El baño es un buen lugar para pasar el tiempo [Elianne Nott]

Una de las grandes características de Arianne es su vanidad, puede estar mucho tiempo mirándose al espejo, contemplándose. No tiene problemas con que lo demás piensen que sólo le importa ella misma, porque de una u otra forma, es verdad. Sonríe al ver que la piel de su cara y de su cuello está impoluta, como siempre debe ser.

Sabe que muchos piensan que sólo es un rostro bonito, que terminará casada con un hombre de sangre tan pura como la de ella, quedándose en casa, cuidando de sus hijos. Sin embargo, a pesar de que sabe que en algún momento su padre le exigirá casarse con un hombre de esas características, lo que menos desea hacer es estar bajo el yugo de él. No, se preocuparía de ser una mujer independiente.

El ruido de la puerta del baño la hizo volver a la realidad. Busca con su mirada a la nueva compañía y al reconocerla posa su mirada nuevamente en el espejo.

―Tanto tiempo, querida ―dice con tono extrañamente meloso y sonriéndole a través del espejo.

Elianne se quedó petrificada mentalmente, esa era la descripción perfecta para lo que sintió en ese momento. Estaba medio dormida, era sábado por la mañana... Y era bastante temprado a decir verdad. A esa hora su estado de Slytherin maquiavélica habitual no existia. -No ha pasado tanto, querida-. Respondió, encogiendose de hombros. Bueno, al menos no había dicho algo demasiado estúpido. Le quedaba el consuelo de que no le había respondido con un bostezo.

Arianne sonríe y sigue mirándose al espejo. Elianne le debía una que le cobraría en el momento apropiado, tal vez cuando necesite de su ayuda. Al escuchar el comentario de la chica sólo logra que su sonrisa se ensanche.

―¿En serio? ―pregunta sarcásticamente, mientras comenzaba a peinarse―. Creo que estar tanto en las mazmorras me ha hecho perder la noción del tiempo

-Deberias salir más, el sol es bueno para la piel, cariño.- Respondió, con una sonrisa en la cara. Adios dulce sábado de relax y dormir, hola armadura de cortersía pensó con hastío. Cerró los ojos un momento... Y casi se queda dormida. -Además, en las mazmorras no pasa nada interesante casi nunca- Se quejó, negando con la cabeza.

La chica niega ante las palabras de la otra serpiente.

―¿Y marcharme la piel? No, gracias ―comenta ella superficialmente. No tenía muchos ánimos de actuar arrogantemente. Vamos, que es temprano aún.

Y Elianne tenía razón con respecto a que las mazmorras; para ser el hogar de las víboras es bastante aburrida, al nivel de que hay que salir a buscar la diverción.

―Bueno, no te puedo debatir eso, querida, aunque creo que es más culpa de nosotros que preferimos divertirnos por otros lados.

OFF:

Spoiler:

Elianne suspiró mientras dejaba sus cosas en una repisa. Definitivamente estaba demasiado dormida como para decir algo inteligente.-Tienes razón, con tu tipo de piel es mejor tener cuidado, la mía por otro lado soporta bastante bien el sol.-Comentó, pensando en qué narices decía.

-Es que las mazmorras tienen su comodidad, pero hay lugares mucho más atractivos en el exterior-. Le respondió Elianne, no estaba demasiado interesada en profundizar en la mente, complicada, de Arianne si no tenía algo de cafeína en su sistema.Se acercó al espejo donde estaba la otra Slytherin y se recogió el cabello en una coleta, observó de reojo a la chica. Definitivamente había algo que no encajaba en ella, pero Elianne estaba segura de que eran paranoias suyaa. No sería la primera vez, reflexionó.

Las mazmorras, el hábitat natural de una serpiente como Arianne, que esperaba tranquilamente que la presa se acerque, sola e indefensa, para morder inmediatamente, envenenando con lentitud, jugando con la comida antes. Sin embargo, Elianne es distinta, es una serpiente que sale en búsqueda de diversión.

Las mazmorras son el nido de Sinclair, su hogar, el lugar en el que se siente más tranquila en todo el castillo, en donde el frío gobierna y la oscuridad rodea. El lugar en donde puede disfrutar sin facetas de lo que ocurre en el mundo mágico, de lo que se está convirtiendo, de lo que será en un cercano futuro. Pero es imposible negar que esperar que la presa pase en el mismo lugar siempre, es aburrido, rutinario.

Sonríe al verla acercarse, a mirarse al espejo y observarla de reojo. ¡Que alguien le diga a su padre que se fija en lo que hace el resto cuando se está mirando al espejo!

—Todo depende del concepto que tengas de lugares más atractivos, querida —dice ella—. Las mazmorras lo sería bastante si a las otras cosas no les diera miedo encontrarse con una serpiente por su camino.

OFF:

Elianne reflexionó sobre sus palabras, era evidente que a Arianne le encantaban las mazmorras. Ella, por otra parte, tenía una necesidad casi obsesiva compulsiva de moverse y, aunque hogwarts era enorme, Elianne necesitaba salir y sentir el sol en su piel. Aunque, por supuesto que disfrutaba el sincero frío de las mazmorras, tenían un algo que la hacían sentir en casa, después de todo, por muy agradable que fuera la mayor parte del tiempo ella también tenía su lado serpentil. Y cómo le gustaba, por amor al arte. Realmente apreciaba a cada una de las serpientes, aunque fueran unos niñatos, porque siemplemente habían estado siempre allí. Y cuando los marginados eran Slytherins, bueno, simplemente se tenían los unos a los otros. Lo que sucedía en Slytherin se quedaba en Slytherin, siempre había sido así y no veía motivos en absoluto para que las cosas cambiasen.

-Tienen miedo... Y con cierta razón, para qué negarlo.-Afirmó Elianne, cogiendo su neceser y sacando un lápiz de ojos muggle. Era mucho más exacto que cualquier equivalente mágico. Se acercó al espejo y empezó a pintarse la raya. -¿Además, qué tiene de interesante la cacería si la comida viene a ti?-. Cuestionó, mirando al reflejo de Arianne.

Arianne la observa con atención y piensa bien su respuesta. Todo depende del lado que se le mire.

—Bueno —comienza a hablar ella, viendo el lapiz que Elianne utilizaba para maquillarse—, depende —Vuelve a mirarse en el espejo y sonríe de medio lado—, sentir el miedo de las personas en las mazmorras, al no saber donde están y con quién se pueden encontrar, es interesante y muy distinto a la sensación que se provoca en el exterior. —Pasa su mano por su rostro, buscando algo que esté fuera de lugar, pero con lo preocupada que es la chica, nada encontró—. Sin embargo, se vuelve rutinario y la rutina es... desagradablemente aburrida.

Y es por lo mismo que la chica este año había decidido salir más. Hacer siempre lo mismo la había aburrido y ahora no se puede quejar, ha sabido jugar con las personas y se ha divertido como nunca antes.

Elianne escuchó la respuesta de la Slytherin atentamente, era consciente de que Arianne era puramente elitista, por eso no la había conocido hasta hacía tan poco. Elianne era de esas personas que creían que cuantos más aliados mejor y cuánto más variados mejor. Pero ese pensamiento no era habitual en la casa de las serpientes, así que no tenía mucho más que opinar.

-Bueno, querida, la rutina consiste en repetir siempre lo mismo. A mí por lo menos nunca me ha sucedido.- Comentó Elianne, encogiendose de hombros. Ya había acabado con un ojo, le faltaba el otro y el resto del maquillaje.

Arianne se suelta el cabello y comienza a arreglarselo, no quería andar toda desordenada, no es digno de alguien como ella. Sin embargo, no pudo evitar ver la forma en que su compañera se maquillaba, su atención estaba en eso.

—Entiendo tu punto, a diferenca de tí, he caído en rutinas al aceptar totalmente las exigencias de mi padre —comenta, porque en sí nunca le ha importado lo que los otros piensen de ella—, protocolos que no han cambiado en siglos.

La curiosidad estaba sobrepasada, sabía que talvez el lapiz que la chica utilizaba era algo muggle, pero de verdad en ese momento no le importaba. Al ver que terminaba de maquillarse, Arianne se atrevió a preguntar.

—¿Puedo ver eso, Elianne? —pregunta educadamente.

Elianne escuchó la respuesta de Arianne, sabía que eso iba a cambiar tarde o temprano. Después de todo, si las tradiciones no se cambiasen los muggles seguirían creyendo en las brujas y en que las mujeres no servían para nada. Solo era cuestión de tiempo. Y, Elianne, estaba segura de que sería pronto.

La chica vio a Arianne interesarse por su lápiz de ojos.-Claro, toma-. Le dijo, ofreciendoselo, mientras cogía el rimel. No entendía a la gente que prefería hacerlo mediante magia. Era mucho menos exacto y más basto.

Toma el lápiz entre sus manos y lo observa, con una indiferencia que no sentía. Le llama la atención como es que los muggles saben mantenerse vivos en el mundo sin magia. Vamos, ella ni podría sobrevivir un día sin ésta.

Pasa su mirada del lápiz a la chica y suspira al darse cuenta que no sabe como se utiliza correctamente, había visto a Elianne, pero no es lo mismo.

—¿En qué se diferencia con lo mágico? ¿Es mejor? —pregunta, viendo la precisión de las líneas en los ojos de su compañera.

-Es mejor, no es lo mismo hacer dos trazos con la varita. A mi me gusta más, es bastante más exacto. Pero es porque me gusta estar por encima de la perfección, supongo que muchas brujas consiguen que del modo mágico les quede bien, pero con el muggle acabas antes y no necesitas malgastar tu tiempo en ese tipo de hechizos.-. Comentó, poniendose algo de rimel, tampoco le apetecía maquillarse demasiado, aquel día se sentía natural. De cuanto se había perdido los magos por su absurdo prejuicio contra los muggles. Elianne no estaba para nada deacuerdo con ellos. En su momento, con Salazar, habían servido, pero ¿ahora? ¿casi en el siglo XXI? Perdían cualquier sentido.

Spoiler:

Arianne escuchó atentamente las palabras de Elianne y arquea una ceja, sorprendida. Sí, los muggles eran interesantes, aunque eso no cambiaba el desprecio que siente por ellos. Simple curiosidad y con suerte.

—Interesante —dice solamente. Asi que es mucho mejor que utilizar magia, más preciso. Arianne se mira al espejo y sonríe—: ¿por qué no me enseñas a usarlo? —le pregunta a la chica con un tono suave, divertido.

Es temprano, no tiene ánimos de mostrarse soberbia, no tiene ganas de debatir internamente si es correcto o no utilizar algo muggle.

Spoiler:

Elianne reprimió una sonrisa burlona, Arianne era, quizá, demasiado inocente para ver su hipocresía. O quizá era muy temprano para rechazar algo muggle. Elianne luego de pensarlo un poco se decantó por lo segundo. -Tienes que ponerte frente al espejo y tirar suavemente del párpado inferior. Y luego dibujas con delicadeza hasta llegar al color negro, (no lo hagas bruscamente que tienes unos ojos muy bonitos como para perderlos de esa forma)-. Comentó Elianne, dando una explicación mediocre. Pero era que nunca se lo habían pedido, a decir verdad no tenía ninguna ciencia así que no necesitaba ser explicado. Se encogió de hombros. -es muy sencillo una vez que lo sabes hacer bien-.

Arianne trata de hacerlo y se da cuenta que realmente es mucho más sencillo que de la forma mágica, aunque no había le quedado tan perfecto como a su compañera, no perdió tanto tiempo utilizando la varita.

Arquea las cejas y traza la línea en el otro ojo, quedando ésta un poco mejor.

—Sé que si no fuera por la hora, no estaría diciendo esto, pero realmente es mejor que con magia.

Rueda los ojos y niega levemente, se arrepentiría de aquello, está segura pero son las concecuencias de encontrarse con una Slytherin pro-muggle. Aunque el hecho de que utilizará ese maquillaje no quiere decir que sus ideales estén cambiando. Son las ironías de la vida, las vueltas de esta.

—Lástima que sea muggle —agrega y le devuelve el lápiz a su acompañante con una sonrisita.

Elianne sonrió con suficiencia al escuchar la respuesta de Arianne, por supuesto que la magia estaba por encima en muchos casos. Pero ¿en el maquillaje? nunca de los nuncas. -Si no fuera por la hora me verías en todo mi esplendor y no con cara de dormida. Es lo que tiene que sea tan temprano. Y sábado-. Le dijo Elianne, encogiendose de hombros.

-En eso tienes razón. Pero si fuera mágico sólo habría un productor. Al ser muggles hay cientos de variedades, todos compitiendo por ser el mejor en calidad y precio-. Dijo Elianne, se había informado acerca de la economía muggle hacía algún tiempo.

Arianne no puede evitar mirarla sorprendida, pero sólo fueron unos segundos en los que atinó a arquear una ceja y expresar burla a través de sus ojos. Aunque si lo pensaba un poco, no tenía la intención de ser venenosa con otra serpiente. En realidad, no le apetecía jugar con Elianne porque sabe que en algún momento le puede ser de ayuda. Mientras las personas puedan servirle no tiene mayor problema en tragarse su ponzoña y esperar no terminar envenenada.

—Veo que sabes mucho de los muggles, querida Elianne —comenta ella como si no fuera importante, y viéndose en el espejo, observando lo distinta que se ve con ese maquillaje—. ¿Has puesto atención en Estudio Muggles o fue por tu propia cuenta?
Bueno, a pesar de que no quería ser venenosa con su compañera, no puede decir lo mismo de la burla.

Elianne observó como cambió, casi imperceptiblemente, la cara de Arianne, desde la sorpresa hasta la burla. Elianne se encogió de hombros, suponia que se sentía como los revolucionarios. Aquellos que se guiaban por la lógica antes que por la tradición. Suspiró, ligeramente hastiada, no le apetececía de ningún modo discutir. Había sobrevivido seis años en Slytherin sin discutir ni una sola vez, no lo iba a arruinar todo solo por una tontería de tal calibre. Sonrió con dulzura y le contestó a Arianne:

-Ya sabes lo que dicen, querida, el conocimiento, de cualquier tipo es poder. Y a mí, a diferencia de muchos, me gusta llegar al poder, de cualquier manera.-. Dijo, encogiendose de hombros mientras observaba su propio reflejo con cierta vanidad. Aquel día estaba exactamente como los demás: llegando a la perfección.

No tuvo que pensar mucho en las palabras de la chica, pues Arianne le encontró la razón. En su visita al Londres muggle lo había pensado. Sí, para llegar lejos y ser poderoso se necesita saber de todo, para luchar contra algo debes saber de qué se trata. Es simple, no puedes estar en contra de algo sin saber lo mínimo de ello. Arianne lo entendió, tarde, pero lo hizo y ha tratado de cambiarlo, por eso se inscribió con la nueva profesora de Estudios Muggles. Ya es un comienzo.

―Y yo no he dicho lo contrario, Elianne ―dice ella inmediatamente―. De cierto modo, comprendo completamente lo que tu dices, pues aunque nuestros caminos sean distintos, tenemos el mismo objetivo o uno de los tantos ―finaliza de hablar para sonreir maliciosamente.

Elianne suspiró suavemente, había saltado sin venir a cuento. Le podría echar la culpa a la mañana pero, a decir verdad, simplemente estaba estresadilla. Y ligeramente harta de la mentalidad de algunos. Pero sólo le quedaba año y medio y se libraría de todos. A lo mejor estudiaría en el mundo muggle o se iría a Estados Unidos. O moriría en una guerra absurda. Sí, eso último siempre podría pasar.

-Supongo que tienes razón, es que simplemente tenemos maneras distintas de ver el mundo-. Le respondió, con calma.

Elianne estaba segura de que llegaría a hacer algo para cambiar el mundo mágico. No sabía el qué ni cuándo, pero lo conseguiría. La chica reprimió sus pensamientos, absurdos, más típicos de un Gryffindor.

Arianne sonríe, su atención se posó en los segundos en que en el rostro de su acompañante apareció un matiz pensativo. Le hubiese gustado saber que era lo que la chica pensaba, su curiosidad por Elianne aumentaba, no había un motivo claro, tal vez sea porque la otra Slytherin era una digna integrante de la casa de Salazar, pero sus ideales... son tan distintos a los que normalmente se ven en ese nido.

Sí, Elianne es interesante, una serpiente por completo, una chica que era prefirible mantener en neutral, sobre todo cuando ves que no es posible tenerla de aliada.

―Sí, bastante distintas, pero eso es lo interesante de todo esto, querida, sé que allgo positivo sacaré de ti.

Arianne fue directa, no había porque ocultar aquello, pues de eso se basa todo. La prejuiciosa rubia, como buena serpiente que es y con esa idea de sacar un provecho de todo, tiene muy en claro que de Elianne conseguirá

Elianne sonrió con suavidad y enarcó una ceja levemente. Sí, claro que Arianne sacaría provecho de ella. -Si te hace feliz creerlo, querida Arianne, créelo.-. Comentó, observando a su compañera de casa. Arianne era simple, una Slytherin que pensaba exactamente igual que todos los demás. A decir verdad, Elianne no entendía eso de pensar igual generacíon tras generación. Era como si, con los genes, viniese un modo de pensar. Elianne esbozó una sonrisa ante ese pensamiento y se dio dio cuenta de que mientras pensaba había seguido mirando a Arianne. Elianne simplemente desvió la mirada y se concentró en acicalarse frente al espejo.

Arianne niega lentamente, divertida, por las palabras de su compañera. Sabe perfectamente que ninguna de las dos va a ceder en algo, vamos, si son serpientes por donde se les mire, ninguna querrá caer primero.

—No es algo que me haga feliz, querida, no es que yo quiera creerlo, es así. Siempre es así —dice ella viéndose en el espejo, sin prestarle mucha atención a la chica.

Su comentario es cien por ciento verdadero, es algo que va más allá de ella, sólo se puede comparar con sus ideales. Ella de todo saca un provecho, no importa como o qué. Por mucho que no quiera, siempre ocurrirá eso.

Comienza a ordenar las pocas cosas que traía consigo y observa el fino reloj que su padre le había regalado, para suspirar luego. Iba tarde a reunirse con él y por lo que le había dicho, tenían muchas cosas que conversar. Arianne sólo espera que no sean puntos de relevancia, no está de muchos ánimos de discutir últimamente.

—Bueno, querida, como siempre es un placer dialogar contigo —dice burlonamente, pero por lo menos hablar con Elianne la alejaba de sus pensamientos—. Espero que para la próxima que nos veamos estemos más despiertas, que sin veneno no hay diversión.