Una leona perdida [Melinda Waterson]

Arianne aburrida de la Sala Común, había decidido ir a pasear un poco por las Mazmorras. Le encanta ese lugar, un verdadero laberinto para los que no están acostumbrados a ellas, pero la chica, una serpiente por naturaleza, no podía sentirse más que segura en ese lugar.

El silencio que llenaba el lugar, sólo se veía impedido por el sonido de sus pasos. Elegantes y arrogantes. Le encantaba que éstos sonasen, dan a entender que ella va en camino y que por ende, deben darle el espacio para que ella pase. Sin embargo, la tranquilidad de las mazmorras se vio interrumpido por otros pasos y la chica decidió estar alerta e inventar cualquier excusa si se debía a algún profesor.

Pero al voltear por la siguiente esquina, se encuentra con una chica con un escudo rojo en su pecho y no pudo evitar rodar los ojos y pensar que estaba destinada a que su humor se fuera por al demonio.

—¿Qué hace una leona por estos lados tan tenebrosos? —pregunta curiosa, vamos, que la chica es cruel cuando quiere, nadie lo niega, pero sabía perfectamente que los de esa especie tratan de evitar lo más posible las mazmorras.

Iba tranquilamente andando por el castillo en una de mis ''exploraciones''. Me encantaba andar por el castillo lentamente observando todo con exactitud, así más de una vez había descubierto pasadizos y salas secretas. Encontrarlos es fácil si se presta antención en los pequeños detalles, como las pequeñas manchas detrás de las estatuas o los marcos de los cuadros.
Ese día iba bastante concentrada y encontré un pasadizo detrás de una estatua, pasé por dentro y caminé con la punta de mi varita encendida por el oscuro y estrecho pasadizo, cuando ví una luz al fondo supe que ahí estaba la salida y me di prisa en salir, la estatua se cerró rápidamente a mi espalda, miré a mi alrededor, ¿dónde estaba? Esa parte del castillo no me sonaba nada, intenté volver por el pasadizo pero no conseguí que la estatua se apartara por lo que me quedé sola en el silencioso pasillo.

Empezé a andar sin rumbo, al rato me encontré un cuadro con un hombre leyendo, le pregunté dónde me encontraba y me dijo que en las mazmorras, después de quejarse por que le interrumpí en su lectura, también me dijo que tardaría un rato en salir de allí eso era como un laberinto. Yo que era una Gryffindor casi nunca iba a las mazmorras por lo que nos las conocía, así que decidí andar hasta encontrar una salida.

Al rato oí pasos cerca de mi, no sabía de dónde procedían así que me quedé quieta, muy quieta. Una chica rubia con el escudo de la casa de las serpientes, lo que me faltaba, encima de estar perdida encontrarme con una serpiente, ese no era un buen día. Me preguntó que qué hacía andando por un lugar tan tenebroso.

-Dando una tranquila vueltecita, ¿a ti que te parece serpiente?-Dije yo, la verdad es que pudo sonar algo borde, pero no estaba de muy buen humor perdida en territorio de serpientes.

Arianne sonríe divertida. "Y la leona sacó sus garras cuando apenas mostré los dientes. Y nosotros somos los volátiles" piensa alzando una ceja y cruzándose de brazos.

La chica da un par de pasos a la leona y la mira desdeñosamente, para luego responder con tono aburrido.

—Me parece que estás perdida —le dice para luego volver a pasar su vista por ella—, pero que obviamente no vas a aceptarlo para no recibir una burla de mi parte.

Observa el lugar, demasiado solo hasta para las mazmorras. Por lo que entiende el mal humor de la Gryffindor. Sola, triste y abandona a merced de cualquier serpiente. Que agradesca que Arianne fue la que la encontró y no uno de los chicos que encuentra divertido acosas a las damiselas en peligro como lo es la rubia que tiene al frente.

—Pero has tenido suerte, creo que puedo ayudarte a salir del laberinto.

El tono de voz susurrante y peligroso con el que habló, no debió de ser muy influyente en la chica, pero eso es lo divertido de estar en el propio territorio, manejar la situación como quiera.

Argg, me había descubierto, ¿tánto se notaba que estaba perdida? Aunque no pensaba reconocerlo delanre suya, necesitaba salir de allí.

Esta vez fui yo la que dió un paso hacia ella para demostrar que yo no iba a ser menos, todavía había bastante espacio entre nosotras.

-No estoy perdida, estoy andando tranquilamente por el castillo.-Dije intentando parecer segura de mi misma.-Y he llegado hasta aquí por casualidad, se perfectamente donde estoy no necesito tu ayuda, pero gracias de todos modos.

Ahora sí que estaba asustada, estando sola ahí con una serpiente en su territorio, ¿qué pasaría si aparecían más? Tenía que salir de allí cuanto antes, pero había dos problemas, el primero es que estaba perdida y el segundo es que con ella allí no podía ir a ningún lado ya que si me equivocaba de dirección sabría que estaba perdida y se reiría de mi a su gusto, y no iba a permitir que una serpiente se riera de mi.

—¿Y llegar a las mazmorras sabiendo que te encontrarás con los ofidios? —pregunta ella haciéndose la sorprendida—. O eres muy Gryffindor para tus cosas, leona, o simplemente no sabes inventar excusas-

Siempre jugar con los leones -que parecían que se estaban reproduciendo como conejos- es divertido. Al igual que los Slytherin tienen un gran orgullo, casi tanto como ese complejo de heroes que poseen todos ellos. Por lo mismo, la chica del escudo verde prefiere jugar con tan divertida especie.

—Bien, ya que eres tan autosuficiente como para llegar a este pérdido lugar de las mazmorras, creo que puedes salir sola.

Arianne se cruza de brazos y dice, molestándola, sabiendo que buscará cualquier excusa para salvarse y darle mas diversión a ella.

—¿Por dónde venías, querida?

Esa chica me estaba retando, y no quería perder ese reto, aunque tenía todas las papeletas para salir mal parada.

-Soy lo suficientemente Gryffindor para andar sola por el castillo y no perderme.-Dije cada vez más exaltada.-¿Y tu qué? Es estraño que venga una serpiente y no traiga más reptiles detrás de ella...-Dije retándola esta vez yo a ella.

No es que me apasionara hablar con Slytherins, pero tenía que reconocer que esa conversación estaba resultándome bastante entretenida, incluso por algunos momenteos llegué a olvidar que estaba perdida, pero cuando volví a recordarlo volví a desear que la chica se fuera para intentar seguirla y salir de allí, porque dudaba seriamente que consiguiera salir de aquel laberinto yo sola.

-Has acertado, si he conseguido llegar hasta aquí creo que conseguiré salir.-Dije muy nerviosa, ella sabía perfectamente que estaba perdida, pero no iba a reconocerlo bajo ningún conconcepto, y eso ella también lo tenía claro.

Ella se cruzó de brazos y yo cada vez me ponía más nerviosa, le tenía que responder por donde había venido, el pasillo solo tenía dos direcciones, por la que había aparecido ella que no se la podía decir obviamente, y por la que había ido yo, pero como había salido de un pasadizo no sabía si era el camino correcto, pero era el único que podía decir.

-Vine por ahí.-Dije señalando el camino que estaba a mi espalda.-Me encontré contigo cuando doblaste la esquina.

Arianne se aguanta una risa al ver que ella también la desafiaba. Mejor, cuando el león no saca sus garras, la serpiente no puede divertirse.

—Es que no soy como todas las serpientes —le responde, moviendo su mano despectivamente—, tengo el suficiente veneno como para andar con una mala compañía.

Porque sí, la chica no tiene problemas en mostrar el desprecio que siente por muchos de los habitantes de su casa, siempre deja claro que ella es superior al resto, sin importar si la sangre que corre por las venas de sus compañeros sea tan pura como la de ella. Eso sí, existen excepciones, pero al igual que la rubia, esas personas prefieren la soledad.

La escucha hablar y sonríe victoriosa. Coloca sus manos en sus caderas y la mira con una mueca borlana en su rostro.

—¿Sabes lo que creo, chica? —comienza a decir sisieante—. Creo que tuviste la mala suerte de meterte en el atajo de la estutua —dice ella apuntando hacia ese lugar—. Porque si así no fuera no hubieses apuntado a un pasillo sin salida.

Noté como la serpiente se aguantaba la risa y sin poder evitarlo puse una mueca de enfado.

-Quizá seas diferente a las demás serpientes, pero sigues siendo un reptil.-Dije mirándola ladeando la cabeza.-Pero ten cuidado, se te puede acabar el veneno y haber un león cerca con las garras afiladas.

Tenía toda la sensación de que esa chica se creía superior al resto, y por encima de todo superior a los Gryffindor y a mi. Yo no pensaba que los de casas diferentes a las mías fueran peores o mejores, todos eramos iguales pero cada uno destacaba en una cosa y estaba muy bien ya que las cosas estaban equilibradas, si una persona allí era buena en encantamienos, a lo mejor era malo en pociones, todo el mundo tiene un punto fuerte y un punto flojo.

Cuando acabé de hablar ví una sonrisa victoriosa en su cara y puso una postura imitando la mía y supe que había dicho el camino equivocado, ¿y ahora qué la iba a decir? Tenía que pensar rápido o había perdido la batalla.

Sonreí con suficiencia y cruzé mis brazos tal y como los tenía ella momentos antes.

-¿Y qué te hace pensar que no era mi intención ir por el pasadizo y seguir mi camino por dónde venías tu? Y si según tu ese pasillo no tiene salida... ¿Por qué te diriges haci allí?-Dije yo mucho más calmada y con una sonrisa notablemente ratante en mi cara. Había conseguido darle la vuelta a la sutuación y ahora era su versión la que no encajaba.

"Buena respuesta", piensa Arianne. A pesar de que ella es arrogante y se cree superior a todos, le agrada ver que la gente puede responder inteligentemente.

—Puedes estar tranquila, leona, mi veneno es lo suficiente para varios cachorros a la ves —le responde tranquilamente mirándose la uñas.

A Arianne le encanta mostrarse indiferente a todo, es algo que le ha servido por los anteriores cinco años en la escuela. Es sólo ahora, ese año, en que su lengua se ha terminado soltando. Lástima. Hubiese seguido siendo sólo la chica de rostro bonito.

La sonrisa de suficiencia de la chica, hizo que la propia aumentara. Y lo que dijo luego, logró que Arianne la mirara sorprendida. Había dado vuelta la situación. Bien, la chica era más que una leona que mostraba las garras, también sabe usarlas.

—Bueno, te seré sincera —le dice como si fuera a contar alguna infidencia, mirando para ambos lado y ver que si alguien de su casa se aparecía por esos lados—, allá —comienza a hablar—, está la sala de torturas.

La verdadera respuesta es, basicamente, la nueva necesidad de Arianne de descubrir los secretos del colegio, una posible perdida de tiempo. Y por lo mismo, algo le decía que ese camino sin salida, tendría que llevar a algún lado. Nada en Hogwarts es lo que parece.

Ella responía mirándose las uñas, ¿cómo estaría tan tranquila mientras yo estaba tan nerviosa... Puede que ella estuviera más acostumbrada a tratar con gente de la casa rival, cosa que yo era la primera vez que lo hacía, y me estaba resultando difícil, aunque exrañamente entretenido.

-Puede que tengas mucho veneno, pero no te servirá de mucho si un león te arranca la lengua con las garras.-Dije divertida, ese juego estaba empezando a gustarme.

Yo nunca me mentía con nadie, a no ser que me provocara, y como no lo solían hacer no tenía problemas, pero esa chica me estaba retando en toda regla, y a mi si hay algo que no me gusta es perder, y menos contra una serpiente.

Su sonrisa aumentó pero me miró con sopresa, seguro que no se esperaba que un león como yo aguantara tanto sin perder en su juego, la verdad, hasta yo estaba sorprendida conmigo misma. Ella dijo que por allí estaba la sala de torturas.

-¿Una sala de torturas? ¿Aquí, en Howarts? Sabes, no te acabo de creer, ¿para qué van a querer una sala de torturas en un colegio de niños?-Dije sin creérmelo todavía.

Antes había pasado por allí y no había ninguna puerta, las habría visto, siempre voy muy atenta a todo por si descubro salas secretas o pasadizos, y no había visto ninguna sala y menos de torturas.

—¿Y por qué no? —le dice Arianne mirándola seriamente—. Hogwarts fue creado hace bastantes siglos, en una época que era más bien algo... extremista. ¿Entiendes mi punto? —La chica comienza a acercarse levemente y su mirada se volvía más perversa—. Además, todos sabemos que Salazar Slytherin no era muy tolerante. ¿por qué no pudo haber creado algo como eso?

La idea era descabellada, sin embargo, le hacía gracia. ¿Una sala de torturas? Claro, una cosa es que digan que los Slytherin son un tanto sádicos, pero de ahí a utilizar ese tipo de lugares -si existieran- ya sería una locura.

La serpiente niega lentamente y le sonríe a la chica, sólo para agregar susurrante:

—Hogwarts es una sorpresa y contiene secretos que nunca podremos saber. Una cámara de torturas no es imposible. —Mira para todos lados nuevamente y no se sorprende al no ver a alguien aparecer.

-Yo creo que no pudo hacerlo, porque te recuerdo que no solo Salazar Slytherin quien fundó Howarts, y no creo que a los otros tres, que son más sensatos, les pareciera bien hacer esa sala.-Le respondí mirándola yo seria también.

Lo de la sala de torturas me producía mucha curiosidad, y casa cosa que ella decía despertaba en mí más interes, ¿existiría de verdad esa sala? No estaba muy segura, pues no me fiaba de aquella chica, pero estaba dispuesta a averiguarlo.

Dijo que no era imposible que hubiera una sala de torturas, ¿ella habría estado ya allí? Y miró a todos lados, parecía que esperaba a alguien, ¿sería otro Slytherin? Yo seguía perdida, aunque ahora mismo me apetecía descubrir la sala de torturas a encontrar la salida.

-Si tan segura estás de que esa sala existe, supongo que no tendrás problema ninguno en llevarme para enseñármela.-Dije yo retándola con la mirada mientras ella miraba a todos lados.-¿Esperas a alguna otra serpiente?

Arianne se ríe ligeramente y levanta las manos, como si estuviera rindiéndose. La situación era graciosa, aunque posiblemente sólo a ella le divertía. No era de genios darse cuenta que la Gryffindor está perdida pero ha sabido llevar la situación con cuidado.

—Bien, bien, no sé si esa sala existe —comenta como si nada hubiese ocurrido—, pero debería, hay bastante chiquillos que molestan. Tal vez así aprenden de una vez.

Si había algo que a ella le molestaba eran los niños. Sobre todo los de primero y segundo. No importa la sangre que tengan, simplemente los desprecia porque no saben comportarse tal como deberían.

—Y con respecto si espero a otras serpientes, la respuesta es no —comenta, volviendo a observar a todos lados. Y no mentía, Ariane no quería que hubieran problemas, no está para aguantarlos—. Lo más probable es que si alguien te ve quiera jugar contigo de... otra manera, sobre todo si son chicos. —La chica observa la reacción de su acompañante y sonríe—. Sólo te evito un problema.

La serpiente se reía, ¿donde veía lo gracioso en aquella situación? Yo estaba perdida pero había conseguido no reconocerlo delante de ella, y eso era un gran logro. Luego ella dijo que no sabía muy bien si esa sala existía, tenía razón, pero no tenía que existir, nadie se merece que le metan en una de esas salas.

-¿Cómo puedes decir eso?-Dije algo sorprendida.-Un niño pequeño por muchas trastadas que haga nunca se merecerá algo así, a demás, Dumbledore nunca lo permitiría.-Dije pensando que qué tendría esa chica ne la cabeza para decir esas cosas.

No entendía que le pasaba a ella con los niños, era reconfortante ver a los niños de primero la preimera vez que entran a Howarts, todos estásn simpre muy contentos y iban alegras de un lado al otro, ¿como alguien les podría desear algún mal?

-Sabes, a mi no me gusta jugar con serpientes, y menos si son chicos.-Dije orgullosa.-Y es un poco extraño que tu quieras evitar un problema a una Gryffindor, ¿no?-Dije mirandola curiosa.-¿No será que los Slytherins ya jugaron contigo de otra manera?

Arianne arquea una ceja, demostrando lo sorprendida que está. Había sido una buena respuesta la que la chica había dado, por lo que por unos segundos tuvo que pensar que decir.

—¿Es que acaso no puedo hacer buenas acciones? —pregunta, haciéndose la ofendida—. Ya, das por hecho que al ser Slytherin tengo que ser mala y cruel. —Algo que no niega pero a veces puede actuar correctamente, ¿no?

Se acerca un poco más y le sonríe de medio lado para luego susurrar.

—No, ellos no han jugado conmigo de otra manera. —La tranquilidad de su voz y el siguiente movimiento de hombros dan a entender completamente que no miente—. Puede decirse que yo soy la que juego con ellos, pero eso no tiene relevancia.

La sonrisa de su rostro se ensancha, sólo para agregar.

—Y bien, leona, ¿qué haras en estas frías mazmorras ahora? Digo, como no quieres mi ayuda.

Se hacía la ofendida, una sonrisa se formó en mi cara, estaba casi segura que ella era una Slytherin mala y cruel como ella lo había llamado, y también estaba casi segura de que ella no haría algo bueno y menos por una Gryffindor como yo.

-Creo que eres el tipo de persona que no ayudaría a una Gryffindor.-Dije casi totalmete segura.-Y no todos los Slytherins son malos y crueles, pero tu por el poco tiempo que he estado contigo me has demostrado que a veces los prejuicios de una Slytherin son verdad.-Dije pensando que ella era casi incapaz de hacer algo por otra chica que no fuera ella.

Se acercó a mi y dijo que era ella la que jugaba con ellos.

-Entonces no creo que a mi me hagan nada.-Dije yo también bastante tranquila, si a ella no la hacían nada, ¿por qué me lo iban a hacer a mi?

Luego sonrió y preguntó que qué iba a hacer sin su ayuda.

-Lo mismo que haría aunque no me hubiera encontrado contigo, seguir mi paseo y cuando me pase volver a la sala común.-Dije como si fuera obvio, la verdad desde el principio había pensado que en cuanto ella se fuera, seguirla para poder salir de allí, pero sin que ella se diera cuanta, por supuesto.

—Gracias —dice socarronamente al escucharle la primera parte. Sí, ella tenía muy en claro que todos los prejuicios que existen hacia la casa de las serpientes, la caracterizan perfectamente. Como también le daba la razón en el punto de que no todos los Slytherin's son iguales, hecho que se lo dio a entender a su acompañante—. Y tienes razón, no todos somos iguales, creo que faltan más ofidios venenosos, no sirve que se arrastren como uno, sino también que muerdan.

Lo que había comentado es lo que verdaderamente piensa Arianne. Los Slytherin están muy buenos para su opinión pero ¿qué hacer contra eso? Nada, porque el hechizarlos a todos para hacerles entender no es una opción... por ahora.

—Y con respecto a lo que te harían esas víboras. —Sonríe de medio lado, para continuar—: Eres una Gryffindor y por más que trates de negarlo, estás perdida. Y si no aceptas la desconfiable ayuda de una serpiente, los otros esperarán ansiosos de llevarte a la Sala Común.

La chica se encoje de hombros y se afirma en la pared.

—Bueno, no tengo mucho más que hacer, asi que creo que me divertiré viendo como tratas de salir de éste laberinto.

Esa chica era una verdadera serpiente, es cierto que en Slytherin había chicos inofensivos, en mi opinión eran los mejores de esa casa, pero según ella todos debían ser como ella, serpientes que muerdan.

-En mi opinión, las mejores serpientes son las que son inofensivas, aunque las que muerden no están mal para pasar el rato.-Dije refiriéndome claramente a ella.

Deberían hacer algo para que todos los Slytherins fueran más amables, así todas las casas serían agradables y la gente no tendría miedo de encontrarse ninguna serpiente venenosa detrás de una esquina.

-Creo que puedo arreglármelas sola, si los otros Slytherins son como tu, no tendré problema ninguno.-Dije divertida, puede que m ehubiera pasado algo, pero no iba a fiarme de ella, ¿y si me llevaba hacia más serpientes? Ahí si que estaría perdida...

La miré una vez más y me puse a andar hacia donde ella había aparecido. Al poco tiempo de andar había tres caminos posible, ahora estaba más perdida que antes. Me quedé parada mirando los tres caminos, tal vez debería haber aceptado la ayuda de la serpiente...

—¿Y qué tienen de divertidas esas serpientes? —pregunta ella, bostezando, mostrando su opinión de lo que habia dicho la leona—. Si todos somos buenazos como ustedes como que la vida pierde gracia. Sin contar que una víbora sin veneno es como un león sin garras. No sirven de mucho.

La ve caminar, pasando por su lado, yendo por donde ella había llegado y se ríe. Si tan sólo la leona no fuera tan orgullosa talvez hubiese salido hace bastante rato del lugar.

Arianne tenía dos opciones, ir a ver el pasillo sin salida o seguir a la leona para ver que hace con el siguiente laberinto. La respuesta está clara, caminando tranquilamente, sabiendo que la chica no llegaría mucho más lejos, se devuelve por donde había llegado.

Su sonrisa se hizo más grande al verla detenida entre los tres pasillos y con una voz maliciosa le dice:

—Uno de esos te llevará a la salida de las mazmorras, el otro a la Sala Común y el tercero te perderá aún más. Piensa bien, leona.

-Los leones no siempre unan sus garras, pero a las serpientes con veneno les encanta usarlo.-Dije explicandoselo muy despacio, para que lo entendiera bien.

Luego se rió al pasar por su lado, pero seguí sin volverme atrás.

Cuando estaba a punto de dar la vuelta para pedir ayuda a la chica Slytherin, oí su maliciosa vos detrás de mi, me dijo las tres opciones de los pasillos, y que pensara bien.

Me había seguido hasta allí, lo más seguro es que fuera para divertirse un rato, así que no podía preguntarla donde ir o quedaría fatal.

Con todo el valor que pude cerré los ojos y di un paso a uno de los pasillos, no sabía si era el correcto, pero me puse a caminar haci allí, si era algo, era cabezota más que otra cosa, y no me iba a rendir y reconocer que estaba perdida, ¿tan perdida no podía estar no?

"Suertuda" piensa Arianne al ver que toma el camino hacia la sala común, si hubiese tommado el que la pierde aún más por el lugar, la chica habría disfrutado de lo lindo al seguirla por el lugar.

Deja que avance unos metros para ella tomar el camino que la sacaría de ahí, mira por última vez a la leona, para luego carcajearse divertida.

—Que te vaya bien en la sala de las serpientes —exclama, maliciósamente—, siempre es bueno que vaya carne fresca a visitarnos. Yo por mi parte, prefiero algo de la comida de los elfos. Tal vez nos veamos en el Gran Comedor.

Y sigue caminando sin darse vuelta para ver la reacción de la chica.

Avanzé unos pasos por el pasillo que había elegido, pero al ver que la chica reía me paré y me giré para mirarla.

Luego dijo que iba hacia la sala de las serpientes, y que sería como carne fresca, ¿que hacía ahora? Si me daba la vuelta sabría que me he equivocado, pero podría elegir otro camino, y en cambio, si seguía por ese pasillo, llegaría a la sala Slytherin, pero si tenía suerte y no había gente saldría ilesa.

Me quedé unos segundos frente a ella pensando que hacer hasta que me decidí.-Sabes, creo que no estaría mal ir de caza de serpientes a su nido, pero ahora que lo pienso mejor, creo que será mejor que lo deje para otro día.-Dije empezando a caminar por donde había venido.

Luego llegué al cruze me paré de nuevo, y hize lo mismo que antes, cerrar los ojos y dar un paso, luego volví a caminar un poco, deseando que ese sí fuera el camino bueno.

Arianne escucha los pasos de la chica, voltea la cabeza para mirarle por sobre el hombro y se encuentra con la leona dando un paso hacia su dirección... con los ojos cerrados. Niega divertida al pensar que la leona tiene suerte.

—Vaya que eres suertuda —comenta la chica, iba a agregar algo con respecto a la caza de serpientes pero desistió, sabe muy bien que el orgullo de un Gryffindor es comparable al de los de su casa, que por diversas razones se creen superiores.

La del escudo verde se detiene y espera que la leona la alcance.

—Veamos si la sigues manteniendo. —Si la chica observara un poco más a su alrededor, se fijaría que no es tan complicado el camino de regreso. Le comentaría tal hecho, pero como la leona, a la cual no conoce por nombre, no requiere de su ayuda, dejará que sola se de cuenta.

—Por cierto —dice de la nada—, cuando juego con la comida, me gusta saber como se llaman, por lo que creo que es hora de presentarme, soy Arianne Sinclair, querida, el placer es tuyo.

La serpiente dijo su nombre, se llamaba Arianne Sinclair, me trataba como comida, pues seguro que una de las únicas comidas que se ha atrevido a hacerle frente.

-Bonito nombre para una serpiente, supongo.-Dije asintiendo con la cabeza, como si fuera lo más normal del mundo.-Yo soy Melinda Waterson, encantada de conocer otra serpiente más.

Contesté bastante alto, debido a que ella estaba todavía en el pasillo que llevaba a la sala común. Yo en cambio estaba en la entrada al pasillo que había elegido, que todavía no sabía si era el correcto, por lo que luego comenzé a andar lentamente esperando que la Slytherin apareciera y me dijera si ese era el camino correcto, porque yo no iba a ir a preguntárselo.

Lleguó rápidamente al camino que había tomado la leona, caminando tranquilamente detrás de ella. Sí, era el camino correcto, por lo que sólo tendría que observar el lugar para saber como salir de las mazmorras. El punto es ¿Waterson se fijará en los detalles?

—Y no soy cualquier serpiente —comenta Arianne, cuando ya estaban relativamente cerca y así evitarse el tener que levantar la voz—, es un verdadero placer para los leones el que yo me fije en ustedes.

La faceta arrogante de la chica es una de la más conocidas, sabe como el orgullo de los Gryffindor saldrá a flote cada vez que ella haga un comentario de ese estilo.

—¿Sabes? Es una lástima que no te hayas equivocado de camino, tal vez así verte perdida por horas en este lugar pueda divertirme como me merezco.

"Todo muy tranquilo por ese lugar", piensa inmediatamente. Es que las mazmorras no son lugares que las otras casas visiten mucho, la idea de tener que toparse con los ofidios no es grata para ninguno, ni siquiera para ellos mismos.