Compando una lechuza

Su nuevo puesto en el hospital la obligaba a tener una lechuza para poder comunicarse. Por eso, en medio del atardecer, cuando la noche empezaba a caer y ya el sol no podia dañarla se dirigio hacia el "Emporio de las Lechuzas".
Una vez adentro se dirigio hasta el mostrador con su tipico andar firme y silencioso.
- Buenas Noches -
Saludo con amabilidad, sin perder su frialdad y distancia. Estaba de buen humor puesto que la noche anterior se habia alimentado.

Estuvo esperando un rato, examinando las lechuzas, pero nadie la atendia. Sabia que no estaba sola, podia escuchar la respiracion acompasada de alguien al otro lado del mostrador.
Cuando cayo en la cuenta se odio a si misma por haber sido tan tonta, la persona detras del mostrador estaba durmiendo. Se inclino por ensima del mismo y pudo ver a la joven que la habia atendido en "Ollivander's" apoyada sobre la mesa, profundamente dormida. Seria demasiado facil para Serenity llegar hasta la chica, sin ser escuchada, para dominarla y tampoco negaba que fuera tentador. Pero descarto esa idea inmediatamente, no tenia nada de diversion.
Paso hacia el otro lado y quedandose a una distancia prudente la samarrio suavemente.
- Despierta -

Los pocos segundos que la estuvo apuntando pudo verlo en sus ojos, la chica habia descubierto quien era y, sin embargo, bajaba su varita. Una sonrisa socarrona se dibujo en sus labios mientras una suave risa burlona se dejaba escuchar tras ellos.
- No deberias bajar la varita de esa forma. Las apariencias engañan -
Le advirtio divertida. No iba a admitirlo, confirmandole sus sospechas, no era necesario.
- Vine a comprar una lechuza. De echo, mientras dormias, tuve el tiempo de apresiarlas y esa es la que quiero -
Señalo a la lechuza numero cuatro

- Siento decepcionarte pequeña, me gustan los retos -
Se la quedo mirando fijamente, sosteniendo el desafio que sus palabras habian lanzado. Deseaba que se esforzara por intimidarla, para convertir esto en un juego mas entretenido.
No habia nada que esta niña pudiera hacer contra ella. Era mucho mas poderosa, tanto fisica como magicamente hablando. Pero el intelecto que mostraba le intrigaba, y eso le gustaba.
- ¿No deberias permitir que vuele hacia mi, su dueña? -
Saco el dinero de dentro de su capa y se lo entrego.
- ¿O es que piensas que no soy lo suficientemente buena para cuidar del ave? Porque de ser asi, estariamos en un gran problema -

Me acerque velosmente hacia ella, tanto que, en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba a escasos centimetros. Acerque mi cara a su cuello y aspire con fuerza mientras subia hasta su odio, sin siquiera rozarla, para poder susurrarle.
- El enojo huele demasiado bien -
Sin moverme de donde estaba, estire la mano y le saque la jaula.
- Espero no te enojes cuando yo tenga hambre -
Con ese ultimo comentario me aperte y abandone el local.