Mision SSS (Vejestorio y Robin ^^)

Aparecí en un pueblo cerca de Hogwarts en medio de humo negro, siempre que pasaba por allí tenía ganas de pasar por la escuela y matar a tantos chicos sangre sucia como pudieran mis fuerzas. Hacía tiempo que no iba a una misión para el Lord, pero esta era una muy básica, era de búsqueda y captura… Claro que no me negaron poder utilizar algún hechizo para torturarla un poco, según me habían dicho era una joven sangre sucia que no merecía ser llamada bruja.

Lo único malo es que mi acompañante era un joven mago inexperto y un poco idiota a mi parecer, tampoco me parecía muy confiable, esta era su primera misión y yo pensaba que lo arruinaría todo… Estaba vestido con la túnica cubriéndolo, para que no lo reconocieran, a mí ya me importaba poco que me vieran, toda Francia y Italia me buscaban, sin mencionar el ministerio de magia Ingles, por mi reciente pelea con mi asqueroso nieto… pero aun así me obligaban a utilizar las mascaras de nuestro Lord…

Todo esto era ridículo, por alguna razón la querían con vida, seguramente tendría información útil para nuestro Lord, claro que a mí me interesaba más las defensas que tenía Hogwarts, ella sin duda no sabría mucho, pero algo de lo que tuvieran en su mente serviría para mi causa…

Ya voy, sabes no es tan fácil como tú crees- dije mientras después de estabilizarme por la aparición, caminaba en dirección al novato.

Tenía que hacer unas compras en Hogsmeade porque debía ponerme al día con las clases, sobre todo con Pociones, donde me había vuelto a perder. Aunque al menos recordaba el nombre de los ingredientes que debía comprar en aquel lugar que me encantaba, así no tenía que llevarme el grueso y pesado libro de Snape, era demasiado valioso para ponerlo en peligro otra vez.

Y allí estaba, andando por las calles de Hogsmeade, que ahora estaban desiertas. Seguramente por el frío porque me azotaba en la cara de tal forma que parecía que mi nariz iba a sangrar. Me abrigué mejor, poniéndome mi gorrito y mis guantes, y seguí avanzando rumbo a la tienda de ingredientes para hacer pociones.

Esto estaba resultado demasiado aburrido, me estaban entrando ganas de atacar al primero que se cruzara enfrente mío y torturarlo hasta que apareciera la mocosa a la que teníamos que capturar… Claro que no tardo mucho en hacer acto de presencia, a lo lejos pude distinguir a una chica con la misma descripción que me habían dado en la guarida, ahora tendría que averiguar si de verdad era la misma chica que me habían mandado a capturar, como se llamaba esa mocosa… Tenía que ser muy coda para que no recordara el nombre que me habían dado… Robin, así se llamaba la niña…

Vamos novato- le dije mientras comenzaba a caminar hacia la chica- ahora aprende a saber si es tu objetivo.

Le dije mientras en el transcurso del camino, gracias a un hechizo de ocultación, cambiaba la imagen de mi mascara para que pareciera el de una señora mayor, algo inocente… Caminé hacia la chica y como no queriendo choqué con ella, y me tiré al suelo bastante bien. Me quedé unos segundos en el piso y después con mucha dificultad me levante.

Lo siento niña, no te vi- le dije mientras me paraba- por cierto cómo te llamas te me haces conocida- mentira, solo lo hacía para saber si era mi objetivo, si no funcionaria utilizaría un Legermens.

Seguí caminando -un poco triste aún- por Hogsmeade, aunque estaba más feliz, volver a aquellas calles me había devuelto un poco la alegría, e incluso había comenzado a ir dando saltitos de nuevo, ¡Como hacía antes! Entonces sentí un golpe y miré hacia el origen, manteniendo el equilibrio por los pelos.

Una señora se había chocado conmigo y había caído al suelo a consecuencia de ello, fui a ayudarla pero ella lo hizo sola, me preocupé y me llevé una mano a la boca.

- Disculpe, andaba despistada, ¿Se encuentra usted bien?-pregunté un poco deprisa. Después la miré sorprendida, yo no la conocía. Quizá me conocía de cuando era pequeña y por eso no la recordaba, pero mis padres eran muggles... A lo mejor me vio por ahí. Bueno, si le decía mi nombre resolvería la duda.- Me llamo Robin Sunset Waltz.-dije educadamente.

Era la chica, ella sola se había delatado, que ingenua, decirle su nombre a un extraño, si todos los jóvenes fueran así matar a mi nieto no resultaría tan molesto como lo es ahora. Pero no importante es que la teníamos, ahora me preguntaba a mi misma: ¿Cómo llevar a esta pobre ilusa a un lugar oscuro donde poder torturarla, digo interrogarla? Mi mente viajaba pensando en los lugares que podía ocupar, pero claro estaba ese chico, el novato que me acompañaba, el seguramente sabría de algún lugar.

A niña tonta no deberías confiar tanto en la gente- le decía mientras con mi varita le hechizaba con un embrujo silenciador para que no pudiera decir nada- nunca se sabe en quien puedes confiar.

Seguido de esto, utilicé el hechizo Incárcero para amarrarla y verla caer al suelo, por las cuerdas que la amarraban.

Tu novato ayudame con esta que no puedo cargarla a mi edad

Las palabras de la anciana mujer me dejaron extrañada y fruncí el ceño.

No deberías confiar tanto en la gente...-esas palabras resonaron en mi cabeza, pero con la voz de mamá.

De pronto me vi silenciada y abrí mucho los ojos intentando gritar en vano. Cogí mi varita pero no me dio tiempo a usarla, de repente estaba atada completamente y caí al suelo sin remedio. Hice una mueca de dolor al golpearme y la varita cayó de mis manos mientras yo seguía intentando gritar por el puro nerviosismo que sentía.

¿Era...? Vale, una mortífaga. ¿Pero por qué...? Oh, Dios... Me iban a matar porque mis padres eran... ¡No! ¡No quería morir! Y tampoco que me hicieran daño. ¿Y Voldemort había ordenado aquello? Yo creía que... Yo siempre creyendo en todo el mundo, ¿Por qué era tan ilusa? No podía cambiar... Al menos no tanto.

Me removí entre las cuerdas intentando alcanzar mi varita pero no podía, no conseguía llegar, mis brazos estaban pegados a mi cuerpo y apenas podía moverme. De la impotencia me salieron unas lágrimas porque ni mis gemidos se escuchaban.

El novato había agarrado a la chica en sus brazos y por alguna extraña razón la había vendado de los ojos, yo arqué una ceja al ver este comportamiento, no era normal que se le vendara los ojos a una víctima que moriría después de un interrogatorio, tendría que vigilar al nuevo de cerca, ese tipo de comportamiento no me inspiraba nada bueno.

Pues sugiero que la llevemos a la casa de los grito- le dije pensando en que después de mi interrogatorio nadie podría dudar en que era una casa terrorífica- vamos muchacho.

Le dije mientras tomaba rumbo hacia aquella casa abandonada, en la que alguna vez había oído mencionar a alguno de mis compañeros.

La anciana hablaba a otra persona, encima no había venido sola. Vi a alguien acercándose a mí, parecía un chico joven, pero no lo sabía porque al caer al suelo mis gafas se me habían saltado y no veía bien. Y cuando se acercó lo suficiente como para que pudiese distinguir sus rasgos faciales, una venda tapó mis ojos.

Me desesperé aún más, sólo faltaba que me quitaran el sentido del oído. Sentí cómo unos brazos fuertes me levantaban en el aire a pesar de que yo no paraba de moverme. ¡Me iban a llevar a la Casa de los Gritos! ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí? Tenía miedo, podían haberme matado allí mismo y marcharse tras convocar la Marca Tenebrosa en el cielo, pero no, ellos habían venido a buscarme, ¿Qué querían de mí?

Era desesperante no poder oír ni un sonido procedente de mi garganta.

El novato, cargo a la chica que empezaba a soltar unas lagrimas, que estupidez, pensaba para mis adentros mientras me reía acarcajadas, y volteaba a ver por la calle para asegurarme de que nadie nos seguía y era verdad, no había nadie, lo que estaba haciendo que el trabajo resultada demasiado fácil. Por lo que de caminó a la casa de los gritos decidí prender fuego a un árbol, simplemente por mera diversión... Ahora el novato, nos llevó a una de las habitaciones donde empezaría la diversión, y la tortura que tenía prepara para ese día.

Si quieres salte- le dije en tono frio y con mucha energía- no quiero niñas lloronas que interrumpan mi trabajo.

La verdad es que no sabía si podía estar o no el chico en la misma habitación en la que iba a torturar a alguien, pero por otra parte me divertiría bastante, viendo las lágrimas de aquella chica que se le escapaban por los ojos… aunque no me agrava hacer el trabajo teniéndola amarrada, así que simpemente hechicé su varita con un Anti varita para que esta no pudiera recogerla y escapara o se defendiera. Seguido de esto me volteé hacia la puerta he impostándome poco si el novato estaba adentro o afuera de la habitación cerré la puerta mágicamente.

Bien chica dime por donde empezamos- le dije mientras con un finite incantatem le quitaba la venda y las cuerdas, sin mencionar el hechizo silenciador que tenía- ahora veamos a, así, no me gusta que los niños corran cuando esto torturándolos. Locomoto Mortis.

Sus piernas quedarían amarradas evitando que saliera corriendo, mientras yo me reía maléficamente mientras la veía. Con un Lacarduin Inflamere le quemé parte de la piel y la ropa haciendo que quedara cubierta con ceniza y solamente con ceniza...

Perdón se me había oldivado hacer la pregunta- le dije mientras miraba la ventana que había en la habitación- ¿dime como se puede entrar a Hogwarts si necesidad de pasar por los hechizos protectores?... A sí y que no se te ocurra saltar por la ventana, estamos en el segundo piso y mas tardarías en caer en el suelo que en estar enfrente de mi nuevamente.

Sentí cómo me llevaban en brazos mientras escuchaba la risa de la mujer, que me daba escalofríos, hasta que me depositaron sobre algo blando con bastante suavidad, podría decirse.

De nuevo estaba en la Casa de los Gritos, donde una vez estuve con Voldemort. ¿Por qué siempre me engañaban? Si yo no mentía nunca... Y a mí me daban todas las bolas...

La mujer habló entonces seguro con el otro mortífago pero de forma muy despreciativa, ¿No se llevaban bien? Pude parpadear cuando me sentí libre. Ya no estaba ni atada, ni silenciada y ninguna venda tapaba mis ojos. Los vi, la anciana y otro mortífago enmascarado.

Escuché la palabra ''torturándolos'' y recordé al vampiro anónimo... Aquello había sido horrible, y tenía miedo. Sentí mis piernas dormirse con aquel hechizo. Me moví desesperadamente pero entonces sentí cómo me quemaba y solté varios alaridos de dolor, entre los que caí de la cama y di otro grito.

Me vi casi desnuda, pues mi ropa se había quemado, lo único que había salido ileso era la cara. Sentí tanta vergüenza y terror... Cogí la sábana de la cama y me tapé con ella mientras lloraba desconsoladamente sin saber qué hacer.

- No se puede...-sollocé apretando las sábanas contra mí mientras sufría el dolor de las quemaduras.- Sólo Voldemort puede hacerlo porque es poderoso.

La niña estaba llorando, la niña llora… me decía a mi misma mientras unas grandes carcajadas salían de mi boca al ver la expresión de terror de la chiquilla y eso que no habíamos comenzado con el interrogatorio… Y para colmo sus respuestas no servían para nada, la chica era débil y estúpida, era algo que simplemente me encantaba en mis victimas, verlas gritar de dolor. Me volteé a ver al novato que se había quedado a ver mi pequeño “juego”, y estaba llorando también, eso no le hacía ni la más mínima pisca de gracia…

Dije que no quería niñas lloronas en mi tortura… digo interrogatorio- le dije con voz visiblemente enfadada, a causa de las lagrimas de aquel chico- y si no te controlas tendré que hablar con el Lord…

Seguido de esto me volteé nuevamente a mí torturada, la cual estaba completamente asustada, lo que me devolvía el ánimo nuevamente… Levanté mi varita y apunte nuevamente hacia ella, le lancé un conjuro Mobiliarbo, para que se levantara su cuerpo y la estampé contra la pared que estaba contraria a la cama, el estruendo fue grande, seguramente el golpe había dolido un poco, pero en estos momentos eso no importaba mucho… cuando estuvo contra la pared conjuré un Incárcero pero esta vez las cuerdas que salieron de mi varita, se encajaron en la pared amarrándola de piernas y manos dejándola colgada en la pared… Pero esto no era suficiente para mi, era la hora de hacer de las cosas que más me gustaban, hacerla sufrir por dentro. Con la varita apuntando a sus partes intimas inferiores, conjure un Aguamenti, haciendo que de mi varita brotara un poderoso chorro de agua helada, a la cual solo le falban algunos grados sentigrados para volverse hielo,este chorro de agua a una persona normal parada en dos piernas, la tiraría al piso, solo que este chorro se dirigía a una de las partes mas sensibles que teníamos las mujeres.

Y bien, ahora me dirás como entrar en Hogwarts mocosa- dije interrumpiendo el flujo de agua

Miré de reojo rápidamente al otro mortífago cuando la mujer le habló, ¿Estaba... Llorando? ¿Por mí? ¿Por qué? No me dio mucho tiempo a seguir pensando en el motivo porque la mortífaga me apuntó de nuevo con su varita y levantó mi cuerpo del suelo, haciendo que soltara la sábana sin que yo lo deseara, y me quedé desnuda. Me sentía avergonzada, pero al menos el otro chico tenía el pudor de no mirarme, era extraño...

Hice una mueca al tiempo que soltaba un gemido de dolor cuando me golpeó contra la pared, quedando un poco aturdida, cerré los ojos hasta que noté cómo mis manos y mis piernas quedaron atadas a la pared, por lo que quedé colgando de mis muñecas y solté un gruñido de dolor. Seguí llorando y mis ojos se abrieron del impacto cuando sentí aquel horroroso dolor en mi zona íntima. Era... Como si me clavaran cristales, y yo ya no sabía qué era peor: Si aquella tortura o la del vampiro.

No paré de dar gritos y más gritos, lo peor era que si alguien me oía chillando pensarían que era cosa de la casa, que estaba encantada. Aspiré aire de forma desesperada cuando noté de sentir aquel frío cristalino intenso y después jadeé.

- No se puede entrar en Hogwarts.-repetí. ¿Por qué no me creía? Le estaba diciendo la verdad, yo nunca mentía.

Todo resultaba tan divertido, la chica gritaba de dolor y eso me alegraba demasiado, hacía mucho y de verdad mucho tiempo que no torturaba a nadie por lo que liberé todo mi potencial en ese hechizo, me sentía tan bien de volver a divertirme, pero claro todo esto se tendría que quedar aquí, no podía hacerle demasiadas cosas a la chica porque seguramente no resistiría como casi todos… Todo estaba resultando a la perfección, la chica estaba gimiendo de dolor, no podía estar más contenta de mi trabajo hasta que el maldito mocoso del novato lanzó un hechizo contra mí lanzándome hacia una pared y liberando a mi torturada. El hechizo fue tan poderoso que me quede un poco aturdida en el momento del impacto contra la pared, en unos segundos retome conciencia. Maldita edad me decía en mi cabeza una y otra vez, la rabia emanaba dentro de mí, ese chico había traicionado mi confianza, que claro aunque no era mucha, me aseguraría de que tuviera un castigo ejemplar y si se podía ejecutado por mí.

Edaluminate- susurre en una voz casi inaudible, haciendo que mi cuerpo se rejuveneciera al instante- ¡a donde van apenas comenzaba a jugar!

Les decía gritando mientras me ponía en pie, mas rápido de lo que era normal para mi edad y salía corriendo hacia el pasillo igual de rápido de lo que era normal nuevamente. Los tenía a la vista y no los iba a dejar escapar tan rápido y menos al traidor, a ese no lo dejaba escapar… Petrificus Totalum, dirigido hacia el traidor, seguido de esto lancé un Mobiliarbo dirigido hacía unos pedazos de madera que sobresalían de la pared, para moverlos en dirección a la chica y golpearla fuertemente, tratando de provocar un desmayo.

Sentía que iba a desmayarme del dolor que sentía cuando escuché al otro mortífago gritar un Expulso, vi cómo la mujer se estampaba contra la pared. ¿Habría fallado y en vez de darme a mí le golpeó a ella? La respuesta negativa me vino después porque el mortífago cortó las cuerdas que me tenían prisionera contra la pared y me sujetó para que no cayera al suelo.

Después me dio su capa y me la coloqué con manos temblorosas mientras me sorprendía al escuchar la voz del mortífago, yo la conocía, pero no me dio tiempo a recordar a su propietario porque éste tiró de mí y echó a correr. Lancé gemidos al hacerlo yo también pues me dolía la zona que aquella mala mujer me había dañado con los Aguamentis. Las quemaduras no eran nada comparado con eso último.

Miré hacia atrás y no me sorprendió ver a una jovencita en vez de a la anciana, aquel hechizo lo había visto yo, Voldemort lo había utilizado para presentarse ante mí y besarme sin que yo supiera que era él.

- Ne... Necesito mi varita.-jadeé y me tiré al suelo con un grito de susto para esquivar los trozos de madera que me lanzó la mortífaga. Y mientras me levantaba, hecha polvo, seguía intentando recordar la identidad del mortífago.

Al menos se podría decir que el nuevo no era tan inepto como pensaba, al menos había logrado evadir mi petrificus… Y la chica, a pesar de mis torturas sus reflejos seguían intactos y logró esquivar los pedazos de madera que se dirigían hacia ella, con solo tirarse al piso, el juego empezaba a volverse interesante, al parecer todos querían jugar en las ligas mayores, pero ahora Confringomismo yo era superior pese a lo que pensaran estos y sus esfuerzos. Un Everte Statum posiblemente peligroso se dirigía hacia mí, con lo que con un hechizo no verbal (impedimenta) y un movimiento de varita detuve el hechizo. Seguido de esto el chico parecía que tenía muchas ganas de jugar, y me lanzó pedazos de maderas que se dirigían peligrosamente hacia mí nuevamente. …Confringo Se oyó el grito que salía de mi boca, haciendo polvo los pedazos de madera que se dirigían hacia mí. Mi risa era demencial, todo este juego me estaba divirtiendo como nunca, hacía mucho tiempo que no podía tener algo de diversión y eso se ponía cada vez más interesante, pero tenía que demostrar que ellos estaban en un nivel inferior.

Decidí que la mejor opción era ponerme a la delantera de ellos, con la aparición y envuelta en humo negro, me dirigí rápidamente a la base de las escaleras, pasando con el humo, pero sin hacerles nada debido a mi trance, encima de los chicos que huían de mí, segura de que ellos no podrían utilizar la aparición debido a su menoría de edad y su falta de experiencia en esta, les corté el camino y la salida fácil de la casa de los gritos. Para este momento mi risa se podía escuchar en toda la casa. Me planté firmemente enfrente del pie de las escaleras y esperé a tener a la vista a los dos chicos corriendo.

Bombarda Maxima- dije con toda la intención de volar las escaleras en mil pedacitos aun sabiendo que después tendría que volver a conjurar un Reparo para ocultar lo que estaba pasando- a donde van pequeños mocosos.

Mis palabras salían mas en son de burla, mirándolos con una mezcla de repulsión y diversión, seguido de esto apunté mi varita a los dos chicos y conjure un Depulso a todo lo que daba mi voz, tratando de aventar a los dos chicos contra la pared que tendrían a sus espaldas, y con una gran risa en mi boca.

- Pero entonces no te podré ayudar.-murmuré mientras veía cómo llegábamos hasta unas escaleras. Algo oscuro, como una niebla de color negro, nos sobrepasó y supe que era la mortífaga. Aquel ''truco'' lo había visto antes, lo había hecho Andrew.

Tenía que hacer algo, pero no sabía cómo.

Por el rabillo del ojo vi que algo sobresalía del bolsillo de la túnica de Jacob, miré directamente y así identifiqué -borrosa porque me faltaban las gafas- mi varita. Estaba a punto de caerse pero la cogí al vuelo y justo cuando la mortífaga rompió las escaleras, apunté a éstas.

- Reparo.-conjuré, pero no fue suficiente. No pude defenderme del Depulso porque me despisté mientras me precipitaba al suelo y dicho hechizo me golpeó y me lanzó contra la pared a mis espaldas. Caí al suelo del rebote y me quedé allí tirada, algo aturdida.

(Lamento haber tardado tanto u.u Pero no estaba inspirada)