Una conversación de pasillo. [Chloe Bingley]

Arianne estaba de buen humor, el frío día se acomodaba perfectamente a su fría forma de ser. Caminaba con arrogancia por los pasillos de la escuela, demostrando al mundo una superioridad que sólo los de sangre pura comprendían. Sabe que mientras avanza muchos la miran, y su ego aumenta considerablemente, como siempre ocurre. Como siempre debe ser. Sonríe a un chico de su casa y sigue su camino sin detenerse a saber quién es, al fin y al cabo él solo se acercará a ella.

La chica va a clases, sí, a perder su valioso tiempo, pero es su deber. No quiere tener problemas con su padre si en algún momento se salta alguna y éste se llegase a enterar. Algo que posiblemente haga. Sin embargo, hoy se siente con suerte, tal vez no ocurra algo catastrófico si no entra a Historia de la Magia.

Asi que pasando de largo del salón, decidió ir a perderse por otros pasillos. Lleva seis años en la escuela y es increíble, que aún no conozca la cuarta arte de este. Un poco de 'turismo' no le haría mal.

Chloe caminaba rápidamente por el pasillo con sus cosas en los brazos, un idiota de casa indeterminda le había rajado la mochila con un Diffindo y sus cosas habían caído al suelo. Por suerte, llevaba los frascos de tinta en un bolsillo a parte que no se había roto. Pero llegaba tarde a Pociones, y eso no le hacía mucha gracia, ya que era una de las pocas asignaturas que le gustaba.

"Espero que lo haya hecho sin querer, porque sino me lo cargo", pensó rabiosa. Seguramente, aunque lo hubiera hecho sin querer lo mataría. Eso le enseñaría a no lanzar Diffindos por el colegio.

Estaba inmersa en sus divagaciones cuando vio a una chica caminando por ahí, se le ocurrió que la chica podría tener alguna idea para arreglar la mochila, así que se acercó.

-Hola- saludó con un intento de amabilidad mientras contenía la rabia- disculpa, pero cómo bien puedes ver, un niñato me ha roto la mochila, y me preguntaba si tu sabrías algún hechizo para arreglarla.

Mientras caminaba, disfrutando de su soledad, una chica de Ravenclaw se acercó a ella. Arianne no tuvo que mirarla dos veces para darse cuenta que la nueva compañía estaba molesta, tanto para que sus ojos flamearan. Sonrie al imaginarse el motivo de su molestia al ver que llevaba un bulto en su brazos.

La escucha hablar y levanta una ceja observando el bolso que la Ravenclaw le mostraba y se sorprende, sutilmente, hasta que nivel llega la inmadurez de los alumnos de ese colegio.

―Buenas ―responde por parte, sin dejar nada a un lado. Sabía como actuar con desconocidos, es cosa de observarlos un tanto y adaptarse a ellos como un camaleon o mejor aún, como una serpiente e su ambiente―, pues existe el Reparo ―comenta tocando levemente el objeto―, pero no recuerdo si funciona con tela.

―Lo haré por tí. ―Vuelve a mirar a la chica y sonríe levemente sacando su varita, los movimientos que hace son con elegancia, esa propia de su familia y susurra el hechizo. Espera para ver si funcionó.

La mochila se agitó levamente y las costuras hicieron un amago de volverse a unir, pero no sucedió nada y la mochila se quedó tan cual. La rubia la tiró con furia al suelo y dejó sus cosas al lado violentamente. Se sentó sobre los restos de su mochila violentamente y cruzó los brazos enfadada.

-Cuando encuentre al niñato ese juro que lo mato, pero antes me paga una nueva- sacó los frascos de tinta para ver si estaban bien, y como lo estaban, lo dejó en su sitio.

-¿Y tú qué?, ¿faltando a clase?- le preguntó de mal humor a la chica.

Arianne levanta una ceja, soberbia como es ella, y sólo sonríe socarronamente.

—Pues si lo encuentras, sería divertido ver como lo torturas —habla, pensando en lo que ella haría por una broma de ese tipo. Nadie se mete con una Sinclair, por lo que se hubiese devuelto a buscar al chiquillo de los hechizos y ponerlo en su lugar, un nivel mucho menor al de ella—. Lo que sí, trata de no dejar pistas que dicen que Azkaban no es agradable.

Y no es que Arianne quisiera formar conversación pero simplemente no se imaginaba a una chica como la que estaba sentada en el suelo, asustando a un pobre chiquillo. Todo por culpa de los prejuicios, según estos los Ravenclaw deben vivir en la biblioteca aprendiendo.

Escucha su pregunta, con ese tono irritado, y su sonrisa se ensancha aún más.

—Yo no lo llamo faltar —comienzo a decir, susurrando—, sino más bien mantener una práctica sana. Dicen que saltarse clases de ves en cuando es bueno para la salud.

La ironía escapaba casi por sí sola de sus palabras, sin intención. Sin embargo, era común en ella.

Chloe miró a la chica con una sonrisa irónica en los labios, ella faltaba a menudo a las clases que menos le gustaban, como Historia de la Magia, ya que no tenía problemas en eso de estudiarse todo en el último minuto y aprobar. De hecho, a menudo sacaba mejor nota que gente que pasaba horas estudiando, lo que los ponía furiosos.

-Y de hecho lo es, porque para aburrirse en una clase mejor aburrirse en otro lado con más posibilidades de diversión. Lo malo es que yo tenía Pociones y esa está dentro de las asignaturas que me gustan- explicó la chica- y no te preocupes por las pistas y Azkaban, ese idiota no va a saber ni lo que le pasó, ¿crees que existe algún hechizo para dejar colgado a alguien de algún sitio?, porque estaría bien colgarlo en un sitio público para que sirva de ejemplo. Lo miraré, y si no existe me lo invento, aunque eso requerirá más tiempo...- reflexionó.

—Pues concuerdo contigo. —Tranquila se encoge de hombros y acepta tal hecho sólo porque piensa igual. Sonríe arrogante y mientras guarda su varita, agrega—: Pues ustedes son los inteligentes, no sé porqué le preguntas a una traidora serpiente, algo que tu deberías saber.

Por primera vez en todo el día se ríe, ligeramente, pero una Ravenclaw logró sacarle una risa -algo extraño y que Arianne espera que no se repita- con respecto a cuando atrape al chiquillo del hechizo.

—Cuando lo atrapes quiero estar en primera fila —digo maliciosamente—, siempre es bueno ver como los mocosos aprenden a respetar a los mayores

Chloe soltó una carcajada sarcástica, pero en ese momento se acordó de un hechizo perfecto para sus planes y no pudo evitar sonreír y aplaudir alegremente.

-¡Ya me acuerdo del hechizo!- afirmó sonriendo mientras se levantaba de golpe- y es perfecto, se lo lanzaré por la espalda cuando esté entrando en el Gran Comedor y se quedará colgando en mitad de la puerta, ¡soy tan brillante!- concluyó con voz soñadora- pero todavía tengo que encontrarlo...- su ánimo volvió a decaer, pues no iba a ser tan fácil.

-Oye, ¿crees que si vendo entradas para ver cómo cuelgo al niño en primera fila funcionará?- preguntó.

Arianne levanta nuevamente una ceja y observa algo contrariada la explosiva y animosa actitud de la otra chica, pero alcanza a sonreír cuando entiende de lo que se trataba.

—¡Por supuesto que venderías! —dice como si la pregunta fuera innecesaria—, los chiquillos esos tienen que aprender de alguna forma y ya que en el Colegio son tan... blandos con ellos, siempre es bueno un poco de disciplina por nuestra parte.

La rubia chica sonríe de medio lado y mueve el pelo tratando de arreglárselo. Sonrie coquetamente a un chico que la quedó mirando como bobo y ríe abiertamente cuando éste casi tropieza por no mirar por donde iba.

—¡Iluso! —susurra para ella y vuelve a posar la vista en la chica de Ravenclaw—. El punto es... ¿sabes por lo menos de qué casa es el de los hechizos?

Chloe seguía reflexionando sus problemas y no le encontraba la solución, pero al oír la pregunta de la chica sonrió, acababa de tener una brillante idea.

-No, no tengo ni idea, pero ya que tú eres, probablemente, una astuta y calculadora Slytherin que quiere darle su merecido a ese niñato, seguro que quieres ayudarme a encontrarlo, ¿a que sí?- sugirió con una sonrisa- además, no tienes nada mejor que hacer por lo que veo- afirmó soltando unas risitas.

-Venga vamos- dijo mientras recogía sus cosas- pongámonos con ello. Primero dejamos las cosas en una clase vacía y luego a la búsqueda del niño malcriado- Chloe sacó su varita y caminó por el pasillo probando las puertas hasta que alguna se abriera con Alohomora. Miró a la chica.

-¿No vienes serpientita?-le preguntó irónica.

—¡Claro, aguilita! —responde con el mismo tono que la chica utilizó.

Entró en la clase para dejar sus cosas ahí, pero antes sacó las cosas de importancia que tenía en su bolso. La chica le divertía y si esa diversión podía aumentar al molestar a los chiquillos, mejor aún.

—Bien, chica, ¿dónde fue que hechizaron a tu pobre mochila? o ¿qué? tampoco te diste cuenta.

Encontraron una clase donde dejar sus cosas y Chloe las colocó de tal manera que no se viesen desde fuera y luego la cerró. Guardó su varita en la túnica y empezó a caminar hacia el lugar del "ataque".

-Oye no te pases serpientita, que soy despistada pero no idiota- le dijo ligeramente enfadada, era precisamente eso por lo que no le gustaba relacionarse con los de Slytherin.

-A propósito y ya que estamos, ¿cómo te llamas?- le preguntó.

—Y dicen que las serpientes somos las volubles —comenta Arianne divertida, pero rodando a los ojos.

Bueno tenía que ser idiota para no darse cuenta que la chica de Ravenclaw, no es -aunque suene redundante- como cualquier Ravenclaw. Su mal humor era peculiar y la chica de Slytherin se sintió cómoda por ello. Por supuesto, si hubiese sido diferente, Arianne ya se hubiese aburrido y alejado de ella.

—Soy Arianne, Arianne Sinclair —dice con ese tono de superioridad que siempre utiliza al presentarse, aunque en esta ocasión no le interesaba mostrar tal emoción—. ¿Y tu?

Caminaban por los pasillo, mientras la Slytherin miraban fijamente los rostros de las personas.

Llegaron al pasillo donde la acción criminal había sido llevada a cabo. Chloe se paró, era un pasillo ancho, pero no era el más frecuentado del colegio, lo que limitaba las posibilidades.

-Chloe Bingley- dijo despistada- aquí es. Este pasillo va desde las mazmorras hacia el resto del castillo. Pensemos, ¿qué hay en las mazmorras?, las mazmorras como tal, la sala común de Slytherin y la clase de Pociones. Ya que yo iba a Pociones, el niño no podía ir a esa clase, por lo que no iba a Pociones. Descartemos las mazmorras, primero porque no es probable y segundo porque huyó en la dirección contraria, por lo que nos quedan dos opciones. Una, venía de Pociones, o dos, era un Slytherin que salía de su casa- dedujo la chica- eso simplifica mucho las cosas.

Arianne bufa y niega lentamente. "Estúpidos niños", piensa. No le agradaba la idea de que un Slytherin hiciera tal hecho pero era lo más probable. En la sala común también se estaban quejando de que andaban unos crios practicando hechizos por dorquier.

—Para mi vergüenza, me inclino por la idea de que eran unos Slytherin. Ya habían sacado de la Sala Común a unos que estaban "practicando" su tarea con las cosas de otros —comenta ella, como si no pudiera creer lo infantil que pueden llegar a ser algunas serpientes—. ¡Claro! Prefirieron seguir con los de las otras casas.

Medita unos segundos y cree saber como encontrar a los chiquillos.

—Tengo una idea —dice y mira a su alrededor.

Chloe se alegró al ver que Arianne compartía su idea de que habían sido unos de su casa, lo que reducía bastante la búsqueda, además, Arianne tenía una idea para encontrarlos, lo que le venía fenomenal, se alegraba de haberle pedido ayuda a la chica, aunque fuese un poco demasiado, ¿engreída?, ¿soberbia?, ¿altanera?, todos valían para describirla.

-¿Escondernos en tu casa para esperarle y confirmar nuestras sospechas?, ¿camuflarnos con la pared para verlo pasar?- preguntó.

—¿Escondernos? Una verdadera Slytherin no se esconde, Chloe —comienza a decir, mirándola como si la hubiera insultado—. Sólo necesito el apellido para saber quién es el agresor de tu mochila y para ello, tengo que encontrar a un Slytherin que esté dispuesto a ayudarme... algo que si ocurrirá.
Arianne sonríe de medio lado, arrogante, y comienza a caminar en dirección a la Sala Común.

—¿Me sigues? —pregunta mirándola divertida—. Esto no demorará mucho

Chloe enarcó las cejas, sarcástica, ya que el plan de su aliada tenía un pequeño fallo, que consistía en que ella no sabía el nombre del niño y no podría afirmar si era él o no.

-Lo siento bonita, pero te olvidas del hecho de que yo no tengo ni idea de cómo se llama el que me atacó, y por lo tanto eso no es concluyente, a menos claro, que lo que tú busques sea el nombre de los chicos que estaban molestando en la sala común, para luego buscarlos a ellos y ver si son los mismos que me atacaron a mí- afirmó.

—Los idiotas son los mismos en ambos casos, eso te lo puedo asegurar —responde luego de rodar los ojos al no explicarse como debía.

Arianne siguió caminando sin ver si Chloe la seguía pero era su compañera la que quería encontrar imperiosamente al chiquillo que rompió su mochila, por lo que daba por hecho que eso ocurría.

Por uno de los tantos pasillos de las masmorras se encontraron con un chico de Slytherin. Arianne lo llama, mientras se acerca a él moviendo ligeramente su caderas.

—Querido —comienza ella, sonriéndole y tomándolo del brazo—, sé que tu eres quien puede ayudarme.

No le fue dificil el sacarle el nombre de los chiquillos que habían estado jugando en la sala comun, pero hubo uno que llamó su atención, pues era el que practicaba con los Diffindos. Se giró para buscar a la Ravenclaw sonriendo victoriosa.

Chloe enarcó las cejas mientras su compañera le sonsacaba los nombres al chico que la miraba enbobado. La chica bufó cuando Arianne se giró hacia ella sonriendo victoriosa. La ravenclaw se puso a caminar por donde habían venido para alejarse del débil mental del chico aquel.

-De verdad, los Slytherin, por lo menos los chicos, son más idiotas cada vez que me encuentro con ellos. Hay excepciones, pero pocas- dijo.

-Bueno, entonces, ahora que sabemos quien ha sido, vayamos a por él. ¿Tienes idea de dónde podría estar?- preguntó divertida.

Después de un leve "Piérdete" dicho al Slytherin, Arianne se acerca a la Ravenclaw y sonríe al escuchar lo dicho por ella.

—Pues no sólo en Slytherin hay idiotas como al que dejamos—dice, defendiendo a inútiles sólo porque están nombrando a la casa de Salazar—, puedo decir que me he encontrado con tipos iguales en tu casa, en la de los leones y donde los amarillitos. No es cosa de casas, es cosa de género.

—Sí, sé donde puede estar —contesta la chica divertida—, en los pasillos que dan a la clase de Defensa. Al menos claro, que también le guste saltarse clases, aunque no lo creo, su padre es bastante estricto con el tema del colegio.

Chloe rió con el comentario de Arianne, tenía más sentido que fuese de género, pero lo que pasaba era que los de Slytherin se las dan de astutos e inteligentes y luego a la primera chica que pasaba se ponían a babear como idiotas.

Cuando oyó lo del chico de los Diffindos saltó de alegría y felicidad.

-¡Vamos a por él!- exclamó con una expresión un tanto sádica que después modificó- bueno, pronto será la hora de la comida, vamos hasta su clase, le seguimos hasta el Gran Comedor, y cuando llegemos ahí lo dejo colgado, repito, soy tan genial. A propósito, intenta no seducirlo con tu brillante melena dorada- dijo mientras sacudía el pelo imitando a Arianne- o se dará cuenta que le seguimos y no podré hechizarle. ¡En marcha!

La chica caminó a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—Tranquila —responde Arianne con una pequeña mueca en su rostro—, no me van los chiquillos menores. Muy inmaduros, muchos dolores de cabeza.

Le había sorprendido que la imitara de esa forma tan... común y como era obvio tampoco le hizo gracia. Arianne no tenía un sentido del humor muy normal, era de bromas crueles y prejuiciosas, sólo cuando las personas eran de su agrado podría salir con algo simple. Por lo que, la burda de imitación de la Ravenclaw, de ninguna forma le hubiese divertido.

Camina altaneramente hacia la clase de Defensa. Al doblar por la esquina a dicho lugar, ve como un par de chiquillos de Slytherin que no pasaban los catorce, se reían. "Posiblemente estén jugando aún", piensa y detiene inmediatamente a Chloe por el brazo.

"No había duda, son ellos."

—Bien, querida —le susurra mientras mira por la ventana—, ¿ves a ese par de más allá? El moreno es el que rompió tu mochila.

Caminaron un rato, la Slytherin no parecía muy contenta, pero eso a Chloe le daba bastante igual, como si se ponía a saltar de felicidad, aunque eso era menos probable y seguramente le llamaría la atención que hiciese eso.

Llegaron a los pasillos cercanos a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Había dos chicos riéndose fuera y la Ravenclaw no necesitó que su nueva acompañante le dijese que había sido el moreno el que le había rajado la mochila, pues le reconoció. Chloe apretó la varita con furia asesina, pero se calmó, recordándose que debía esperar al momento oportuno. En ese momento se acabó la clase y los dos chicos se fueron al Comedor.

-Vamos tras ellos- dijo Chloe mientras caminaba hacia los chicos.

Arianne sonríe malévola al ver la actitud de la otra chica. Se notaba a leguas que quería hacerle sufrir poco a poco.

—No te emociones tanto —dice la chica rodando los ojos, mientras comenzaba a caminar tras ella—, si quieres vengarte en el Gran Comedor hay que preocuparse que vayan para allá. Con todas las bromas que hicieron no debes ser la única que quiera dejarles sin una futura descendencia, por lo que deben andar con un tanto de cuidado.

La rubia se encoge de hombros como si lo que estuviera diciendo fuera muy lógico.

—Hasta en Slytherin los buscan, no creo que lleguen y se sienten a comer con sus posibles atacantes.