mi madre debido a que le gustaban las flores de iris. A mi gemela le colocó Aiko, según ella porque cuando nació se mostraba más afectuosa que yo. Quién sabe como habrá sido eso, pero yo me reía cuando ella me lo contaba, antes de que mi hermana partiera de este mundo.

La chica de lindos ojos me explicaba el origen de su nombre. Era cierto aquello de que todas las madres creían que sus hijos eran la cosa más hermosa de todas, unos ángeles, reyes, hadas, qué se yo. Le sonreí, gustosa de ya conocer el origen de Suzuna.

- Linda historia.. A mi me encanta mi nombre, y tuve suerte de que me agradaran también las flores de iris.. -

Me reí pensando en la posibilidad de que no me hubiesen gustado. Me gustaba que la gente me llamara Ayame o Aya. Habían otros apodos típicos que ponen por algún defecto o característica tuya, ya sea física o psicológica que me agradaban, pero ninguno como Ayame.

La rubia tenía lindos pensamientos, cosa que era difícil de encontrar en las jóvenes de hoy en día. Le sonreí, puesto que Sakura era un nombre hermoso, aunque un poco común allá en Japón.

- Yo quiero tener gemelos... Así quizás reemplazaría la pérdida de mi gemela.. Con eso me conformaría.. -

Dije bajando el tono de voz en cada palabra. Aiko era todo para mí, pero había desaparecido de este mundo, y sólo me quedaba la sensación de que una parte de mí se había esfumado. Cuando Suzuna propuso salir de la lechucería me di cuenta de que mis deseos por que llegara la carta de mi padre eran en vano. Suspiré, le asentí y me coloqué de pie, tomando las hojas de papel.

- ¿Dónde quieres ir? Yo te sigo.. -

No me esperaba aquel maternal gesto de parte de Suzuna. Dejé que lo hiciera, y una vez así escuché lo que tenía para decirme. Su intención me hizo sentir tan bien y cómoda, que sonreí cuando finalizó.

- Te agradezco que me digas eso.. pero no voy a llorar, no creo que ella quisiera que tras su partida estuviésemos tristes. Así que al recordarla me siento feliz.. no hay problema con eso.. -

Me reincorporé, y le regalé una gran sonrisa, mientras posaba mi mano sobre la suya, y la acariciaba con mi pulgar. A los segundos después, agarré fuerzas y con energía me puse de pie, dando un leve salto.

- Me gusta sentirme viva, así que.. ¿te parece que vayamos a los campos de Quidditch? o podríamos ir a.. al bosque prohibido.. aunque esté prohibido... Quiero algo de acción~ -

Comencé a proponerle, como si nunca hubiese recordado que alguna vez perdí a mi muy querida hermana.

Desidi salir un rato del castillo ,ya me habia cansado de estudiar en las masmorras nesesitaba un poco de aire asi que sali a uno de mis lugares favoritos de hogwarts el campo de quidditch caminaba mientras no podia parar el dolor de cabeza de la noche en la discoteca estaba agotado pero no podia dormir debia estudiar a lo lejos vi a dos chicas pase derecho y me sente un poco distante a las chicas si me metia e su conversacion seria muy abusivo asi que me sente contra un arbol y cerre un poco los ojos para que ese terrible dolor de cabeza se me pasara

- Vayamos al bosque prohibido~ Vayamos al bosque prohibido~ .. -
Comencé a decir, cantando un poco. Me encantaba ese lugar, no sólo porque era prohibido, sino porque había cada criatura extraña en ese lugar y un poco de peligro era interesante.. además de que yo era bastante osada.

Ayudé a Suzuna, dejando a un lado las hojas, que finalmente doblé y guardé dentro de mi hermosa capa-túnica de Gryffindor. Comenzamos a bajar.. a salir de la lechucería, y vimos a un chico sentado contra un árbol. Tenía aspecto de cansado.

- Podría afirmar que el profesor Snape le dio de librazos en la cabeza.. -

Dije a modo de broma a Suzuna en voz baja. No quería que el chico me oyera. Comencé a reír, y me quedé de pie junto a la tejona, mientras decidíamos por dónde nos ibamos.

Senti que algo estaba cerca de mi y abri los ojos habia un gato persa cerca de mi me paresio muy raro porque ahora solo habia una chica la otra aparentemente habia desaparesido queria salir de la duda y le pregunte a la chica La chica que estaba con tigo es este gatomientras observaba la situacion un poco confuso esperando entender que estaba ocurriendo .

Asentí a la chica, pues efectivamente sería muy notorio si nos veían juntas. Me pidió que la mirara y eso hice. Me sorprendí al ver un gatito blanco, bien bonito, y no pude evitar gritar mientras le apuntaba.

- ¡Pelusa! -

Era idéntico al gatito que salía en la película muggle de Stuart Little, y amaba con todo mi ser ese gato. Posteriormente, Suzuna neko-san se acercó al chico y éste me preguntó a mí si ella era la otra chica que estaba junto a mí.

- Tal vez sí, tal vez no~ -

Dije sonriéndole, pues estaba fascinada con aquel elegante felino.. que era mi amiga después de todo.