Comprando las pociones(Robin)

¿Por qué me miraba a mí? Yo miré a Sirious un momento y luego a aquel hombre.

- Sirious, ¿Por qué me mira?-murmuré.

-No ssé, aver ponte detrás mia.-dije ponendole una mano en el hombro.
-Solo quiero salvaros, venid a una teinda, de aqui cerca-dijo señalando.

- Oh,-murmuré.-es muy amable. Vamos Sirious dije acercándome al hombre.

-Ts, Robin no te fies de él.-dije susurrandole.
-Venga entrad en una tienda, esta de aqui, es mia y podreis esconderos.-dijo mirandonos.

- ¿Por qué? Es mejor que esos ladrones.-dije y caminé en la dirección que había señalado el hombre.

-Bueno eso no lo sabemos-dije mirandola.-En fin vayamos-dije andando hacia adelante y seguirla.

Seguí caminando hasta la tienda, muy extraña por cierto. Aunque claro, estábamos en el Callejón Knockturn.

-Bien, entrad entrad-dijo señalando.

Asentí y entré, me quedé mirándolo todo, perpleja y curiosa. Era impresionante la cantidad de cosas extrañas que había.

-Bueno, y de que servirá , es una tienda con ventalanes estaran a punto de llegar-dije desconfiado.

Me encogí de hombros ante la pregunta de Sirious y miré al hombre desconocido.

-Bueno a no ser que tengais una idea mejor?-dijo el hombre resultando my convincente.
-Puff, en eso tiene razón-dije mirando a Robin.

Me encogí de hombros mirando a Sirious.

- A mí no me mires, yo no he dicho nada.

-No no, te miro para que elijas tú.-dije mientras seguia mirandole.

- Yo confío en este señor.-dije y lo miré.

-Esta bien-dije acercándome a él.La tienda estaba muy llena de polvo, era obvio que estaba abandonada. La verdad es que aquel hombre no me gustaba mucho, pero ante una situación así, no tenía otro remedio.
-Bueno, la manera mas rápida de salir de aquí es esta-dijo contento, parecía que le alegraba que fuéramos con él, y sacó una especie de figura de payaso extraña.-Chicos acercaos y poned las manos aquí encima.-dije poniendo él la suya.
-Robin, esto es un traslador. ¿ A dónde lleva?-le pregunté una vez más desconfiado.

Sirious se me adelantó preguntando a dónde nos llevaría aquel traslador, por lo que me crucé de brazos tras colocarme la varita tras la oreja y esperé a que el hombre respondiera.