Sólo fueron una gotitas. [Cedric Blair] [+18]

Se metería en problemas, está segura de ello. Entonces, ¿por qué seguía caminando hacia las cocinas? Porque necesita saber si la estúpida poción sirve como debe. Sólo tiene una oportunidad para que su padre la tome y no puede perderla por un pequeño error.

Arianne llega al cuadro de la pera y le hace cosquillas. Antes de entrar mira para ambos lados, buscando a alguien que pueda verla. Nadie. Ni siquiera alcanza a dar un par de pasos para cuando ve a un montón de elfos domésticos ofreciéndole los manjares que están preparando, pero ella sólo niega. Les da una pequeña sonrisa y se acerca a uno de ellos.

—Necesito que le pongas unas gotitas de esto a la comida que va a la mesa de Slytherin.

Sí, era una medida desesperada, pero no tenía problemas en hacer eso si lograba ver los efectos de su poción. ¿Qué ocurre si la atrapan? Le mandaría una lechuza a su padre y le lloraría, diciendole que todo eso es mentira, al fin y al cabo nunca fue buena para pociones. Mentía, está claro, pero sabe que su progenitor le creería.

Se levanta y vuelve a negar tanta comida, aunque en un momento pensó que si come algo antes, no tendría necesidad de alimentarse en el Gran Comedor. Bien, todo para que ella no tenga que hablar más de la cuenta.

Era de noche ya, y como era habitual a Cedric ya le daba hambre, y no cualquiera, mucha necesidad de comida traía el chico. Salió de su cuarto ignorando los todavía constantes comentarios de sus nuevos compañeros. Luego de varios minutos en alcanzar el Gran Comedor, se dispone a buscar un asiento en la mesa de Gryffindor. Sí, se había equivocado, y los que habían sido alguna vez sus compañeros lo regañaron.

— ¿Con qué derecho vienes hasta aquí? Ya vete—

Él sólo giro en su propio eje, serio, sin contestarle, ya le era demasiado humillante confundirse como para tener que pedir perdón, y muchas ganas de armar un pleito no tenía.

Sorprendentemente había un apartado de la mesa de los Slytherin que estaba vacía, se apresuró a tomar ese lugar y comenzó a comer ansiosamente, sirviendosé de las tartas que había, bebiendo mucho jugo de calabaza para que ésta pasase.

Luego de comer algo y ver como la comida subía hacia el comedor, Arianne respira ansiosa, preguntándose por unos segundos si lo que hizo era una buena idea. Pero claro que es una buena idea, por algo lo hizo, ¿no? Sí, desesperada, pero necesaria.

La chica sabe que si la pócima tiene efecto en sus compañeros con unas simples gotitas, funcionará con su padre. Y ¿qué importan un montón de chiquillos? Nada, a ella le resbala cualquier cosa que ocurra con ellos.

Y vuelve a lo mismo. ¿Estará bien? Y la rubia sólo maldice a su nueva conciencia y se sienta en uno de los banquillos de la cocina. Cruzandose de brazos, esperando. Los minutos eran interminables y sabía que debe aparecer en el Gran Comedor en unos minutos para no llamar la atención.

Sonríe malevolamente al pensar que talvez nadie se daría cuenta que ella falta por el alboroto que se terminará formando. Todos dicendo sus verdades. Divertido. Ya en la Sala Común vería los efectos secundarios. Si es que los había, Arianne que la poción está perfecta.

—Sí —se dice completamente convencida—, esto fue una buena idea.

Ahí estaba él, comiendo una porción tras otra, disfrutando del manjar que Hogwarts preparaba cada día para sus alumnos. La comida en sí estaba deliciosa, aunque Cedric le sentía un gusto peculiar, un gusto conocido en realidad. Mientras cada bocado entraba en la boca del chico, su impaciencia por que era ese sabor lo estaba casi atormentando.

Tomó una pata de pavo y le pegó una mordida, fué entonces cuando pudo percibir algo fuera de lo común. Desde dentro de aquella carne, comenzaba a derramarse un poco de un extraño líquido, de un color bastante peculiar, tirando a azul.

— Esto no está bien — dice mientras se para y se dirige a paso firme hacia la cocina.

Al llegar a la puerta y antes de entrar, escupe lo poco de la porción de pavo que había mordido. Luego entra sin más, buscando a algunos de los elfos para indagarlo; pero no, ¿Será posible?.

— En vez de encontrarme con el elfo que esperaba me tuve que topar con vos, linda — ¿Linda?, ¿Y desde cuando le decía así... en voz alta?

La puerta se abre y la chica observa a quien había decidido visitar esos lugares. Y rueda los ojos al escucharlo hablar, "Siempre él, siempre él" piensa como si no entendiera el porqué de tener que toparselo siempre.

—Sí, bueno, conseguí trabajo de medio tiempo en las cocinas —comenta ella, divertida por el apodo dado. ¿Apodo?

"¿No me digas que él comió de esa cena?", piensa, mordiéndose el labio inferior. Por supuesto, ahora es un Slytherin. "¿Ups?"

Arianne busca a su alrededor, al elfo que había hechado la poción en la comida, deseando a todos los dioses que no hiciera acto de presencia por lo menos hasta que el chico decidiera marcharse.

Tratando de mostrar una tranquilidad que no posee, vuelve a mirar al chico del frente y le sonríe de medio lado.

—¿Qué haces acá, acaso la cena no es de tu agrado? —le pregunta ella inocentemente. Sabiéndo que de esta situación se divertiría como nunca.

Negaba con la cabeza de inmediato, ni siquiera dejándolo pensar, en vez de esto él sólo habló, sin antes poder haberlo analizado con cuidado, para regular las palabras que iba a usar.

— ¿Tú ayudando? Ja, claro, antes de limpiar un plato te cortarías un dedo — ¿Qué le estaba pasando?, no podía parar de decir y decir.

Se acercó hacia la mesa donde todo se había preparado, esa cena que había comido él, buscando pistas.

— No, la cena era deliciosa, pero sabía raro y encontré un liquido extraño inyectado en la carne — ya, ¿Y si había sido Arianne la culpable de ese líquido misterioso?, no le sorprendería en nada, justo en el momento que la ve dentro de la cocina pasaba esto.

— Esto huele mal, y en verdad sospecho que tienes algo que ver — ¡Ya para!, que necesidad de hablar de más, no sabía que le pasaba este día.

Arianne se ríe por el comentario mordaz del chico, y tenía razón preferiría cortarse un dedo que ayudar, pero ella podía mentir, mientras que Cedric demostraría que la verdad no es tan buena como la tachan.

—¿Líquido inyectado en la carne? —repite ella sorprendida y de verdad. ¿El Elfo inyectó el líquido? Bien, sólo le queda esperar que nadie más se dé cuenta de ese detalle y ella ya se las vería con el elfos—. No sé de que me hablas, Blair.

Mentira. Y ella se regocijaba en eso. ¿En qué momento se le hubiese ocurrido que Cedric Blair también caería en la poción? Que por cierto, al parecer está funcionando. Arianne decidida a ver si de verdad servía, decidió preguntar unas cosillas más.

—Oye, Ced —dice divertida, aunque en realidad estaba más interesada en la respuesta que daría—, ¿qué piensas de la clase de pociones?

Tenía que saber cuántos conocimientos tiene de tal materia, y cual es su opinión de ella. Así podría hacerse una idea de lo que ocurrirá, ¿no? Arianne bufa, no engaña a nadie, ella sabe perfectamente que nunca sabrá lo que piensa el chico, por mucho suero de la verdad que utilice.

La chica negaba todo, como siempre lo hacía, Cedric sabía bien que era buena para mentir así que nunca terminará confiándose de ella, para él seguía tendiendo algo que ver. Todo este rollo se convertía en un gran Deja vú.

— No te hagas la yo no fuí conmigo, Sinclair — dice sin pelos en la lengua, sorprendido — Que te conozco lo suficiente para saber que algo planeas —

Escucha el extraño comentario que ahora ella hacía, refiriéndose a la clase de pociones, ¿Qué le importaba?, no tenía ninguna necesidad de responder esa pregunta tan absurda y poco seria en esta situación.

— No soy muy bueno en esa clase, sé lo necesario para aprobarla y ya, no necesito de más — "¡Acabamos de decir que era una pregunta absurda y no la responderías, Cedric!"

Arianne arquea las cejas y sonríe. Sí, la poción funcionaba y muy bien. Ni siquiera le da tiempo para pensar lo que diría. Sólo tiene que ver el detalle del sabor, algo con el cual pase mas desapercibido.

—No, no —corrije ella, moviendo su dedo índice—, no me conoces Blair, aunque creo que estás bastante cerca de lo que soy y puedo llegar a ser.

Se da cuenta que al otro lado del chico se encuentra el elfo doméstico y sin querer alarmar al ex-Gryffindor comienza a caminar tranquilamente hacie él. Golpea su hombro al pasar por su lado y se acerca a la criatura. Mientras estira la mano para que le devuelva la botellita, toma un pastel con su diestra y come. Sabía que ahí no había poción... no era parte de la mesa de Slytherin. Y con la misma sutileza, guarda la poción en un bolsillo de su túnica.

Se acerca nuevamente al chico y le muestra el pastel.

—Pues yo no veo ni siento algo extraño aquí.

La respuesta que había recibido de las pociones era lo suficiente como para saber que el chico se manejaría lo mínimo en los sueros de la verdad. Algo es algo.

—Creo que estás algo paranoico.

Cedric observaba la situación con algo de desdén, rodando los ojos al escucharla. En un momento ella se acerca a él pero con un golpe en su hombro pasa por un costado y se acerca a uno de los Elfos, que al parecer recién había entrado. Éste le entrega una botellita y el chico levanta su ceja de nuevo.

— Ah claro, no tienes nada que ver pero recibes una botella de un Elfo, que al parecer es uno de los cocineros — deduce acercándose y moviendo su cabeza de lado a lado — Y como si fuera poco, esa botella es la que se usa para mantener las pócimas en buen estado, ya veo que te tramas Arianne —

¡Claro!, el chico había estado diciendo verdades desde que terminó de comer en el Gran Comedor, esto no era más que obra de algún suero de la verdad, y sólo había un modo de asegurarse.

— No tiene nada que ver, puedes haber puesto esa pócima en la comida que iba hacia las mesas, y no a las de aquí — termina por comentar mientras extiende su mano — Dame esa botella, Sinclair, si es que de verdad no tienes nada que ocultar —

Arianne ríe, el chico estaba de mal humor. "Espera, eso no es raro en él" , piensa al verlo exigirle que le entregue la botella. La chica está de buen humor, su pócima funciona a la perfección y ya sabía en qué utilizarla con su padre. El nuevo Slytherin no sería un obstáculo en eso.

—¿Qué sacas con conseguir la botella? —le pregunta seriamente—. Nada, porque tampoco sabes lo que tramo. Y como debes saber, yo no he puesto el brebaje en la comida.

La chica se acerca al chico y le sonríe, disfrutando de la situación. Aunque, su mano izquierda estaba en su bolsillo, afirmando la botella. Lo observa atentamente y piensa que desviarlo del tema sería interesante.

—Vaya —exclama—, pero qué lindos ojos tienes, Cedric. Creo que nunca me había fijado en ellos de verdad.

Ya era un hecho, ella no tenía la necesidad de negarlo, pues claro, no le importaba que el sepa. Por momentos se sentía algo torpe, si seguía allí estaría a merced de Arianne, tenía que salir lo más pronto posible, o sino tal vez le podía sacar información valiosa.

— Eres la única que no se fijó en ellos — aclaró suspirando, ya que seguía soltando estupideces desde su boca.

— Sé lo que tramas eh, y creo que no has tomado en cuenta un punto — le comunica sonriendo — ¿Qué pasaría si voy a charlarle a McGonagall?, ¿El suero de la verdad que me diste seguiría funcionando, no es así? —

Por unos segundos la sonrisa de Arianne desapareció, y fue el tiempo suficiente para poder llegar a una respuesta relativamente sincera y que obviamente con la que pudiera salvarse.

—Pues depende —le contesta ella, acercándose a él lo suficiente como para hacer que sus dedos "caminen" por el torso de su acompañante—, de lo que te demores en salir de acá, llegar donde la sub directora y contarle que la indiferente Arianne ha echado algo a la comida de los Slytherin.

Arianne nunca se había metido en problemas, siempre se los profesores la han catalogado como una chica tranquila, indiferente al mundo. No sería fácil de creer lo que dijera Blair, y si por cosas de la vida aún tiene el efecto de la poción, para cuando empiecen a comprobarlo, ya sería algo tarde.

—Pero yo que tu me lo pensaría bien. —La chica lo mira y arquea las cejas—. No vayas a quedar en ridículo luego, cariño.

Cariño, el tono de que estaba jugando era más que evidente, además en este tipo de situación Arianne no se perdería la oportunidad de divertirse sobre lo ridículo que podía llegar a quedar Cedric.

Él la mira frunciendo el seño, mientras pasaba ella sus dedos por el torso del chico.

— Ya, no diré nada, sólo con una condición — negocia Cedric apartando la mano de la chica de sí, no quería que se le escapase alguna que otra palabra de más —, yo no hablo pero tú no te aprovechas de esto, ¿Claro? —

Seguramente esa tregua no iría a funcionar, es más, dudaba en grande en que ella la aceptase, sólo se limitó a esperar su respuesta.

Arianne lo observa divertida. ¿Un trato en donde él consigue más que ella? La respuesta es un tanto lógica.

—¿Acaso hay algo que estás escondiendo, Cedric? —le pregunta seria—. ¿Crees que si hago las preguntas correctas terminarás hablando lo que tanto guardas? Como por ejemplo, el motivo por el cual te cambiaste a Slytherin.

La chica se encoge de hombros y le agrega:

—No es algo que en verdad me interesa —comenta, indiferente—, pero talvez sería divertido saber. O por ejemplo, ¿por qué me invitaste a ver al Abraxan?

Vuelve a sonreír, mirándolo desafiante.

—Si sales a buscar a cualquier profesor, existen más posibilidades de que la poción deje de hacer efecto. Y finalmente no te creerían, yo casi soy un angelito. Sin embargo, si te quedas acá, tranquilo, puede que no haga esas preguntas.

Cedric se mordió la lengua para callarse, eran preguntas que lo comprometían. Está bien, iba a seguir su juego, pero si no resultaba tenía un plan B infalible.

— Mira, de acuerdo, por ahora tú ganas — dice tomando el mentón de ella para terminar su frase —, pero recuerda que lo que hagas te volverá tres veces en luego en tu contra ¿Lo sabías no? — la suelta y se queda viéndola.

Esa charla que habían tenido hace unas horas tendría que haber quedado en el subconciente de Arianne, un ser con un mínimo de inteligencia sabría que él hablaba en serio.

Sin importarle mayormente la advertencia del chico, Arianne sonríe y le guiña un ojo. Retrocede un par de pasos y se va a sentar en el banquillo que estaba con anterioridad. Jugaba un rato ahí, con su cabello, esperando que los efectos de la poción terminara y esperando posibles secuelas de esta.

—¿Por qué tan enojado? —le pregunta, tratando de no tocar ningún tema de relevancia para el chico—. Como si hubiese sido tan terrible lo de la poción. Arriba debe estar realmente jodido todo.

Arianne le sonríe malevolamente. Ya se imaginaba la cantidad de cosas que se habían estado gritando sus compañeros. Y aunque ella esperaba sólo ver los efectos secundarios en sus compañeros, pudo comprobar la pócima completa gracias a Blair.

—Además, no llevaré la conversación a algo delicado para tí. —Rueda los ojos y continua—: Te doy mi palabra.

Algunas imágenes vienen a la cabeza de Cedric, comienza a recordar un hechizo que le podría ser de mucha ayuda para Arianne pero ¿Tendría que decírselo?. Eso no importaba, estaba bajo los efectos del Veritaserum y de eso no había manera mágica para salvarse, más que desaparecer de allí.

— Enojado, no creo que esa sea la palabra — le informa el chico mientras caminaba por la cocina.

— Cómo si tu palabra fuera tan legítima, Arianne — se acerca un poco a ella con una media sonrisa — Pero no me queda otra opción que confiar en tí, ¿Verdad? —

Cedric apoya sus manos en el filo de la mesa, jugando con su dedo sobre la mesa, como si escribiera algo. Su mirada daba vueltas por el lugar y por el cuerpo de la chica, sólo él sabía que pensaba.

— Dime algo — penetra sus ojos en los de ella —, ¿Por qué hacer una poción que sólo se puede crear en cada luna llena sabiendo que hay un hechizo mucho más sencillo y si sos buena, efectivo? — seguramente, si ella había realizado la poción, no estaba en conocimiento de este hechizo, o no lo tenía en cuenta.

Arianne lo mira alzando una ceja. Que piense lo que quiera con respecto a su palabra, es lo único propio que ella posee, algo que nadie más tiene influencia. Le había dicho que no tocaría esos temas delicados y no lo haría.

Al escucharle hablar de un hechizo, Arianne se mordió el labio inferior, pensando. "¿Por qué no utilizar un encantamiento? Porque sería suicidio", se pregunta y responde inmediatamente. Es como decirle a su padre "Hey, deja de confiar en mí y aléjame de mi objetivo. Gracias." No, idea descartada. Él se daría cuenta de inmediato, años de experiencia.

—Porque es lo más seguro —responde sinceramente, aunque omitiendo la mayor información posible—, un encantamiento en un hombre experimentado es un disparate. Pero si él desprecia a las pociones tanto como a los muggles es más fácil que caiga en una.

Su padre es muy obvio en muchas situaciones. Y la pócima en el alimento correcto hará que Arianne consiga la información que quiere.

La chica se levanta de su lugar y se acerca a Cedric nuevamente. Quiere jugar con él, sin llegar a temas de relevancia, piensa aprovechar el tiempo que le queda antes de que vuelva a ser el reservado chico. Llega donde Blair y lo toma del brazo para acercase a su oído.

—¿Sabes, Cedric? —comienza a hablar tranquilamente—. Creo que es el momento de aclarar cierto punto que ha sido de bastante discordia: El encuentro del lago.

Lo toma del rostro, para poder mirarlo a los ojos sin obstáculos. Y le sonríe divertida.

Cedric entrecierra los ojos y frunce el seño, "¿Así que experimentado eh?, que plan tendrá esta chica", según las palabras de Arianne, dejaba entrever que había hecho esa pócima para un mago experimentado, ¿Pero quién?.

— Hombre experimentado, desprecia las pociones, mmm — piensa en vos alta el chico — Es alguien que conoces muy bien, ¿No? — no era algo posible saber tanta imformación sobre un mago, a no ser que sea alguno de los mejores del mundo, pero no creía que la muchacha aspire a tanto.

— Bueno, al menos parece que los efectos van desapareciendo muy de a poco, hay cosas que esta vez pude omitir — sonríe el ex-león mirándola de lado — Para la próxima vez aumenta la cantidad de agua, así durarán más los efectos — opina refiriéndose al agua del Río Nilo que aquella poción tan cara llevaba.

El chico observa como Arianne se le acercaba, lo toma del brazo y retoma su juego, hablándole al oído. Vaya que no era un tema de total relevancia, pero sí que podía quedar bastante humillado si volvía a hablar de más, y era lo más probable, ya que los efectos desaparecían, sí, pero a pequeños pasos.

Se queda viéndola a los ojos, las manos de la serpiente no le permitían salirse, sus propios ojos revoloteaban sobre la mirada de ella.

— ¿Qué quieres saber sobre ese encuentro? — pregunta algo nervioso en sus pensamientos, pero en el habla se lo notaba relajado, quizás era producto de la pócima.

—Conozco lo básico de él, nada del otro mundo —contesta ella, encogiéndose de hombros. Conoce lo que cualquier chica sabe de su padre, lo básico—. Él es un hombre reservado, para algo utilizo esta pócima que está perfecta de agua, pero tendré en cuenta tu idea.

Claro que le faltaba agua, si su padre se niega a comprarle ingredientes para pociones, alegando que ya es suficiente con lo que le ensañan en la clase. Arianne bufa, al recordar aquello, pero niega lentamente para sacar cualquier idea que no sea molestar al chico.

—Sabes perfectamente qué es lo que quiero saber de ese encuentro, Cedric —le dice acercándolo a ella, mientras lo abraza por el cuello y comienza a pasar sus labios por una mejilla de él y susurrar—. Sólo quiero saber qué es lo que piensas de esa situación, cariño.

— Que pienso...— repetía Cedric, pasando por alto ya el tema de la poción, la chica lo estaba acorralando.

No era algo que quería decir, en verdad pensaba mucho en esa noche, en que le pasaba a él, que era lo que sentía por esa arrogante serpiente, si era sólo una simple atracción o ya pasaba a otro plano.

— Pienso, suelo pensar bastante sobre esa noche — confieza por los efectos de la pócima, sosteniéndola de la cintura, para poder controlarla un poco —; pienso que fué algo divertido, pero también creo que hay algo más, tal vez sea atracción, no lo sé, siempre que recuerdo esa noche vuelvo a ponerme en duda, sin saber que me pasa —

La chica sonríe, mientras sigue con los suaves roces por el cuello del chico.

—Entiendo —dice moviendo una de sus manos al cabello del chico—, aunque hay algo que no me cuadra, ¿no es que había sido simple y olvidable, cariño?

Arianne se repetía que los efectos de la poción ya no eran los mismos, por lo que debía desconcentrar al chico y hacerlo hablar igual, pero la situación le era agradable, a la ves de morbosa.

Pasa ligeramente su lengua, devolviéndose hasta su rostro y mirarlo desde ahí.

—Sí, ¿cómo es que piensas que hay atracción sino todo fue tan normal y aburrido?

Eso era lo que venía dando vuelta hace días, su ego había sido dañado por el comentario del chico. Es ese el momento de saberlo y prefiere preguntar algo así, antes que termine hablando de lo que el chico había advertido que no hablaría. La chica es astuta, sabe cuando jugar y cuando no, y eso no estaba en la lista de esa ocasión. Más adelante, puede ser.

Cedric la miraba desde arriba, ya que era más alto que ella, sentía los roces que ella le provocaba. La lengua larga de la serpiente volvía a pasar por su rostro, mientras que las miradas nunca se separaban; sabía muy bien lo que ella quería y se lo pensaba dar, pero para cuando Cedric creyera que era suficiente, tenía todavía en manos su plan B y acabar con este jueguito.

— Ya, mentí — confesó el chico mientras con una mano se rascaba su nuca, lo decía tan natural, como si no le importase el hecho de estar confesando algo que podía llegar a ser muy embarazoso.

— No fué normal, en verdad me gustó — dice al levantar una ceja, como si estuviera recordando el momento.

La sonrisa de Arianne aumenta. Algo en ella volvía a estar tranquilo por lo que se aleja un poco de su compañero y le mira, divertida, arrogante.

—Bien —dice, mucho más tranquila aunque no piense comentarlo—, eso lo sabía pero escucharlo de tí... —Lo toma de su ropa y lo acerca a ella, colocándolo a su nivel—: es lo que quería, que lo aceptaras.

Roza sutilmente sus labios con los de él, mirándolo a los ojos. Un pequeño roce que duró sólo unos segundos. El elfo doméstico que le había ayudado tiraba de su túnica pidiendo su atención. Arianne bufa, molestándose y lo mira.

—¿Qué ocurre? —pregunta. Y al escuchar la tartamudeante voz de la criatura explicándole que ya habían limpiado el Gran Comedor, le da a entender que la cena a terminado y que por ende los efectos de la poción también—. Justo a tiempo, Cedric —le dice—, unos minutos más y te hubieses salvado de tal confesión.

La chica se aleja y le guiña un ojo.