Sorpresa, sorpresa [Ariel Eriksen]

Kathrin sentía que habían pasado siglos desde la última vez que fue a las Tres Escobas. En realidad, sólo habían sido un par de semanas, pero ya se sabe que cuando una no tiene tiempo libre el tiempo parecía ralentizarse. De hecho, en esos momentos debería estar terminando un trabajo, pero la habían citado en aquel lugar para "algo importante". Ese tipo de cosas resultaban tan preocupantes como cuando alguien en una relación decía el fatídico "Tenemos que hablar". Así que allí estaba. Un poco tarde, sí, pero eso no había sido culpa suya.

Escaneó el lugar con la mirada, intentando encontrar la melena castaña de su amiga entre aquel gentío. Le costó dar con ella, ya que parecía haber escogido la mesa más escondida de todo el establecimiento. Le resultó extraño, pues no era su mesa habitual. Pero bueno, tampoco es que importara demasiado dónde fueran a sentarse.

Se acercó mientras se quitaba el abrigo y se disculpó tan pronto como llegó a la mesa.

- Siento la tardanza, ¿llevas mucho esperando? -preguntó mientras se sentaba.

No pudo evitar sonreír ella también. La dulzura de aquella chica era contagiosa.
La camarera apareció justo después así que Kathrin aprovechó para pedir un jugo de calabaza. Estaba sedienta después de haber corrido para no llegar demasiado tarde. Cuando la camarera se fue, por fin se fijó en los papeles que su amiga había estado revisando. ¿Sería aquella la razón por la que la había llamado? No sabía si eso era el "algo", pero parecía serio.

- ¿Y todo ese papeleo? Me temo que vas a tener que ponerme al día de lo que ha pasado ultimamente -dije cruzando los brazos sobre la mesa.

Escuchó atentamente a Ariel, desde luego parecía que se había perdido mucho mientras había estado ocupada estudiando demasiado.

- Vaya, lo siento -dijo al escuchar lo de su bisabuela.

Pero Ariel siguió hablando, parecía que había cogido carrerilla y quería soltarlo todo de una vez.

"Problemas con chicos, uh" pensó al oirlo, levantando una ceja. No era algo fuera de lo común, después de todo. Ariel era buena chica y era normal que tuviera pretendientes. Pero desde luego no esperaba lo que dijo después.

- ¿Qué tú qué? -preguntó con más sorpresa de la que pretendía.

Luego se dio cuenta de lo que acababa de hacer y recuperó la compostura. Tampoco era para tanto, se dijo, aquello era lo normal. Es sólo que conociendo cómo era Ariel, había supuesto que pasaría todavía algún tiempo antes de que se decidiera a dar ese paso con alguien. Aún así, viendo el nerviosismo de su amiga, no podía estar precisamente contenta. Intentó concentrarse en la conversación de nuevo.

- ¿Con quién? ¿Cuándo? ¿Y por qué dices que no vas a llegar a ninguna parte? Si has tenido relaciones con ese chico es porque lo quieres, ¿no? - por un momento una idea que no le gustaba nada cruzó su mente-. No te habrá obligado o algo así, ¿verdad?

Suspiró aliviada. Por un momento pensó que la había forzado o algo así. Pero no tuvo tiempo para quedarse tranquila, porque entonces Ariel tomó aire y dijo lo que realmente la había hecho citarla allí.

- ¿Embarazada...? -repitió como sin comprender.

Parpadeó. Una, dos veces. Y entonces la información llegó a su cerebro.

- ¿EEEEEEEEEEEEH? -dijo al mismo tiempo que se levantaba de forma brusca. Estuvo a punto de tirar la silla. Dio gracias a Merlín que no había estado bebiendo el jugo de calabaza, porque seguramente se habría atragantado con él.

La pequeña, dulce e inocente Ariel... ¿embarazada? ¡Pero si era una cría! Vale, tenían la misma edad, pero aún así sólo tenía 16 años. No quería ni pensar en la cantidad de problemas que podría traer un embarazo. Oh díos, fuera quien fuese el chico de marras, iba a matarlo. Lenta y dolorosamente. Notando por fin que estaba llamando demasiado la atención y que seguramente era lo último que su amiga deseaba en esos momentos, volvió a sentarse.

- ¿Se puede saber en qué demonios estábais pensando? ¡Hay que tomar precauciones para evitar precisamente cosas como éstas! -dijo entre enfadada y preocupada - Agh. Supongo que ya es tarde para eso...

De todas las cosas que le podía haber dicho, probablemente ésta era la única que no habría imaginado jamás. Kathrin se consideraba una persona calmada, pero desde luego creía que un embarazo sorpresa era una razón más que válida para perder los nervios. Aunque fuera un poco. Se quedó mirándo a Ariel. Parecía incluso más pequeña, más frágil que de costumbre. Seguramente no era un sermón lo que necesitaba en ese momento... Suspiró.

- Está bien... cuéntame. ¿Quién es el... padre? ¿Lo sabe? ¿Y qué pensáis hacer al respecto?

"Roikan..." pensó un momento. A ese chico lo conocía. Era un gryffindor con el que se llevaba bien, aunque a veces le dieran ganas de estrellarlo contra la pared más cercana. No iba a librarse de tener una "charla" con ella, la próxima que lo viera. Y eso sería pronto. Muy pronto.

Se sorprendió al enterarse de que Ariel quería conservar al bebé. No estaba precisamente de acuerdo con ello, pero tampoco se veía capaz de alentarla a hacer lo contrario. Era su decisión al fin y al cabo,y sus padres la apoyaban. Se alegró al oír eso, sabía que había padres que directamente echaban a sus hijos de casa cuando algo así ocurría. Se preguntó cómo habrían reaccionado sus padres si le hubiera ocurrido a ella...

Suspiró una vez más. Aún no terminaba de asimilar todo aquello, pero supuso que era mucho peor para Ariel, la cual ahora miraba por la ventana con expresión triste. Alargó las manos y tomó las de Ariel entre las suyas, intentando mostrarle su apoyo. Estaba enfadada, sí, pero no exactamente con ella. Y de todas formas más preocupada que otra cosa, le dolía verla así.

- No te preocupes mucho por tus padres. Es duro, pero al menos están de tu lado. Y yo también. Quizá no pueda hacer gran cosa, pero te prometo que haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte. Y sé que no soy la única. Así que ánimo - sonrió-. Y en cuanto a Roikan... deberías hablar con él. Tiene la misma responsabilidad que tú en este asunto. Sobre todo si vas a conservar al bebé -dijo con firmeza. No sabía que pensaba él al respecto, pero desde luego iba a permitir que ese chico se desentendiera del asunto. Ni que su amiga se quedara callada.

OFF:

Vio la mueca de disgusto de su amiga nada más nombrar a Roikan. De hecho, ella misma estaba intentando no hacer una mueca al hablar de ese chico. Aunque sabía que tanto Ariel como él habían tenido igual culpa en lo que había ocurrido, inconscientemente lo culpaba más a él que ella.

- ¿Qué? No, no, ni hablar. Si intenta desentenderse lo mataré- contestó ante la negatividad de la otra Hufflepuff-. Además, ¿no ves lo que estás haciendo? Estás dejándolo fuera de todo el asunto incluso antes de decírselo. Sea como sea, habla con él. Hoy.

Podía sentir que Ariel aún dudaba. ¿Tendría miedo? Era probable, pero tarde o temprano igual él iba a enterarse. Y si no hacía nada lo único que iba a conseguir era alargar el miedo, y las dudas.

- Si no hablas tú con él, me temo que seré yo quién lo haga.

Y ahí iba una vez más, seguramente metiéndo su nariz donde nadie la llamaba. Pero sentía que era lo correcto. Además de que no dormiría tranquila hasta no decirle un par de cosas a ese Gryffindor...

"Yo también estoy hecha un lío" quiso decir. Pero eso no iba a ayudar en nada.

- Supongo que no sabrás que pasará hasta que no se lo digas. Si te quedas pensando en todo lo que podría ir mal... entonces no se lo dirás nunca. Si de verdad te quiere, se quedará. Si no... entonces es que no valía la pena. -dijo mirando directamente a los ojos de su amiga-. Sigo creyendo que lo mejor es decírselo cuanto antes. Creo que seguirá bloqueada mientras sigas sin hablar con él.

Sabía que todo lo que decía era mucho más fácil de decir que de hacer, pero... ¿qué otra cosa podía hacer? Nunca se había enfrentado antes a una situación como aquella. ¿De qué manera podría ella ayudar? Era complicado.

- Creo que es algo que deberías hacer tú, pero puedo ir contigo si necesitas a alguien ahí -se ofreció.