Por alli (Daniel)

Llegué del jardín después de la clase de encantamientos. En verdad era mi clase favorita. Caminaba por los grandes pasillos del castillo y me acerqué a la entrada. Miro hacia la gran puerta que daba a la salida de este gran mundo mágico hacia las afueras: el bosque prohibido, el lago, el campo de quidditch, la casa de Hagrid etc.

Sigo caminando y me acerco al lugar donde estaban los relojes de las casas. Me quedé viendo los relojes de las casas... que siempre mostraban las mismas cifras.

*Caminaba distraido por la entrada de Hogwarts, la verdad es que aquel castillo no me gustaba demasiado, estaba deseando terminar este curso y poder irme de allí y lo más importante, poder vengar la muerte de mis padres. Caminaba con las manos en los bolsillos, la verdad es que no era uno de mis mejores días, así que no tenía ganas de nada*

Sigo mirando los relojes de las casas. Estaba de espaldas a la puerta, viendo los relojes... esos relojes que siempre mostraban las mismas cifras. ¿Por qué me gustaba? ¿Quién sabe? ¿Será que alguna vez marcarán o cambiarán de resultado? ¡Ni idea!

Tampoco oí que la gran puerta se abrió y un chico acaba de entrar. Como estaba de espaldas a la puerta, tampoco me dí la vuelta para ver de quien se trataba. Estaba demasiado sumergido en mi mundo, viendo el reloj de las casas xD.

*Caminé un rato por la entrada sin saber que hacer, la verdad es que seguía sin tener ganas de nada, así que me acerqué a las escaleras y me senté en uno de los escalones. Me quedé mirando a mi alrededor y vi a un chico mirando los relojes de la casa, sonreí de lado, la verdad es que no sabía que tenía de interesante aquello, pero bueno, cada uno se entretenía con lo que quería y podía*

Me cansé de mirar siempre los relojes de las casas y me dí la vuelta para irme. Al hacerlo ví un chico sentado en las escaleras. Por su túnica y su corbata me dí cuenta que se trataba de algún Slytherin, por el S que traía en su túnica.

Me acerqué a él con las manos en los bolsillos. Para hacer conversación saqué una rana de chocolate de mi bolsillo. No acostumbraba hacer ese gesto con todo el mundo, sólo con mis amigos. Pero tampoco tenía porqué caerme mal ese chico. -¿Rana de chocolate? Pregunté ofreciendole una.