Encuentros [Jacob]

Ya estaba atardeciendo cuando decidí ir a darme una vuelta por los pasillos de Hogwarts, los cuales estaban completamente desiertos, provocando que mis pasos resonaran en el fantasmal silencio. Aquello podría haberme llamado la atención en otras circunstancias, pero no aquel día, porque era sábado y con ello había salida a Hogsmeade. La gran mayoría de alumnos debían estar en esos momentos comprando cosas y malgastando el dinero. Y los que no estarían paseando por los jardines y disfrutando de los últimos rayos del sol.

En cambio yo estaba ahora frente a la pared que daba a la Sala de Menesteres sin recordar qué estaba mal en todo el proceso... Había pasado tres veces por delante y había pensado qué es lo que quería, pero la puerta a la sala no hacía su aparición. ¿Qué estaría haciendo mal...?

Era de tarde, una hermosa podria decir, y estaba caminando por Hogwarts, ya habia caminado los terrenos y no me apetecia ir a Hogsmade, seguia caminando tranquilamente, y note que alguien estaba en donde aparece la entrada de la sala de los menesteres, me acerque y pude notar que era mi Ama Aquarelle:

Buenas tardes mi ama, pasa algo?-le pregunte mientras hacia una reverencia y le sonrei diciendo que me complacia hacer eso.

Me giré algo sobresaltada cuando oí una voz a mis espaldas, llevándome una mano a donde estaría el corazón en un acto reflejo. No había esperado encontrarme con nadie, estaba todo tan silencioso...

- Uau, qué susto me diste, Jacob... - dije, riendo un poco por los nervios momentáneos - Aún no me acostumbro a que me llames ama - añadí, inclinando la cabeza hacia un lado como pensativa, mirándole analíticamente - y menos aún a que me hagas reverencias... ¡Me siento como una reina malvada! - reí.

- Y si, pasa algo - contesté - Esta estúpida pared no me deja pasar a la Sala de los Menesteres - expliqué enfurruñada, dándole un infantil puntapié al muro de piedra.

Su reaccion fue como de un susto o algo asi, asi que me le disculpe y despues le ayudaria ocn su problema, la sala de los menesteres siempre habia sido algo problematica:

Bueno, disculpeme por asustarla, y que es lo que usted desea que la sala de los menesteres se convierta?-le pregunte levantandome de hacer la reverencia.

- No pasa nada - respondí, quedándome luego pensativa. ¿Cómo quería que fuera la sala de los Menesteres? - Bueno... me gustaría que fuera una habitación tranquila, con paredes de tonos suaves, suelo de mármol, amplios ventanales por los que entre una brisa fresca... que halla sofás y estanterías, y algún sitio para tumbarme y relajarme - relaté, estirando un poco los brazos con sosegada pereza - Mmm, tengo ganas de acostarme cómodamente...

- Es que estoy cansada - me excusé, mirando a Jacob divertida.

Me sobresalte un poco por pensar lo que ella habia dicho, pero no decidi sacar conclusiones en estos momentos, sonriendo le pregunte:

Le Gustaria un Masaje Ama?-mientras señalaba a la sala de los menesterios, la cual ya tenia una puerta en el lugar donde debia estar.

Me sorprendí un poco por su ofrecimiento.

- La verdad es que no estaría nada mal. Me encantan los masajes, me relajan tanto… - murmuré, sonriendo de sólo recordar cómo se sentía cuando te daban uno – Pero no es plan obligarte, me sentiría como una explotadora o algo. No me gusta ordenar a nadie – añadí riendo.

Entonces dirigí la vista hacia donde él señalaba, percatándome de que la Sala de los Menesteres finalmente se mostraba ante nosotros. ¡Si que había sido complicado que apareciera esta vez...!

- ¡Bien! – exclamé felizmente – ¡Por fin se deja ver!

Mientras hablaba me acerqué hasta la puerta y tomé el pomo, girándolo para dar paso al interior. Sin embargo, un segundo antes de pasar dentro, me giré hacia Jacob.

- Por cierto, ¿de verdad puedo ordenarte cualquier cosa? – pregunté con curiosidad.

Sonriendo, le dije con el 100% de confianza:Lo que tu quieras, yo no de te dire que no, sea lo que sea-dije mientras me ponia la mano en la cabeza, y le pregunte:

Entraras?, puedo acompañarle no?-le pregunte algo confuso y timido a la vez.

Sonreí de medio lado ante su respuesta, de una manera que hasta un verdadero Slytherin hubiera envidiado. A veces me preguntaba cómo es que no había ido a parar a esa casa...

- Genial... pues de momento lo que quiero es...

Dejé unos segundos en el aire la frase mientras abría finalmente la puerta de la Sala de los Menesteres, mostrando justo lo que yo había imaginado: Una habitación cómoda, tranquila, con bastante luz gracias a las grandes ventanas, aire fresco, una cama de aspecto mullido, sofás de tonos claros y algunas estanterías. Toda la composición en sí invitaba a relajarse, como a mí me apetecía. A veces era tan vaga...

Cuando dejé de observarlo todo, miré de vuelta a Jacob.

- Lo que de momento quiero es que dejes de tratarme de usted, creo que tenemos la confianza suficiente como para que me hables de tú, ¿no crees? - le dije, mostrando una sonrisa dulce - Aunque me consideres como tu "ama", también tú puedes pedirme cosas.

- Y claro que puedes entrar, siéntete como en casa - bromeé, riendo, mientras me adentraba en la estancia y me dejaba caer en uno de los sofás, tumbándome despreocupadamente - Ahh, estaba deseando hacer algo así.

Cuando mecionaba lo que queria, la verdad ni idea de que seria, estaba bastante confundido, hasta que abrio la puerta. Dentro habia como, una habitacion relajante, al parecer eso necesitaba ella, aunque...tenia le presentimiento de algo mas que ella deseaba...seria el masaje?.

No entre a la Habitacion, hasta que ella no me dijera, parecia acogedora, observe que se volteeaba a mi para hablarme, lo que me habia dicho...me hizo sentir algo extraño pero me gustaba, con algo de nervios y timido le respondi:

-Eso no seria digno de un esclavo, pero si usted lo dice, con gusto lo hare-dije mostrandole una sonrisa,y que clase de cosas quieres que le, digo, quieres que te pida ama?-pregunte algo confuso.

Cuando me dejo pasar, entre a la habitacion y no me habia equivocado, era muy acogedora, sin sentarme en algun lugar segua parado, cerre la puerta, crei que si ella queria relajarse, lo mejor era que nadie molestara.

Mire a Jacob, pasando los brazos tras mi cabeza para acomodarme en el sofa. Perfectamente podria haber cerrado los ojos y haberme dormido, pero no era plan hacerlo cuando estaba con alguien. Mi rostro mostraba una sonrisa perpetua, pues en aquel momento no tenia razones para borrarla de mis labios.

- No quiero que me pidas nada porque yo te lo diga – conteste riendo – La cuestion es que me pidas tu algo que te apetezca cuando quieras.

- Mandar no es lo mio, prefiero que me ordenen a mi o dejarme llevar por los acontecimientos – explique – Y puedes sentarte donde quieras – añadi al ver que seguia de pie – No te sientas incomodo conmigo, en serio. No muerdo, a menos que quieras, claro – bromee, sonriendo ampliamente.

Aquella sonrisa no se borraba del hermoso rostro de Aquarelle, la verdad no me importaba, me encantaba que sonriera, luego de que me dijo que le pidiera lo que quisiera, mi mente estaba en blanco, ¿que cosa pediria?, soy el esclavo, no me acostumbro a pedir cosas, pero, si ella lo queria asi, lo hare, siendo o no siendo una orden.

Esta bien ama, con gusto lo hare-le dije sonriendo mientras me quedeba viendo su rostro, como era de costumbre.

Luego, me dijo lo que opinaba sobre aquello, y me dijo que podia sentarme, junto son su broma, lo cual a la vez me dio una idea, fui a sentarme en la cama para quedar mas cerca de ella, y me atrevi a pedir la primera cosa:

¿Morderme?, ¿De verdad?, Bueno, Como puedo ordenarte cosas, Muerdeme-dije con un tono desafiante y lanzando una mirada picara, solo abra que ver su reaccion.

Observé los movimientos de Jacob, percatándome de su tono de desafío en aquella orden que me dio, así como de su mirada pícara al formularla. ¿Morderle? Bueno, eso era fácil…

Sonreí con cierta malicia casi inapreciable y me levanté del sofá, caminando hasta la cama en una actitud que casi resultó tímida. Me detuve a escasos centímetros suyos, mirándole directamente a los ojos.

- Muy bien pero… ¿Dónde quieres que te muerda? – pregunté inocentemente.

Los nervios me invadieron, ella habia aceptado, y se acercaba a mi, se levanto como una niña inocente y se coloco tan cerca de mi que nuestras narices se tocabany podia sentir su respiracion, me ruborize un poco mientras le sonrei y le decia:

Donde Tu Quieras Ama, no me negare a ningun lugar-dije mientras me acercaba un poco mas a ella, quedando aun mas cerca de lo que estabamos, mientras le miraba picaramente pero dulces a la vez.

A pesar de que Jacob siguiera con aquella mirada pícara, no dejé de notar el nerviosismo que ahora le invadía. Yo estaba tranquila, pues aquella situación no terminaba de incomodarme aún.

- En verdad, ya que eres tú el que me lo ordena, deberías decidir, pero… - sonreí suavemente – Te lo pasaré por esta vez.

Entonces me incliné un poco más y desvié el rostro hacia su cuello expuesto, dejando que mi cálido aliento cayera sobre su piel durante unos inquietantes segundos antes de morderle levemente, ya que no tenía intención alguna de hacerle daño. Luego me separé y reí:

- Soy una vampirilla – bromeé, mirándole a los ojos un momento para ver su expresión antes de retirarme de vuelta al sofá, donde me senté despreocupadamente como si no me pareciera nada del otro mundo lo que acababa de hacer.

Al sentirla en mi cuello, me estremeci levemente, cuando se separo, me rei con su comentario, pero algo paso, la agarre de la mano antes de que se sentara, mientras sonrei maliciosamente:

¿Es acaso...todo eso lo que la gran Aquarelle Kray tiene?-pregunte de manera provocativo, parecia que los nervios se me habian ido-Esperaba mas de usted ama, sinceramente, falcimente yo puedo superar eso-dije meintras la solte, y me acoste en la cama tranquilamente sin dejar de sonreir mientras la miraba.