In the beach [Arianne]

¿Por qué salir hacia las playas? Porque Arianne no sabe cuando hacer caso a esa voz que le repite una y otra vez que lo que está a punto de hacer no es buena idea. Es que cuando ella quiere algo, nada ni nadie la hará cambiar de opinión, mucho menos esa vocesilla. Comienza a caminar, sumida en sus pensamientos, relajándose con el continuo sonido de las olas, respirando ese aire marino que llea sus pulmones y la hacen sentir viva.

Será mortífaga y está tratando de asimilarlo, por lo menos hacerse la idea de que perderá su libertad si ella quiere de verdad encontrar a su madre. Sin embargo, sabe que hay algo raro con ello, tanto misterio la está haciendo dudar.

Y llega a las rocas. Arianne sonríe de medio lado al ver que no muy lejos de allí una silueta se formaba. Una persona, por lo que niega al darse cuenta que nunca tendrá un poco de tranquilidad, porque ella siempre buscará excusas para tratar de olvidarse de sus problemas. Decide acercarse, sin volver a hacer caso de esa voz que le repetia una y otra vez que no era una buena idea. Pero es Arianne y dejaría de ser ella si lo desconocido la retiene.

—Buenas —dice, tranquilamente, estando a unos pocos metros del chico. Sí, bueno, talvez no haya sido tan buena idea.

Bien, el lugar era hermoso, tranquilo y silencioso, por lo menos hasta que las olas rompen con las rocas. Se sentía a gusto allí y sería mejor aún sin la intimidante presencia de aquél muchacho. Porque el sentido de alerta de la chica estaba completamente encendido.

—No soy una chica que hace lo que se espera de ella —dice, observando al otro.

Se notaba de lejos que pensaba, algo que ella también debería hacer, pero que de todas formas no le apetecía. Posa su mirada en el mar y se pierde ahí. Recordando tantas cosas, pensando en cómo salvarse de tal destino, pero no había solución, el que dijera que éste no está escrito no ha conocido su situación.

—¿Y tú, por qué tan solo?

Los cambios del rostro del chico eran rápidos. Miles de emociones pasaban por él en segundos y Arianne sintió curiosidad. Pues sí, de la nada hace comentarios de lo que ella es capaz de hacer y al siguiente habla de la soledad como su fiel compañía. Y ella sonríe.

—Pues eso depende de la persona con quién esté —le dice a los primero que escuchó—, no puedo actuar igual con todos y sí, soy Slytherin, qué listo eres —agrega, finalmente, irónica.

Comienza a caminar lentamente por el lugar, mirando todo y sin dejar nada sin que pase por su astuta mirada. Es lo mejor, nunca sabe qué puede ocurrir, sobre todo cuando no confias en quién te acompaña.

—Por supuesto, y es por eso que uno mismo se termina alejando de todos y llegando a este tipo de lugares. Arreglar el mundo, alejarse de personas que nunca podrán entenderte, sí, creo que puedo ver por donde va tu idea.

—Lo siento, no me expliqué bien —comenta ella mirándolo—, no arreglar el mundo completo, sino tu mundo.

Y es lo que siempre hacía la chica. Tratar de arreglar su mundo; el otro, el real, no le interesaba. ¿Luchar por algo en donde no sacarás algo a cambio? No, gracias. La visión de la muchacha es sencilla, primero ella, segundo ella, tercero, talvez su padre. Pero siempre está esa duda, ese posibilidad de dejar a su progenitor de lado, sobre todo cuando desde hace un tiempo a ésta parte está actuando tan raro.

La voz de él la saca de sus pensamientos y ella sólo lo mira arqueando sus cejas.

—Soy Arianne Sinclair —dice tranquilamente—, un placer, Sauron.

"¿O sea que no lo haces tú?" repite mentalmente la irónica y retórica pregunta del chico. Arianne arquea una ceja, para observarlo atenta; habla como s fuera mayor de lo que aparenta, demasiado maduro para alguien que a simple vista no sobrepasa los veinte. Su forma melancólica de expresarse y el como se pierde mirando el mar, fue lo que la llevó a pensar eso.

"¿Será simplemente un mago?" se pregunta, curiosa. "No, no debe serlo, sino no me sentiría tan intranquila", es su respuesta inmediata, que se basó todavía en esa "alarma" de su interior, que le está advirtiendo que no se acerque a él.

Pero ella no hace caso y da un par de pasos hacia Sauron, ladeando la cabeza un poco y sinriéndo, para escrutarlo tranquilamente.

―Sabias palabras para alguien tan joven, Sauron. ―Busca la mirada del chico y sigue observándolo―. Y, si te soy sincera, no puedo creer que tu mundo sea tan tranquilo. No tienes la imagen de ser alguien que se deja estar.

―Asi que condiciones infra humanas ―repite Arianne curiosa, acercándose al chico para poder observarlo tranquilamente. Sabe que puede reconocerlo, pero si Sauron se lo dice, le evita pensar en vano―. ¿Qué eres, chico? ―pregunta directamente, al fin y al cabo nada de malo debe ser. Aunque si la chica lo piensa bien, la palabra maldad tiene una definición distinta en ella.

Había una palabra que daba vueltas en la cabeza de Arianne, pero no tenía argumentos para sostener tal afirmación. Y si de verdad es un vampiro eso explicaría como su instinto de supervivencia se alarmaba. Nada del otro mundo, Hogwarts está lleno de ellos, siempre le ocurre algo así.

―Entiendo ―comienza a decir con total tranquilidad―, y me imagino que para tí debe ser bastante dificil encontrar a alguien a tu nivel. ―La chica lo mira a los ojos y no es necesario ser una genio para darse fijarse de cuanta experiencia estos muestran―. No cualquiera serviría, tiene que ser alguien con la experiencia que tu posees, alguien que te entienda.

Arianne no tenía idea del porque dice todo eso, pero si lo hacía era porque de una o otra forma conseguiría algo. Esa es su ley.

Arianne arquea una de sus cejas al escuchar la respuesta a su pregunta. No le agrada cuando empiezan con comentarios así, para ella es sencillo si no eres normal -teniendo en claro que la definición de esa palabra es algo ambigua- no deben haber incovenientes para decirlo. ¿Por qué? ¿Acaso hay que avergonzarse de ser distinto? ¿De ser más único? Para nada. La chica sólo se limita a suspirar y dar por hecho de que el chico es un vampiro, aunque aún le falte la palabra de él para confirmarlo.

Los movimientos de Sauron cuando habla de que nadie puede hacerle frente, le recordaron a su padre. Sí, siempre tan seguro de si mismo, con ese deje de superioridad con el que pisotea a todos. Arianne se limito a sonreír, algo divertida por aquello, por esa simple razón, por esos simples gestos a la chica le agradó algo más su acompañante. Por lo menos puede mantener una conversación con él sin llegar necesariamente a discutir.

―Veo que estás muy seguro de tus habilidades ―dice ella, cruzándose de brazos y siguiendo la mirada de Sauron. Ve como la marea ya estaba subiendo y sin pensar mucho en el frío viento que corría en ese momento se acerca un poco a las orillas de las rocas y se agacha para poder mirar con comodidad―. Eso es bueno. ―Mira por sobre su hombro, buscando la figura del chico―. Te incita a tener que seguir superándote, insistir en crecer y no permitir que otro te alcance. Buscar ser el mejor, sólo depender de uno mismo.

Se levanta nuevamente y toma una pequeña piedra, para lanzarla con delicadeza hacia el mar. se da media vuelta y le sonríe de lado al chico.

―Vivir más de medio siglo te debe obligar buscar nuevas aventuras, después de tanto tiempo, la vida se debe de hacer rutinaria. ―Pasa una de sus manos por su cuello y moverlo en círculos, mientras cierra los ojos―. Y la rutina es lo peor en lo que uno puede caer.