Y después de varios pasos, terminé aquí.. [Kathrin Tucker]

Muy bien, eres brillante Hikaru. Estaba algo perdido para ser sincero. Mi sentido de la orientación es pésimo, casi nulo... Éste fue el último viaje a Hogsmeade antes de las vacaciones de Invierno, donde pensaba hacer una visita a Francia luego de pasar la Navidad con mi familia. ¿Dónde está la enana cuando se le necesita? Pensé estando solo bajando por una calle en donde poca gente se veía, y estaba alejada de las grandes tiendas. Claro, mi hermana andaba con sus amigos, y yo aquí sin saber para dónde ir. Podrás ser un alumno brillante, probablemente uno de los pocos a los que le gusta Historia de la Magia y no se quedan dormidos en dicha clase, pero eres el ser más despistado que pisa la tierra.

Y como si fuese poco, la nieve dificultaba el paso, así que avanzaba con esfuerzo, y dentro de poco me encontré en una especie de bosque, ya que habían varios árboles por allí. Me quedé mirándolos mientras caminaba. Al mirar hacia el frente divisé una casa.. a lo lejos, que apenas se veía. Era la casa de los Gritos. - Genial, miren a dónde llegué.. - Comenté al aire, quejándome de la mala suerte que tenía. Habían rejas que separaban el sitio, impidiendo el paso de la gente, pero qué pasa sí...

Estaba ya parado frente a la puerta. No sabía por qué había avanzado hasta allí y no esperaba averiguarlo ahora. Lo hecho, hecho estaba. Iba acercando mi mano a la puerta cuando unas manos me taparon la vista. Alguien estaba tras mío, una chica.

- Ehh.. - Comencé a pensar en quién podría ser, pero estaba seguro de que esa voz era de una compañera de clases. - ¡La tejona Tucker! - Dije finalmente, viendo sólo oscuridad, sonriendo. Esperaba haber acertado. Ella tenía un tono especial de voz, no muy común, además de que yo tenía cierto don para distinguir voces, o eso pensaba.. siempre distinguía la voz de Harumi cuando me grita ¡Hikaru!, aunque es eso obvio, si es mi hermana y comparto bastante tiempo con ella, además de que su voz es inconfundiblimente.. ¿chillona? Para mí lo es. Me llevé las manos a las que cubrían mis ojos, ya que tanto tiempo a ciegas me estaba molestando. Necesitaba ver quién era.

- ¿Pin pon? - Repetí riéndo, apartando finalmente las manos de ella de mis ojos. Sí, era Kathrin. Al escuchar la palabra "frío", inmediatamente me metí las manos a los bolsillos de mi pantalón, para intentar calentarlas.

- ¿Sospechoso? Por Merlín, no.. simplemente me perdí y llegué hasta aquí sin querer... - Respondí riéndo aún. Es cierto que andaba perdido, pero yo solito pasé las cercas y llegué a la entrada de la Casa de los Gritos. Miré la estructura de la casa, bastante vieja la verdad. - Ok, te invito a entrar.. - Dije en tono bromista, haciendo un gesto como diciéndole "pasa" con los brazos en dirección a la puerta. Había muchas historias sobre ese lugar, y se dice que está completamente embrujada, lo que encuentro torpe de alguna forma para los magos, que convivimos con espectros, como la Dama Gris, Peeves, el fraile gordo, etc. De todos modos, era interesante saber si era verdad, así que quería descubrirlo por mí mísmo.

- Pero antes deberías prepararte, pues quien sabe que clases de cosas hay dentro.. - Comencé a rodearla lentamente, como metiéndole miedo, susurrando casi.

Bien, dejé de rodearla y me quedé de pie, esperando a que dijese algo. Así que no se asustaba tan fácilmente.. bueno, no iba a estar obligándola a entrar si no quería hacerlo, y tampoco la iba a atemorizar. Yo no soy así. Sin embargo, su dedo índice chocó en mi pecho, y lo seguí con la mirada para después verla a ella.

- ¿Guía? Pero si tengo mala orientación.. bueno, está bien.. - Me resigné sin hacer mucha pelea. Parte de mí no quería entrar, y ésta le ganaba a la que sí, pero ya había afirmado que lo haría a la tejona. La hice a un lado con delicadeza, y tomé la manecilla de la puerta con inseguridad. La giré, y la puerta finalmente se abrió, dejando salir un montón de polvo, además de que algunas arañas salieran de los bordes. - Ya me veo si esta cosa de tan vieja se viene abajo con nosotros dentro.. - Comenté sin pensarlo, echando un vistazo a su interior. Habían cortinas rotas y gastadas, muebles cubiertos con sábanas sucias, u otros al descubierto, lleno de telarañas y trapos viejos. El suelo estaba cubierto de polvo también, y al avanzar -porque ya había entrado yo, a paso lento y temeroso, pero sí- las tablas crujían. Me detuve y miré hacia atrás esperando a que Kathrin entrara.

La miré por un instante, esperando a que entrara. Mientras lo hacía, busqué mi varita para alumbrar el sitio, que estaba bastante oscuro, a pesar de que las cortinas dejaban pasar pocos rayos de luz del exterior. No pude responderle el "¿y ahora qué?", ya que un sonido de extraña naturaleza nos sobresaltó a ambos, y Kathrin tomó de mi manga asustada.

- N-No eres la única asustada.. - Susurré tartamudeando, dejando ver claramente que yo también estaba con el alma en un hilo. Di un suspiro, y enseguida alcé mi varita a la altura de mi codo, para pronunciar un encantamiento. - Lumos.. - Dije una vez que me encontraba ya más calmado. Ahora el cuarto se veía más claro, pero quizás más espantoso que anteriormente, pues ahora se formaban sombras. Esto es genial.. Pensé con sarcasmo, y tomé de la mano a la chica, dando algunos pasos, mirando hacia arriba. - Te propongo ir hasta.. el piso de arriba, pero sólo hasta la escalera. Echamos un vistazo y nos salimos.. - Propuse, alumbrando el camino.

La señorita Hufflepuff había aceptado el ir arriba. Sentí su apretón, y como si su nerviosismo se traspasara hacia mí con el gesto, tomé aire, cerrando momentáneamente los ojos, listo para avanzar.

- No soy un guía.. - Dije riéndome, intentando así poder relajar el ambiente, aunque el hecho de que sacara su varita me había tranquilizado un poco, y de seguro a ella también. Avancé por toda la habitación, que vendría siendo como el "living", hasta dar con la entrada a las escaleras. Miré hacia arriba, pero nada extraño se presentaba. Subí un pie en el primer peldaño y éste crujió como nunca. Retiré rápidamente mi pie, apretando un poco la mano de Kathrin. Se dice que los hombres son valientes, pero yo soy algo cobarde a decir verdad.. aunque eso no me impedirá que siga adelante. Pensé eso mísmo, y decidido comencé a subir, dejando a un lado el sonido que se producía, girando la cabeza de vez en cuando para ver de reojo a mi compañera.

- En caso de cualquier cosa.. puedes irte y dejarme atrás - Le aconsejé, para no estorbarle el paso al momento de huír. Finalicé eso sí, con una sonrisa.

Uno, dos, tres. Iba subiendo con lentitud, sujetando la fría mano de Tucker, que ya no sabía si estaba así por el frío de afuera, o porque estaba tan nerviosa que le transpiraba la mano. Como sea que fuese, no la solté en ningún momento.

- En realidad, no.. pero era para asegurarme.. supongo.. - Solté una risita nerviosa, haciendo una breve pausa en cada idea. Llevaba a la chica tomada de su mano izquierda, y aunque yo fuese diestro, podía utilizar bien la varita con la otra. Iba a comentar eso de "o salimos los dos..", pero en vez de hacerlo, simplemente cerré por un instante los ojos. - Sí.. ya me imagino siendo arrastrado por las escaleras, por el suelo de donde estábamos antes, y después la helada nieve.. un bonito paseo, y una espectacular manera de terminar la visita a Hogsmeade.. - Dije con sarcasmo, sonriendo, después de que ella levantara la prueba de que estábamos unidos: nuestras manos.

Íbamos ya casi llegando a los últimos peldaños, cuando sentí un fuerte jalón por parte de Kathrin, y como si supiera que pasaba, tiré hacia arriba lo suficientemente fuerte como para hacer que no siguiera bajando, pero al mísmo tiempo con delicadeza para no causarle daño. Me giré mientras me preguntaba si estaba bien, y le asentí con la cabeza. Tuve suerte de no resbalarme y caer.. pero ahora era ella la que estaba en problemas. Estaba con una pierna fuera, y otra.. bueno, había un agujero en uno de los escalones, el que cedió y ahora tenía a la joven atrapada. Me agaché acomodándome para no caerme escaleras abajo, notando que se esforzaba por salir, pero era inútil. Cuando me alertó que algo había abajo, se me pasaron por la cabeza un montón de imágenes de criaturas de todo tipo. Me asusté un poco.. - Tranquila, sólo debe ser.. alguna tela de algo, o telarañas.. este tipo de lugares está llena de ellas... - Intenté calmarla, aunque parece que el más alterado era yo.

Dejé mi varita en un peldaño más arriba, con la punta hacia nosotros de manera que la luz del Lumos siguiese alumbrándonos. - A ver, te ayudo - Me puse por detrás de ella, y pasé mis brazos por debajo de los suyos, para así tirar de ella haciendo que saliera de espaldas. Así era mi plan. - Bien, ayúdame.. tienes que empujar con tu pierna libre.. sólo pisa ahí en la muralla.. - No sabía si me había explicado bien, pero yo estaba listo para jalar de ella. Aparté con un movimiento de cabeza un mechón de cabello que me estorbaba la vista, mirando el hueco en donde Kathrin tenía atrapada su pierna.

Ya tenía una posición con la que pensaba sacar la pierna atrapada de mi compañera, y estaba esperando que ella hiciera lo que le pedí. Dijo entonces, que a la cuenta de tres ella empujaría su pierna, y yo la jalaría para sacarla. Una.. dos.. ¡tres! y qué creen. Su pierna salió del agujero tras unos minutos interminables. Ya era libre, y se había acomodado de forma que no pudiera caerse escaleras abajo. La solté cuando estuvo a salvo, y al igual que ella, solté un suspiro de alivio.

- Qué problemas, tú no tienes la culpa de que este lugar esté tan malo.. - Le respondí, devolviéndole la sonrisa. Kathrin se acercó a ver de reojo el agujero, que era alumbrado por mi varita en la escalera. Finalmente la tomé, curioso, y la acerqué a esa profunda oscuridad para lograr captar lo que estaba, supuestamente, allá abajo. Acto seguido, los escalones volvieron a crujir cuando me ponía de pie, invitando a la Hufflepuff a seguir, pero la madera de los escalones estaban tan viejas y podridas que cedieron -gracias también al agujero ya formado- y caímos allí abajo, dejando una nube de polvo. Mi varita fue la única que se salvó, quedando arriba. Su luz no lograba a iluminar del todo abajo, y ahora la única esperanza para salir era la de mi compañera. - ¿Estás bien Kathrin? - Pregunté abriendo los ojos tras haberlos cerrado por la tierra, buscando a mi amiga. Apenas y podía ver, y con mi mano busqué la de ella, y lo que logré agarrar no era precisamente una mano humana... ¿o sí? - ¿Qué es..? - Alcancé a decir, arrastrándo hasta la luz lo que había tomado. Una mano cortada, más bien parecía arrancada por algo con dientes de su dueño, estaba entre las mías. Grité lanzando lejos eso, echándome horrorizado hacia atrás hasta chocar con alguien, que sí era la señorita Tucker.