El lago, un buen lugar para meditar. [Arianne Sinclair]

Al ver el gesto de la mano del chico, Arianne sintió su ego herido, pero en ves de demostrarlo de una forma poco apta para la situación, decide mostrar una sonrisa algo malévola, para luego acercarse nuevamente al oído de él.

―Estás jugando con fuego, querido ―le dice con un todo seductor―, no vayas a salir quemado.

Al terminar de hablar se devuelve rozando la punta de su lengua por la mandíbula del chico, mientras comienza a bajar la mano que mantenía afirmando su ropa. Cuando llega al mentón da un pequeño mordisco y le sonríe.

Bien, la joven había respondido de la manera que Cedric quería, conocía demasiado a las chicas, aunque en su mente reconocía que ésta no era ni parecida a ninguna de las anteriores.

- El fuego es fácil de apagar, tú y yo lo sabemos, somos magos.- comenta algo divertido, burlándose de su frase tan tìpica.

Él sigue su juego y le sonríe al verla rozándole la mandíbula con su lengua.

- Veamos si la lengua venenosa es capaz de hacer más y hablar menos.- desafía Cedric, en el mismo momento que comienza a introducir los dedos de su mano por debajo de la camiseta de la chica, haciendo que éstos marquen un camino peligroso por los centímetros más bajos de su cintura. Mientras mueve delicadamente su mano, estira su labio inferior un poco, haciendo que éste roze encima del suyo superior, entre sus labios y su nariz, ya que ella estaba mordiendo su mentón.

―¿No me digas que necesitas magia para apagar ese tipo de fuego? ―le pregunta irónica, haciéndose la decepcionada―. Parace que es otro el que habla mucho. ―Sonríe de medio lado, alentándolo y agrega divertida―. Mi lengua puede hacer mucho más que hablar, pero ¡cuidado! No te vayas a envenenar en el proceso.

Arianne aguanta la risa al sentir la mano del chico por debajo de su ropa. Se estaban tentando, buscando sus límites, el problema para él, es que la de rubios cabellos no los conoce. Sigue hasta que consigue lo que quiere y en esta ocasión es hacer caer al león.

Pasa sus uñas por el cuello del chico dejando una leve marca roja por éste. Se acerca un poco más a él y coloca su pierna entre las de él, mientras que sigue rozando la otra contra él. Mientras que pasa su lengua por los labios del chico.

- Si, magia, pero no precisamente la de mi varita.- sonríe divirtiéndose, siguiendo con el desafío - No creo que justo 'ese' veneno tenga efecto en mí, como si fuera tan letal.- acusa mordiéndose el labio inferior entero, como mofándose de las palabras de la joven.

Era verdaderamente divertida esta situación, Cedric se la imaginaba de una manera bastante especial. Ambos dos en una mesa de póker jugando, redoblando cada uno la apuesta anterior. El muchacho no tenía en claro cuanto tiempo podría tardar esto en concluir, pero si estaba seguro de algo, sea quién sea el vencedor, se llevaría una jugosa recompenza.

El fuerte apretón que ella le proporciona con sus uñas al muchacho hace que deje de pensar tanto. La pierna de la ya antes mencionada serpiente, ahora se colaba por entre las piernas del chico, rozando a veces su entre pierna, mientras empezaba a utilizar su lengua como se lo había pedido.

Jugada sucia, pero efectiva.- pensó.

Tenía que responder rápido, aumentar el desafío, duplicar; triplicar si era necesario, no podía perder. Entonces, como acto reflejo, toma a la chica de la cintura, haciendo que sus pies se despeguen del suelo y, junto a sus piernas, rodeen ahora la cintura de Cedric. De un movimiento, bajo hasta su cuello abriendo su boca de par en par para apoyarla así en la piel de la muchacha. Sacó su lengua y dibujó círculos en ella. Finalizó cerrando la boca, llevándose algo del cuello de ella, dejándole un beso que venía acompañado de una pequeña marquita.

Arianne lo toma del cabello y lo aleja de su cuell. Si las miradas matasen, el chico estaría varios metros bajo tierra. Nadie le deja una marca, ¡nadie! Se baja de él y sonríe perversa. "¡Estúpido león, dos pueden jugar lo mismo. Sólo que yo juego más rudo!" , piensa antes de acercarlo a ella y rozar sus labios en su cuello.

Los roces se convierten en divertidos besos mariposas y finalmente, abre su boca para morderlo con fuerza. Bien, hablar con una vampiresa le ha pegado ese lado sádico pero se lo merecía por marcarla de esa forma tan burda.

Rápidamente, lame el lugar de la mordida y se acerca a su oído para susurrar:

―Y han comenzados los mordisco, cariño.

Cedric siente un mordisco muy fuerte en su cuello, haciendo que aprete sus dientes por instinto.

- Argh, ¿Además de serpiente, vampira?.- dice con la nariz fruncida y la frente arrugada, del dolor que le provocó.

La vió lamerle donde le había mordido, si claro, como si eso aliviaría el dolor. Pero no, el chico era fuerte, y no se dejaría vencer por las tácticas sucias de la serpiente.

La tomó de la cara, con ambas manos, mirándola fijo; se mordió el labio de lado, apenas, sutil, a sólo un centímetro de su boca, para provocarla, ayudándose con la mirada, que revolotiaba encima de sus ojos.

―No, sólo es marca por marca ―sisea al verlo acercarse―. Ustedes creen en la justicia, ¿no?

Irónica. Como si eso fuera a ayudarle mucho en ese momento, el chico se acercaba y éste al tenerle afirmado el rostro con ambas manos no podía hacer mucho. La provocaba, lo que la divertía un tanto, entonces para no quedarse atrás, la chica pasó su lengua por sus propios labios en un movimiento circular, tortuosamente lento. Incitándolo a probar, a que él términe con la distancia. Ella no lo haría, su orgullo propio no se le permitía.

Para terminar de convencerlo, posa sus manos en el torso del chico y comienza a acariciarlo tranquilamente, sin apuros, mientras en su rostro se formaba una sonrisa sugerente.

Cedric sonríe casi ríendo al escuchar el comentario de la chica, la mira apenas levantando la ceja y, cuando ella relame sus labios, él se queda mirándola de frente, fijamente. Seguramente su acompañante no lo sabía, pero a él eso lo podía, lo veía muy sensual.

Bajo sus manos por toda la espalda de la serpiente, acariciándola, hasta llegar a su espalda baja. La miró más fijo aún y separando el espacio entre ellos dos; ahora sólo un suspiro los distanciaba.

- Estoy esperando que me demuestres lo taan diferente que sos, ... .- le dice el chico, hablando en un tono muy bajo pero a la vez seductor, entibeciendo los labios de la muchacha con su aliento - ... Ser-pien-te.- menciona lentamente la palabra apropósito, remarcando sílaba por sílaba, moviendo los labios muy delicadamente al decirlo, mientras él miraba los suyos.

Ladea levemente la cabeza, al verlo a tan sólo milímetros de ella, y pasa su mirada de los ojos del chico a sus labios. De sus labios entre-abiertos, Arianne saca su venenosa lengua y los pasa por entre los del chico. Lamiendo, probando, riéndose en su interior.

Él quería hacerla caer. "No, no". Jugando con su orgullo. "¡Qué equivocado estás, leoncito!", piensa. Ella no debía comenzar para demostrarle lo diferente que es. Aunque tentada estaba.

Siente como las manos del chico bajan lo suficiente para que ella se pegue más a él. Y sonríe, sonríe al sentir directamente la piel del torso del chico, al mover la pierna que ella tiene entre las de él, rozándolo, incitándolo.

Sí, le estaba demostrando lo diferente que es, sin darle lo que exactamente el quiere. Y nuevamente, vuelve a utilizar su lengua, para darle un lametón a sus labios.

―¿Qué es lo que quieres? ―le pregunta, exalando poco a poco el aire que tenía en sus pulmones.

- Quiero solamente lo que tú me quieres dar.- responde astuto, probando sus propios labios, palpándolos, dejando un dulce sonido al juntarlos y despegarlos sucesivamente después de que había pasado su lengua ella, como si de una degustación de vino se tratase.

Él ya se había percatado del orgullo de la chica y se había impuesto un desafío: Lograr que ella lo bese sin importarle nada; aunque el tenía ganas ya de hacerlo no le importaría dejar esta situación en sólo un acercamiento. Cedric es demasiado cabeza dura, cuando se le mete un capricho delante no para hasta que se lo cumplan. Por nada del mundo la besaría primero, estaba claro.

Aprovecha la posición de sus manos y hace una especie de 'caminata' con sus dedos, haciendo que estos bajen más y más, ya llegando a tocar su cola. Ella seguiá moviendo su pierna y claro, el pobre chico podía fingir en muchísimas cosas pero no podía evitar lo inevitable, comenzaba a excitarse.

Arianne sonríe divertida, por lo visto ninguno de los dos quería ceder. Bien, entonces era momento de cambiar de táctica. Las manos de la chica, que comenzaban a jugar divertidas en el torso del chico, pasan al rostro de éste. Marcando cada rasgo de él, dibujando divertida su mandíbula.

―Pues no tengo idea ―dice inocentemente, en un tono suave, nada parecido al arrogante de ella―. ¿Por qué no me das una pista, Leoncito?

Al mover su pierna, ella nota inmediatamente que al chico le agrada el juego, vuelve a mirarlo directamente y agrega:

―Sé que quieres hacerlo ―le susurra seductoramente―, se te nota.

Cedric no era de sonrojarse, pero si fuera así ya tendría sus mejillas de color, según parecía ella lo había notado. Era una digna contrincante, con cualquier otra chica, en estas instancias, no estaría precisamente hablando.

En el momento que ella le pide una pista, él volvió a entre-abrir sus labios, acercándose a los de ella para así poder sentirlos, probar su textura. Sólo presiono con los suyos su labio inferior y lo atrajo junto a él, para luego soltarlo y ver como volvía sólo a su lugar.

- Te creía inteligente, Serpiente.- dice de forma burlona y le deja un beso en su mejilla, dulce, muy cerca de su boca, en la comisura de sus labios.

―Y lo soy ―le dice divertida―. Por lo menos logré que hicieras un poquito de lo que quieres, pero esto ya me está aburriendo, asi que...

Con la elegancia que la caracteriza, Arianne toma el rostro del chico y une sus labios con los de él. Comienza con un suave roce que rápidamente dejó atrás, dándole un propio protagonismo a su lengua que lo incitaba a seguirle, a hacer lo que ella le pedía.

Una de sus manos pasó a su cabello, mientras que la otra bajó por el brazo del león.

Cedric realmente no lo podía creer, el ya se imaginaba jugando con su provocación en cada encuentro que fueran a tener, para que ella caiga, pero no, fué sólo cuestión de un instante que pasó a sentir los labios de la chica sobre los suyos y, lentamente, su lengua de Serpiente que entraba sin previo aviso.

Victoria - declaró el joven, sabía que luego ella podría agregar cualquier excusa o algún discurso egocéntrico de los que tenía guardado, pero él sabía bien que la había provocado, diga lo que diga.

El chico, sin cerrar los ojos, abre mas su boca para seguir el beso y así volverlo más intenso, también soltó su lengua, en busca de la de la chica, para que se formara un atractivo juego entre ellas. Las manos del león ya se habían posado en la cola de ella, presionándola así más hacia a él.

Sí, había sido la primera en ceder. Había perdido la batalla, pero Arianne sabía que la guerra sería de ella. No necesitaba manejar Legeremancia para saber que el ego del chico había aumentado, pero ¿qué iba hacer? La situación del tira y afloja la había aburrido.

Mirandolo directamente a los ojos, siente como la pega más a él. Sonríe y cuando ladea la cabeza hacia el otro lado, aprovecha para pasar su lengua nuevamente por los labios del chico, para volver, casi inmediatamente, al encuentro de la otra. La altura del león pasó a serle una molestia, el hecho de ponerse casi de puntillas no le agradaba, por lo que tomó la nuca de su acompañante y lo bajó hasta su nivel.

Sí, había cedido primero, pero ella era la que mantenía la situación controlada. Y comenzó a demostrarlo, cuando mordió ligeramente la lengua de su acompañante, cuando lo tenía en esa incómoda posición para él.

Y sonríe en el beso, malévola, esperando una reacción dominante de él. Porque lo detendría de inmediato y le mostraría su lugar.

Él debía detener esto, si la chica seguía con esa actitud terminarían por llamar a una ambulancia. Primero su cuello y ahora su lengua, la cual le ardía. El tirón hizo que Cedric se agachase un poco, para quedar a la misma altura que la serpiente.

¡Mi ritmo, dije!- pensaba el dolorido chico. Entonces, con una de sus manos se dedicó a acariciar una de las mejillas de la joven, de lado a lado.

Veamos, tengo que sobre-pasar sus límites, sólo así no le quedará otra que aceptar que no está a mi mismo ritmo.- analizaba la situación delicadamente, mientras que con su lengua volvió a explorar el interior de su boca, entrelazándose con la suya.

Primer jugada.- se dice a sí mismo Cedric luego de pensar. Aprovechó que todavía tenía una mano en la cola de ella y fué directamente a provocarla. Apreto con fuerza una de sus nalgas para luego, después de segundos, soltarla y propinarle un leve cachetazo.

Sonrío de lado mirando con los ojos abiertos, esperando su reacción.

[Ambulancia, muy muggle XD]

Arianne ligeramente sorprendida abre aún más los ojos, no se esperaba aquello por lo que no atinó a actuar de inmediato. Bien, ella también podía jugar. Con su pierna pasa a rozar un tanto más fuerte, mientras que con las manos en su cuello, le comienza a incrustar las uñas.

"Esto ya es personal" piensa molestándose. Ella no pierde el control, nunca lo hace y en esta ocasión no va hacer la excepción, pues bien, él teminaría alejándose primero y ella saldría triunfante, como siempre debió ser.

[Jaja sí; es incrustar, no encrustar xD]

¡No!, ¡Esto es trampa!,- criticó Cedric en su mente, ya que no lo podía hacer públicamente - con el dolor cualquiera gana.

Se seguía quejando el chico por dentro, mientras que las uñas de la joven se empezaban a incrustar. Y como si esto fuera poco, el sensual roze que ella venía manteniendo con su pierna, empezó a volverse molesto, hasta doloroso si se quiere, sentía su entrepierna demasiado presionada.

El muchacho corta el beso a duras penas, dejando atrás el suave sonido de sus labios al despegarse.

- ¡Para nena!,- dice con el seño fruncido mientras se pasaba una mano por donde le había quedado la marca en el cuello, frotándose - con sólo admitir que no estabas a la altura de seguirme era suficiente, ¿Pensabas hacerme sangrar?.- le preguntaba mientras movía su cara de lado a lado, mordiéndose el labio inferior completo.

Cedric sabía que esta era la única forma que la Serpiente tuvo de 'ganar', aunque algo patético, la verdad.

[Sabía que había algo raro en esa palabra, pero qué más pides. ¡Ha amanecido! XD]

Había hecho de que él se alejara. No le importaba que pensara que lo había hecho porque no le seguía el ritmo, ella se sentía bien consigo misma, lo que piense el chico no le va ni le viene.

―¿No seguirte el ritmo? ―comenta ella, haciéndose la sorprendida―. Que a tí no te guste el sadismo no es mi culpa, son mis reglas, yo hago lo que me de la gana si al final yo comencé lo que tu te negabas.

Arianne inmediatamente se ordena un poco, mientras aún miraba divertida al Gryffindor molesto.

―Aunque te quedan bien la mordida y las marcas de las uñas, espero que no sanen pronto.

- ¿Negarme? - pregunta él, a lo que cambia su cara de enfado por una pequeña sonrisa - , hice que me besaras. Pero bueno, ¿Qué más da?, creí que eras mas resistente y me ibas a dar pelea.- termina añadiendo, levantando una mano y flexionando su muñeca, en gesto de 'es lo que hay'.

Se voltea al ver la posición de la luna, se había corrido un poco de lugar, si antes era tarde ahora ni pensarlo.

Cedric se ríe cuando ella comenta lo de la mordida y la marca de las uñas a lo que interrumpe - Al menos yo puedo decir que tuve un conflico con un animago, en cambio ... .- corre el pelo de la chica, descubriendo así todo su cuello - ... ¿Con ese chupón que harás?, ¿Andarás diciendo que te lo hizo un chico guapísimo?.- entrecierra los ojos mientras acaricia su mentón - ah no, cierto, se supone que tienes que mentirles.

Diciendo esto, se sacude el traje que lleva puesto, lo acomoda un poco y le estrecha la mano - Y por cierto, Cedric, Cedric Blair es mi nombre.- se presenta de manera cordial, con una sonrisa divertida, le resultó gracioso ya que no era a la primera chica que besaba antes de saber su nombre.

Arianne arquea una ceja por el primer comentario del chico y rueda los ojos. Se acerca un poco a él.

―¿Yo soy poco resistente? ―pregunta como si no hubiese escuchado bien―. Bueno, tu tampoco te hiciste mucho de rogar ―lo mira de arriba a abajo―, fácilmente pudiste alejarte a penas intente besarte.

Era tarde, demasíado, pero no había mucho que hacer, quiso jugar y estan eran parte de las consecuencias de eso.

―¿Un animago? ―Lanza una carcajada y lo mira burlona―. Veamos si te creen... y no te preocupes existen pociones para todo y hay una mocosa que estaría dispuesta a ayudarme para cubrirlo, no deberé mentir porque nadie lo verá, nadie nunca sabrá que se quisieron pasar de listo.

―¿Blair? ―repite, mientras estrecha la mano del chico por una estúpida educación impuesta. Trataba de recordar de dónde había escuchado el apellido del chico, pero nada llegó a su cabeza. Sonríe de medio lado y contesta―: Arianne Sinclair ―se presenta arrogantemente―, y como siempre, el placer es tuyo, Cedric.

Cedric recibe una y cada una de sus palabras con una sonrisa en la cara, seguía manteniendo su postura porque sabía que en el fondo la había tentado a besarlo; pero como buena digna de su orgullo jamás lo diría.

- Nunca me quise pasar de listo, como te dije al principio quería saber que tanto me seguirías.- dijo estirándose, levantando sus dos brazos, juntos, apenas detrás de su nuca, tenía demasiado sueño.

- Y bueno Serpiente, el placer es todo mío, sí, y por lo que acabo de comprobar es el único tipo de placer que puedes dar.- dice entre bostezos, junta su dedo índice con el mayor y los apoya en su frente, rápido, sacandolos en *forma de un saludo.

- Hasta la viste, culebrita.- termina por decir, mirando por un segundo la parte trasera de la chica, como si hubiera utilizado ese apodo en burla.

Cedric comienza a caminar para volver a Hogwarts, de la misma manera que llegó al lago, mirando la luna.

[* Parecido al saludo de los militares xD]

Luego de rodar los ojos, Arianne lo mira burlonamente.

―Pues tu otra cabeza no pensó lo mismo, leoncito ―contesta ella entre dientes, susurrando―. Cuando de verdad puedas ocultar su felicidad, hablaremos de que si puedo o no dar más placer.

No iba a seguir perdiendo el tiempo con él. Debía ir en busca de la Slytherin de cuarto por la poción para la marca que el Gryffindor dejó. No importa la hora que sea. Levanta su diestra y hace un leve movimiento con ésta.

―Nos veremos, cachorrito ―se despide, sonríendole de medio lado―, que sueñes con las serpientes.

Espera que se aleje, volviendo a mirar el lago. Bien, por lo menos había logrado dejar de dar vuelta el tema de su padre. "Para que algo sirva el chico", pensó. Vuelve a observar el lugar y decide volver a las mazmorras, ya era hora de regresar a su realidad.