Aprovechando un rato de sol [Angelina]

Unos rayos de sol asomaron por el cielo. Mi rostro, al lado de una ventana en la Biblioteca, volteé a verlo involuntariamente.

Alegre porque había algo de luz del astro rey, antes de darme cuenta, me encontré a mí misma en los Jardines. Por suerte, estaba bastante abrigada. Si no, moriría de hipotermia allí mismo.

Me senté entre las raíces de un árbol que no tenían nieve y estaban relativamente secas, mirando a mi alrededor, a los de primero, jugando con bolas de nieve.

Nada más ver los rayos de sol colarse por las ventanas de la galería, decidí encaminar mis pasos hacia el exterior. Al atravesar las enormes puertas de la entrada, tuve que esquivar un par de bolas de nieve que se lanzaban unos chicos de primero. Caminé por las amplias extensiones de nieve que rodeaban el castillo cuando divisé bajo un árbol una figura desconocida.
Sin saber por qué, decidí acercarme. Cuando ya me encontraba a una menor distancia, descubrí en ella a una Ravenclaw más o menos de mi edad. Con una sonrisa que reflejaba los rayos del sol invernal, me presenté a la chica.
- Hola, soy angelina Riddle. ¿Puedo sentarme contigo?

Una chica, Slytherin por su túnica, se acercó y se presentó como Angelina Riddle, preguntándome si podía sentarse conmigo.

―Por supuesto ―dije, sonriendo ampliamente―. Meredith Harker ―me presenté, extendiendo mi mano en su dirección―, pero dime Mer.

En los últimos tiempos, me sentía como una especie de magneto para Slytherins. No me molestaba. Al contrario, me agradaba bastante.

Estreché la mano de Mer y tomé asiento a su lado. Tomé una gran bocanada del fresco y puro aire antes de hablar.
- Me suena haberte visto por ahí... ¿A qué curso vas?

Tenía razón, su rostro se me hacía conocido.

―Sexto, ¿tú? ―pregunté.

Me parecía una chica muy simpática. Aún no sabía mucho de ella, y no era de las que juzgaban antes de conocer, pero creía que algo bueno podría salir de esta conversación.

- Quinto, parece que no es de eso de lo que nos conocemos... hmm... No sé, tendremos algún conocido en común, imagino- dije con una sonrisa. Era una tarde agradable con una buena compañía. Me recosté contra el tronco del árbol y puse las manos entrelazadas tras la cabeza. Lo cierto era que no me apetecía pensar en nada... solo quería disfrutar de los cálidos rayos solares. Aunque no haría ascos a una buena conversación.

―Una de mis mejores amigas es de Slytherin y va a quinto ―murmuré pensativamente―. Tal vez por ella nos conocemos. ―La sensación de familiaridad con ella era fuerte. No sabía por qué ni cómo. "Bah, ya lo averiguaré. Demasiado pensar por un día. O por una vida" pensé, con esa filosofía tan poco típica en mí.

Sonreí en dirección a Angelina, sin saber mucho que decir. Después de tanto tiempo con el cielo encapotado, tener ahora esos rayos de luz natural, con toda su vitamina D entrando por mis poros, me atontaba bastante.

―Cuéntame algo de ti ―pregunté, decidida a una conversación. Soy de naturaleza sociable, pero como usualmente estoy con Abi a la hora de conocer a alguien, no sabía bien cómo desenvolverme.

Oía la voz de Meredith como amortiguada dentro de mi cabeza. Sabía lo que me decía, pero mi cerebro parecía no querer procesar la información. La luz del sol acariciaba mi piel con su calor y me relajaba hasta casi adormecerme, pero capté con claridad sus últimas palabras y (pese a tardar un poco en elaborar una respuesta coherente) finalmente conseguí responderle.
- Bueno, no sé qué es lo que te podría interesar... Pero algo que acostumbro a decir (y cada vez con más frecuencia) es que me crié entre muggles, pese a ser hija de magos - al ver una ligera expresión de sorpresa en el rostro de la chica, expliqué-. Fui adoptada. Pero cada día que pasa pienso que mejor eso que estar con unos padre que no me querían, ¿no? -callé unos momentos, disfrutando de la excelente temperatura y luego pregunté-: Ahora te toca a ti, ¿Qué me dices sobre ti?