¿Robar? Para nada, sólo miraba. [Cedric Blair]

Arianne entró a los invernaderos con mucho cuidado. Necesitaba unos ingredientes para unas pociones y su padre se negó conseguírselas porque dijo que ella tenía que preocuparse más en su futura iniciación que en inútiles brebajes que luego de nada le servirán. ¿Cómo sabe eso? Porque para él sólo sirven las maldiciones, nada más.

Su corazón estaba a mil, y no era para menos. Cuando pequeña su madre le había enseñado, como a cualquier otro niño, que robar es malo pero como se lo había dicho esa mujer y claramente la chica hace cualquier cosa para conseguir lo que desea, decidió obviar ese hecho. Se acerca a una de las flores que necesita y no puede evitar pensar que si el infierno existe, tal como afirman algunos muggles, ella de todas formas se iría para allá.

"Sólo dos más", se dice. Y rápidamente se acerca a la segunda para cortarla. "Todo saldrá bien" se repite por décima vez en los pocos minutos que lleva en ese lugar.

¿Pero quién me mandó a ir al Bosque Prohibido anoche?, ahora por eso me tengo que aguantar este aburrimiento - se recriminaba Cedric, ya que por esa visita se había quedado dormido, haciendo que llegara tarde a la clase de herbolistería.

¿No había otro castigo más llevadero que cuidar de estas plantas?,¿No sé cortarme un dedo? - sonreía el chico haciéndose chistes para él mismo, no podía caer mas bajo.

Cuando creía que todo en esa tarde iba a ser monótono y aburrido, el sonido de unos pasos lo desconcierta. Inmediatamente saca su varita desde el interior de su capa y conjura.

-Caeca Temporalis.- en un leve murmuro.

Baja los pies de la mesa y lentamente se para de su silla, comienza a merodiar por todo el invernadero para descubrir la causa de su alarde.

―¿Dónde estás maldita planta? ―se pregunta en un susurro, cuando no la encuentra en el lugar en donde normalmente la dejaban. Se estaba demorando más de lo necesario y ni siquiera había buscado una excusa para dar si la pillan en ese momento.

Siguió caminando, con el pequeño cuchillo en su mano. Pero nada. Arianne bufa molesta, "¿Por qué guardar tanto unas simples flores?", se queja al ponerse aún más nerviosa.

Ya sus pasos no tenían el cuidado y la elegancia que la caracteriza, se vuelven algo torpes por culpa del nerviosismo.

―Si sigo así necesitaré una poción calmante.

Las primeras dos filas estaban libres, ningún rastro del intruso pero así y todo Cedric seguía escuchando pasos, los cuales cada vez se sentían más intensos. Él iba mirando hacia sus costados, observando cada parte del Invernadero.

¿Y eso?.- se preguntó al ver un mechón de cabellos rubios que se asomaba por detrás de una caja.

Con varita en mano se fué acercando al lugar, estando invisible no creía tener ningún problema, pero por si las dudas.

Ah no, esto ya es demasiado para mí - piensa Cedric al verle la cara al intruso - ¿Pero qué también la tengo que ver hasta en los cromos de magos? .- refunfuña mientras la veía buscando algo.

No sentía demasiadas ganas de bromear, así que sólo se sentó en la mesa donde Arianne estaba buscando, mirando lo que hacía, exponiéndose a que ella lo pueda tocar.

Arianne en su desesperada búsqueda, llega a una mesa en donde vio la flor que necesitaba. Suspira más tranquila, por lo menos aún no la pillaban. Algo que le extraña, siendo aún de día deberían ir constantemente a cuidar del invernadero, pero no es algo que ella se queje o vaya a comentar, mejor si es de esa forma. Observa a su alrededor, teniendo la extraña sensación de que la miraban pero se encoge de hombros al no encontrar a alguien.

Se acerca a la mesa y con más delicadeza de la necesaria corta con su navaja lo que necesita, tratando de que se note lo menos posible la desaparición de unas flores. Rápidamente, guarda lo conseguido en su bolso y se dispone a salir de ese silencioso lugar. Sin embargo, al otro lado de la mesa estaban los cubos que contenían Hongos Saltarines, estira su mano para observar uno pero algo la detiene a mitad de camino.

La chica abre los ojos desmesuradamente y deja escapar el aire lastimeramente. Se aleja un par de pasos y niega con fuerza, riéndose de su mala suerte. Alguien la veía, una persona vio como cortaba unas flores.

―¿Problemas? ―dice ella inocentemente, esperando que sea quiensea, no vaya corriendo a acusarla.

Por un momento Cedric creyó que la chica se había percatado de su presencia, ya que giró hasta donde estaba sentado él y lo miró directo a los ojos. Pero luego se dió cuenta que no había sido así, seguramente fue pura casualidad.

El estudiante de Gryffindor era testigo de como la Serpiente cortaba y se robaba las flores del invernadero para luego irse. Estuvo apunto de frenarla pero en eso ella se dirige hasta donde estaba él.

¿Cómo se habrá dado cuenta de que estaba aca? - pensó creyendo que lo había descubierto.

Al ver como Arianne acercaba su mano, Cedric giró y vió a su lado unos cubos que contenían Hongos Saltarines, la atención de la muchacha estaba allí.

Igualmente ese jueguito de mirar que hacía la lengua larga no tuvo lugar para más, ella sin saber se había cruzado con su pierna.

- Yo me pregunto para que necesitarás esas flores, - dice mientras se vuelve visible - ¿Una poción de buen humor quizás?.- comenta con una sonrisa de lado muy irónica, sentado encima de la mesa y con las manos apoyadas en ella, que impedían que se acueste.

Y ahí está, nuevamente él. El rostro de Arianne pasó de inocencia a una clara sorpresa. "¿Por qué entre todos los alumnos del colegio, justo Cedric Blair tenía que encontrarme?", piensa, cerrando los ojos y bufando.

―No, sólo quiero adornar mi habitación con flores ―le responde de la misma forma, mientras se cruza de brazos.

Es que no pudo tener más mala suerte, simplemente no pudo. Ahora tenía que pensar cómo explicarle a su padre que la habían atrapado robando en el invernadero.

―¿Y tú? ―decide hablar para evitar pensar en excusas ridículas― ¿Acaso eres voyeur que andas invisible por ahí?

Desviar el tema siempre funciona, ¿por qué ahora no?

Cedric escuchaba cada uno de los comentarios de la chica mientras se paraba y, luego de bostezar decide responderle.

- Ser precavido te ahorra sorpresas indeseables.- afirma Cedric, metiendo las manos en sus bolsillos - y bueno, el motivo por el cual tú mala suerte está acá es porque lo castigaron.-

El muchacho podía tranquilamente acusarla, es más tenía que hacerlo, ya que a Meredith no se le pasaría por alto que una de sus flores esté cortada.

- Decime Miss Jardinera, ¿Hay algún motivo por el que no deba acusarte?.- dice quitándole las flores de la mano a la chica.

"Pues no funcionó.", es lo primero que piensa la chica al ver que el tema volvió al hecho de que estaba sacando flores. Arianne suspira dramáticamente haciéndose la víctima con alguien que sabía que ella no es así.

Lo miró directamente a los ojos y tartó de sonar lo más sincera posible, omitiendo cualquier comentario que lleve al chico donde la profesora.

―Pues en realidad no sé que decirte, cualquier excusa que te dé es simplemente eso, una excusa.

Pierde las flores. Bien, por lo menos le quedaban las otras dos que había guardado precavidamente en el bolso.

―Sin embargo ―comienza a decir tranquilamente aunque en realidad quería cortarse a lengua―, ¿podrías hacer una excepción no? ―"¡Qué desfachatez!" piensa ella inmediatamente al decir eso. Anoche actuó venenosamente con él y ahora le pide que la salve. Irónico―. Vamos, Blair, ni siquiera se nota que falta una flor y de verdad que la necesitaba sino no me hubiese metido acá

"Levántate del suelo, Arianne" se regaña mentalmente, mientras que sonreía con una inocencia impropia de ella.

Cedric levanta una ceja al verla casi rogar, por un momento se quedó viéndola; en verdad la chica era muy linda.

Linda hasta que abre esa boca y muestra su lengua - pensaba él.

Era muy obvio lo que hacía ella, en cualquier otra situación trataría de hacerte humillar sólo para sentirse bien pero, ojo, cuando está en apuros es tu mejor amiga.

- Lo que me impresiona es que hayas sido tan torpe,- dice largando un suspiro - sólo tu varita, eso necesitabas para que no te encuentre.-

En verdad no tenía necesidad de acusarla, ya tenía suficiente con lo de ayer y el otro día en el lago. ¿Alguna vez tendría que ganar Arianne no?. Digo, para darle algo de suspenso a la relación.

- Que brava que sos eh, cuando es tu pellejo el que está en juego sos buena con todos.- se ríe sin poderlo evitar - Bueno, en fin, te daré una oportunidad, si me dices para que ibas a usar esas flores no te delataré.- dice mientras se rascaba el mentón.

―Tampoco es que me ande metiendo siempre a los invernaderos ―dice ella suspirando, sabiendo que el chico tenía razón, había sido una torpe―, no pensé con claridad, sólo lo hice.

Por primera vez estaba siendo sincera con el chico, algo que tampoco le agradó del todo a Arianne, pero no le importa dejar ese punto a un lado si es que podrá salvarse de un castigo. Cuando escucha el primer comentario de Cedric tuvo que morderse la lengua para no salir con alguna ironía, pero al saber la condición para no delatarla, Arianne lo mira con sus ojos entre cerrados.

―¿Para qué lo quiero? Pues bien, necesito hacer un suero de la verdad, el Veritaserum no es una opción, claro está, y yo sólo necesito cierta información que un simple suero me dará.

Si la acusaba aún podía salvarse mandándole una lechuza a su padre explicándole la situación y pidiendo que la salvara. Él sabría que decir.

Repicaba los dedos en su mentón con sus ojos entrecerrados escuchandola, la verdad parecía muy convincente y si le estaba mintiendo lo hacía muy bien, porque él se lo había creído.

- Bueno no te preguntaré para quien es el suero porque ya son temas que no me interesan.- dice largando un suspiro.

Algo tenía que hacer, si iba a dejar pasar lo de la chica tendría que inventar algo para la profesora, pero bueno, ya algo se le iba a ocurrir.

- Parece que hoy es tu día de suerte, este león se apiadó, no creo que otro en mi lugar te lo haya dejado pasar.- dice mientras esconde la rama donde había sacado la flor.

Arianne suspira ya mucho más tranquila. "Bien, parece que decir la verdad funciona", piensa divertida y el hecho de que no haya insistido en el tema , logró que sonriera de medio lado, porque ahí si que tendría que mentir, y aunque se le da bien, prefiere no tentar aún más a su suerte.

―Si pensamos que otro me haya encontrado, Cedric ―dice ella viendo como el chico trataba de esconder la rama que ella había cortado. Se acerca a él, rodando los ojos, y lo aleja para hacerlo ella. Sabía qué tenía que hacer, cuando pequeña le gustaba cortar las flores del jardín de su casa y para que no la regañaran siempre escondía el corte, tal cmo lo hacía ahora―, no habría tenido la necesidad de hablar tanto para convencerle de que no me acuse. Tu eras la peor opción para encontrarme

Dice sugerentemente y sonríe victoriosa al ver que no habría forma de que se dieran cuenta que faltaban algunas flores. Si la había salvado, lo mínimo que podría hacer ella es agradecerle, ¿no? Dificil.

―Creo que... debo decir... ―Tragarse el orgullo no es para nada facil y soltar esa palabra para Arianne es casi imposible―: ¿gracias? ―Y más que una afirmación sonó a pregunta y para más en un susurro.

Tratar de sonar amable fue más sencillo de lo que pensaba al estar ella de mejor humor, aunque al recordar el duelo no pudo evitar sentirse algo molesta.

―Y bien, ¿me devolverás la flor? ―le pregunta al darse cuenta que él seguía con su posible ingrediente en sus manos.

- Hey bueno bueno bueno, agradece que estaba de buen humor, de otra forma no hubiera habido manera de convencerme.- dice mientras mira la flor que tenía en su mano divertido.

Escucha su intento de agradecimiento y niega con la cabeza sonriendo, larga un bostezo ya que todavía tenía mucho sueño y le aclara.

- Las gracias se piden cuando se sienten, Arianne.- le dice encogiéndo sus hombros - Así que no necesitás dármelas.- concluye a la vez que mira hacia atrás, asegurándose de que no haya entrado nadie al invernadero.

- Por supuesto, una flor para otra flor.- comenta entre pequeñas risas, ya que esa flor tenía un especial veneno si se la trabaja de un método especial.

Se la entrega en mano y luego mira su reloj.

Perfecto, ya me libré de este aburrimiento - comentaba en su mente sabiendo que su turno de cuidado ya había concluído.

- Salgamos de acá, no es seguro.- le aconseja mientras se encamina a la puerta trasera, la cual era menos transitada que la del frente.

Bufa molesta y dice entre dientes.

—Yo no agradesco ni aunque me salven la vida, si lo digo es porque de verdad lo siento, León. —Comienza a caminar a la salida siguiendo al chico, guardando rápidamente la flor y obviando el irónico comentario de su inesperado acompañante. Aún no puede confiarse y salir con alguna frase fuera de lugar. Morderse la lengua es su mejor opción, por el momento.

Al salir el sol le molesta en los ojos y gruñe al pensar que el frío aún no piensa llegar.

—Estúpido sol. —Linda forma de descargarse ¿no? Al no poder soltar su lengua con el gryffindor, decide que esa fuente de luz es el problema de todo—. ¿Por qué estabas castigado? —le pregunta impulsivamente, al darse cuenta que si no es por ello no le habrían encontrado.

Salían por la puerta trasera y al abrir el delgado nailon que reducía un poco los rayos del sol dejó de hacerlo, haciendo que Cedric cierre los ojos y se cubra la cara con el brazo como acción reflejo.

- Raro que te importe más una flor que tu vida.- dice divertido al escuchar la confesión de Arianne.

Se frena por un momento y al escuchar la pregunta de la chica refunfuña para después responderle.

- Anoche terminé durmiendome tarde y llegué tarde a la clase de...- el nombre se le había ido, que más da - ...la vieja esa.- completa.

—En sí lo digo por el hecho de que no me acusaste evitándome problemas con mi padre, no por la flor —dice ella a la defensiva. Es que no lo cree, está tratando de ser simpática y parecer una persona común y el chico se ríe. "Estúpido Gryffindor", piensa molesta.

Lo observa detenerse y lo mira divertida por la respuesta que dio, dejando escapar pequeñas risas.

—¿Qué? ¿Te perdiste cuando ibas a tu sala común? —le pregunta ella sin poder evitarlo.

El chico asiente con la cabeza haciéndo de lado el tema, como si le creyera pero por cansancio.

- No, no me podía dormir; además llegamos relativamente tarde.- dice mientras pasaba una mano por su cabello, desacomodándolo un poco.

- ¿Ahora te vas a hacer esa poción o qué?.- preguntaba pareciendo que la hechaba, pero en realidad era una manera sútil de preguntarle si estaba libre.

Arianne arquea una ceja y sonríe, luego, de medio lado. Se acerca felinamente a él, mirándose ls uñas como si el hecho no le importara.

Levanta la mirada directamente a sus ojos y se inclina levemente para susurrar.

—¿Por qué? —Entrecierra los ojos y ladea un poco la cabeza—. ¿Acaso tienes una idea mejor que pasar la tarde haciendo una poción?

Cedric se ríe apenas al ver a la chica acercándose, siempre era tan cambiante, y cuando lo hacía era en cuestión de segundos, como si tuviera 1000 máscaras listas para ser usadas. Esa característica le atraía al chico de ella, ya que nunca sabría con que personalidad o estado de humor se podía encontrar, era... Realmente divertido.

- Hey, me subestimas.- le dice negando con la cabeza mientras se mordía el labio - El único problema es si estás dispuesta a jugarte.- le dice casi retándola a que lo siguiera sin que él le comente su idea.

Arianne sonríe divertida, para colocar sus manos en su mentón y hacer que piensa.

—¿Ni siquiera una pista? —le pregunta, mirándolo aún sabiendo lo que éste le respondería, por lo que rápidamente agrega—. ¿Confiar o no confiar en un león? Creo que la respuesta es obvia, al menos que de verdad me des una buena razón para ir, hay una poción que me está esperando.

Haciéndose la inocente y jugando con su cabello, la chica sonríe de medio lado. La curiosidad estaba aumentando, pero decir que no le gustaba jugar con el Gryffindor sería una barbaridad, por lo que prefirió esconder por un rato las ganas de saberlo todo para divertirse un poco.

Cedric levanta las manos gestuando mientras le responde.

- ¿Qué mejor buena razón que saber que vas conmigo?.- dice entre risas creídas, seguramente ella le respondería burlándose, vamos, ya la conocía un poco.

Vuelve sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y agrega

- ¿Alguna vez te aburriste conmigo?, no lo creo, y si no estoy en lo cierto eres muuy buena fingiendo,- dice sonriendo para luego señalar la flor que tenía Arianne en la mano - además te regale flores, no he hecho eso por ninguna chica hasta donde tengo memoria.-

—Pero tienes toda la razón —exclama con lo primero que dice Blair—, creo que nunca había tenido mejor compañía en mi vida. —La ironía de la chica era patente, sobre todo cuando términa rodando los ojos y mirándole como si dijera: ¿Es en serio?

Observa la flor y vuelve la vista al chico con una ceja alzada. Niega lentamente, divertida y le dice con tranquilidad.

—¡Qué considerado! Me regalas flores y me diviertes, creo de verdad que te mereces todo, Cedric. —¿Cómo pedirle que se muerda la lengua si habían dejado la oportunidad perfecta para demostrar ser ella? Rueda los ojos nuevamente y susurrante agrega—. En serio, cariño, dame uno buena razón.

Cedric suspira intensamente, negando con la cabeza mientras se mordía el labio, con sus brazos cruzados.

- En verdad arruinas todo tipo de sorpresas, que aburrido.- se lamenta Cedric, mirando apenas al cielo.

- ¿Te has subido alguna vez a un Grifo, un Abraxan o a un Hipogrifo por ejemplo?.- al ser uno de los estudiantes más resaltados en la clase del Cuidado de Criaturas Mágicas, a Cedric se le permitía ir a visitar y pasear a algunos de las criaturas que mantenían bajo cuidado en Hogwarts.

—No arruino sorpresas, soy precavida. Al fin y al cabo eres un Gryffindor.

Arianne se encoge de hombros, quitándole importancia al hecho de que Blair piense que es aburrida. Sin embargo, cuando le preguntó, la chica no pudo evitar mirarlo con curiosidad. La respuesta es un claro no, pero para qué decir directa algo cuando puede responder implícitamente.

—Y tengo cara yo de andar buscando problemas, León —Bien, de implícito tuvo poco—, pero si hubieses comenzado por ello, creo que no habríamos perdido tiempo. Sólo me pregunto —agrega ella desconfiada—, ¿qué ganas tu con esto?