Por lo que más quieras.. ¡No le digas nada! { Ayame Nightray }

Estábamos en plenas vacaciones, disfrutando del frío, de la víspera Navideña, del nuevo año que estaba cerca. Y lo que aún no sé si me alegraba o desesperaba era que Ayame Nightray había llegado a nuestra casa antes de lo previsto. Aún recuerdo ese día, en que apareció en el recibidor y yo en pijama había ido a preguntarle a mamá por mi cepillo de dientes que no lograba encontrar, aún medio dormido. Me saludó y casi tartamudeando le respondí. Fue una experiencia traumante.

El día de hoy, mis padres salieron junto a To-chan a eso de las 3 de la tarde, dejándome a solas con Harumi y Ayame. Me sentía incómodo, puesto que ellas se pusieron a hablar de lo típico que hablan las mujeres mientras comentaban un programa de televisión. Estaba sentada entre ellas en la mesa de la cocina, comiendo galletas apoyándo la cabeza en mi mano, y el codo en la mesa. ¿Qué tenía de especial ese chico que aparecía en la tv? Dios, estaba celoso de un actor.. Ayame parecía tan interesada en él, que hasta me dieron ganas de golpear esa pantalla aunque me costara el castigo de mi vida. Me puse de pie, intentando no llamar la atención de ambas, y salí a vagar a la calle. Nuestra casa estaba cercana a la playa, así que comencé a caminar hacia ella, cubriendo mi rostro, o parte de él con una bufanda para no resfriárme. La playa estaba cubierta de nieve, incluso las rocas, pero no del todo, así que pensé que pasando mi mano por ellas bastaría para limpiarlas.

- You.. me.. why?.. can't we see that there's more to love.. - Estaba cantando bajito, sentado en una roca mirando el horizonte -que ya estaba en tonos rojizos, puesto que el sol se escondía- cuando una mano se posó en mi hombro. Me giré, y ahí estaba.

Ahora el cielo estaba anaranjado, puesto que el atardecer se había transformado en el protagonista, y había salido a escena. Suspiré, y como ya dije antes comencé a cantar bajo, y lentamente, sin seguir casi el ritmo de la canción. Me detuve al sentir una mano en mi hombro, y al girarme pude ver a Ayame, sonriente como siempre con su mirada infantil. Se puso frente a mí e hizo una reverencia.

- ¿Qué estás haciendo? - Le pregunté intentando no sonreír, aunque me era casi imposible. Si me había dicho eso era porque estaba lista la comida, y que yo recuerde Harumi no era muy buena cocinera y ella.. como es, dudo que sepa. Antes de recibir respuesta solté un suspiro, debido a que mi pequeña lucha interna por intentar no sonreír había fracasado. Ahora lo hacía, y Nightray al darse cuenta incrementó la suya. - No me llames su alteza.. - Respondí finalmente, poniéndome de pie, teniendo cuidado de no caer, así que me ayudaba con las manos, sujetándome de la roca mísma. - Y baja de ahí.. no te vayas a caer.. - Una leve sonrisa apareció en mi cara, y cuando estuve pisando la nieve -que en las otras estaciones es sólo arena- ayudé a la Gryffindor a bajarse también.

Tengo que admitir que me puso nervioso eso de que parecía príncipe. Quizás de dónde lo había sacado, si hablamos de parecidos, yo era casi idéntico a Gilbert Nightray -coincidencia de apellidos con Ayame- del anime Pandora Hearts. Un fiel sirviente, algo cobarde.. aunque yo no le temo a los gatos obviamente. Creo haberme sonrojado también, levemente, además de hacer una mueca que ni yo sé describir como fue. Sentí su cálida mano tomada a la mía cuando la ayudé a bajar, y cuando estuvo ya pisando la nieve me la soltó... lástima.

- ¿Paseo? Estás demente.. - Dije claramente como una broma, dejándome llevar por lo que sentía esta vez. Sonreí como estúpido, aceptando su propuesta de dar un paseo por la playa. Quizás.. me tenga que decir algo.. No, eso es imposible. Comencé a caminar lentamente, esperando a que me siguiera.