¿Eres tonto o fumas Galletas María?[Cedric Blair]

Me encontraba, como de costumbre, pensando en mis cosas cuando di a parar a los baños femeninos. Realmente no tenía la intención de ir hacia allí, por lo que simplemente me dirigí a lo lavamanos para refrescarme la cara. Pese a ser invierno y hacer un frío de muerte, yo pasaba calor. Odiaba aquella sensación asfixiante, por lo que me quité la túnica y la coloqué sobre otro lavamanos.
- ¡Mierda!- Grité, sabiéndome sola, a causa del calor asfixiante que tenía en aquel momento. No tenía el más mínimo sentido. No estaba enferma, eso seguro, pero de algún modo, aquel calor era como si fuese pleno verano.
Me eché un poco más de agua sobre el cuello con la mala suerte de que la camisa se mojó por aquella zona. Fui directa hacia una pared desnuda y, apoyando la espalda contra ella, me dejé deslizar hasta quedar sentada en el suelo abrazándome las rodillas y respirando con dificultad.

Spoiler:

Me urgía ir al baño, había bebido demasiado de aquel zumo de calabaza que servían en el comedor. Casi corrí por los pasillos, buscando el baño, cuando un grito hizo que mi atención directa se desviara. Desde la puerta del baño de mujeres, un grito que expresaba dolor salía llegando de pleno a los oídos de Cedric. Éste dudó por un momento en entrar a ver, una de las razones era porque precisamente era el baño de mujeres, y otra muy diferente, era el suponer de que el grito no era precisamente de dolor, y en verdad entraba a interrumpir algo.

Dejó sus dudas a un lado, y entró medio sigiloso al baño. Lo primero que vió y, más bien, a la única que vió fué a una joven que estaba sentada, abrazando sus piernas y algo mojada. La mira extrañado y levanta una ceja, desde la puerta.

―Hey, ¿qué te pasa? ― casi murmuró mirando a cada rato si alguien se acercaba, no quería quedar como un pervertido.

Levanté la cabeza sobresaltada al oír la voz de un chico que llegaba desde la puerta de los baños. No parecía sentirse cómodo, por lo que con una tranquilizadora sonrisa contesté a su pregunta.
- Tranquilo, no me pasa nada grave... Solo un poco de calor... Y no te preocupes, no hay nadie por aquí.- Seguía teniendo aquel calor asfixiante, por lo que la voz me salió un poco entrecortada. Me aclaré un poco la voz, pero no seguí hablando, preferí esperar a que el chico respondiese o decidiese irse.

La miro algo extrañado, volvió a mirar hacia ambos lados luego de la respuesta que había obtenido de ella y se decide por entrar y acercarse. Se pone frente a ella, en cuclillas y ve en que estado se encuentra. Lleva una mano a su frente y frunce el seño.

-Estás transpirando y hace un frío de morirse... aunque no me quejo - dice recordando que le gustaba el frío, esa sensación que aceleraba su circulación en el agua fría.

-Debes estar enferma, con fiebre o algo así, ¿te llevo a la enfermería? - preguntó examinándola.

El chico se acercó y se colocó frente a mi. Me alivió bastante cuando su mano fría se apoyó en mi frente. Él también pensaba que estaba enferma. Pero no era eso.
- No estoy enferma. Ya fui a la enfermería y la Señora Pomfrey dejó bastante claro que no tenía nada más que calor y no pudo hacer nada por mi. Esto no tiene sentido.- Miré un momento hacia abajo para tomar aire y seguí hablando- Por cierto, gracias por interesarte.- Le tendí mi mano a modo de saludo y la acompañé de una sonrisa- Angelina Riddle, Slytherin.

Cedric quedó sorprendido, en verdad. ¿Sólo tiene calor?, que raro, eso sí que era muy raro. Sólo se limitó a creerle y dejar de expecular posibles razones de porque tendría tanto calor, a lo que se le ocurrió una idea y no dudo en proponersela.

-Bueno, si es así, entonces lo mejor es que te des un baño de agua fría cuanto antes.-

Recibe la mano de la muchacha y le sonríe, ve como le cuesta hablar y sólo se limita a besarle esa mano, como gesto de presentación.

-Cedric Blair, un gusto Angelina, también soy de la misma casa .- dijo, para después pensar que era raro que no recuerde su rostro.

Me sorprendió el gesto del tal Cedric. No acostumbraba a ese tipo de saludos por parte de... nadie. Sonrió como toda respuesta y continuó con el tema que la había traído hasta allí.
- Quizás tengas razón, pero esto no es la primera vez que me pasa y el calor suele desaparecer al cabo de un rato.-Luego de añadir eso, le miró extrañada- No es que yo pase mucho tiempo en la sala común, pero no recuerdo tu rostro... y no es que sea uno facil de olvidar...

Parecía como si le hubiera leído la mente, ella tampoco lo reconocía y no sabía bien si eso era una ventaja o una desventaja para él. Le sonrió apenas al escuchar que eso siempre le pasaba, sacándose un peso de encima; claro, no sería bueno cargar con la muerte de nadie... bueno, por lo menos no con alguien que no conocía.

-Ya, entonces deberás estar acostumbra - dijo mientras se paraba y metía sus manos en los bolsillos -Pero igual, es raro lo que te pasa - termina, para luego si hablar de lo que en verdad le interesaba -Sí, yo tampoco recuerdo haberte visto, ¿qué año cursas?, quizá sea eso, yo voy a sexto-

Escuché al chico y no supe adivinar si verdaderamente le interesaba lo que me ocurriese. Lo que sí era más que obvio era que le sorprendía no conocerme ni siquiera de vista. Con más calma que antes (pues la temperatura de mi cuerpo descendía gradualmente), respondí a sus palabras sin que faltase en mí la ya muy vista sonrisa.
- Este año he empezado quinto. Debe de ser por eso que no nos hayamos visto. De todos modos, a partir de ahora estaré más atenta a ver si te veo por el colegio.

El chico volvió a ver para ambos lados, la preocupación de que alguien lo vea dentro del baño de chicas seguía en su cabeza. Asintió con la cabeza al escuchar que Angelina prestaría más atención, dejando en claro que el también lo haría.

-Entonces... - dijo, apoyando la espalda en la pared -cuéntame algo de tí, Angie, que sólo se tu nombre - dijo, con la intención de poder conocerla.

Ya no tenía nada de calor, por lo que cogí mi túnica y, tras ponérmela de nuevo, me coloqué al lado del chico exactamente en la misma posición. Notaba su preocupación, casi seguro que por que le encontrasen allí.
- No sé qué quieres saber... Pero créeme cuando te digo que a estas horas nunca viene nadie por aquí a excepción de mí misma.- Tras dedicarle una tranquilizadora sonrisa, seguí hablando- Si de lo que quieres saber es de mi familia, no te hará mucha gracia saber que me crié entre muggles... Pero descuida, soy adoptada, mi sangre es pura.- No sabía muy bien a qué tipo de Slytherin me enfrentaba, por lo que preferí matizar el concepto de la pureza de mi sangre.- ¿Y qué es de ti?- dije, intentando desviar la atención de mi persona.