Un paseo con sorpresa (arianne)

Era una mañana fría, la bruma empezaba a disiparse y el cielo a abrirse, seguramente saldría el sol, aunque Gregory siempre prefería los días nublados y fríos....

Caminaba cerca del borde del desfiladero escuchando las olas romper y disfrutando del viento en la cara que le recordaba sus largos días de soledad en alta mar, cuanto los echaba de menos....

El paseo estaba siendo tranquilo hasta que contemplo algo extraño, una figura de una persona asomada al desfiladero, quizás tuviese suerte y podría disfrutar de un suicida pensó....

Camino con parsimonia hasta la figura hasta que pudo discernir que se trataba de una chica joven... “Perdona, ¿si vas a saltar puedo mirar?” pregunto con una voz interesada... “Me gustan los bellos finales y creo que la muerte lo es....”

Arianne había decidido ir al acantilado. Como siempre necesitaba pensar y como ya conocía algo ese lugar, pensó ilusamente que podría estar tranquila. Pero como siempre su destino quería otra cosa.

Mientras estaba viendo nuevamente el desfiladero, a un hombre se le ocurrió aparacer. Un tipo alto, algo mayor para ella, que le dio un susto de muerte. Sí, irónico.

Lo ve acercarse y hablar. A lo que ella lo mira arqueando una ceja y con su tono arrogante, tan caracteristico de su crianza, decide hablar.

—No creo que tenga esa suerte, señor —dice ella con la elegancia y el protocolo aprendido en sus dieciséis años de vida—. Si quisiera tirarme por aquél acantilado, creo que primero caería usted.

Puse carita de pena... “Con la ilusión que me hacia ver como una vida joven, pura, inocente... bla bla bla... se pierde en un acantilado es tan.... romántico...”

Sonreí otra vez y mire a la chica... “¿Has visto alguna vez la mirada de una persona mientras la vida se le escapa? Es tan sensual....” solté una sonrisa.... “espero que mi muerte sea tan romántica....”

Me fije en las ropas de la chica y vi como una varita asomaba del bolsillo interior de su abrigo... “Fíjate que cosa mas interesante me brinda el destino, una maguita.... ¿te perdiste?” dije con voz socarrona....

Arianne lo mira arqueando una ceja.

—Creo que tenemos distintas definiciones de romántico, señor —dice ella con una mueca desdeñosa—. Y no, no he tenido el placer de ver como la vida se escapa de alguien.

Y era verdad, en un momento hubiese querido verlo, ahora, como todo en realidad, le era indiferente. Sabe que tendrá que ver muchas muertes y con eso ha perdido ese morbo necesario.

Lo escucha hablar y rueda los ojos. ¿Acaso tiene la imagen de una damisela en peligro?

—¿Perdida? No, señor, me gusta caminar por los lugares cercanos al colegio, es relajante, es... romántico —termina ella, mofándose de su acompañante.

Sonreí... “Creo que tienes razón, el perdido soy yo que no me había percatado de que el suicidio al charlar contigo era mío...”

Mire a aquella chica con mirada seria...“Por tu forma de hablar eres sangre pura... ¿me equivoco?”

Parecía que después de todo el encuentro con aquella chica iba a tomar un tinte más interesante que la simple charla sobre sandeces....

Lo observa hablar seriamente y a pesar de todo no le sorprende esa pregunta, aunque sí lo directa que fue.

—Sí, señor —le dice ella, sonriendo logeramente—, es que acaso parezco una simple sangre sucia.

El sonido de su voz, sarcástico hasta el cansancio, era como si la estuviera insultando, pero no podía evitarlo. Hablar con un desconocido, hechicero y obviamente peligroso, nunca es buena idea. Sin embargo, Arianne no conoce los límites, por mucho que esté al borde un acantilado.

—¿Y usted? —comienza a preguntar, divirtiéndose por el formal y educado tono que utiliza—. ¿Es acaso como yo?

La voz de aquella chica cada vez me resultaba más interesante... “Un sangre sucia no usaría ese tono, son tan vulgares que nunca se arriesgarían a responder con un mínimo de desprecio...”

“Tu pregunta me agrada, solo una verdadera sangre limpia seria capaz de dudar de la palabra de un mago y contestarle así...”

“Supongo que por como usas tu lengua serás una bella serpiente....delicada pero voraz y peligrosa...” Sonreí a aquella chica que parecía a cada segundo más interesante...

Arianne devuelve la sonrisa con arrogancia. El tipo que había aparecido le era -extrañamente- de su agrado, tal vez sea porque la está adulando o porque piensa como ella. Como sea.

—Está en lo correcto, soy una bella serpiente peligrosa y venenosa —dice ella, dándole la razón al desconocido—, y por lo que veo, usted es un experimentado ofidio ¿o me equivoco?

La voz de la chica era sedosa, extremadamente dulce para su verdadera esencia. Eso de jugar con us facetas siempre le ha divertido, la mantiene con el control de la situación.

Observa atentamente al hombre, tratando de recordar si lo había visto con anterioridad, pero no era así, por lo que con una pequeña y burlesca reverencia, se presenta.

—Mi nombre es Arianne, Arianne Sinclair —agrega su apellido inmediatamente—, sin contar que el gusto es suyo, me gustaría saber con quién hablo.